Pasión e introspección. España es un cucurucho y Teruel, el primer Stalingrado, dice Raúl del Pozo. Hay procesiones del Silencio y auténticas tamborradas. Fe y apariencia. Figurantes romanos, legionarios al cabo, y adúlteros transidos de arrepentimiento. La solemnidad desfallece ante las melodías sacrílegas del tono, el politono y el ring-ring de los móviles. Los picaos de San Vicente de la Sonsierra llevan un paramédico a la espalda que les pincha las ampollas de los latizagos con los que los mozos del pueblo penan sus excesos en Haro, en Vitoria o en Bilbao. Antes de salir, los chicos escuchan a Estopa o a AC/DC para darse ánimos, como si fueran futbolistas camino del circo. Corre el saltaparapetos y huele a incienso y grifa.
Hoy escribe Gregorio Morán y lo hace sobre la Semana Santa en la clave desesperanzada de quien cronifica el mundo según los restos del naufragio que arriban a la arena. Sostiene Morán: "Cuando llega el sábado de la Semana Santa no alcanzamos a saber si estamos en el día que acabó la pasión o la jornada en la que empieza la gloria. No hay radiografía más perfecta de la sociedad española del presente que la Semana Santa. Los medios de comunicación cometemos un error, el enésimo, al no cerrar nuestras Semanas Santas con números extraordinarios sobre lo ocurrido durante siete días".
Continúa: "¿Somos laicos o religiosos? Aviesa pregunta que exige una respuesta a su altura. Ni lo uno ni lo otro. Un poco de todo. Cuestión que exige grandes dosis de humor. La Semana Santa española, desde Cádiz a Girona, hay que tomársela con gracia y señorío y un cierto distanciamiento. Los sectores más radicales de la izquierda española, o buena parte de ellos y sin excepciones regionales, nacionales o federalistas -eso sí, todos ateos convictos-, participan en las Semanas Santas como costaleros, organizadores, cobradores, promotores, defensores de las tradiciones populares, o incluso voceros de la Virgen de no sé qué o el Cristo sufriente. Sin embargo, las clases asentadas, todas de profundas creencias religiosas se van a la playa, a la segunda residencia o de viaje exótico".
Y añade: "No me toque usted los pasos de Semana Santa, o las representaciones sagradas de la Pasión, el Prendimiento y la Muerte del Cristo (que hubiera escrito Papini, si es que hoy día alguien osara meterse en el mundo de Giovanni Papini, que tanto nos influyó a algunos de nosotros apenas estrenado el pantalón largo).
España entera demuestra durante la Semana Santa que el elemento de unión de los nacionalismos castellanos, catalanes o vasco-navarros, es decir, lo que consintió ganar a Franco la Guerra Civil frente a los laicos, está representado en la Semana Santa".
El artículo aborda también la pura actualidad: "Hay como un cierto prurito que trata de ocultar las escenas truculentas de las Semanas Santas españolas. El párroco de un pueblo de Catalunya ha rechazado la habitual colaboración de la Legión para uno de los pasos de Semana Santa, alega que lo militar siempre ha estado fuera de las procesiones catalanas. Sin ningún respeto, mosén, es usted un cínico o un ignorante, o ambas cosas. Desde el carlismo hasta el franquismo, el ejército ha sido acompañante nato de las procesiones catalanas, y las vascas, y las madrileñas. Hasta en Asturias, poco procesional fuera de Oviedo, la irredenta de las dos grandes revoluciones del siglo XX, los pasos de Semana Santa apenas si tienen eco fuera de la tradición folklórica y chusquera. Porque a estos golfantes conviene recordarles que un paso de Semana Santa es una forma de desfile militar, y sólo a un idiota se le escapa el carácter de organización armada 'de fe' en la estructura de toda cofradía. En la última novela de Luis Martín Santos que quedaría inconclusa por su muerte en 1964, y que significativamente se titulaba Tiempo de destrucción, dedicaba muchas páginas a la Semana Santa de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). Concretamente a los picaos. Nuestras desvergonzadas televisiones, dirigidas por deficientes culturales expertos en rating -conozco asnos de la economía que se mueven como águilas en las bolsas españolas-, suelen saciarse en el escándalo retratando a musulmanes que se flagelan con toda suerte de cuchillos sobre su cabeza calva y derraman la sangre que le cae por el rostro. Los picaos de San Vicente de la Sonsierra convertirían las escenas islámicas en un espectáculo para niños".
En la cacereña Valverde de la Vera los jóvenes se envuelven en sogas que rasgan la piel y caminan con un tablón atado a los brazos mientras las ancianas inmortales murmullan: "Ay, sangre, que vertió Dios / y sangre, que Dios desea, / pues con esta sangre cobra / Dios de Dios todas las deudas". Son los empalaos.
El Papa Francisco es la portada del Abc y la de La Razón. Lava los pies de los presos de una cárcel. En páginas interiores, la Legión desembarca en Málaga para desfilar con el Cristo de la Buena Muerte.
La política no respeta nada, ni la Semana Santa ni los puentes escolares. Cuenta 'La Mirilla' de La Vanguardia: "El jefe de filas del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, decidió pasar tres días de vacaciones en Vielha para desconectar antes del regreso a la política municipal y a la intensa campaña que le espera con motivo de las elecciones del 24 de mayo. De paso, Alberto Fernández quiso aprovechar para acudir al acto de proclamación de candidaturas del PP de Vielha el miércoles por la tarde. A su llegada, empezó a sentir un fuerte dolor en el abdomen, de tal forma que no pudo aguantar y acabó en el hospital, a unos 500 metros del lugar donde continuaban los populares con su mitin. Fue ingresado con un cólico nefrítico, el segundo que padece el dirigente barcelonés, aunque con algunas complicaciones más de las habituales, así que las vacaciones de esta Semana Santa han resultado algo accidentadas".
El latigazo no impidió que Alberto Fernández, desde el box de urgencias y sondado con nolotil atendiera por teléfono una entrevista en la Cope sin dar la más leve pista sobre su situación, localización y estado, que trascendió a micrófono cerrado. No, no estaba de parranda sino casi lo otro, pero con las botas puestas hablando de Barcelona y los barceloneses, asuntos que sólo le interesan a él. A los demás candidatos a la alcaldía les motiva otra "causa", cual es el proceso, "prusés", dinosaurios a los pies de la cama y charlis a las tres.
Sin salir de La Vanguardia, Iñaki Ellakuría aborda la última hora de partido de Mas: "Convergència (CDC) había señoreado durante décadas todo el centro político catalán, recibiendo votos y apoyos desde sectores muy diversos que le permitían construir arrolladoras mayorías parlamentarias. Una transversalidad que formaba parte del ADN fundacional de CDC, hasta que la eclosión del proceso soberanista, con la polarización del debate entre favorables y contrarios a la independencia, le ha hecho perder paulatinamente la confianza de una parte de ese electorado. Esa tendencia a la baja hace zozobrar -según los sondeos- incluso su condición de primera fuerza en Catalunya, que podría pasar a manos de ERC".
Prosigue: "Ahora, a las puertas de un largo y decisivo ciclo electoral, con comicios municipales, catalanes y generales en los próximos meses, el partido que lidera Artur Mas ha decidido reconstruirse con el fin de volver a representar, en paralelo a la apuesta por la independencia, un espacio ideológico de 'centro muy amplio' y con renovada capacidad de seducción. Una operación para 'refundarse' contra reloj, que no es ajena a las hondas discrepancias con sus socios de UDC y su tira y afloja con ERC por la hoja de ruta independentista, en la que será determinante la convención nacional que el partido celebrará el 18 y 19 de julio, primero -en puertas de que se cumpla un año de la polémica confesión de Jordi Pujol sobre la fortuna familiar opaca-, y el congreso, en enero o febrero. [...] A la espera de ese cónclave, y cuando todos los partidos están ya inmersos en la precampaña de las municipales, CDC ha empezado a dar sus primeros pasos hacia el 'centro político' y ha colocado en el punto de mira de sus ataques a Ciutadans y Podemos".
En el Abc es María Jesús Cañizares quien se ocupa del expediente nacionalista y lo hace así: "El pasado 7 de marzo, el consejo nacional de CDC aprobó por unanimidad un documento inicial sobre ese proceso de refundación, basado en tres ejes programáticos: un eje nacional, consistente en la creación de un nuevo estado independiente; el social, que fomenta la generación de actividad económica, y el ético, basado en la tolerancia cero con la corrupción".
Ética y Convergència. Música militar. Continúa Cañizares: "Precisamente ayer, el coordinador de Convergència, Josep Rull -nuevo hombre fuerte del partido tras la renuncia de Oriol Pujol, acusado de tráfico de influencias en la adjudicación de estaciones de ITV-, reconoció en declaraciones a Efe que la imagen de CDC quedó dañada con la imputación de la familia del expresidente. 'Creemos que lo peor ha pasado, y tenemos que mirar al futuro', dijo. Ahora, la formación ha puesto fecha a esa renovación, que se producirá dos meses antes de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, enfocadas por los partidarios de la independencia como un plebiscito. La formación que preside Artur Mas no ha logrado que ERC forme una lista común con CDC, a pesar de que los convergentes habían ofrecido incluso renunciar a sus siglas. Una posibilidad que, de momento, está en el aire".
Y nada mejor para el alzamiento, de bienes, de un partido o de lo que sea, que un 18 de julio. Repitan, si quieren, "ética y Convergència". Verán que risa. Y el caso es que aún habrá quien se crea a Rull y quien no se ría.
Cultura. Inés Martín Rodrigo en Abc entrevista a Sánchez Ferlosio, quien afirma que su vida, hasta ayer, le da vergüenza. Escribe y pregunta Martín Rodrigo: "A Rafael Sánchez Ferlosio (Roma, 1927) no le gustan las fotografías. Es posible que tampoco le agraden en exceso las entrevistas, pero la ocasión lo merece: la próxima semana se publica 'Campo de retamas' (Literatura Random House), una antología de sus mejores pecios editada por Ignacio Echevarría. Después vendrá la recuperación de su biblioteca y toda su obra ensayística. Ferlosio recibe a Abc en su casa del barrio madrileño de Prosperidad. Trajeado y cejijunto, con el móvil colgando del cuello y una libreta siempre a resguardo en la chaqueta, acude solícito a estrechar la mano de la periodista. Es uno de los más grandes de la Literatura española del siglo XX, pero, frente a ti, se siente pequeño. Cuestionado. Inseguro. Sorprende en quien ha labrado un pensamiento sólido y sin fisuras, hasta llegar a ser fuente de estudio y conocimiento. Siente que ha perdido el juicio sumarísimo de la (maldita) vejez. Pero, a medida que avanza la conversación, su franqueza va robándole protagonismo al pudor e, incluso, se atisba algo de complicidad. Es palabra de Ferlosio: juzguen ustedes mismos".
-Me gustaría que valorara la obra que ahora se publica. Porque, en mi opinión, los pecios son la expresión más acertada de su filosofía.
-Filosofía no tengo.
-¿Cómo lo definiría usted?
-A mí me interesa bastante la religión y hablo de la justicia en general, empezando por la justicia divina. Cuando escribo alguna cosa sobre eso hablo de teodicea, que trata de la justicia de Dios.
-¿De quién surge la idea de editarlos?
-De Ignacio Echevarría. El libro lo ha preparado él; yo he quitado algunos pecios, porque no eran correctos, sobre todo los que eran como chistes, tonterías, sarcasmo... No me gusta hacer chistes, ni el sarcasmo; el sarcasmo es un vicio español, del castellano.
-Un vicio que algunos admiran.
-Bueno, a mí no me gusta el sarcasmo. ¿Cómo le digo yo? El sarcasmo elemental: 'Un día sí y otro también'. Eso es un sarcasmo; es como una especie de redundancia estúpida" [...]
-Ya que estamos metidos en materia temporal, me pregunto qué opina usted de la España actual.
-No me gusta nada.
-¿Por qué?
-Porque, por ejemplo, la política no responde a nada. Yo digo que en España las personas importan tanto que no hay hechos ni cosas; hay palabras, que a veces tienen algún sentido, a veces casi ninguno. Dígame usted qué son esas frases de un predicado repetido bastantes veces o un sujeto repetido bastantes veces: '¿Quién arruinó a los zapateros? Usted, señor presidente'; '¿quién dejó que el Ebro se desbordase e inundase Zaragoza? Usted, señor presidente'. Esto es, un mismo sujeto y los predicados repetidos. Eso es una retórica que es lo más tonto y lo más banal que hay.
Necrológica en La Vanguardia firmada por Salvador Llopart: "Ha muerto Manoel de Oliveira a la temprana edad de 106 años. Siempre es demasiado pronto cuando queda ilusión para crear y curiosidad para conocer, y de eso don Manoel andaba sobrado. Oliveira había empezado a dirigir en la época del cine mudo, y don Manoel conservaba de aquellos tiempos pioneros el deseo de mirar como si mirara por primera vez. Don Manoel se ha mantenido activo hasta el final. En Cannes del 2014 presentó el corto O Velho do Restelo (El viejo de Belén), aunque ya sin su habitual y alegre presencia en la alfombra roja del certamen, en la que Don Manoel se había movido como por su casa: en realidad, Cannes era su casa. Erguido, el bastón como si fuera una batuta o cogido del brazo de su esposa -la señora- Doña María Isabel, que lo sobrevive, parecía el director más joven del mundo. Porque su eterna juventud no tenía nada que ver con la cronología y el calendario".
Oti Rodríguez Marchante, en el Abc, lo despide así: "No hay Guinness capaz de contener un prodigio como el de 'Una película hablada', hecha por Oliveira a punto de cumplir los cien años. O tan sorprendentemente peculiar y fuera de catálogo como 'El extraño caso de Angélica' (ésta, con ciento dos años)..., o hace nada, unos meses, 'El viejo de Belén'. En fin, entrar a la filmografía de Oliveira es una mezcla de arqueología (empezó en el cine mudo) y de menú degustación (tantos estilos, épocas, influencias, caminos…), aunque podríamos considerar como punto de arranque de su enorme prestigio 'Amor de perdición', su gran obra de juventud a los ¡71 años! y de su idilio con Castelo Branco".
3 de abril, Viernes Santo. Santoral del Abc: "Santos Ricardo de Wyche, Juan de Nápoles, Luis Scrosoppi, Nicetas, Sixto I Papa, Ulipiano y Cresto de Tomis".