Ya todo el mundo conoce a María Teresa Romero Ramos, "la enfermera del ébola". El pronóstico es optimista. Su fotografía con el perro "Excalibur" refleja una intimidad brutal, de pijama y calcetines gruesos. Está en casi todas las portadas y es el argumento central de los diarios. La crisis es mayúscula, de tal calibre que el PSOE se ahorra pedir la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato. Caerá por su propio peso o no, porque Rajoy es alérgico a la inestabilidad y afecto a sus instintos.
El paisaje periodístico madrileño es algo más vivaz que el barcelonés. Se practican estilos distintos, de tal manera que en Madrid no queda títere con cabeza. Y es fuego amigo. Constatado el fallo en cadena, desde el protocolo médico hasta la gestión política, el caso presenta también un factor humano. Primero, la protagonista, que habla con El Mundo por teléfono. Consigue la exclusiva Quico Alsedo:
"¿Cómo pudo producirse el contacto, Teresa? «No te lo puedo decir, no tengo ni idea...». Porque, ¿crees que hiciste bien todo el protocolo con los enfermos? «Yo sí...». ¿Seguro que no hiciste nada raro, no saliste en absoluto preocupada? «Pues no».
Al otro lado del teléfono, la voz de la primera contagiada por ébola fuera de Europa suena verdaderamente cavernosa. María Teresa Romero Ramos, la auxiliar de enfermería infectada con el virus, cogía este martes trabajosamente el móvil desde la planta del Hospital Carlos III en que está aislada. Su marido, también al habla con EL MUNDO, quería resaltar que «ella se presentó voluntaria. Otros huyen. Ella no».
Después de varios tonos, cuando el periodista ya ha perdido la esperanza de que Teresa descuelgue desde el módulo de aislamiento del hospital Carlos III de Madrid...
- ¿Dígame? Hola, ¿dígame?
- Hola, quería hablar con Teresa.
- Soy yo, dígame.
Su voz llega como en las antiguas llamadas trasatlánticas, mucho después de las preguntas, con un lapso que en algunos momentos, tratándose de una enferma de tal gravedad, se hace asfixiante. Un agudo pitido mecánico pone un angustioso telón de fondo al breve intercambio, que parece agotar a la mujer.
- Te llamo del diario El Mundo. ¿Cómo estás, Teresa?
- ¿Cómo has conseguido mi móvil?
- Pues por unos vecinos.
- ¿Unos vecinos míos?
- ¿Cómo te encuentras?
- Pues mejor, estoy un poquito mejor, sí".
La preocupación y el miedo no están exentos de elementos extraños. Médicos y enfermeras denuncian que no están formados para afrontar una situación así. Es extraño que portavoces de un "colectivo" tan amplio como el del personal sanitario confiesen semejante grado de incompetencia. No resulta creíble. La campaña para salvar al perro emprendida por el marido, también en cuarentena, podría demostrar que la situación de su esposa no es desesperada. Los diarios dedican páginas enteras a especular sobre si el virus se puede transmitir de canes a humanos y viceversa. Es, como mínimo, insólito.
En los periódicos, el troyano causa derivadas críticas. El más duro de todos sería Raúl del Pozo, que titula su columna con un demoledor "Ébola: Marca España". Apunta el maestro: "Marca España: hemos sido los primeros en importar a Europa el ébola, después de confirmar el proverbio: «Por la caridad entra la peste». Todo empezó cuando este Gobierno de despotismo blando, que sigue el buenismo laico de Zapatero, decidió trasladar, en una operación de propaganda, al religioso Manuel García Viejo, infectado en Sierra Leona, hasta el Hospital de La Paz. Los políticos buscan la luz de la tele como los mosquitos las bombillas para hacer propaganda, pero esta vez les ha estallado la cámara en los ojos. Acaban de hacer el ridículo ante el mundo entero: en vez de salvar dos vidas, han terminado amenazando con la peste a miles de ciudadanos, después de que una enfermera que atendió al misionero se contagiara del virus".
El final del artículo está a la altura del comienzo: "Se vistieron de astronautas, con gafas de marciano, para nacionalizar el virus. Ahora dicen que no hay riesgo para la población y, como mienten tanto, los ciudadanos creen lo contrario, porque la propia política es un cuadro clínico".
Para Federico Jiménez Losantos, se impone la autocrítica: "No somos tan buenos como llegamos a perecer en los años de Aznar, pero tampoco somos ni deberíamos parecer un arrabal de Nápoles o de Jalisco. Y, sin embargo, la gestión de un caso de torpe publicidad política, que es lo que ha sido la repatriación de misioneros enfermos de ébola, nos coloca, al menos en apariencia, en el Tercer Mundo. ¿Injustamente? Sí. Pero ahí. Por desgracia, la fabulosa incapacidad comunicativa del Gobierno -Ana Mato sale más nerviosa que Casillas- no es, en este caso, el problema esencial. Al margen de las buenas intenciones o de la tentación universal de sentirse buenos ricos ante los pobres enfermos, es evidente que la gestión de la traída y tratamiento de los misioneros ha sido bastante irresponsable".
Tercer Mundo. África. España y Cataluña. Todo está conectado. Mientras la prensa madrileña fustiga sin miramientos a diestra y siniestra, el proceso continúa en Cataluña, que para el dimitido de la junta electoral de Mas, es como una proyección guineana. El periodista de El País Pere Ríos se pone al habla con el catedrático Brugué y titula así su texto: "Si viniera un observador a Cataluña, creería que es Guinea".
El texto recoge el linchamiento tuitero y vuelve sobre el argumentario de la falta de garantías democráticas: "Joaquim Brugué (Barcelona, 1963) dimitió el domingo como miembro de la comisión de control (la junta electoral) que vela por la consulta soberanista del 9 de noviembre al considerar que “no ofrece condiciones democráticas”, según aseguró en Twitter. Empezó entonces “un linchamiento”, que perduraba ayer, cuando escribió en su cuenta que “una sociedad cruza una frontera cuando considera que el fin legitima los medios”.En conversación telefónica con EL PAÍS, Brugué se ratifica en sus críticas sobre cómo están gestionando el proceso las instituciones catalanas y los partidos soberanistas, entre ellos, Iniciativa per Catalunya Verds, que le propuso para esa comisión de control. “Llevan días escenificando para que no se diga que no han ido hasta el final, pero saben que no habrá consulta”, explica. “En cuestiones de logística se está al límite del calendario para que la consulta pueda celebrarse, la custodia de las papeletas no es posible si los Mossos d’Esquadra no se involucran, y sin los secretarios municipales para poner en marcha toda la maquinaria legal, es imposible que el 9-N tenga garantías democráticas”, explica Brugué. A eso se referían sus críticas. “La democracia requiere unas reglas claras y transparentes”, resalta".
El notición del proceso está en La Vanguardia y corre a cargo de David González. Es el desenlace o desagüe lógico del sinuoso proyecto del presidente de la Generalidad. Y es la apertura de La Vanguardia, que dice que "Mas sopesa una consulta alternativa a la suspendida". ¿Cómo? Se explica dentro: "Artur Mas no sólo no ha renunciado a nada, sino que tiene en la cabeza un plan alternativo para que los catalanes puedan ejercer el derecho a decidir en las urnas el próximo 9 de noviembre. Ese sería el objetivo si, como todo hace prever, la suspensión de la ley del Parlament y de la convocatoria realizada por el president impiden llevar a cabo la consulta fijada de acuerdo con el marco legal catalán impugnado por el Gobierno de Mariano Rajoy ante el Tribunal Constitucional. (...) El planteamiento consistiría, según resumen las fuentes consultadas, en una votación que, desde el punto de vista de las garantías legales y su homologabilidad democrática se situaría a medio camino entre la consulta tal y como está planteada ahora y la que se realizó en Arenys de Munt en septiembre del 2009, de carácter político y revindicativo, y que se extendió luego a centenares de municipios catalanes. En todo caso no se trata, señalan gráficamente las fuentes consultadas, de organizar “una consulta de costellada”. “Esto está del todo descartado”, por cuanto la consulta, además de celebrarse el mismo día y en toda Catalunya, estaría amparada por el Govern. Otra cosa es el grado de implicación del Ejecutivo. Y ese es precisamente el nudo del debate abierto por las evidentes implicaciones legales y políticas que supondría dar cobertura oficial a una votación que, precisamente por eso, podría ser igualmente considerada ilegal por el Estado. El operativo se llevaría a cabo con la colaboración de los ayuntamientos –no necesariamente de sus funcionarios sino de los responsables políticos– y de las organizaciones de la sociedad civil, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium. En fuentes de estas entidades no se considera otra posibilidad que no sea que el 9-N se vote en una consulta “oficial”.
¿Que no es una consulta de costellada? De costellada de solteros contra casados. Según Brugué, esto es Guinea, pero eso es contemplar la situación con un cierto grado de optimismo. Se habla demasiado a ciegas y mal de África y los Pujol, que están desaparecidos de la prensa salvo por el chiste de que las CUP presidirán la comisión parlamentaria, bien que intentaron hacer negocios en Gabón, cuya solvencia administrativa equiparaban a la de la Generalidad. ¿Consulta oficial? En los diarios de Madrid lo del 9-N es un referéndum y está suspendido.
De vuelta a la entrevista a Brugué en El País, el final es definitivo: "El catedrático entiende que “todo esto es un juego muy peligroso y una estafa al ciudadano” y habla de las “reglas oscuras” que se están aplicando para legitimar el 9-N. En esa tesitura, no descarta que, como no será posible un referéndum con garantías, se acabe celebrando un sucedáneo organizado por la sociedad civil, como el ocurrido en 2009 en Arenys de Munt (Barcelona), con una participación del 41% de los vecinos y en la que más del 96% votó sí a la independencia. “Si ocurre eso, provocaremos la risa en la comunidad internacional”, concluye".
España no es el Tercer Mundo y Cataluña no es África. Que más quisiéramos. Esto es la Albania de Enver Hoxha y aquello es el Triángulo de las Bermudas, donde las ondas se distorsionan hasta el punto de que la insumisión de la Generalidad es compatible con la financiación del Estado. Todo es diálogo, según desvela María Jesús Cañizares en una crónica del Abc: "Según ha podido saber ABC, la vicepresidenta del Ejecutivo español, Soraya Sáenz de Santamaría, y la vicepresidenta autonómica catalana, Joana Ortega, mantienen contactos periódicos para abordar cuestiones relacionadas con infraestructuras, lengua, cultura y economía. Aunque la suspensión de la consulta y el posterior incumplimiento de la Generalitat ha enfriado aún más la relación entre ambas administraciones, se mantiene abierta una vía de comunicación, a la espera del fracaso definitivo del 9 de noviembre. (...) No obstante, la consulta es un tema tabú en los contactos entre Santamaría y Ortega, ya que las posiciones en este ámbito están muy enconadas. El diálogo, por tanto, se centra especialmente en el listado de 23 cuestiones pendientes que, a modo de agravios, Artur Mas entregó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la reunión que mantuvieron en el Palacio de la Moncloa el pasado 30 de julio. Se trata de asuntos relacionados con la lengua, inversiones pendientes, transferencia de competencias o cumplimiento de sentencias del TC favorables a Cataluña".
Así es la política, como la música de cuerda, hasta que te salta una de violín en el ojo.
8 de octubre, Simeón el Justo, Reparada, Tais, Néstor, Benedicta, Demetrio, Hugo.