El rinoceronte blanco del norte, Angalifu, falleció en la madrugada del domingo 14 de diciembre en el Zoo Safari Park de San Diego (EE UU). Hace cerca de dos meses moría Suni, otro ejemplar de esta subespecie que está al borde de la extinción debido a la caza furtiva en África.
Angalifu, un rinoceronte macho de una edad estimada de 44 años, estaba bajo el cuidado veterinario debido a su avanzada edad hasta su muerte el pasado 14 de diciembre en el Zoo Safari Park de San Diego (EE UU). El fallecimiento de este animal deja tan solo cinco rinocerontes blancos del norte en el mundo: una hembra en el mismo zoo, otro en la República Checa y tres en África. El 17 de octubre moría Suni, otro ejemplar de 34 años.
"La muerte de Angalifu es una tremenda pérdida para todos nosotros, no solo porque era muy querido en el parque, sino también porque su muerte pone a esta maravillosa subespecie un paso más cerca de la extinción", dijo Randy Rieches, cuidador de mamíferos en el Zoo Safari Park de San Diego.
Los rinocerontes blancos del norte están al borde de la extinción debido a la caza furtiva en África y los cinco que sobreviven no están en edad reproductiva.
"Hace más de dos décadas se comenzó a trabajar con la subespecie aquí en el Parque Safari", dijo Barbara Durrant, directora de fisiología de la reproducción del Instituto Zoológico de San Diego de Investigación para la Conservación. "Por desgracia, solo tuvimos tres rinocerontes en el parque y todos de edad avanzada. No pudimos conseguir que criaran y hemos estado observando con tristeza como la subespecies ha sido exterminada en la naturaleza".
En libertad, los rinocerontes son asesinados por sus cuernos, una característica fisiológica única de estos seres vivos que está compuesta por queratina –el mismo material que contienen las uñas humanas–. Muchas culturas creen que dicho cuerno tiene valor medicinal, por lo que el mercado ilegal de estas piezas sigue creciendo.
Protegido de la caza furtiva que ha acabado con rinocerontes blancos del norte de África, Angalifu había estado viviendo en el Parque Safari desde su llegada en 1990.
A pesar de la escasa esperanza para la especie, los conservacionistas del Zoo de San continúan trabajando para encontrar una manera de recuperarlos.
"El semen y el tejido testicular del rinoceronte macho se han almacenado congelados en el zoológico con la esperanza de que las nuevas tecnologías reproductivas permitirán la recuperación de la subespecie", concluye un comunicado del centro.