Dieta vegana, política catalana en todos los diarios. Los tres diputados del PSC que se alinearon con la mayoría secesionista son aplaudidos en las páginas de los periódicos catalanes y los columnistas de la cuerda del 9-N tañen a muerto. Escriben los epitafios del PSC. Pilar Rahola, en La Vanguardia, asegura: "En negro, pues, una de las noticias del día, el harakiri del catalanismo del PSC, definitivamente convertido, en expresión feliz de Toni Aira, en una franquicia de provincias". En el mismo periódico, Antoni Puigverd replica:
"No es Mas el que señala el camino, sino los legionarios [alude a las legiones de César] de la Assemblea (ANC). Por otra parte, no son pocos los catalanes que no asocian su ciudadanía al liderazgo de Mas, ni a la patria de la ANC. Con todos sus defectos, que son muchos, el PSC representa una parte no desdeñable de estos catalanes que no quieren dar el paso. Después de décadas de ambigüedad, el PSC ha sido obligado a escoger. La ruptura interna hiere, es dolorosa. ¿Los soberanistas que hoy aplauden a los disidentes se dan cuenta de que la debilidad del PSC, en lugar de aportar fuerza al catalanismo, objetivamente lo debilita?".
Las portadas recogen el acto parlamentario, la fotografía perfecta que buscaban los patronos del proceso. El tren ha salido de la estación. Parece un chiste de Gila. CiU, ERC, ICV-EUiA y tres diputados del PSC solicitan al Congreso que les autorice convocar un referéndum. ¿Está el enemigo? Sí, que se ponga. En Madrid se han quedado pasmados. El Mundo, por ejemplo, titula: "El Parlamento catalán exige la potestad para destruir España". En El País matizan: "El Parlamento catalán abre una vía sin salida hacia la consulta". En La Razón ensamblan los argumentos: "Mas logra la secesión... del PSC". En Abc, en cambio, la portada es para Durao Barroso, Rajoy y el Príncipe. El primero ha recibido el premio Carlos V, una especie de raqueta de ping-pong de metacrilato. "Unidos contra el separatismo", titulan. La fotografía es de Guillén (Efe). Durao alertó de los "nacionalismos extremos" y Rajoy ponderó que la Constitución es la casa de todos. En el faldón, un avance del drama socialista: "Los diputados díscolos se aferran al escaño".
En la prensa de Barcelona, La Vanguardia se limita a dejar constancia: "El Parlamento pide la consulta al Congreso". En El Periódico se muestran telegráficos, lacónicos y pareados: "La consulta acelera. El PSC se tambalea". En El Punt Avui, "La consulta hace vía y fisura al PSC"; "La mayoría pide la consulta", titulan en Ara, con el tanteador 87-43 y las tres abstenciones de los diputados cupaires. Las fotografías son para los aplausos tras la votación, con Artur Mas en el eje de atención, salvo en El Punt Avui, que escoge una significativa imagen para su primera en la que Jordi Pujol padre consuela a Marina Geli.
Convergència recupera el aliento y la iniciativa. La abstención de la CUP no es ni una nota a pie de página. CDC ha dinamitado al PSC desde dentro. Que la consulta no vaya a ninguna parte no significa que no vaya a dejar víctimas por el camino. Geli, Joan Ignasi Elena, Núria Ventura, Àngel Ros, Rocío Martínez-Sampere y Laia Bonet son las cabezas visibles de la rebelión. Disponen del apoyo de un manifiesto firmado por 122 destacados ex dirigentes y militantes, como Joan Majó, Montserrat Tura, Antoni Castells y Raimon Obiols, entre otros. Vieja guardia y viejas glorias. El quilombo es fenomenal. Ferran Mascarell, consejero de Cultura, ex del PSC y fino analista, diagnosticaba ayer en Catalunya Ràdio que el partido no acaba de sintonizar con las grandes corrientes de fondo.
En 1997 publicó Arcadi Espada su libro "Contra Cataluña", en el que escribió:
"Los primeros que confundieron a Pujol con Cataluña fueron los socialistas de Cataluña. Se trató de una gran desgracia para todos. El PSC se sometió a lo dictado por las cien mil personas -no hubo más- que orillaban el camino de Jordi Pujol desde el Parlament hasta la plaza de Sant Jaume (alude a la manifestación del día en que se imputó a Pujol por lo de Banca Catalana, en 1984): Había otro pueblo fuera de allí. Pudieron ensayar con él una cierta alianza de la razón, si es que no tenían razones sentimentales para aliarse. (...) Aquella tarde los socialistas inauguraron en Cataluña una nítida manera de hacer las cosas en política: tratar de ponerse delante de las masas, dijeran estas lo que dijeran".
Aquella tarde, a Obiols las masas le llamaban botifler porque se atribuía la querella a la "guerra sucia" de Felipe González y Narcís Serra contra Pujol/Cataluña. La cosa había empezado antes, pero ahí se presentó al gran público, por primera vez desde el poder.
Ayer por la mañana, un gentío de la ANC seguía la sesión parlamentaria a las puertas del edificio del parque de la Ciudadela. Cuando todo acabó, Mas se dejó agasajar por el pueblo. Junqueras, en cambio, tuvo algún que otro encontronazo verbal con los bomberos, que también andaban por ahí con sus protestas. Antes de la tocata y fuga, las cámaras de TV3 tomaban buena nota de que Reuters preguntaba al president en inglés y Mas, seguro de sí mismo, apretujado por los periodistas, en medio de la estampida, se mostraba "don't worry, I'm very happy, as democrat and as catalan, wow". El viaje ha comenzado con la súbita incorporación del alma catalanista del PSC. Los de la CUP, que también son tres, les desearon buen viaje, pero se han quedado en el andén, ninguneados, sometidos a "mobbing" por sus "compañeros" de ERC, CiU y hasta por los ecosocialistas.
Mas vuelve a estar en forma tras unos días en los que el expediente vasco, la Infanta y la recuperación estadística le restaban plano, foco y atención. Lo catalán no es un "asunto interno", es "el asunto interno". En cuanto al PSC de Pere Navarro, ayer por la mañana tal vez se inauguró otra "nítida manera de hacer las cosas" que sería la contraria a la descrita por Espada. En cualquier caso, no parece que por mucho que les empujen vayan a formar un frente común operativo con PP y Ciudadanos. En El Mundo se anuncia en portada un nuevo partido, el de Ortega Lara y Santiago Abascal, Vox. Primera providencia, eliminar los parlamentos regionales, según la crónica de Carmen Remírez de Ganuza.
En El País, Francesc Valls escribe un análisis titulado: "Un proceso que lo tapa todo". Dice:
"Era su primera reaparición pública. Pero nadie reparó ayer ni prestó atención al diputado de CiU Oriol Pujol Ferrusola. Ya estaba imputado por tráfico de influencias en el llamado caso ITV y ahora la Fiscalía Anticorrupción le acusa de cochecho por aceptar supuestamente un soborno para votar una ley. Pero las cámaras no estaban para regalarle ni siquiera un plano. El protagonista era otro que viene arrasando: el proceso soberanista catalán, que tuvo su fiesta de puesta de largo en el Parlamento [autonómico] de Cataluña".
Hay vida fuera de Cataluña. "Trierweiler pudo haber tomado una dosis excesiva de tranquilizantes" titula Lluís Uría su crónica en La Vanguardia. Comenta que Hollande no ha visitado a su mujer, "a petición de los médicos". En El Mundo, el affaire está en la sección del jaroteo, la otra crónica le llaman. Juan Manuel Bellver encabeza así su texto: "La ex de Hollande visita a la (todavía) primera dama". El comienzo es rock and roll:
"Ver para creer. Ségolène Royal ha ido a visitar a Valérie Trierweiler en su habitación del hospital parisino. Según revela el semanario francés Voici, que este viernes publicará las fotos en su edición en papel, la política socialista y ex compañera sentimental de François Hollande acudió el miércoles a la Pitié Salprêtière para ver cómo se encontraba la primera dama ingresada desde el pasado viernes para hacer una 'cura de sueño' tras enterarse por al revista Closer del idilio secreto del Presidente de la República con la actriz Julie Gayet".
¿Pues cómo se va encontrar? A dieta de bromazepán y la prensa, ni tocarla.