Estaba ayer mirando la prensa extranjera, interesado por lo que dice sobre el plan de plaz de Trump para Gaza (algo nos dice que no llegará a nada, como todo lo que promete y rápidamente incumple ese siniestro imbécil y agente de Putin) cuando di con este enorme titular (que nada tiene que ver con el tema), en el The Wall Street Journal:
"Spain Inflation Picks Up as ECB Looks Set to Keep Holding rates"
O sea: “La inflación en España se recupera (o se eleva) mientras el BCE parece dispuesto a mantener los tipos de interés”.
En otras palabras, estimado lector: olvídese usted, a no ser que sea extremadamente hábil, de renegociar a la baja su hipoteca bancaria –en el caso de que esté usted entre los relativamente afortunados que tienen una hipoteca negociable-.
Luego vuelvo con lo que dice la prensa internacional sobre el plan de Trump y Netanyahu para la devastada Gaza, veamos ahora lo que dice el WSJ sobre la inflación en España:
"Evolución de la inflación en España: en septiembre, la inflación ha subido al 3,0% interanual, frente al 2,7 % de agosto".
Es el nivel más alto desde junio de 2023, lo que rompe la tendencia de moderación que se venía observando durante la primera mitad del año.
El dato proviene del Instituto Nacional de Estadística (INE), y el diario financiero norteamericano lo interpreta como una señal de que la presión de los precios sigue siendo muy considerable.
Entre los factores que explican el repunte, el diario norteamericano señala que responde principalmente a dos causas:
La primera, la subida de los precios de la electricidad, después de unos meses de descensos.
La segunda, las “presiones en el sector servicios”, que mantienen los costes de los productos elevados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso
El WSJ señala que, aunque la inflación española es más baja que en otros países de la zona euro, esta reactivación de la inflación preocupa a los analistas europeos.
España suele ser vista como un indicador adelantado de la inflación en la eurozona, por lo que este repunte puede anticipar que las cifras del bloque también resulten más firmes.
El aumento complica las expectativas de un recorte de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) a corto plazo.
El BCE había pausado las subidas de tipos en 2024 con la idea de que la inflación convergía al 2% objetivo, pero este dato (el dato, digamos, español), refuerza el criterio de mantener la política monetaria restrictiva durante una temporada más, una temporada indefinida.
Sobre el contexto europeo, dice el diario norteamericano que, en general, los precios en Europa se han visto afectados, sobre todo, por la inestabilidad de los mercados energéticos, por el coste de los alimentos, que no ha retrocedido al ritmo esperado, y por el incremento de salarios en algunos sectores.
El artículo enfatiza que, aunque España estaba entre los países con mejor control de la inflación, el repunte de septiembre podría ser una advertencia para el resto de la eurozona.
En conclusión: El WSJ interpreta la subida de la inflación española como una señal de persistencia de las presiones inflacionarias en Europa, lo cual hace menos probable que el BCE baje los tipos de interés a corto plazo.
Banderas comunitarias frente a la sede de la Unión Europea
En cuanto a la paz en Gaza… Supongo al lector de Crónica Global informado, pero por si acaso le recuerdo que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha aceptado un plan de 20 puntos presentado por el presidente estadounidense Donald Trump con el objetivo de poner fin a la guerra en Gaza. Hamás, que no participó en la elaboración del plan, aún no ha dado su aprobación. El plan estipula que la organización terrorista debe liberar a todos los rehenes y entregar las armas (o sea: rendirse, que es lo que haría, a la vista del destrozo que han provocado entre su desdichada gente, si no fuera un movimiento fanático y desalmado). A cambio, el Ejército israelí se retiraría.
Este plan ha despertado esperanzas y desconfianzas, y toda la prensa europea analiza sus posibilidades de éxito. A continuación reproducimos lo que dice media docena de grandes periódicos europeos, sin mencionar las firmas. Hemos elegido comentarios prudentes, sensatos:
Según La Repubblica, los israelíes están hartos de la guerra y Netanyahu no ha tenido otra opción que aceptar este plan: “Varios factores llevaron a Netanyahu a aceptar este compromiso. El primero es el agotamiento de un país que, tras dos años de protestas y tensiones, está harto de la guerra. Y esto no solo se aplica a las familias de los rehenes, sino también a las familias de los centenares de miles de reservistas movilizados. A esto se suma una economía que, por fuerte que sea, está pagando un alto precio por la crisis: descenso de la inversión extranjera, falta de crecimiento y caos en el mercado laboral —el banco central israelí estima que entre 2023 y 2025 las guerras han costado 55.600 millones de dólares [alrededor de 47.000 millones de euros]”.
De Morgen ve motivos para el optimismo: "En el horizonte se vislumbra la posibilidad del derecho a la autodeterminación e incluso de un Estado propio para los palestinos... El realismo, e incluso el escepticismo, siguen siendo muy necesarios... Sin embargo, quizá algo haya cambiado. El mundo árabe también anhela una solución más o menos pacífica para los palestinos y entiende que esto no puede lograrse a través de Hamás. Netanyahu también ha comprendido que un nuevo engaño geopolítico sumiría a su país en el aislamiento, como quedó patente en la cumbre de la ONU de la semana pasada”.
En cambio, según Le Soir, el plan es demasiado vago para que funcione: “Uno de sus defectos más evidentes es que plantea pasos individuales como la retirada gradual del Ejército israelí, pero sin calendario alguno. Incidentes sobre el terreno podrían servir rápidamente de pretexto para que Israel lo bloquee todo... En cuanto a Hamás, se le exige responder a un ultimátum extraño: suicidarse o sufrir la cólera mortal de Israel... Y debe liberar a todos los rehenes —que consideraba como su último recurso— en tres días, y esperar que Israel cumpla su palabra y no intente procrastinar o incluso sabotear el acuerdo... En resumen, el plan está demasiado vagamente formulado y ya contiene las semillas de su propio fracaso. Solo podemos esperar un verdadero milagro”.
Politiken acoge el plan en principio, pero señala su falta de equidad: “El aspecto más positivo es el reconocimiento de que la guerra debe terminar y que Israel debe retirarse de la Franja de Gaza. Al mismo tiempo, es importante que Estados Unidos y los países árabes asuman parte de la responsabilidad en la reconstrucción, y que se descarte toda idea de expulsar a los palestinos de Gaza. Al otorgar amnistía a los combatientes de Hamás y amenazar con dar carta blanca a Israel, el plan es en esencia un ultimátum a Hamás. En lo negativo, es un plan completamente unilateral que no prevé ningún papel ni para Hamás ni para un autogobierno palestino”.
Soldados en Gaza
El plan no prevé ningún papel para los propios palestinos, también critica el Irish Examiner: “Dado el poder e influencia que ejerce EE.UU. en la región, ¿no podría haber utilizado antes su músculo para llevar a Israel y Hamás a la mesa de negociaciones?... Miles de vidas palestinas podrían haberse salvado si se hubiera implantado un plan así antes. Los lectores más atentos también notarán una omisión significativa en el plan de paz: la participación de la población de Gaza. Tras meses de ataques armados y de hambruna inducida, ahora su futuro depende de las decisiones de otros. Es la máxima expresión de su impotencia y vulnerabilidad”.
Il Manifesto sospecha que el plan es una estratagema: “La gran pregunta es si la hoja de ruta de Trump es un plan de paz o un plan para continuar la guerra. Estas dudas se ven reforzadas por una frase inquietante del presidente de EE.UU: si Hamás rechaza el plan, Trump ha prometido que Israel recibirá el apoyo total de Estados Unidos para continuar su guerra. Esto significa que Netanyahu tiene el poder de torpedear el plan en cualquier momento... Aunque Israel deba hacer algunas concesiones, está claro que el plan no incluye una fecha para la retirada del ejército israelí de Gaza".
El ex primer ministro británico Tony Blair desempeñará un papel clave en la aplicación del plan de paz. Para Naftemporiki, es una mala idea: “Es un político odiado por muchos árabes en todo Oriente Medio porque impulsó la invasión estadounidense de Irak en 2003 con argumentos falsos. Además, ahora Blair es visto como un símbolo de una política occidental muy ligada a la economía. También tiene puestos sus ojos en las reservas de gas natural frente a la costa de Gaza... Gaza podría convertirse en el nuevo El Dorado de las petroleras del Oriente Medio más que en la ‘Riviera’ que Trump y los agentes inmobiliarios habían imaginado”.
Aunque la guerra termine, la paz auténtica tardará mucho en llegar, advierte el Salzburger Nachrichten: “Los dos últimos años han radicalizado a la gente de ambos lados, y una vez más en ambos bandos está creciendo una generación traumatizada que solo conoce el odio del otro lado y apoya a las fuerzas políticas que lo alimentan. Si el plan de paz se implementa, será solo un plan, no paz real. ¿Cómo podría haberla? Habría que pasar antes por una fase de enfriamiento y de construcción de confianza. La llamada 'Junta de la Paz' tendría que garantizar que las fuerzas moderadas ganen impulso — y centrar sus esfuerzos en la educación. Porque dos pueblos traumatizados luchan para que se reconozca su sufrimiento”.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos
La iniciativa enfrenta grandes obstáculos, pero aún así podría marcar un comienzo prometedor, escribe Visão: “Incluye dos o tres detalles muy difíciles de aplicar: la formación en Gaza de un gobierno de tecnócratas palestinos con apoyo internacional, y la retirada gradual de las fuerzas armadas israelíes... Para arrinconar a Hamás, el plan se ejecutará en zonas donde ya no tenga presencia, para que la población palestina perciba el cambio... En resumen, el plan será difícil de implementar pero muestra indicios de que podría haber paz y prosperidad en la Franja de Gaza.”
El experto en Oriente Medio Igor Semyvolos comenta en Facebook: “La implicación de una coalición árabe-internacional en seguridad, administración y reconstrucción es una empresa ambiciosa, pero afronta dificultades. Los líderes árabes exigen garantías, especialmente respecto a Cisjordania y el estatus de Jerusalén, lo que va en contra de los intereses de Israel... El éxito del plan depende de la influencia de EE.UU. sobre Israel, que podría ser limitada dada la postura dura de Netanyahu. Sin embargo, la capacidad de maniobra del actual gobierno israelí parece reducirse considerablemente”.
Para La Stampa, el plan podría poner fin a la carrera del líder israelí: “La única persona que puede empujar a Benjamin Netanyahu a firmar el plan de 21 puntos propuesto por Trump es el propio Trump. Solo una amenaza violenta e inmediata podría obligarlo a aceptar un acuerdo que significaría su final... El fin de la guerra, quizás, pero seguro el fin de su carrera política. Para Bibi Netanyahu, estos 21 puntos sobre la mesa representan un potencial desastre. El primer ministro israelí sabe que si concede siquiera una pulgada en estas negociaciones— que, entre otras cosas, prevén que los palestinos sigan en Gaza— sus ministros lo abandonarían inmediatamente”.
Finalmente, Der Standard ve interrogantes fundamentales aún sin respuesta: “Los detalles de los 21 puntos con los que Trump espera cambiar el rumbo en Oriente Medio siguen siendo desconocidos —y sobre todo, cómo lograr lo que no se ha conseguido hasta ahora pese a meses de negociaciones mediadas por EE.UU entre Hamás e Israel, en las que también participaron Egipto y Jordania: la liberación de los rehenes israelíes que siguen en manos de Hamás... Actualmente, Israel está llevando a cabo una nueva ofensiva terrestre en la ciudad de Gaza; una pesadilla para la población, para la que ya no quedan lugares seguros y cuya propia existencia es amenazada por el hambre y las enfermedades”.
