El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece ante los medios de comunicación tras participar en el tradicional despacho de verano con el Rey Felipe VI en el Palacio de Marivent, en Palma.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece ante los medios de comunicación tras participar en el tradicional despacho de verano con el Rey Felipe VI en el Palacio de Marivent, en Palma. Isaac Buj Europa Press

Primeras planas

La foto con Sánchez y coqueteo Junts-PP

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Tiempo de descanso. La clase política está en silencio. Tal vez cogitando si el máster del universo en mercadotecnia cuántica por la Universidad de Montana puede colar o es un cante. Nuestros próceres han quedado retratados. Qué descaro y qué osadía. El mal se llama titulitis. Tiene cura. Lo primero es dejar la política.

Entregados los políticos al solaz, el país respira sin sobresaltos. Es un momento de extraña calma. Se velan armas. Septiembre promete emociones fuertes. Mientras tanto, relax.

Hay muchos flecos pendientes, expedientes sin resolver y un montón de papeles que requieren de una firma o de un sello. Habrá tiempo para ello. En el ínterin, los medios escarban en el presente y en el pasado, hurgan en la hemeroteca y desempolvan temas de nevera.

Portada de La Razón (España)

Es domingo y los diarios solazan a sus lectores con entrevistas imprevistas como la de La Razón al letrado de Puigdemont. También se tira de efemérides. Hace un año, por ejemplo, de que Marta Rovira alcanzara un acuerdo con el PSC para la investidura de Salvador Illa. Y diez de la constitución de Junts pel Sí, aquel artefacto electoral del independentismo.

También hay repasos, análisis y contextualizaciones. En La Vanguardia y en materia de política le dan una vuelta a las relaciones entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont.

En esa información se habla de las fotos que ya se han hecho en el pasado ambos personajes y de la foto pendiente.

Portada de La Vanguardia (España)

Escribe Iñaki Pardo Torregrosa : "Como sucedió justo antes del parón navideño, Pedro Sánchez abrió esta semana la puerta a reunirse con Carles Puigdemont. Fue durante la rueda de prensa en la que hizo balance del curso político que acaba, en un momento en que la relación entre socialistas y posconvergentes no pasa por su mejor momento".

"Si en diciembre desde Junts pedían al presidente del Gobierno que se someta a una cuestión de confianza en el Congreso –o bien que su partido permitiera en la Cámara un debate sobre la idoneidad de que el dirigente socialista se someta a ese mecanismo parlamentario, un opción sin efectos legales pero sí políticos que al final se archivó–, ahora señalan que Sánchez está “en la prórroga” y le advierten que si no hay avances en su negociación particular el grupo que encabeza Miriam Nogueras no apoyará más las iniciativas del Ejecutivo central".

"En cualquier caso, esa reunión ha estado flotando en el ambiente desde que empezó la legislatura, prácticamente. En diciembre del 2023, solo un mes después del acuerdo entre PSOE y JxCat que facilitó la investidura de Sánchez, cuando Puigdemont todavía era eurodiputado, el presidente del Gobierno compareció en el Parlamento Europeo de Estrasburgo para hacer balance de la presidencia rotatoria de España del Consejo de la Unión Europea".

"Ese día ambos dirigentes coincidieron en el hemiciclo por vez primera y aunque se barajó entonces la posibilidad de que hubiera un encuentro, que después se rebajó a una foto en los pasillos de la Cámara, al final no hubo nada. Aprovechando la ocasión, desde el atril, el líder de Junts lanzó avisos al Gobierno sobre las consecuencias que tendría un incumplimiento de su acuerdo. Un mensaje que a la postre se ha convertido en recurrente".

Sigue la pieza: "Fue al día siguiente de aquella coincidencia cuando el secretario general de Junts, Jordi Turull, desveló que en el foro de negociación de Suiza entre ambas formaciones se había consensuado que hubiera una reunión formal –sin una fecha determinada– entre los líderes de ambos partidos, si bien en ese momento Puigdemont no figuraba en el organigrama de los posconvergentes, mientras que hoy es su presidente".

"La ley de Amnistía aún no se había aprobado en las Cortes Generales. Unos días después, en la copa de Navidad de la Moncloa con la prensa, Sánchez confirmó a los presentes que estaba dispuesto a que se produjera esa cita".

"En un primer momento se deslizó que se podría celebrar tras la aprobación definitiva el olvido penal, pero entre tanto hubo dos contiendas electorales –las catalanas de mayo del 2024 y las europeas de junio– y luego ya, según fuentes posconvergentes, no se han dado las circunstancias por el contexto político".

"Desde el entorno del expresident afirman que él avala que la cita sea en secreto y que no trascienda, si es preciso, y remarcan que lo que les interesa no es la foto sino el contenido de la reunión. De todos modos, JxCat ha señalado varias veces que ese encuentro –también uno del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, con su predecesor– supondría un reconocimiento y una “amnistía política” toda vez que los magistrados del Tribunal Supremo se niegan a aplicarle la ley".

Y: "No obstante, en JxCat apuntan que una reunión, aunque ayudaría, no dejaría las discrepancias de lado y cuando la cuestión de confianza estaba sobre la mesa, Puigdemont rechazó que el motivo del descontento de los posconvergentes fuera que no ha habido una reunión. “Que nadie se piense que todo este movimiento lo estamos haciendo porque el señor Pedro Sánchez no se ha reunido conmigo, no pasa nada, podemos vivir perfectamente sin reunirnos”, dijo el expresident el pasado mes de enero".

Precisamente sobre la estampa entre Sánchez y Puigdemont habla Boye en La Razón. El hombre que se hinchaba a palomitas, el letrado que celebraba las derrotas como auténticas victorias, el abogado de las causas imposibles, condenado por colaboración con ETA y cabeza jurídica de Junts relativiza más si cabe la instantánea.

"Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont: 'Hoy en día nadie se quiere hacer fotos con Sánchez'", se titula la entrevista.

En el sumario se dice que Boye "Ve con buenos ojos que el PP llegue a la Moncloa y cree que no necesitará los votos de Vox. ¿Facilitará Puigdemont una investidura de Feijóo? "Es bueno que no se sepa si PP y Junts negocian", defiende".

Las preguntas son de Diego Rodríguez Veiga. A continuación, una selección de las preguntas y respuestas más sustantivas.

P: ¿Usted o alguien de su entorno ha hablado con el Gobierno sobre el Tribunal Constitucional?

R: Yo no hablo con el Gobierno de nada.

P: ¿Sabe si lo ha hecho Junts?

R: Se han publicado muchas cosas. Pero yo puedo asegurar que al señor Conde Pumpido no le he visto en 20 años.

P: ¿Y qué espera del TJUE?

R: Creo que van a dictar una sentencia por la cual van a cerrar el capítulo de España y la amnistía. Creo que tienen una intención de dar una respuesta global a la ley y decir que encaja en unos parámetros y no en otros y que es una cuestión interna de España.

P: ¿Usted participó en la redacción de la ley de amnistía, verdad?

R: Yo asesoré a Junts en la ley de amnistía.

P: ¿Y por qué no incluyó una referencia a la malversación?

R: Está incluida. Lo que está excluido es, básicamente, los actos que hayan conllevado enriquecimiento. Es decir, cuando hay corrupción. Aquí no la ha habido nunca. El Tribunal Supremo ha ido adaptando su criterio en función de los cambios legales, cuando desaparece la sedición y en función también de la ley de amnistía. Eso no es sano para nadie, ni para el Tribunal Supremo, ni para nosotros, ni para el ciudadano.

P: Se va a cumplir un año, el 8 de agosto, de la última vez que Puigdemont estuvo en Cataluña y se volvió a escapar. Usted estaba con él. ¿Por qué no fue detenido?

R: No fue detenido porque planificaron un dispositivo para detenerle en el Parlament de Cataluña y él no pudo llegar y no había un dispositivo alternativo. Pero ahí había Mossos d'Esquadra, Guardia Civil y Policía Nacional.

P: No puede ser tan sencillo.

R: Sí y no. Los que estuvimos ahí sabemos que no había 3.000 personas. Había varias decenas de miles y moverse por ahí era imposible en algunos momentos. Practicar una detención era complicado. La Policía no puede llegar y arrasar a miles de personas mayores, jóvenes, niños. No le detuvieron por eso, pero también porque planificaron mal el dispositivo de seguridad, sin duda.

P: Pensaría Puigdemont que le iban a detener.

R: El president estaba preparado para la detención. De hecho, lleva ocho años preparado para la detención y eso es una cosa que aquí sorprende. Pero ya ha sido detenido en Bélgica dos veces, en Italia una vez y en Alemania otra.

P: ¿De quién fue la culpa de que no le detuvieran, de Interior o de los Mossos?

R: De todos, porque hubo un diseño estratégico erróneo y, después, un diseño operativo erróneo. Después ya fueron todo nervios. Estaban que si ponían y quitaban la Operación Jaula. Por Dios. Eso era poco serio. Y, además, de verdad que las cosas fueron más sencillas de lo que lo pintan.

P: ¿A qué se refiere?

R: A que se fue delante de todos. La intención inicial era ir al Parlament, pero era imposible porque el propio dispositivo de seguridad hacía imposible que llegase al Parlament.

P: ¿Insinúa que el propio Estado complicó la detención?

R: Él quería entrar al Parlament, dar su discurso, y que después fuera lo que tuviera que ser. Hasta yo tuve problemas para acceder al parlamento y tenía una acreditación para el acto. Yo creo que las cosas se hacen de otra forma, pero no soy un experto en eso. La gente se ríe de mi mochila, pero estos años siempre he aprendido a andar con ella y ese día llevaba el original y la copia de un habeas corpus, previendo que le fueran a detener. Le dedicamos muchísimas horas con mi equipo a ese recurso, muy bien fundamentado, y nos quedamos con él en la mochila porque no le detuvieron.

P: Usted publica columnas con cierta regularidad. Leí una en la que hablaba del otoño judicial que le espera a Sánchez, ¿cree que eso puede acortar la legislatura?

R: Hay cosas que son insostenibles. Es insostenible que se abra un juicio oral contra un fiscal general y siga en el cargo. Un fiscal general no puede ser enjuiciado. La persona, sí; pero el cargo, no. El fiscal general ha comprometido, con su negativa a dimitir, la institucionalidad del cargo, y eso es lo último que se hace en democracia.

P: Será insostenible, pero el fin de Sánchez se viene vaticinando desde 2016.

R: Es un superviviente, pero a todo el mundo se le acaba la suerte. Además, el cúmulo de situaciones que hay en su entorno lo hacen cada vez más difícil. Habrá un respiro veraniego, pero todos los días estamos viendo noticias sobre nuevas vinculaciones con la corrupción y las cloacas. Gobernar así no es gobernar, es mantenerse en el cargo.

P: También está en el cargo porque hay socios parlamentarios que lo mantienen, como Junts.

R: Junts negocia con un lado y con otro, ha aprobado cosas con el PP y con el PSOE. Junts no tiene capacidad de "derrocar" a Pedro Sánchez. Lo que no entiendo es qué nos pasa a los ciudadanos, que estamos viendo todo esto y parece que estamos empanados. Creo que el cúmulo de noticias desordenadas sobre la corrupción, nos anestesia. Pero cómo puede ser que el fiscal general se siente en el banquillo de los acusados. Hay una pérdida de la línea conductora de la ética política muy profunda en los últimos años.

P: Esta semana habló Sánchez de la posibilidad de reunirse con Puigdemont y la famosa foto. ¿Se va a producir?

R: No tengo idea. Pero yo imagino que hoy en día nadie se quiere hacer fotos con Sánchez. Yo me lo encuentro en la calle y hacerme un selfie con él sería lo último que haría.

P: ¿Entonces es Puigdemont el que no quiere la foto?

R: No lo sé, lo que tengo claro es lo que yo haría. Yo hoy no me hago una foto con Sánchez. Y puede que hace muchos años tampoco. Y si yo fuera el presidente Sánchez, dedicaría un tiempo importante en estos momentos a preparar una estrategia jurídica, debería pensar en los problemas jurídicos que se le vienen encima, no sólo en los políticos.

P: ¿Quedan carpetas por abrir entre el Gobierno y Junts? ¿Nuevas cesiones?

R: Yo escuché el otro día al president Puigdemont y fue claro, dijo que no se puede dar por descontado el apoyo de Junts. Yo creo que los gatos tienen siete vidas y algunos creen que tienen ocho, pero sólo tienen siete.

P: ¿Ha hablado usted en nombre de Puigdemont con el PP?

R: No.

P: ¿Sabe si hay conversaciones entre Junts y el PP más allá de las parlamentarias?

R: No lo sé. Y eso es lo que corresponde. No sé si es cierto o no es cierto, pero lo mejor es que no se sepa.

P: ¿Por qué?

R: En la vida hay cosas que hay que hacer y, sobre todo, callarlas. En política, lo más importante es la discreción y la política española se ha transformado en una suerte de circo con demasiado ruido y eso hace que haya personajes en el Congreso que en ningún otro lugar estarían como diputados. Hace poco leí que hay un ministro que dedica tres o cuatro horas al día a Twitter, las mismas que nos pasamos atascados en sus trenes por los retrasos. Oiga, si usted está cobrando por ser ministro, haga de ministro y no haga de influencer en Twitter.

P: ¿Le preocupa que llegue un Gobierno del PP, con o sin influencia de Vox, y que perjudique el futuro de su defendido?

R: Lo que me preocupa es que un país no tenga alternancia política, porque lo que está pasando ahora se resuelve con alternancia política y regeneración democrática, pero la de verdad. No me digan que regeneración democrática es meter la basura debajo de la moqueta. No veo por qué no debería gobernar el PP, como ha gobernado el PSOE, o que algún día gobierne un partido de izquierdas.

P: Las últimas encuestas acercan a PP y Vox a una mayoría suficiente para reformar la Constitución. ¿Le preocupa, por ejemplo, que se pueda abordar la ilegalización de los partidos independentistas

R: Me sorprendería que el PP se embarcase en una cosa así. Es un partido democrático y necesario. Igual que es necesario un PSOE, aunque no como el actual. Las democracias son alternancia, son juego parlamentario. Las democracias sin rodillo son mejores democracias.

P: Una mayoría de PP y Vox se puede convertir en una especie de rodillo.

R: Creo que el PP puede llegar a tener los votos suficientes para gobernar sin depender de Vox. Creo que sería el escenario ideal para cualquier demócrata.

P: ¿Entonces Junts apoyaría una investidura de Feijóo?

R: Esa es una pregunta que hay que hacérsela a Junts.

Más historias. El independentismo tapa sus vergüenzas con una senyera gigante, cuenta Marcos Lamelas en El Confidencial. Se trata del banderón que el ínclito Josep Rull izará a las puertas del Parlament. Ojo al precio del palo de la bandera porque no es normal.

Del texto de Lamelas: "La Diada del próximo 11 de septiembre no apunta a grandes movilizaciones, igual que pasó con la del año pasado, pero el independentismo se consolará con la instalación de una bandera gigantesca al lado del Parlament. Se trata de una iniciativa del presidente de la Cámara catalana, el diputado de Junts y encarcelado por el procés Josep Rull. La enseña de la senyera se izará por primera vez y de manera solemne la tarde antes de la Diada".

"Rull ha sido el promotor de la iniciativa, inspirado en el modelo que quería marcar en su día Pasqual Maragall, cuando ocupó la presidencia de la Generalitat. En realidad, la referencia a Maragall ha evitado que los socialistas vetasen la operación. Rull siempre ha preferido la habilidad política antes que el choque y PSC y ERC han respaldado la iniciativa".

Ahora, lo de la pasta que el contribuyente se ha dejado en un palo: "Se ha instalado un palo de 25 metros de altura que ha costado la friolera de 93.000 euros. En el asta está previsto que ondee una senyera de 54 metros cuadrados. La nueva bandera será una instalación permanente y se pretende que la izada del mes que viene sea un acto solemne que cada año represente el inicio de las celebraciones institucionales de la Diada".

Y: "Puede parecer grande, pero de hecho será mucho menor que la bandera española en la plaza Colón de Madrid, con 50 metros de altura, el doble que la del Parlament, y una superficie de la tela de 294 metros cuadrados. En todo caso, será la más alta de Cataluña. El objetivo es que la senyera ondee sin chocar con ningún obstáculo y en cualquier dirección que sople el viento, dado que dispondrá de un casquillo giratorio que, además, impedirá que su tela se enrolle en el palo".

Es El Nacional quien repara en el primer aniversario del acuerdo entre ERC y el PSC para la investidura.

El texto es de Nura Portella: "El 29 de julio del 2024, ERC anunciaba un preacuerdo con el PSC para la investidura de Salvador Illa. Hacía dos semanas que, en medio de una guerra interna feroz, Marta Rovira había vuelto del exilio después del archivo de la causa del Tsunami Democràtic y dirigía el partido republicano tras la dimisión de Oriol Junqueras, que ya había empezado la campaña interna por volver a la presidencia".

"Aquel día, la entonces portavoz, Raquel Sans, aseguraba que se había pactado un concierto fiscal para Catalunya, la salida del régimen común de financiación y la gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos a través de la Agencia Tributaria de Catalunya. No era la única medida que contemplaba el documento de una treintena de páginas pero si la más relevante y la que la dirección quiso subrayar".

"Dos días después, la militancia republicana, que veía cómo los líderes del partido se iban tirando los trastos a la cabeza, tenía que validar o rechazar el acuerdo. Si la mayoría de militantes hubiera optado por el "no", Catalunya se habría visto abocada a una repetición electoral por primera vez, pero con un margen muy ajustado, la propuesta salió adelante".

Líneas después Portella apunta que "en la víspera de la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat y también del retorno de Carles Puigdemont a Catalunya para asistir, en principio, a este pleno, Marta Rovira y Lluïsa Moret firmaron el pacto en un acto sin convocar a la prensa".

La financiación singular y el traspaso de Rodalies no son los únicos puntos de aquel pacto. Hay un tercero: "La resolución del conflicto político era el primer punto del texto y resolvía que se tenía que construir una Convenció Nacional para la resolución del conflicto político".

"Era el elemento que tenía un plazo más marcado: según el acuerdo, esta se tenía que impulsar en el primer pleno del Parlament, posterior a la constitución del nuevo Govern de la Generalitat. Illa fue investido el 8 de agosto, el siguiente pleno se celebró el jueves 5 de septiembre y hasta el 8 de octubre, con el debate de política general, los diputados no volvieron a llenar el hemiciclo".

"Esta Convención Nacional, que tiene que estar presidida por un diputado de ERC, sin embargo, continúa guardada en un cajón. Esto, no ha supuesto un conflicto entre los socios, ya que los dos partidos acordaron demorar su creación hasta que más grupos se quisieran sumar, ante el rechazo de Junts y la CUP a participar".

La otra efeméride es el décimo aniversario de Junts pel Sí. En Vilaweb reparan en ese asunto. Es Pol Baraza Curtichs quien firma la entrega, con aportaciones de Raül Romeva, Germà Bel, Lluís Llach y Josep Maria Forné, que fueron los cabezas de cartel de la cosa.

Del texto: "Fa deu anys, la política catalana va viure un moment d’excepcionalitat. En un context de mobilització ciutadana sense precedents i amb l’independentisme creixent amb força, naixia Junts pel Sí, una candidatura unitària que agrupava Convergència Democràtica, Esquerra Republicana, Demòcrates de Catalunya, Moviment d’Esquerres, independents i les principals entitats sobiranistes, com ara l’ANC i Òmnium Cultural. L’objectiu era clar: guanyar les eleccions del 27 de setembre del 2015 i engegar un procés d’independència".

"En les eleccions del 27 de setembre, la candidatura va aconseguir 62 escons, però no va assolir la majoria absoluta, cosa que va dependre sempre dels deu diputats de la CUP. D’allí en va sorgir el govern del Primer d’Octubre, encapçalat pel president Carles Puigdemont, una volta que la CUP es negués a investir el president Artur Mas".

"Il·lusió, esperança, tensió, enuig. El còctel d’emocions que transmetia Junts pel Sí era ben complet, tant per l’una banda com per l’altra. Així i tot, va ser un punt d’unió entre forces de l’esquerra i la dreta per a construir una majoria transversal pensada per a la independència".

"Però també va ser un mirall de les tensions internes del moviment, de les contradiccions entre partits i de les dificultats de crear realment un full de ruta sòlid, malgrat les intencions. Un reguitzell de dificultats que han anat sorgint amb el pas del temps".

"Romeva, Bel, Llach i Forné, que van viure la coalició de dins estant, coincideixen a assenyalar-ne el caràcter excepcional, però amb alguns matisos. Romeva assenyala que va ser una “aposta insòlita de generositat política i d’unitat estratègica”, que va ser capaç d’unir sensibilitats ideològiques molt diverses entorn d’un objectiu comú: “El record que en guardo és intens, fràgil i profundament humà. Com tota obra col·lectiva feta a contrarellotge i amb més fe que garanties.”".

"Forné destaca que la campanya va ser molt il·lusionant i el projecte era engrescador, tot i que en el recorregut hi va haver “clarobscurs”: “Des de les eleccions, amb la constitució del parlament i la dissolució amb el 155, sempre hi va haver alts i baixos.” Diu que aquests moments obscurs ja s’han fet evidents amb el pas del temps, i lamenta que a vegades pesessin tant les ingerències partidistes".

"Sobre els objectius, creu que “potser no es van encarar amb prou astúcia ni mesura de força”. Bel també és del parer de Forné, però critica amb duresa “la gent que va entrar en la fórmula a contracor i la va torpedinar des de dins”. “Cadascú en pot extreure conclusions”, diu".

"Llach en destaca sobretot l’entusiasme de tota la gent que va participar en la campanya electoral, que diu que va ser única. I pensa en Muriel Casals: “Era una punta de llança, la millor pacificadora que teníem, i la seva absència ens va afectar, però vam mirar de substituir-la.” Segons Llach, la precisió del programa electoral també era bona, tot i que els esdeveniments van anar canviant: “Era allò de guanyar espais d’independència per obligar l’estat espanyol a negociar. Després hi va haver canvis, el referèndum i es va haver d’improvisar molt. Els que vam acceptar sabíem bé la concreció del programa.”".

"Per a Romeva, l’experiència va demostrar que la unitat no es pot imposar, però sí construir quan hi ha generositat i confiança. Assenyala que no n’hi ha prou amb compartir un objectiu comú: “Cal compartir també el camí i els codis per a recórrer-lo”".

Sobre el llegat, Llach apunta que n’hi ha un de clar: “Que només tindrem la independència quan anem junts, sobretot quan els partits de centredreta i centreesquerra, majoritaris a Catalunya, tinguin un mandat”".

Para finalizar, Baraza Curtichs escribe que "dels quatre caps de llista, Bel és l’únic no que creu que sigui viable que hi torni a haver una figura semblant a Junts pel Sí, “perquè hi havia molta falsedat en l’acceptació de la fórmula i molta hipocresia”. “Els actors són els mateixos. Com pots esperar coses diferents?”.

3 de agosto, santoral: Asprenato de Nápoles, Pedro Julián Eymard, Eufronio de Autun, Martín de Másico y Pedro de Anagni.