Pueblo catalán medieval con una cascada fantasma

Pueblo catalán medieval con una cascada fantasma Barcelona secreta

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Tienes que ir sí o sí: el pueblo catalán medieval con una cascada fantasma que parece desafiar la gravedad

Descubre este enclave de postal que se esconde entre la majestuosa naturaleza, imponentes riscos y la sorpresa del agua

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¿Conoces un rincón secreto en Cataluña que parece desafiar la gravedad? Hay un lugar suspendido entre cielo y riscos, donde el tiempo parece ralentizarse y la naturaleza se exhibe en todo su esplendor.

Un destino ideal tanto para viajeros que buscan desconexión como para amantes de la historia y los paisajes sobrecogedores. Todo un tesoro escondido que atrapa a todo aquel que lo visita desde el primer instante y que tiene la ventaja de encontrarse en la misma región catalana.

Un mirador privilegiado en plena naturaleza

Este encantador pueblo medieval se asienta sobre un imponente risco, elevándose alrededor de 800 metros sobre el nivel del mar, en la meseta de Collsacabra, al norte de las Guilleries, dentro de la comarca de Osona (Cataluña).

Desde aquí, las vistas se extienden hacia el pantano de Sau, el valle del Ter, las montañas del Montseny y los densos bosques de la comarca. Es un lugar donde la naturaleza se convierte en espectáculo vivo: Tavertet

Tavertet

Tavertet Naturaki

Sus viviendas de piedra se agrupan en calles serenas que parecen detenidas en el tiempo. A pocos pasos, el paisaje se abre en una panorámica majestuosa: el verdor de bosques y montañas desciende hasta encontrarse con el pantano de Sau, mientras las formaciones rocosas revelan huellas de una historia geológica antiquísima.

Pantano de Sau

Pantano de Sau Catalunya Turisme

Cuando las lluvias son intensas, la naturaleza ofrece un espectáculo efímero: la cascada del Molí Bernat, un chorro de agua que se precipita desde la cumbre del acantilado hasta el valle. El resto del año, solo queda la huella seca en la roca, aguardando el regreso de ese torrente.

De esta forma, más allá de su encanto arquitectónico, Tavertet es también célebre por esta cascada caprichosa, que aparece y desaparece al compás del clima.

Salto del Molí Bernat

Salto del Molí Bernat Escapada amb nens

En los días de crecida, el salto se transforma en una imagen tan breve como poderosa, un rugido de agua que irrumpe en el silencio de la montaña. Cuando el cauce se desvanece, la roca desnuda recuerda al viajero que en estas tierras la belleza depende siempre de los caprichos de la naturaleza.

Un núcleo de piedra con esencia medieval

El casco urbano de este municipio catalán está compuesto por alrededor de 48 - 50 casas de piedra, construidas entre los siglos XVII y XVIII. Sus calles empedradas y viviendas tradicionales conservan un estilo rural profundamente arraigado en la región.

Además, este conjunto urbano ha sido declarado Bien de Interés Cultural, lo que le otorga un valor patrimonial excepcional.

Pasear por la calle del Mig, la principal de la localidad, es como retroceder en el tiempo. En uno de sus extremos se encuentra el mirador del Pla del Castell, desde donde las panorámicas sobre el pantano, el Montseny y las Guilleries son simplemente inolvidables.

Mirador del pla del Castell

Mirador del pla del Castell Mapes de Patrimoni Cultural

Vistas desde el mirador del Pla del Castell

Vistas desde el mirador del Pla del Castell Castany.cat

Patrimonio histórico: iglesias y vestigios medievales

Este rincón catalán es también un viaje a través de su arquitectura religiosa. Destacan la iglesia de Sant Cristòfol, con origen documentado en el año 1070, aunque es posible que su construcción sea aún más antigua. Se conserva su nave original con bóveda de cañón, abside semicircular y añadidos góticos posteriores.

Iglesia de Sant Cristòfol

Iglesia de Sant Cristòfol Catalunya Turisme

No menos interesantes son las pequeñas ermitas románicas: Sant Miquel de Sorerols, considerada una de las muestras más destacadas del románico en Osona, así como Sant Cornelio, Sant Bartomeu Sesgorgues y Santa Cília.

Iglesia de Sant Miquel de Sorerols

Iglesia de Sant Miquel de Sorerols Natura Local

En las afueras se alzan masías como la Torre, con su torre de defensa medieval, y otras como el casal de l’Avenc, del siglo XIII, fiel reflejo del gótico rural catalán.

También hay vestigios antiguos, como dólmenes y un pequeño museo con piezas arqueológicas y etnológicas en la localidad.

Naturaleza en estado puro y senderos únicos

Rodeado de riscos imponentes —Collsavenc, Moltorer y Baumes—, este pueblo ofrece escenarios naturales sobrecogedores ideales para quienes aman el senderismo y el aire libre. Desde miradores como La Miradora se puede admirar el valle de Balà, la cascada del Molí Bernat y la cueva de Les Corts.

En lo alto de un imponente risco de unos 800 metros se alza Tavertet, un diminuto pueblo medieval de Cataluña. Sus viviendas de piedra se agrupan en calles serenas que parecen detenidas en el tiempo. A pocos pasos, el paisaje se abre en una panorámica majestuosa: el verdor de bosques y montañas desciende hasta encontrarse con el pantano de Sau, mientras las formaciones rocosas revelan huellas de una historia geológica antiquísima.

Cuando las lluvias son intensas, la naturaleza ofrece un espectáculo efímero: la cascada del Molí Bernat, un chorro de agua que se precipita desde la cumbre del acantilado hasta el valle. El resto del año, solo queda la huella seca en la roca, aguardando el regreso de ese torrente.

De esta forma, más allá de su encanto arquitectónico, Tavertet es también célebre por esta cascada caprichosa, que aparece y desaparece al compás del clima. En los días de crecida, el salto se transforma en una imagen tan breve como poderosa, un rugido de agua que irrumpe en el silencio de la montaña. Cuando el cauce se desvanece, la roca desnuda recuerda al viajero que en estas tierras la belleza depende siempre de los caprichos de la naturaleza.

Por otro lado, la región forma parte de la GR-151, una ruta de senderismo que conecta lugares como Sant Romà de Sau (la iglesia que emerge cuando el agua del pantano baja), pasa por la presa y asciende hasta el acantilado donde se encuentra el pueblo.

Un refugio ideal para el otoño y cualquier temporada

Este destino se asienta en un entorno húmedo, típico del Collsacabra, con precipitaciones entre 800 y 1200 mm anuales, y vegetación frondosa de bosques de hayas, robles, encinas y abetales.

Perfecto para lucir sus paisajes en otoño, cuando la luz y los colores se intensifican, creando una atmósfera mágica. Si bien, este entorno de la región catalana puede visitarse en cualquier época del año, sin importar la temporada.

Tranquilidad, autenticidad y sabor local

Con una población permanente que ronda los 100-130 habitantes, este lugar conserva una atmósfera de silencio y autenticidad muy apreciada por quienes huyen del bullicio.

Además, hay pequeñas tiendas de artesanía, encantadoras boutiques, bares y restaurantes donde se pueden degustar platos locales de la gastronomía catalana, como la butifarra amb mongetes o el cordero a la brasa, ideales para completar la experiencia regional.

Llegar no es complicado, pero el sitio se mantiene secreto

Se encuentra a 1 hora y 30 minutos desde Barcelona, por la C-17; también desde Girona, utilizando la C-25 y la C-153, y finalizando por la BV-5207, una carretera escénica aunque angosta y con curvas, por lo que se recomienda llevar a cabo una conducción cuidadosa.

Igualemente, a pesar de su cercanía a grandes ciudades, se mantiene como un destino poco masificado y singular.

Este rincón en la comarca de Osona mezcla majestuosos paisajes, arquitectura medieval, auténtica historia y una atmósfera de paz absoluta. Se trata, por tanto, de un refugio ideal para quienes buscan reconectar con la naturaleza, descubrir tesoros patrimoniales y saborear la autenticidad rural.