La abstención es todo lo contrario al derecho a decidir, del mismo modo que el formato república y el hábito monárquico son cualquier cosa menos cuestiones de conciencia. El tercer día después de la Abdicación es la portada del Príncipe de las dos Españas, la "unida" y la "diversa", y la contraportada del Rey de Las Ventas. En tan trascendental momento y cambio de tercio, Artur Mas y Duran Lleida muestran algunas de las debilidades argumentales, prácticas y funcionales del "proceso", como la de abstenerse en lo de si España mañana será republicana. Ojo, porque no es lo mismo estar en la Commonwealth que en la liga de países no alineados. No son los sentimientos, es la economía, etcétera, etcétera. Un tema práctico. El juez Santiago Vidal lo cazó al vuelo y por eso dedica su tiempo libre a redactar una constitución republicana inspirada en un reino como Noruega.
Pues resulta que CiU no es que no tenga opinión, sino que a la hora de decidir, pasa porque no sabe qué es mejor para el tema: si Felipe VI o una Ada Colau de presidenta de la Tercera República. O porque realmente no le importa. Si lo primero es malo para ellos, lo segundo es peor para todos. Sí, el Sistema está en horas críticas, pero en comparación con el proyecto de Estado catalán se puede advertir que goza de una mala salud de hierro. El cachondeo con los tanques de la Diagonal (un transporte de vehículos militares para una exposición) sería una prueba de ello. La vacante en los Mossos, también. Pero no es eso o sólo eso, en lo que habría de partida un evidente desequilibrio.
La despedida del Rey y la entronización mediática del Príncipe comienzan a mostrar los signos de una megaproducción hollywoodiana. Es una enorme campaña de publicidad audiovisual que rompe los audímetros en los salones de belleza y las agencias de marketing. Un ingente despliegue del relato simbólico de España, con el monarca a hombros en las Ventas (por la puerta grande, torero, torero, le despide La Razón en una enorme fotografía, pero interior) y Felipe el hermoso en el Monasterio de Leyre, donde reposan los restos del primer rey de Pamplona, que se dice pronto. La parrilla televisiva y las portadas de los periódicos son de una potencia monumental, como lo puede ser una nueva comparecencia de Urdangarín o la Infanta ante el juez Castro. Se trata de la naturaleza pendular de la moda.
La monarquía inglesa es el top en materia de cabezas coronadas como la Segunda República se antoja el santo grial del romanticismo español. Una imagen del Príncipe de Gales al lado de su madre, ayer mismo, muestra, otra vez en La Razón, que no hay nada que envidiar, al contrario. El aspecto del señor Felipe de Borbón es inmejorable, así como su preparación, disposición y buenas intenciones. Con todos los respetos, en un país de tronistas y clubs de fans de Sergio Ramos, el Príncipe ya se ha ganado la oportunidad de permanecer en la casa del gran hermano.
Las viejas piedras románicas de Leyre, el aire tranquilo, sereno y natural de la pareja, el padre en los toros, la Reina en Nueva York, la nostalgia y la esperanza conspiran contra el tirón oportunista de la tentación republicana. El ambiente, según los periódicos, es absolutamente apacible, hasta el punto de que se sopesa si don Alfredo Pérez Rubalcaba recibirá en unos meses el toisón de oro y un marquesado, como Vicente del Bosque. El arrebato republicano es contraproducente en el baile de Estado, palabras mayores, alta política, responsabilidad y salir de la crisis.
Así las cosas, lo menos recomendable, y así lo constatan los editoriales, es aparecer como un cenizo, cual Artur Mas. El de El País es tendencia:
"El presidente [autonómico] catalán Artur Mas ha dado un paso más de ruptura con la mejor y más fructífera tradición del catalanismo político de compromiso con la democracia española. Convergència i Unió no votará a favor de la ley de abdicación del Rey, como exigiría la coherencia de la formación nacionalista con una línea de comportamiento pactista centenaria, y ha decidido marcar, con su abstención, su distancia respecto a la institución monárquica. No ha sido una decisión fácil ni mecánica, porque de la trayectoria de CiU cabía deducir un gesto de confianza ante la nueva etapa que se abre con el reinado de Felipe VI. (...) Éste no es el mundo de CiU, de la economía productiva y del gobierno business friendly, sino de la estrategia y el programa de Esquerra Republicana, un motor e inspirador del proceso independentista ajeno a la tradición del catalanismo pragmático y posibilista. Incluso desde un hipotético independentismo como el que practica el escocés Alex Salmond, surgen los gestos amistosos hacia una Corona capaz de seguir asumiendo la pluralidad más contradictoria".
En El Mundo, la novedad es un texto firmado por Marisa Cruz en el que los testimonios de aluvión forman un relato coral que se remata en un entrecomillado: "O abdicaba ahora o tenía que esperar dos años". Se lo atribuyen al Rey.
Toros, más toros. Ahora resulta que vuelven a Cataluña en una versión de porno soft, lo que los clásicos clasificarían como S en vez de X. El Parlamento autonómico pretende relegalizar la celebración de corridas, pero sin el sacrificio del animal, puesto que las capeas, becerradas, novilladas y demás generan un cierto negocio por la parte de Tarragona. Lo piden los turistas. Otra vez la naturaleza pendular y Calamaro. Toros y castells, forcados y correbous, el Toro de Creta, el Peloponeso y todo eso. Los toritos acabarán pidiendo la eutanasia tras una temporada de traslados, revueltas y capotazos.
Can Vies. ¿El expediente X del alcalde Trias? Mucho más. La historia del Alcázar okupa consume toneladas de tinta y papel y en el tintero se quedó el artículo de ayer en El País de Francesc de Carreras. Rescatamos una sentencia:
"¿Cuántas veces hemos escuchado por boca de la consejera de Enseñanza — precisamente de Enseñanza— que no piensa cumplir determinadas sentencias del Tribunal Supremo? El señor Homs dijo hace una semana que no aplicarían una norma que afectaba a la Corporación Catalana de Radio y Televisión. Ya puede sostener el TC que el derecho a decidir no figura en nuestro ordenamiento: el señor Artur Mas sigue diciendo que los catalanes lo ejercerán el 9 de noviembre. ¿Por qué los ocupantes de Can Vies deben cumplir una sentencia si las autoridades catalanas se niegan a cumplirlas? Vamos mal, muy mal".
No sería contradictorio suscribir que vamos mal con tener fundadas esperanzas en el futuro. El análisis bursátil de José Manuel Garayoa en La Vanguardia no es una simple opinión, sino el reflejo de complejos cálculos, precisas observaciones y exactas mediciones de parámetros de todo tipo y condición. "Puede haber sorpresas positivas", titula su billete y escribe: "En vísperas, el Ibex cayó un 0,2% por dudas sobre si al final Draghi satisfará a todos, algo complicado. De hecho, la gente del BCE ha enviado señales capaces de confundir a los indios, pero está claro que van a hacer algo de cara a incentivar un crecimiento cortito y que en el segundo trimestre quedó en el 0,2%. (...) Este ambiente nublado es el que gusta a los bancos centrales. Por eso puede haber sorpresas positivas".
Sea, pero con salud.
5 de junio, San Bonifacio y San Doroteo.