Publicada

Apagón. "Lo raro es vivir" se titula una novela de Carmen Martín Gaite que viene al pelo para casos como el de ayer, 28 de abril, un día fundido en negro en la historia de España y Portugal. De la España y el Portugal peninsulares, pues Baleares, Canarias, Azores y Ceuta y Melilla quedaron al margen de la "excepción ibérica".

Lo raro, aunque sea un gesto mil veces repetido, es que al pulsar un interruptor se haga la luz, se enciendan los electrodomésticos y funcione el wi-fi. Tan raro como que salga agua al abrir un grifo. Esos milagros a los que estamos tan acostumbrados que sin ellos regresamos a la Edad Media.

En la calle, en los bares, en los descansos del trabajo se hablaba hace unos días del kit de emergencia de la Unión Europea, cuando una jacarandosa comisaria de "Preparación, Gestión de Crisis e Igualdad", Hadja Lahbib, presentaba vía tik tok el bolso para resistir unos cuantos días a una catástrofe indeterminada.

Gestión de Crisis e Igualdad. Churras y merinas. En una organización burocrática de las dimensiones de la Unión Europea no cuadra que la gestión de las crisis y la igualdad compartan responsable. Sea como fuere, aquella señora avisaba al personal de la necesidad de disponer de un transistor a pilas, agua embotellada, dinero en metálico y linterna. Buenos tiempos para los fabricantes de esos productos de emergencias.

Si es casualidad, es mucha casualidad, pero lo raro, otra vez, es vivir, comprobar el funcionamiento exacto y concreto del Metro, de los semáforos, de las máquinas de respiración asistida para los pacientes de ELA.

Gran parte de Barcelona había recuperado la corriente cuando Pedro Sánchez comparecía por segunda vez para recomendar calma y apuntar la tesis de los gigawatios que se evaporaron en cinco segundos.

"El misterio de los 15GW desaparecidos: Sánchez dice que no se sabe aún por qué se ha caído la red eléctrica", titula El Español en la crónica general del día.

Escriben Alberto D. Prieto y Fernando Garea: "En su segunda comparecencia institucional en este lunes del gran apagón, Pedro Sánchez dijo casi lo mismo que en la primera. A pesar de que habían pasado casi cuatro horas y una nueva reunión del Consejo de Seguridad Nacional, el presidente reconoció que "no se sabe aún por qué cayó la red eléctrica"".

"Sánchez marcó un "objetivo claro: que este martes la luz haya vuelto a todo el territorio". Esto se hará, dijo, gracias a "tres palancas". La primera, las interconexiones con Francia y Marruecos, países a los que volvió a agradecer su "solidaridad y colaboración". La segunda, las centrales de ciclo combinado de gas. Y la tercera, la producción de las "centrales hidroeléctricas"".

"Cuánto se tardará en recuperar todo el suministro, "es algo que Red Eléctrica no puede decir aún con certeza"".

"Y qué pasó para que a las 12.33 horas de este lunes, momento en el que se desató el apagón masivo que afectó a toda la Península, "desaparecieran súbitamente" 15 GW de la red eléctrica, el equivalente al 60% de la energía que se estaba consumiendo en ese momento, en cinco segundos... de eso no dijo nada".

"La información llegó por fuentes del Ejecutivo. Otro ministro dentro del Comité de Seguridad Nacional admitió que en el Gobierno consideran muy extraño que todo haya sido provocado por un accidente".

Continúa el texto: "El jefe del Ejecutivo compareció a las 22:53 horas, después de que Moncloa lo hubiera anunciado para las 21:30 h. Sánchez anunció que todas las administraciones y los operadores privados trabajan en averiguar qué pasó, y aseguró que el Estado lo averiguará. De momento, añadió, "no se descarta ninguna hipótesis", entre ellas la de un ciberataque desde el exterior".

"El presidente explicó que ya se están anticipando "medidas preventivas para los municipios a los que les llegue más tarde" el suministro. Por ejemplo, "la UME ya prepara generadores eléctricos, material de apoyo logístico", dijo Sánchez, "y el Consejo de Ministros aprobará la liberación de tres días de reservas estratégicas de productos petrolíferos"".

Líneas después, Prieto y Garea se hacen eco de que "Sánchez se comunicó por teléfono con Mark Rutte, secretario general de la Alianza Atlántica a lo largo de la tarde, según informó Efe, que citaba fuentes de la OTAN, sin dar más detalles sobre el contenido de la conversación. El presidente también ha hablado personalmente del apagón con los máximos responsables de las instituciones europeas".

Y: "Desde Valencia, donde este martes debería inaugurarse el congreso del PP Europeo, aún en pie a la hora de cerrar esta información, Alberto Núñez Feijóo ofreció su apoyo al Gobierno en esta "emergencia nacional" pero avisó, ante la opacidad del Ejecutivo, que "al apagón eléctrico, no puede seguirle uno informativo"".

Crónica Global centra su mirada en Cataluña para concluir que la comunidad "se sobrepone al peor apagón de su historia".

Escribe Gerard Mateo: "Cataluña, como el resto de España, se recupera, muy poco a poco, del peor apagón jamás registrado en la Península. El peor tanto por su extensión como por el número de afectados: prácticamente toda la población. Y sin respuestas. Al cierre de esta edición, y tras más de 12 horas desde que el país se fue a negro, la comunidad había recuperado el 63% del suministro para abastecer a 2,5 millones de ciudadanos".

"El Govern, que tiene la seguridad entre sus prioridades, activó un “despliegue extraordinario” de 7.120 agentes de Mossos d’Esquadra no solo para vigilar durante la noche, sino también para “garantizar el correcto funcionamiento de los servicios”, en palabras del president, Salvador Illa".

"Reconocía el líder del PSC que la red ferroviaria es la que ha sufrido la mayor “afectación”. De hecho, en el momento de su comparecencia, pasadas las ocho de la tarde, todavía había pasajeros atrapados en cinco convoyes. Y no se pudo recuperar en todo el lunes el servicio en media y larga distancia".

"Tan complicada y caótica fue la situación que unos 1.350 viajeros de diversos trenes pasarán esta noche en pabellones municipales y estaciones habilitadas por los servicios de emergencias, según informan los Mossos".

Líneas después, la pieza se pregunta: "¿Qué se espera para este martes? Según Illa, la previsión es que el día se pueda afrontar “con normalidad”, tras la recuperación “paulatina” del suministro".

En El Mundo es Iñaki Ellakuría quien firma la crónica de la histórica jornada. "Nerviosismo, aglomeraciones en el centro de Barcelona y muchas preguntas: '¿Es un ciberataque?'" se titula la pieza.

De su texto: "Las risas iniciales y las bromas por el apagón se tornaron, con el paso de las horas, en incertidumbre y preocupación, con una multitud de personas colapsando las principales vías del centro de Barcelona. Una imagen repetida era la de decenas de oficinistas formando corrillos en la calle, delante de sus empresas y negocios, tratando de contactar con amigos y familiares para enterarse de qué estaba pasando. Y desesperados al comprobar que la línea de sus móviles estaba "muerta"".

"Padres dirigiéndose a toda prisa a los colegios de sus hijos para recogerlos antes de lo habitual, largas colas en bazares y tiendas "de chino" para comprar pilas y baterías, también en los supermercados donde lo más buscado eran las latas de conserva, el pan y el agua. Unas escenas que recordaban a las de los días del Covid".

""Hace unos días nos estábamos riendo del kit de supervivencia que recomendaba la UE y míranos hoy, todos comprando pilas y alimentos", señalaba Javier, un joven financiero en traje oscuro y corte de pelo de surfista, a la decena de personas que, previsoras, habían acudido a un colmado de la calle Zaragoza de Barcelona. En la tertulia improvisada de los clientes por las extrañas circunstancias, los comentarios giraban en torno a la autoría y motivo del apagón, así como la posible duración de este".

""Esto tiene pinta de un sabotaje ruso", "dicen que podemos estar así tres o cuatro días"... Afloraban todo tipo de comentarios y temores por la falta de información. A casi nadie le funcionaba el móvil y, por lo tanto, le resultaba imposible contactar con sus familiares o enterarse por los medios de comunicación y los canales de información de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento, que pedían a la población que en la medida de lo posible no colapsaran el teléfono de emergencias".

Y: "Por tanto, Cataluña ha vivido las primeras horas de apagón sumida en el caos, con los ciudadanos con problemas para desplazarse, al dejar de funcionar metro y trenes, y miles de evacuados al quedar atrapados en túneles, con la red móvil sin servicio en la calle, con comercios cerrados y las universidades con las clases canceladas".

De La Vanguardia destaca este titular: "Lección de un presidente de escalera a las autoridades".

La pieza es de Domingo Marchena: "Colapso de comunicaciones y transportes. Comercios cerrados y restaurantes reconvertidos en paladares cubanos que sorteaban el apagón lo mejor que podían. Con el metro cerrado, el tren inutilizado y la ciudadanía en ascuas, afloran las verdades. El día del Apocalipsis no nos salvarán las autoridades, que han dado una brillantísima lección de ineficacia y lentitud. Nos salvarán personas como Eudald Riera, presidente de escalera".

"En cuanto se fue la luz, Eudald, que preside una comunidad en obras, en Gran Via con Casanova, lado Besòs y mar, pensó: “Ya la han liado los albañiles”. Pero en la calle, una vez vio lo que vio el cronista, se acordó de santa Radio, que nunca falla, y menos si es analógica. Tiene dos en casa: una no funcionaba y la otra funcionaba mal. Entonces se acordó del aparato que perteneció a su padre, uno de esos loros tan populares en los años ochenta".

"Compró pilas y puso RAC1 a todo trapo para escuchar la programación especial de la emisora del Grupo Godó. Un ratito después miró a su madre, Adela, y le dijo: “Mamá, no tiene sentido que sigamos aquí. Coge sillas y a la calle”. Y así convirtió esta esquina del Eixample en un punto neurálgico, donde se llegaron a concentrar centenares de ciudadanos en busca de información, justo lo que nadie les daba".

"A las 15.33 horas, cuando un excelso Toni Clapés criticaba en antena que las autoridades de Barcelona, de Catalunya y del Gobierno central “solo han sido rápidas para colocar el atril con el letrero de gabinete de emergencias”, Eudald infundía ánimos a diestro y siniestro, a la vez que desmentía bulos y tranquilizaba a quienes eran víctimas de la psicosis de atentados y ciberdelincuentes".

Y: "Parecidas escenas se vieron en otros rincones de la ciudad. Los olvidados transistores y radios a pilas se convirtieron de repente en el equivalente a los rollos de papel higiénico de los tiempos de la pandemia. Llucia Ramis, escritora y colaboradora de este diario, comprobó en carne propia cómo algunos comerciantes subían descaradamente los precios y aplicaban con desvergüenza la ley de la oferta y la demanda".

Otra mirada. "Del generador de Mercadona a la venta “como antaño”: así ha vivido el comercio de barrio el apagón", señala un titular de El Periódico.

El texto es de Paula Clemente: "Si esto no es el apocalipsis, claramente se le parece. “Linterna encendida, foto al precio para que lo veamos en caja y pago en efectivo, por favor”, indica el gerente de un pequeño supermercado del barrio de Horta de Barcelona a todo aquel que osa adentrarse en sus oscuros pasillos".

"Este Supagru se ha quedado sin luz, como toda España, y ha tenido que tirar de inventiva e ingenio para poder pasar el día. A las clientas habituales de edad avanzada les perdona el desconcierto apuntando la deuda en una libreta. El resto pasa a formar parte del espectáculo de luces que sucede tras la caja registradora, única forma posible de ver en esta penumbra".

"Solo un Mercadona próximo tiene corriente, pero también ahí la escena es dantesca. Disponer de un generador de emergencia les ha convertido en epicentro de la compra desesperada y, claro, predominan las colas para pagar (“¿Con tarjeta?”, pregunta, atónita, una de las compradoras) carros repletos de garrafas de agua, brics de leche y conservas de todo tipo. Pese a eso, la estampa más llamativa es la de las estanterías arrasadas. Apenas queda fruta. Apenas quedan garrafas de agua. Apenas queda leche. Y de legumbres, solo altramuces".

"“¿Y esto?”, se pregunta una clienta anta la decena de neveras cubiertas con estores para que la gente no coja lo que hay detrás. “No podemos permitirnos vender algo que quizás esté en mal estado”, le cuenta, discreto, un dependiente a una compañera que se queja de la lástima que es que todo este género se desaproveche. Su pesar no tiene mucho recorrido, pues una cortina no es suficiente para impedir que manos y cabezas totalmente inmersas en la escena apocalíptica se deslicen por debajo y cojan lo que buscan".

"Menos suerte ha tenido una carnicería de la zona, que ha superado la mañana vendiendo sobre todo comida preparada, conservas y embutido hasta que el datáfono ha alcanzado el cupo de operaciones posibles sin conexión. Incluso el efectivo lo cobran a través de una máquina, así que a las 2 de la tarde ha decidido cerrar. ¿Y todo lo que hay en la nevera? “Pues confiar en que el seguro se haga cargo, porque ya no es solo lo que está expuesto, es todo lo que hay detrás”, lamenta, resignada, la dependienta".

Y: "La pregunta interrumpe la conversación con un comerciante vecino. Él regenta una tienda de golosinas que ha trampeado como ha podido con una balanza analógica y una calculadora a pilas. Se ha esforzado al máximo porque pocas veces se ha visto tanto niño junto por el barrio un lunes por la tarde. “Pero es que nadie lleva ya efectivo encima”, plañe también".

En El País reparan en el operativo del suburbano condal. "En la sala de mando del metro de Barcelona: “Nunca se había visto todas las líneas en stop”" se titula la pieza.

Firma Jesús García Bueno: "Cuando una línea del metro de Barcelona se detiene, en la sala de mando se escucha un sonido y se ilumina un letrero electrónico en mayúsculas (STOP) junto al número de la línea afectada. A mediodía de este lunes, pasadas las 12.30, se han encendido todas a la vez y ya no han vuelto a apagarse hasta, en el mejor de los casos (la línea 1 y la línea 5 son las primeras que han restablecido, siquiera parcialmente, el servicio) cerca de las 18.00. El marcador no es apto para ansiosos, porque los minutos se van sumando sin tregua y poco puede hacerse. 330 minutos, 331, 332…"

"“Los más veteranos explican que nunca habían visto todas las líneas y tantos minutos con un stop, es algo inaudito”, cuenta Xavier Flores, consejero delegado de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), junto a la puerta de la sala de reuniones, reconvertida este lunes en el epicentro de la gestión de la crisis".

"Después de unas horas de impotencia [el apagón no daba margen de maniobra], la entrada en funcionamiento de algunas subestaciones eléctricas ha dado pie a la esperanza… y al trabajo. Porque restablecer el servicio no es un automatismo".

"“Primero has de tener tracción, después comprobar que trenes y señalización está bien, que en las estaciones todo funciona…”, cuenta Flores mientras baja a buen ritmo las escaleras (aunque hay luz en el edificio, hoy es mejor no arriesgar con el ascensor), con una magdalena y una manzana en la mano. Da un mordisco primero a la magdalena y abandona el centro de coordinación de metro (CCM), en el barrio de La Sagrera, para dirigirse al de autobuses".

"El centro de coordinación es el cerebro, pero también los ojos de toda la red de metro. Desde aquí se han dado las instrucciones a partir de mediodía para afrontar la emergencia. TMB ha tenido que evacuar a las personas atrapadas en un total de 24 trenes que, en el momento en el que se ha ido la luz, estaban entre dos estaciones".

"Los pasajeros han tenido que abandonar el tren por su propio pie, ayudados por empleados y, en algunos casos, por policías y bomberos. Desde la sala también se han dado las órdenes para comprobar que no quedaba nadie en el interior del metro y que se podría proceder al cierre de las estaciones".

A modo de conclusión, García Bueno apunta que "el cierre total del metro, que no se vio afectado ni el apagón de 2007, ha puesto en evidencia la dependencia de Barcelona de este sistema de transporte por el que cada día pasan 1,6 millones de viajeros (más los que viajan sin billete, que precisamente por eso, no se pueden contar)".

"Por eso, el anuncio a viva voz —una de las liturgias en este centro de mando— de que se restablecía la circulación en la L1 entre las estaciones de Fondo y Sagrera, ha sido recibida con vítores y alivio. Poco después ha ocurrido lo mismo con la L5 (entre Cornellà y Diagonal). El marcador electrónico de esas dos líneas se ha puesto, para satisfacción de usuarios y ansiosos, a cero. Para el resto de las líneas, el minutero continuaba subiendo (333, 334…), en una jornada extraña como pocas para los trabajadores del metro".

23 de julio de 2007. Ese día cayó la luz en Barcelona. Una avería en la subestación de Collblanc provocó un caos fenomenal que duró 56 horas y llenó la ciudad de generadores instalados en contenedores de camión. Los ciudadanos mostraron una capacidad de adaptación extraordinaria.

29 de abril, santoral: Catalina de Siena, Hugo abad, Tertulia virgen y mártir, Acardo de Avranches, Antonio Kim Song-u, Severo de Nápoles, Tíquico y Torpetes.

Noticias relacionadas