La impresionante fotografía de Donald Trump con el rostro ensangrentado, el puño en alto y gritando “Fight, fight, fight” (lucha, lucha, lucha), tomada justo después de sufrir el atentado –a manos de otro chiflado con acceso a las armas de papá y deseos de matar e inmolarse espectacularmente–, no ha sido muy comentada en la prensa española. Esa imagen del fotógrafo Evan Vucci gana para Trump más votos que cien mítines.
En la prensa internacional se la define como icónica, reveladora, y una baza fenomenal para asegurar su victoria en las próximas elecciones presidenciales, donde se enfrentará a un Joe Biden preocupantemente confuso –si antes los suyos no le obligan a apartarse de la lucha–.
En The Guardian, el crítico de arte Jonathan Jones “deconstruye” la compleja semántica de esa imagen y en Deutsche Welle, Stefan Dege recuerda los precedentes históricos y el simbolismo del puño en alto.
Cuenta Dege: “Varios movimientos recurren al puño en alto como logotipo. Están los movimientos socialistas que utilizan un puño rojo, a veces en combinación con una rosa. Un puño negro representa al Black Power, el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. Un ‘puño ario’ blanco simboliza el poder blanco en el contexto de la escena neonazi mundial y del Ku Klux Klan estadounidense. Por ejemplo, el asesino en masa y terrorista de derechas Anders Behring Breivik saludó al tribunal de Oslo en 2012 con el puño en alto. Pero Women Power (Poder Femenino) y la comunidad LGTBIQ+ también utilizan la imagen del puño como marca distintiva”.
“Es la peor situación en la que se puede encontrar una persona, ante la muerte”, dice la experta en comunicación y temas estadounidenses Marion Müller, de la Universidad de Tréveris, en Alemania. Y la persona a la que disparan no piensa primero en sí misma, sino en su misión.
“Eso tiene un efecto. El puño cerrado de Trump, no un signo de victoria, sino un gesto de feroz determinación y enorme ira, convierte al candidato presidencial en un mártir a los ojos de sus seguidores, con un mensaje mesiánico. ‘Aquí Trump hace una promesa de salvación’”, explica Müller. “El hecho de que sobreviviera al intento de asesinato y triunfara, como lo demuestra el gesto del puño, es interpretado por los trumpistas como la voluntad de Dios y, por tanto, como una predicción de su reelección. Estados Unidos es un país profundamente religioso, y la foto de Trump levantando el puño es, para muchos de sus seguidores, la ‘imagen convertida en misión para liderar el país’”.
Por su parte, en un largo y penetrante ensayo que aquí resumimos, pero puede leerse entero y gratuitamente en la red, bajo el título Is this what a second Trump presidency will be like? (¿La segunda presidencia de Trump se parecerá a esto?), dice el crítico Jones:
“(…) La realidad, que cualquier observador racional puede ver claramente, es que en este momento Trump está desafiando a la muerte. No puede estar seguro de haber salido ileso. La bala ha sacado sangre de su oreja, cerca del cerebro. Mientras se levanta de donde inicialmente se puso a cubierto, con los agentes del servicio secreto vestidos de negro y con gafas de sol tratando de rodearle, hace un elocuente gesto de desafío: un puño cerrado levantado en el aire, el brazo erguido como un asta de bandera. Su boca se abre en un grito: las palabras que pronunció fueron ‘Lucha, lucha, lucha’, palabras que parecen elegidas como si fueran las últimas. ¿A quién le dice que luche? ¿Contra qué?”.
“Utiliza la retórica de lucha y división de siempre, pero con una nueva urgencia al pedir a América que luche en su nombre, sobre su cuerpo. Y ha pensado al instante cómo comunicarlo visualmente. (…) Su significado viene dado por el contexto. Sangre en la cara, rodeado de agentes protectores bajo una ondeante bandera estadounidense. La bandera y el puño juntos son lo que hacen que esa imagen sea tan poderosa: Trump se presenta como la encarnación de una América herida, pero desafiante”.
“Sin embargo, el núcleo del significado de esta imagen puede resumirse en una palabra: sangre. Y sus connotaciones van más allá de la política o el patriotismo. Los partidarios cristianos de Trump no tardarán en ver su supervivencia como algo místico. Y tendrán razón, al menos desde la perspectiva de la historia del arte. Sea lo que sea esta escena, es, a nivel iconográfico, religiosa. Es casi literalmente una resurrección. Trump se ha levantado de debajo del podio donde se había escondido, como si fuera Cristo saliendo de la tumba. En las grandes pinturas de ese momento central del cristianismo, como la espeluznante y perturbadora visión de un Jesús triunfante de Matthias Grünewald en el Retablo de Isenheim, hay sangre. (…) Trump realmente parece estar dando su sangre aquí, un sacrificio por América. Como Jesús, sobrevive al sacrificio y resucita”.
Tras referirse al “¡No pasarán!” de La Pasionaria puño en alto y a la imaginería crística como el Descendimiento de la Cruz de Rogier van der Weyden en el Prado, o El Entierro de Caravaggio en el Vaticano, concluye: “Decir que esta es la imagen que puede hacer ganar la reelección a Trump puede ser lo de menos. Seguramente lo que esta imagen nos dice es cómo será una segunda presidencia de Trump. Lazos de sangre entre el líder y el pueblo, imágenes de sacrificio. Una campaña electoral que comienza con semejante imagen de extremos es una que se dirige a lugares inexplorados y aterradores”.
Terror en un hospital
Para terror de verdad el que, según explicaban ayer Corriere della Sera, ha dominado el CEM (Centro di Educazione Motoria, centro de rehabilitación física) de la Cruz Roja en el distrito portuense de Roma, que supuestamente se había convertido en una especie de lager para algunos pacientes frágiles y discapacitados. Se han producido 10 arrestos y se ha abierto una amplia investigación de la fiscalía para saber qué horrores exactamente se repetían en el centro hospitalario.
“Pedazo de m... te voy a partir el alma”, gritó un cuidador a un paciente con deterioro cognitivo. “Esta noche morirás”, se repetía a otro, inmovilizado en la cama. “¿Has terminado de llorar?”, se preguntaba a un joven con discapacidad. Una investigación de la fiscalía ha reconstruido palizas, malos tratos, humillaciones, acoso diario e incluso violencia sexual contra hombres y mujeres en terapia.
Los numerosos episodios violentos tuvieron lugar en al año 2023 y fueron denunciados por los responsables del mismo centro. La acusación de torturas resume la gravedad de los hechos junto a las severas palabras de la jueza: “Parece que los sospechosos –todos ellos– han considerado a los sujetos a ellos confiados como objetos molestos en el camino de sus vidas, contra los que descargaron sus instintos más brutales, incluido el escarnio de la esfera sexual”. El desencadenante podía ser de lo más variado, pero en general estaba relacionado con las tareas –todas ellas delicadas– de los empleados del centro.
Algunos se desabrochaban la bragueta del pantalón delante de una paciente “instándole a arrancar el sujetador y las bragas de la operadora”. Otro enfermero incitó un paciente perturbado a golpearse a sí mismo “en el brazo e inmediatamente después le dio una bofetada en la cara”. En este desierto de humanidad, un pañal sucio podía costar represalias y una reclamación fisiológica traía violencia y amenazas contra quien la manifestaba.
Una mujer con autismo fue abofeteada y humillada: “Dada su actitud alterada, la joven (la sospechosa) le asestó dos bofetadas más en la cara, y luego, al cabo de unas dos horas, la llevó al baño donde le bajó los pantalones, la abofeteó de nuevo la cara y la agarró con ambas manos por el cuello para obligarla a sentarse en el retrete, sin dejar de golpearla”.
Los investigadores también han reconstruido una agresión sexual a una paciente por parte de un operario. Una persona fue rociada con agua helada para provocarle agitación… “Así emerge una muestra de una Italia diferente, de coacción, violencia psicológica, oscurantismo, ultraje sistemático a la fragilidad. Pacientes a los que se impide descansar, a los que se mantiene en vela al estilo de la antigua tortura, golpeados (uno con una bandeja, otro con una zapatilla) delante de todos”.
Recuento de mariposas
Acabaremos este repaso a la prensa extranjera con una noticia menos amarga: en Chequia comenzó este lunes la etapa veraniega del primer recuento nacional de mariposas, con participación de los ciudadanos. La primera vez que se celebró un conteo de este tipo fue en la etapa primaveral y tuvo una gran repercusión.
El objetivo de la actividad, denominada Media hora para las mariposas, es mejorar la protección de este insecto que está desapareciendo rápidamente de la naturaleza, según informó David Číp, uno de los organizadores del recuento en Bohemia Oriental.
Este recuento nacional con participación de la ciudadanía se celebrará dos veces al año. La tarea de los ciudadanos consiste en dedicar una media hora cada día al conteo de las mariposas en el lugar donde se encuentre, e informar sobre ello a las organizaciones de protección de la naturaleza.
El actual recuento se prolongará hasta el 21 de julio y, además de especialistas, participan en él individuos y grupos de personas voluntarios y escuelas.