Finalmente ha llegado el día y Microsoft ha dejado de prestar atención técnica a las brechas de seguridad de Windows XP, 13 años después de su lanzamiento, tal como anunció que haría a partir del 8 de abril de 2014.

La longevidad extraordinaria de este sistema operativo hay que entenderla a partir del tremendo fiasco que representó Windows Vista, que el propio CEO de Microsoft, Steve Ballmer, calificó como uno de los mayores errores de su mandato al frente del gigante de Redmond.

No fue hasta 2009, con Windows 7, cuando Microsoft empezó a levantar un sistema en el que empezaran a confiar los usuarios, tras los innumerable problemas de Vista.

Windows XP todavía posee una cuota de mercado del 27% de todos los ordenadores a nivel mundial –un 32% en España-, lo que supone un gran aliciente para empresas que, apuntando a los peligros que pueden representar el 'malware' malintencionado y hackers, ofrecen planes de migración a sistemas operativos más modernos como Windows 8.1.