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Hay topónimos que despiertan sospechas. Nombres que aluden a un lugar y que, sin embargo, no están donde deberían. El caso más paradigmático de España es Santillana del Mar que, como dice el dicho, ni es santa, ni es llana, ni tiene mar.

En Cataluña, también hay un pueblo igual de mentiroso en su nombre. Al menos, confuso. El topónimo parece indicar que es de un lugar y, en realidad, es de otro. Para decirlo alto y claro, por mucho que Sant Sadurní d’Anoia se llame así, miente no está en la comarca de l’Anoia. 

Que no se enfaden los habitantes de la capital del cava. Hay una historia más clara al respecto. Pero hay que saber un poco de geografía catalana. Si bien para muchos Sant Sadurní podría ser la capital de l’Anoia, esta es Igualada. Sant Sadurní es la capital de l’Alt Penedès. Una zona muy distinta.

La confusión se arrastra desde hace más de un siglo, pero en realidad tiene una explicación que lo justifica con creces. La capital del cava se llama así por el río que atraviesa los alrededores del municipio, el Anoia. Tan simple como eso. 

La historia tras la 'mentira'

La historia se remonta a tres siglos atrás, cuando Sant Sadurní se constituyó como municipio independiente en 1764. Cuando se separó de Subirats y aún era un pueblo, el municipio adoptó una denominación que hacía referencia al curso fluvial más próximo, no a su pertenencia administrativa. Una vez constituidas las comarcas, llegó el problema.

Esta confusión, en cualquier caso, no ha impedido dos cosas: por un lado, que uno vea en su nombre una mentira y que la localidad gane importancia y peso económico en Cataluña.

Un crecimiento exponencial 

Hoy, Sant Sadurní d’Anoia es un municipio de tamaño medio, con algo más de 13.000 habitantes, situada a unos 45 kilómetros al suroeste de Barcelona y capital del cava. Su relieve suave, cubierto de viñedos y cultivos de secano, está estrechamente vinculado a la producción de esta bebida.

La tradición vinícola tiene aquí un peso central. En 1872, Josep Raventós elaboró el primer espumoso al estilo champenoise en Cataluña, y desde entonces la actividad no ha dejado de crecer. Hoy, más de 80 bodegas tienen sede en el municipio. 

Bodegas de Freixenet AYUNTAMIENTO DE SANT SADURNÍ D'ANOIA

Cava y bodegas

Marcas como Freixenet, Codorníu, Recaredo o Gramona son ya parte de la sociedad del lugar. Su importancia es tal que abren parte de sus instalaciones al público y razones les faltan, algunas bodegas son de estilo modernista o noucentista que datan de los años de mayor crecimiento industrial a finales del siglo XIX.

Las cavas de Codorníu, sin ir más lejos, están diseñadas por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, fueron declaradas monumento histórico-artístico en 1976. Las de Freixenet, sin ser modernistas, imponen, al otro lado de la vía del tren y ofrecen visitas guiadas y degustaciones. También hay pequeñas casas familiares que elaboran cava con degüelle manual y crianza prolongada.

Qué tiene Sant Sadurní

Más allá de las bodegas, en el casco urbano se concentran servicios, comercios, equipamientos y una red de calles amplias y funcionales, con algunos monumentos destacables. La iglesia parroquial, dedicada a Sant Sadurní, presenta un campanario de base octogonal visible desde varios puntos del municipio. 

A su alrededor se encuentra la plaza del Ayuntamiento, el mercado y la zona administrativa. No hay rastro de calles medievales ni empedrados: el trazado responde a un crecimiento ordenado y moderno, propio de un municipio agrícola-industrial.

Fiestas de Sant Sadurní d'Anoia AYUNTAMIENTO DE SANT SADURNÍ D'ANOIA

Fuera del núcleo principal se encuentran masías, ermitas y caminos rurales de una belleza singular. En Espiells, uno de los núcleos diseminados, destaca la ermita prerrománica de Sant Benet. Los alrededores de la población permiten hacer rutas entre viñedos, tanto a pie como en bicicleta, sin gran dificultad técnica.

Y es que la vid está presente desde la economía hasta las fiestas. El 8 de septiembre es fiesta grande en Sant Sadurní. Se celebra la Festa de la Fil·loxera, con un desfile simbólico que rememora la lucha contra la plaga que afectó al viñedo a finales del siglo XIX. 

Cómo llegar

Más allá de esta actividad, Sant Sadurní es uno de los polos mejor conectados del Penedès. Hasta allí llega la línea R4 de Rodalies, que conecta con Barcelona en unos 45-55 minutos.

En coche se puede llegar en tres cuartos de hora por la AP-7 desde la capital catalana. La salida a la ciudad está claramente señalizada.

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