Si le preguntan al niño de "El sexto sentido" qué pasa con el proceso cabe esperar que diga: "A veces veo muertos". Otros observadores menos impresionables sugieren que el proceso está entre catatónico y catalépsico, pero, en general, a la mayoría del paisanaje y a seis de cada ocho periódicos el proceso les importa un cuerno. No así a Francesc-Marc Álvaro, que atribuye a fuentes de toda solvencia, máximo crédito, gran rigor y absoluta veracidad el presupuesto de partida de su columna en La Vanguardia: "Los que mandan en Madrid resumen así la situación sobre el proceso soberanista: “Sin lista única y con la aparición de Podemos, eso se ha acabado”. Me lo explican fuentes de total credibilidad".

Puro periodismo. En Madrid se creen que el suflé se desplomó, pinchose la burbuja, etcétera, etcétera. No es tal, por supuesto. El proceso vive, pero el columnista avizora riesgos y concluye su artículo con una llamada al somatén en primera persona: "Escribí, antes del 9-N, que todo lo que debía hacer el soberanismo era trabajar duramente para desmentir los pronósticos del Madrid oficial sobre el proceso. Ahora lo repito, por si algunos oídos se destapan. Queda medio año escaso para rectificar y asegurar, con inteligencia, el gran objetivo que los defensores de la independencia necesitan: una mayoría clara en votos y escaños, porque sólo eso acreditará la creación de un nuevo Estado catalán ante el mundo. Toda hoja de ruta que no ponga por delante este reto y se pierda en otras cuestiones es un papel prescindible. Desde Madrid nos observan y se sienten vencedores. Tienen la consigna de reprimir los cantos de victoria, por si acaso. Aquí, mientras, nos extraviamos en debates secundarios, miserias partidistas y minucias personalistas. ¿Alguien hará algo para evitar el fracaso?".

Miserias, minucias y arengas aparte, nadie se quiere hacer cargo de la ANC, como si sustituir a Carme Forcadell fuera trabajar de estibador en el puerto. Lo cuenta en el Ara Marc Colomer: "Fins ara han declinat la invitació a postular-se per a la presidència l’editor, director del Centre Cultural del Born i vicepresident d’Òmnium Cultural, Quim Torra; l’historiador i un dels fundadors de l’entitat Miquel Strubell, i l’exeurodiputat d’ICV Raül Romeva, que ha deixat la militància fa poc. Si en una cosa coincideixen els sectors de la cúpula de l’entitat -malgrat que amb accents diferents- és que el relleu de Forcadell no necessàriament ha de ser “mediàtic”, sinó “més discret” i capaç de generar cohesió i “repartir joc”".

Explica Colomer también que se sondeado al profesor de Historia Agustí Alcoberro, pero que que tampoco despierta grandes adhesiones. Con la de historiadores que hay en Cataluña. Víctor Cucurull, por ejemplo, sería un relevo más que notable para Forcadell. A Cucurull debemos la catalanidad de Leonardo da Vic, Cristòfor Colom, Miquel de Servent, Santa Teresa, Ignasi Perurena y los hermanos Pinçòn. Tampoco lo haría mal Reyes, el de "Súmate".

La gran contribución catalana a la humanidad del día lleva la firma de Jordi Cabré en El Punt Avui, que titula su cosa "Somos mejores". Es como si hubiera padecido una iluminación del tipo Francesc Pujols (el de que los catalanes -políticos aparte- lo deberían tener todo pagado). No hay atisbo de ironía en Cabré. Se lo cree. Somos los mejores, como los conguitos, y si no hemos llegado primero a la Luna es porque la carrera espacial es un montaje para distraer a los catalanes mientras los españoles les roban. Sostiene Cabré en versión ori(gi)nal: "Nosaltres no fem espanyofòbia per Twitter si moren passatgers madrilenys en un accident d'avió, o si passa cap desgràcia com pot ser l'atemptat d'Atocha. Ni se'ns passaria pel cap. D'acord? D'acord. I sí, proposem votar, plantegem un plebiscit, la lògica de les democràcies modernes. I si hem desafiat l'Estat el 9-N, ha estat sense ni un disturbi al carrer. Som la gent que fem diades com la de Sant Jordi. Nosaltres. Ells no. Ells passegen una cabra amb militars durant la diada nacional. Tenim una densitat de genis per metre quadrat infinitament superior, històricament i en l'actualitat. Espanya té el millor barroc, nosaltres tenim tota la resta: des del romànic i el gòtic fins a Dalí i Ferran Adrià. Madrid és la immensitat d'El Prado, nosaltres acabem d'obrir la Casa Ametller i el Museu de les Cultures del Món i un gran mecenes ha posat dos fabulosos Opissos més a l'hotel Astoria. Nosaltres tenim moderats. I ofici a fer negociacions. Es parla castellà al nostre Parlament i som els primers a legislar sobre el matrimoni homosexual, la mort digna o els toros. No som un país ultraconservador, ni retrògrad. Fins i tot Cambó era un revolucionari al costat dels seus homòlegs al Congrés. D'acord? D'acord. Nosaltres hem fet uns Jocs Olímpics, sense café con leche, i dues exposicions universals".

Se le ha olvidado comentar que tenemos a Nacho Vidal como prueba irrefutable de que no nos cabe el rabo en un vaso de cubata. ¿Vale? Correcto.

De vuelta al planeta Tierra, en El País y en La Vanguardia dan cera y pulen cera a Rajoy, cuya quietud fomenta el desahogo de los estrategas de máquina de café. Se comenta que el presidente dedica cuarenta minutos diarios a la práctica del deporte. Va a cumplir sesenta años, como Bruce Willis, y en La Razón del sábado exponían las ventajas de la edad y lo ilustraban precisamente con el experimentado Mariano Rajoy. La cuestión es que en El País escribe José Precedo que "tras el fiasco de las andaluzas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, uno de los barones con más ascendencia en el PP fruto de sus dos mayorías absolutas consecutivas en Galicia, pidió el lunes pasado: “Que se expliquen bien las decisiones del PP porque si los ciudadanos no las comprenden, tenemos un problema”. Lo reclamó desde Galicia, a 600 kilómetros de la foto de la resaca de la derrota en el comité ejecutivo del PP en Madrid, que también se perdieron la mayor parte de líderes autonómicos".

Continúa Precedo: "El diagnóstico de Feijoo, que ya había avisado en 2013 —“al Gobierno de Rjoy le falta un relato”, dijo entonces— ha sido replicado por otros dirigentes del partido, como el presidente extremeño, José Antonio Monago, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho y la presidenta del PP en Madrid, Esperanza Aguirre, que achacan al Ejecutivo de Mariano Rajoy un problema de discurso. El debate interno se ha reabierto en vísperas de la campaña de las municipales y autonómicas, que se celebrarán en mayo y donde el PP se juega la mayor parte de su poder territorial. Un amplio sector del partido insiste en culpar a la política de comunicación y pone en duda a quienes han sido las caras más visibles del partido: la número dos, María Dolores de Cospedal y el vicesecretario y portavoz, Carlos Floriano, flanqueados en las últimas semanas por el joven diputado aznarista Pablo Casado y el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando. “Hemos renunciado a comunicar y fallado en la elección de las personas. En el caso de Floriano es tan obvio que habiendo ejercido de portavoz estos años se le ha relegado para nombrar portavoz de campaña a Pablo Casado. Peor que comunicar mal es la no comunicación. Hemos renunciado mucho tiempo a ir a las televisiones que monopolizan el debate político y el presidente comparece en un plasma”, asegura un miembro de la dirección nacional, que demanda caras nuevas y un mensaje distinto".

Casado, un "joven aznarista". Se podría haber escrito un "pijo fascista" y no cambia en absoluto el sentido de la prosa. Vaya viaje que le dan en El País a todos y a todas. ¿A todos/as?

En La Vanguardia es Carmen del Riego quien comenta el momento pepero: "“O bajamos al terreno o no hay arreglo”. Con esta frase resumía un alto dirigente del PP la reflexión que sí se ha hecho en el seno del PP, aunque no en el comité ejecutivo que presidió el lunes pasado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Una reflexión que reconoce que los resultados obtenidos en las elecciones andaluzas no eran lo esperado, que quedaron muy por debajo de sus expectativas, y que a pesar de que nunca han sido unas elecciones fáciles para los populares, han supuesto un duro golpe para el PP. Esta reflexión ha hecho que los dirigentes del PP hayan concluido que en contra de lo que pareció por las explicaciones públicas, tienen que cambiar muchas de las estrategias que se utilizaron en Andalucía. La idea fuerza que emerge es que tienen que explicarse más y humanizar las explicaciones. No basta con estar en el Gobierno y mover a todos los ministros y al mismísimo presidente del Gobierno, para ganar hay que contar pocas cosas, pero saber contarlas bien".

Lo mismo que decía Zapatero. Nada nuevo. Sin embargo, la anécdota que incluye Del Riego en la crónica es impagable: "La dirección del PP cree que en la campaña andaluza se concentraron demasiado en tener mucha presencia, sin cuidar adecuadamente lo que se decía. Un alto dirigente del PP lo explicaba gráficamente. No se puede contar en un mitin la ley de tasas, porque la gente ni lo entiende ni le interesa, pero hay que explicar la reforma de la ley de tasas a los abogados". Moreno Bonilla y la ley de tasas en un mitin. ¿Y ahora se dan cuenta? El problema no es Moreno Bonilla, sino hacer mítines, hablar de la ley de tasas y mezclar ambos conceptos con un ministro de telonero.

Dos obituarios son noticia. José María Martín Patino y Margarita Rivière. En Abc, Pilar Cernuda firma la necrológica del sacerdote: "La mano izquierda de Tarancón. Así se conocía en la Transición a José María Martín Patino, hombre de la máxima confianza del cardenal Enrique y Tarancón, su secretario personal en aquellos años últimos del franquismo y los primeros de la Monarquía. En ningún caso, el padre Martín Patino podía considerarse mano derecha de nadie. Nunca ocultó que su corazón estaba con la izquierda, como ocurría con su hermano Basilio, uno de los grandes en el mundo de la cinematografía. Una izquierda que era reacción a las políticas de Franco y las consecuencias de la Guerra Civil. El padre Martín Patino, como otros sacerdotes importantes de aquella época, era un hombre de la Iglesia, pero también un intelectual de muy cuidada formación, que estudió Teología en Frankfurt. Fue profesor de la Universidad de Comillas, pero su prestigio, su personalidad, tuvo sus momentos más destacados durante la Transición, donde incluso se le pidió asesoramiento para los artículos de la Constitución que debían regular las relaciones entre Iglesia y Estado. No había muchos con su trayectoria, con la excepción de su mentor y amigo, el cardenal Tarancón".

En La Vanguardia, como en todos los diarios, dedican amplio espacio al recuerdo de la periodista barcelonesa. Firma Sergio Vila-Sanjuán, que arranca así su texto: "Hace unas semanas Margarita Rivière me llamó para pedirme que participara en la presentación de su libro Clave K, junto a Xavier Vidal-Folch, en la librería Mas Bernat. Hablaba con voz ronca y susurrante, y en ese mismo momento tuve la impresión de que ella no vendría al acto. Desde hace tiempo un enfisema pulmonar le complicaba, cada vez más, la vida. Finalmente el miércoles pasado estuvo presente en Mas Bernat mediante una intervención grabada en vídeo aquella misma mañana, el último esfuerzo, porque ya se encontraba muy mal, para apoyar su primera novela, en la que creía y que ahora constituye su testamento periodístico y literario. Aunque con las energías mermadas, el entusiasmo y la vehemencia de Margarita se han mantenido hasta el último momento".

Continúa el rescate de las víctimas del accidente aéreo en los Alpes y el goteo de informaciones dementes sobre el copiloto Lubitz, un completo energúmeno con desprendimiento de retina y brotes psicóticos.

En Francia, ha ganado Sarkozy las departamentales. Le Pen se ha desinflado y Hollande anda por los suelos.

En Madrid, Fandiño se encerró con seis toros de seis ganaderías diferentes y la emoción estuvo al salir de la plaza, cuando se encaró con un bocazas que le reprochaba haber protagonizado tan plomiza tarde de Domingo de Ramos.

Y recuerden: "Som millors".

30 de marzo, Santoral del Abc: Santos Zósimo de Siracusa, Clino, Dominino, Juan Clímaco, Julio Álvarez, Leonardo Murialdo, Segundo y Régulo.