Una ley orgánica de abdicación de dos líneas no sería precisamente el efecto de un plan milimétricamente establecido hace meses. Abre, eso sí, una nueva era en el Derecho, la adaptación al esquema discursivo del twitter, la ley trino; un telegrama, en realidad. Provoca dudas, no tanto sobre las habilidades tácticas de los procuradores del Sistema como sobre la consistencia empírica de los cimientos procedimentales. O sea que contrasta, y mucho, con lo que es una hipoteca o incluso un contrato de trabajo, la relación más directa que la mayoría de los ciudadanos ha tenido con lo que viene considerándose la Ley. Un contrato de compraventa de un inmueble puede superar con creces la extensión de un estatuto de autonomía y una relación laboral, por parcial, incompleta y leonina que sea no cabe en dos líneas, sino en dos folios, habitualmente.
El 18 de junio el Príncipe de Asturias será coronado Rey de España con el nombre de Felipe VI. Según la portada de La Vanguardia, es una "coronación por la vía rápida"; un "relevo express" en el Ara. Abc y El País optan por el noventa por ciento de apoyo que recibirá la Monarquía en las Cortes. En La Razón, la apuesta consiste en detallar que el Príncipe lo sabía en la Pascua Militar. En El Mundo, en cambio, resaltan el primer efecto de las leyes en 140 caracteres. Y es que el Rey "perderá su blindaje judicial durante meses". Las abruptas, vertiginosas o abisales perspectivas que abre la hipótesis de un monarca en un banquillo no son de cambio de régimen sino de fin de la historia, por lo que seguramente la condición de aforado con la que se investirá a Don Juan Carlos a partir de ahora le permita capear el temporal sin tener que recurrir al exilio, como ha sido costumbre. Alejandro Vara acuña el término, la "ley twitter", en Vozpópuli, en una pieza en la que revela las ocho grandes contradicciones, los agujeros argumentales y las disposiciones y arbitrios. Son la reglas del juego, claves para poder opinar.
El primer reto de la sucesión es que se desarrolle en la más estricta normalidad, con las solemnidades justas y con un cierto nivel en los trámites en Cortes, con ese punto de sin pausa pero sin prisa que tan extraño nos resulta y con la atención puesta en los avatares de hombres, mujeres y viceversa en vez de en la plaza del Sol, kilómetro cero y plató-estudio de las televisiones de Pablo Iglesias y Paco Marhuenda. El efecto convocatoria de los resúmenes del lunes en los "telediarios" del martes recordaba los momentos de crisis de una democracia cuarentona mientras Enric Juliana aseguraba en la web de La Vanguardia que a ojo de buen cubero el lunes había más peña en el centro de Madrid que cuando se proclamó la Segunda República.
El momento, además de histórico, es desconcertante y Federico Jiménez Losantos, en El Mundo, lo aborda con el escepticismo por bandera:
"Resulta excesivo, aunque achacable al desconcierto, el empeño de algunos medios de comunicación en que no ha habido improvisación en la abdicación del Rey, al tiempo que nos cuentan que el Príncipe se enteró al aterrizar en Madrid desde El Salvador, que la Reina y la Princesa de Asturias se enteraron por el mensaje de Mariano, que Elena, sita en algún lugar del Norte de Ecuador, se enteraría por su madre, y que Cristina y Urdangarin se enterarían por la misma vía en Suiza. Pero al tiempo que aseguran que todo estaba preparadísimo, esos mismos medios dicen que todo se ha precipitado por la caída en desgracia de Rubalcaba en el PSOE. Antaño, cuando se estudiaba gramática española, no morfemas y lexemas, se daba por hecho que algo no podía ser a la vez preparado e improvisado, pero de los que adjudican poderes taumatúrgicos al Rey cabe esperar este tipo de elogio desmesurado que resulta, por increíble, contraproducente".
Jiménez Losantos también otea el horizonte, lo que podría pasar y las consecuencias de algunas apuestas editoriales. Escribe:
"La untuosidad del diario de Godó -cuyo imperio audiovisual es una gran plataforma separatista y púlpito del odio a España- apunta a que el futuro Rey debe asumir una reforma constitucional que liquide la soberanía nacional española, reconozca a Cataluña como un Estado independiente dentro pero fuera de un Estado Español cuya función esencial sería la de asegurar pensiones y nóminas, apuntalar la monstruosa deuda catalana y dejar que el Barça gane la Liga cada dos años. Vamos, que el hijo haría lo que al final no habría querido hacer el padre. Las funciones constitucionales del Rey son de orden representativo, simbólico y ejemplarizante. Con dar ejemplo, es decir, con cambiarlo, tiene tarea de sobra. No le encarguen lo que ni ellos son capaces de explicar ni el PP y el PSOE se han atrevido aún a perpetrar".
Contra el apriorismo, coincide el columnista con Alberto Aza, ex jefe de la Casa del Rey, a quien entrevistan en la contraportada del diario aludido. El texto corre a cargo de Ima Sanchís y Lluís Amiguet y el diplomático se muestra meridiano y transparente respecto a lo que puede esperar del futuro Rey:
"Pregunta: Si Juan Carlos I fue el rey de la transición democrática, ¿Felipe VI podría ser el de la transición territorial?
Respuesta: No quiero poner frontispicios antes de que sucedan las cosas. Si lo que quiere decir es que el momento es de desafío y esperanza de que el nuevo rey pueda ser actor en la solución de los problemas planteados...
...¿Por qué no?
La institución monárquica puede coadyuvar, pero la responsabilidad de buscar soluciones es de quien ha tenido también la iniciativa política de plantear los problemas o de no haberlos solucionado antes.
También despierta expectación la futura reina.
La apertura de las familias reales ha sido un proceso de todas las monarquías europeas. Que doña Letizia sea periodista les parece noticia a los periodistas, pero si fuera médica o ingeniera también sería buena noticia".
Buena noticia no, una noticia superior. En realidad, cualquier oficio antes que periodista, vendedor de pisos o arquitecto sería mejor tarjeta de presentación.
Los efectos del relevo en la Jefatura del Estado en el denominado "proceso" son como los de un "tsunami", catástrofe natural que comienza con un perceptible, notorio y narcótico instante de calma total. Perceptible a posteriori, como todos los segundos previos a cualquier descalabro. Es decir, que el presidente de la Generalidad le da el premio Cataluña a Desmond Tutú y tiene una cuota de pantalla menor que la del Brasil-Panamá preparatorio para el Mundial. Los partidos calibran las modificaciones estratégicas que suscitan las oportunidades que deja en el aire la sucesión y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, encaja la presión de las televisiones republicanas con el mismo apresto con el que cita a Mas para negociar de todo dentro de la Constitución. En términos taurinos eso es un "engaño". En política, una salida plausible a un laberinto endemoniado.
Lluís Foix, en La Vanguardia, describe en términos hiperrealistas la situación:
"El día en que el Rey pidió disculpas después de su accidentado viaje a Botsuana en el 2012, su reinado entraba en un proceso irreversible. Los escándalos que afectan a su yerno, que están en los tribunales y afectan directa o indirectamente a la princesa Cristina, también han contribuido. Vamos a vivir tiempos convulsos. Si miramos por el retrovisor de la historia, será aconsejable no precipitarse en soluciones rápidas, radicales y rupturistas. Será una etapa en la que la normalidad, la tranquilidad, la reflexión y la legalidad democrática tendrían que ser tenidos en cuenta. El republicanismo quiere abrirse paso, una vez más. El futuro rey Felipe VI tendrá que ganarse, al igual que su padre, la legitimidad y el prestigio día a día. Tendrá que modificarse total o parcialmente la Constitución, habrá que encontrar una salida para Cataluña y el correspondiente equilibrio territorial en la pluralidad y diversidad de España. Su tarea será de gran envergadura. Una última reflexión que muchos recordamos: Juan Carlos fue el instrumento para devolvernos las libertades".
Tiempos convulsos, tiempos modernos. Sin salir del diario de Godó, otra aportación muy interesante. Ramon Rovira desvela las interioridades de la legendaria comida del clan gerundense en Barcelona con el Príncipe y Letizia. Ahí va:
"Un grupo de gerundenses exiliados en Barcelona tiene la costumbre, desde hace años, de compartir mesa para charlar. Hace unos años alguien tuvo la idea de pedir al príncipe Felipe que un día nos acompañara dada su condición de príncipe de Gerona. Se encargó la gestión a Lluís Falgàs. Y aquello que empezó medio en broma tomó vuelo a través de los buenos oficios de Jordi Gutiérrez, periodista y buen amigo, que en aquellos tiempos hacía de jefe de prensa de la casa del Rey. (...) La cosa empezó un tanto tensa entre las dudas protocolarias y que la princesa Letizia hacía unos morros de palmo. Enfrentarse a una caterva de independentistas irredentos, federalistas, conservadores, liberales, socialistas, nacionalistas, fanáticos del Barça, del Espanyol y del Real Madrid, empresarios, políticos, periodistas, profesores y altos funcionarios hubiera hecho sudar al estadista más avezado. Más aún si la primera cuestión, desprendida de la amable introducción del presidente del grupo, Salvador Carrera, fue: '¿Y por qué no hablamos en catalán?'".
Hasta aquí, la parte contratante. De aquí en adelante, la pareja invitada. Recuérdese que hablamos de Letizia y Felipe, príncipes de Asturias. Continúa Rovira:
"Y lanzados como estábamos ya no venía de ahí. ¿República o monarquía? Y dijo el Príncipe: 'Los dos sistemas son buenos si sirven a los ciudadanos. ¿Quién puede cuestionar la república alemana o la francesa?. Pero tampoco van mal Holanda o Noruega y son monarquías'. Y añadió medio en broma: "Las familias reales siempre tienen un poco más de glamur, porque, ¿quién sabe quién es el presidente de Alemania?'. Y cuando el Príncipe estaba a punto de cantar victoria, el sabelotodo de Martí Saballs dijo: 'Horts Köhler'. 'De acuerdo. ¿además de Martí, alguien más lo sabía?', remató don Felipe. (...) Casi tres horas después, la tensión inicial se había desvanecido del todo. La cámara de mi hija Carola, que había llevado medio a escondidas, inmortalizó a una pareja de herederos sonrientes al lado de algún republicano irreductible. El mismo que con voz baja confesaba: 'Pues para según qué presidente de la república, quizás vale más que nos quedemos con este chico'".
Pues eso, que no está mal el chaval. Si hasta en El Punt Avui son abducidos y seducidos por el influjo de la imagen del Rey y el Príncipe ataviados con los uniformes de Gran Capitán y Teniente General. "Imagen de renovación" titulan bajo la foto. Es una ironía de las fáciles, pero la única en toda la prensa respecto a los significados implícitos de la simbología coronaria. En la Transición original, una instantánea así hubiera sido un paso atrás. En esa misma Transición, por cierto, el PCE no tuvo inconveniente en renunciar al republicanismo que ahora sale por algunas costuras del PSOE.
Rubalcaba no es Carrillo y le va a costar explicar a sus alegres juventudes, con mención especial para el socialismo balear y una parte del catalán, que si los que hicieron la guerra por la Segunda República fueron capaces de renunciar a la tricolor queda como muy raro dárselas de brigadista internacional en los tiempos de la Primavera Sound y Can Vies.
Can Vies. Ahí estamos. El alcalde acabará poniendo la primera piedra. El alcalde, que puede puede ser Trias, Alfred Bosch o David Fernàndez. Está por ver si la primera piedra se pone antes o después de las elecciones municipales. Barcelona es un Distrito Federal, un escenario entre gótico y futurista. El "Oxford 7" de Pablo Tuset. Así que los operarios protegidos por la Guardia Urbana retiran el "blackhaw" derribado en Santsmonal mientras un retén de la insurgencia negocia, sí, negocia, con Xavier Trias, las subvenciones que recibirá por reconstruir el edificio. Ojo al piojo y los mossos sin mando, notición que también sufre los efectos del colapso informativo monárquico.
Más asuntos. Sorprendente caída del paro, espectacular, balsámica y algo precaria, pero menos es nada y un poco de magno es mucho. La cifra es brutal, pero pasa algo desapercibida. 111.916 personas fueron contratadas en mayo, el mejor dato desde 2005. Poca broma. Las interpretaciones del asunto no caben en la prensa de papel, que ha reducido un tanto las secciones no estricamente dedicadas a los meandros del traspaso de poderes. Así que nadie habla tampoco de las implicaciones que pudiera tener el paquete fiscal que le va a caer al Barça por lo de Neymar. Otro tanto sucede con el particular parlamentario de la gestión de las cajas catalanas, uno de los mayores desastres de la historia desde la caída de la saga de los Rius y Onofre Bouvila. Juan Carlos Valero mete el dedo en el ojo de ERC en Abc: "Aunque la Generalidad tenía competencias de tutela e inspección de las cajas, la comisión parlamentaria que ha tardado un año en presentar sus conclusiones sobre el fin del denominado modelo financiero catalán ha excluido totalmente al Gobierno autónomo de cualquier ápice de responsabilidad. El Parlamento [autonómico] no se ha atrevido a echar un poquito la culpa al tripartito. No sea que nos acordemos que ERC gobernaba mientras se estafaba con las preferentes, se comercializaban hipotecas con escasas garantías y los directivos de las entidades se aumentaban sueldos y pensiones. Las conclusiones se limitan a culpar al boom inmobiliario y al Banco de España".
Hoy toca más Abc y destacan dos piezas en el plano del proceso: la de Àlex Gubern sobre el fracaso de Trias y la de María Jesús Cañizares, que avanza un sugerente nombramiento en la Generalidad. Desde ayer este territorio dispone de "una Dirección General de Asuntos Multilaterales y Europeos para fomentar las relaciones de Cataluña con los organismos internacionales". Fenomenal regalía y estupefaciente tarjeta de presentación. Eso que llegas al Elíseo y le sueltas el cargo de los asuntos multilaterales al conserje...
Menos espacio aún en relación al que merecería la reducción de las provincias francesas, efectuada desde los mismos parámetros que la sucesión española: a toda pastilla y sin reparos. En unas horas, Hollande y Manel Valls, el primer ministro francés de Barcelona, se han pulido siete de las 22 regiones que forman el hexágono, pim, pam, corta y pega. Lo cuentan todos y Juan Pedro Quiñonero en Abc:
"François Hollande, presidente de la República Francesa, presentó el martes personalmente el nuevo mapa de las regiones de Francia, con un recorte histórico de 22 a 15 regiones (incluye Córcega), 'para reforzarlas'. La transformación de la arquitectura territorial del Estado se lanza en un momento crítico de la historia nacional, con todos los indicadores políticos, sociales y culturales al rojo más inquietante. Y sobre todo, los económicos: Francia necesita ahorrar 50.000 [millones de euros] en los próximos tres años para cumplir sus compromisos europeos, pero todavía es pronto para calcular qué montante conseguirá con esta medida. En un artículo pedagógico publicado en varios diarios regionales, Hollande afirma que 'ha llegado el momento de transformar varias décadas de arquitectura territorial de Francia'".
Francia nos mira, pero en sentido contrario.
Una posdata: En La Razón recuerdan, y son los únicos, que cambiarán las caras de los euros. La cruz, de momento, resiste.
4 de junio, Santa Ruth y Santa Noemí.