¿Bárcenas o Draghi? No está del todo claro quién da más miedo y quién es menos (o más, hoy es viernes) de fiar. Entre la cicuta y la nicotina, nos quedamos, de entrada, con Carme Forcadell, erigida en institutriz del "prusés" y que lleva un cabreo monumental, según La Vanguardia. El mundo gira, el Papa pasa de venir a España en año electoral, la doctrina económica muta y aquí, bajo un sol que hiela, Carme Forcadell ha dicho ¡Prou!. Bueno, no exactamente. Ha dicho "¡Esto es un meadero!", según la crónica titulada "Ruta sin hoja" que firman Àlex Tort y Josep Gisbert y que La Vanguardia ha traducido por: "¡Esto es un cachondeo!”. Así reaccionó Carme Forcadell, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), al concluir el encuentro que el viernes pasado mantuvieron partidos y entidades soberanistas para definir, por enésima vez, la hoja de ruta del proceso catalán. Fue su expresión airada tras una reunión, la última celebrada hasta hoy, que acabó como el rosario de la aurora, con un debate encendido y que ya desde el principio se preveía movida".
Tan movida que acabó en tangana, como en un Alcoyano-Alpedrete o un consejo de administración de los Soprano. No habían pasado ni 24 horas del anuncio solemne de recuperación de la unidad soberanista y anticipo electoral y tal que ya estaban a porrazos los delegados de las formaciones en concurrencia de objetivos. Sigue la crónica de Tort y Gisbert: "Algunos de los convocados acudieron con la intención de poner los puntos sobre las íes. Querían poner de manifiesto que la hoja de ruta que Artur Mas y Oriol Junqueras anunciaron que estaba “bastante adelantada” justo después de la reunión del miércoles en el Palau de la Generalitat para desencallar el proceso no lo estaba tanto. Fue el momento ideal para dejar las cuentas claras y el chocolate espeso. Los representantes de la CUP se quejaron de que se los tomaba por el pito del sereno y acusaron a CDC y ERC de filtrar “documentos de trabajo” a la prensa para aparentar que se había progresado. Mientras, los convergentes saltaban y hacían responsable de la filtración a alguien interesado en “reventar” las conversaciones y el proceso, y, a su vez, los republicanos cargaban por el mismo motivo contra CDC. En medio de este desbarajuste, los representantes de ICV-EUiA hacían saber: “Nos desmarcamos porque no se incide en aspectos sociales y de regeneración democrática”".
Total, que la hoja de ruta está en punto muerto. En la nevera, dicen unos. En el congelador, los más. Se han aplazado los trabajos hasta mediados de febrero, cuando se cree que los ánimos estarán más calmados. No parece plausible que eso suceda en precampaña para las municipales, pero no cabe desdeñar el poder seductor y coactivo de Carme Forcadell para poner firmes a Junqueras y a Mas en un plis plas.
Revisada la borra del ombligo, las abluciones matinales deben incluir una mirada al mundo, que es donde entra el doctor Draghi y su inyección de un billón de euros en la economía europea. Aún no está claro cómo, pero resulta que ahora es posible combinar la austeridad con darle a la máquina de hacer billetes y que suban los precios. Visto desde España, el paro ha bajado, lo que según los diarios afectos al Gobierno es un indicio claro de cambio de ciclo. Los demás avizoran toda clase de botellas medio vacías mientras el euro se desploma en relación al dólar y a los bitcoins, si es que aún existen.
La sonrisa de Draghi da escalofríos hasta en el alma, pero comparte con Bárcenas todas las portadas. El anuncio del billón parece el de la "grossa", que al final ganó la Generalidad porque la banca nunca pierde ni paga, pero todos los entendidos, desde Santiago Niño al simpático Gay de Liébana, coinciden: lo del BCE tiene su parte buena y su parte mala. Es la magia de la economía, estúpidos. Eso es lo que nos vienen a decir los demiurgos del "leuro".
Monedero, que de apellido va sobrado, dice que han sacado lo de su empresa para tapar la salida de prisión de Bárcenas y éste dice que "ha sido fuerte", que es lo que le recomendó vía sms el propio Rajoy. La frase es la siguiente: "Ni Rajoy ni el PP tienen nada que temer". ¿Y qué ha querido decir con eso? La tesis mayoritaria apela a Uno de los nuestros, la película de Scorsese. Para hacer frente a lo que pudiera pasar, con Barcenas o con Tsipras y Pablo Iglesias (foto de portada de El País), Rajoy ha llamado al séptimo de caballería, que es Aznar y sus hombres de negro. Participarán en la convención del PP que según los maledicentes ha comenzado ya con la salida del extesorero de la cárcel de Soto del Real tras 19 meses de fuerza entre rejas. Al pequeño Nicolás, que le van a juzgar en la Audiencia Nacional, no le han invitado al cónclave y se extreman las medidas para que no se cuele en el evento. Hay apuestas en las casas inglesas.
En la otra orilla del bipartidismo, El Mundo dice que los socialistas se han declarado una tregua hasta las elecciones municipales, lo que es sinónimo de emociones fuertes en el seno del PSOE.
El documental Ciutat Morta determina la actualidad local. Todos los partidos del parlamento catalán, todos, han suscrito una declaración institucional instando a la reapertura del caso tras la emisión en el Canal 33 de la cinta sobre los sucesos del 4 de febrero de 2006 que dejaron tetrapléjico al agente de la Guardia Urbana Juan José Salas. Años después, en 2011, una de las condenadas, Patricia Heras, se suicidó.
Es el cuarto poder. Un documental en la tele y un testimonio que dice que uno le dijo que fue él pero que no sabe su nombre han bastado para poner a todos los diputados de la cámara autonómica detrás de David Fernàndez en fila de a uno. En El Periódico se da cuenta de un atestado del año pasado en la "Kasa de la Muntanya" en el que aparece Rodrigo Lanza, otro de los condenados, a quien se atribuye la frase "tu compañero tampoco me puede dar la mano". El asunto se archivó. En La Vanguardia, por contra, prefieren centrarse en la primera víctima del 4-F que tantas buenas conciencias ha removido, el policía, Juan José Salas, y en su familia. Cuentan la historia de un tipo normal al que le han destrozado la vida. A él y a los suyos.
Tal vez sea una anécdota menor, pero en la declaración institucional no aparece el nombre de Juan José Salas por ningún lado. Se refieren a él como "el agente de la Guardia Urbana gravemente herido". Es un "sin nombre" para quienes redactaron, revisaron y firmaron la declaración institucional.
23 de enero, Ildefonso, Clemente y Emerenciana.