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A menudo, al pensar en destinos para viajar, nos vienen a la mente imágenes de pueblos pintorescos con calles adoquinadas, fachadas coloridas y paisajes de ensueño. Sin embargo, también existen algunos que, a primera vista, pueden no parecer tan atractivos. Puede que tengan construcciones desgastadas, una atmósfera industrial o una falta de planificación estética que los aleje del ideal de "belleza". Pero incluso en estos lugares menos favorecidos por la postal turística, hay algo que merece ser descubierto.

Quizás su encanto resida en la autenticidad de su gente, en las historias que guardan sus calles o en esa taberna oculta donde sirven el mejor guiso de la región. Tal vez sea un sitio inesperado, como un mirador olvidado o una tradición local única que no encontrarás en ningún otro lugar. Estos pueblos "menos bonitos" son también parte del mundo real, ese que no siempre se maquilla para las fotografías, pero que vibra con vida y honestidad.

El pueblo más feo de LLeida

El pueblo más feo de Girona, según la revista Viajar es La Jonquera; de hecho, hasta el ChatGPT lo designa como uno de los menos agraciados. En este ranking también se sitúan: Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), Perafort (Tarragona) y Alfarrás (Lleida).

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