A pesar de que la nueva escuela catalana de "historiadores" sostiene que los hermanos Pinzón, Colón y Hernán Cortes eran catalanes, así como el manco de Lepanto, santa Teresa de Jesús y cuantos guerreros, santos y exploradores hicieron historia, la Generalitat ha decidido retirar las pinturas que ornan el salón Sant Jordi del Palau y que contienen algunos de los episodios protagonizados por los antedichos. Como nos sobra el dinero y no hay otras urgencias a la vista, nuestros prebostes autonómicos van a cambiar la decoración de la estancia a mayor gloria de sus dídimos cuadrados. La reforma es el legado de ese gran presidente que fue Quim Torra, el de la ratafía.
"El Palau de la Generalitat dice adiós a la historia de España y desinstala el mural con la llegada de Colón a Barcelona", anuncia El Mundo. El texto es de Gerard Melgar: "Episodios de la historia de España como el Compromiso de Caspe, la batalla de Lepanto o la recepción de los Reyes Católicos a Cristóbal Colón en Barcelona desaparecerán próximamente del Palau de la Generalitat. El Govern de Pere Aragonès activa este mes de mayo la retirada, en su sede, de los murales del Salón de Sant Jordi, una decisión que fue adoptada por el anterior Ejecutivo presidido por Quim Torra tras el dictamen de una comisión de expertos en historia del arte, que aconsejó su desinstalación por motivos tanto estéticos como ideológicos, pero que, a raíz de la pandemia, se pospuso. El presupuesto para realizar las reformas previstas es de 2,4 millones de euros".
Sigue la pieza: "Las pinturas, más de medio centenar, datan de hace casi un siglo y están elaboradas sobre tela. Fueron realizadas por varios autores entre 1926 y 1927 (la inauguración fue el 23 de abril de ese año, día de San Jorge), durante la dictadura del teniente general Miguel Primo de Rivera, para ensalzar hitos nacionales, y sustituyeron a parte del programa decorativo que, entre 1911 y 1917 inició el pintor uruguayo Joaquín Torres García, que quedó inacabado a raíz de la muerte de Enric Prat de la Riba, presidente de la Diputación de Barcelona y de la Mancomunidad de Cataluña, que fue quien había encargado el proyecto".
La crónica del diario de Unedisa alude al origen remoto de la sustitución que se va a llevar a cabo: "Pocos días después de su investidura como president, en mayo de 2018, Torra recordó que el Salón de Sant Jordi había sido 'redecorado' durante la dictadura de Primo de Rivera y 'las fabulosas pinturas de Torres García habían sido sustituidas', un tema que el recién nombrado jefe del Ejecutivo catalán indicó que era 'necesario resolver'. El actual consejero de Investigación y Universidades de la Generalitat, Joaquim Nadal, apuntó precisamente hace cinco años que el Ejecutivo tripartito presidido por Pasqual Maragall entre 2003 y 2006, del que él formaba parte como conseller por parte del PSC, ya elaboró un informe que planteaba 'la sustitución y, al mismo tiempo, la recuperación museográfica de las pinturas actuales'".
Más noticias del planeta soberanista. Psicosis de persecución. "Òmnium explota el miedo de los independentistas a ser espiados por España", advierte El Confidencial a través de una nota que firma Antonio Fernández: "La entidad independentista Òmnium Cultural ha repartido entre los independentistas un completo 'Manual de ciberseguridad para activistas' que lleva el sugerente subtítulo 'Ante el espionaje del Estado español, protejámonos'. Tras el Catalangate (al que en muchos círculos comienza a conocérsele como Catalanfake), la seguridad cibernética se ha convertido no solo en un reclamo, sino incluso en un negocio. Las organizaciones separatistas han abonado el terreno para tensionar a sus militantes de tal manera que se ha extendido el rumor de que todos son potenciales víctimas de espionaje por parte de los servicios secretos españoles. El miedo a ser espiado, convenientemente explotado, es una de las más poderosas herramientas de manipulación de masas que tiene en la actualidad el soberanismo. El manual trata de convencer a los activistas de que son potenciales víctimas de espionaje y aduce razones tan etéreas como inconcebibles. "El activista de base o cualquier persona que quiera defender sus ideas libremente ha de protegerse ante el intento de terceros de interceptar las comunicaciones de manera ilícita para boicotear su trabajo o actividades, como se ha demostrado en el caso del Catalangate", dice el manual".
Continúa Fernández: "Aboga, pues, por 'poner las cosas difíciles a quien quiera espiar'. Le plantea al activista de calle una batería de alarmantes preguntas, como si los servicios secretos españoles tuviesen capacidad para espiar masivamente a la población: '¿Qué haces? ¿Dónde trabajas? ¿Dónde vas? ¿Qué consumes? ¿Con quién te relacionas? ¿Qué dices, escribes o hacer que pueda ser tergiversado y utilizado en tu contra?', pregunta a sus militantes. Advierte luego que 'las recomendaciones de este manual te ayudarán a crear una primera capa de ciberseguridad imprescindible para cualquier activista de base que quiera ejercer sus derechos y libertades sin estar bajo vigilancia'. Partiendo de estas premisas, establece una parafernalia de actuaciones rayanas en una manía persecutoria. Esta especie de paranoia hace que el manual restrinja relaciones y comunicaciones de los activistas. En reuniones presenciales, por ejemplo, Òmnium pide que se apaguen los móviles y los portátiles y dejar los aparatos fuera de la sala de reunión. 'Esto es importante no solo por la geolocalización, sino porque cuando haces un desplazamiento existe la posibilidad de que te secuestren los equipos. Y, si están en abierto o en modo suspensión, no están encriptados y son vulnerables'. Los portátiles, dice el manual, solo se pueden llevar a una reunión si funcionan 'con Linux y si es estrictamente necesario'. Para tomar notas, descarta las libretas y recomienda utilizar un 'ordenador protegido para que, una vez encriptado, no lo puedan abrir'. Así pues, apunta como malas prácticas 'llevar el móvil a las reuniones, dejarlo todo anotado en una libreta y hablar excesivamente alto'".
Sigilo absoluto y conversaciones en voz baja. Son los efectos del "Catalanfake" que acuña el periodista de El Confidencial. Los independentistas no deben fiarse de nadie. ¿O es que ya no se acuerdan del policía del amor que se infiltró en los movimientos antisistema del Clot?
La gira catalana de los Obama, Spielberg y Springsteen ha generado decenas de titulares. Uno de ellos fue la visita del séquito del cantante al monasterio de Montserrat, donde según las crónicas los monjes le dieron la brasa al cineasta Spielberg para que ruede una película con la historia del padre Ubach. De la pieza de Nació Digital: "Els amfitrions de la visita dels Obama i Spielberg a Montserrat van proposar aquest dissabte al director de cinema rodar una pel·lícula sobre el pare Bonaventura Ubach (1879-1960), biblista i orientalista que va fer molts viatges al Pròxim Orient. Segons ha revelat a RAC1 el director de comunicació de l'abadia, Òscar Bardají, el prior del monestir, Bernat Juliol, va 'deixar caure' a Steven Spielberg la proposta de rodar a Montserrat, que té moltes històries com la del pare Ubach. Bardají veu aquest monjo com un ''Indiana Jones' de Montserrat' i ha explicat que va portar 'el Caravaggio, la mòmia i els sarcòfags' del museu de l'abadia, que té una important col·lecció arqueològica del Pròxim Orient, aplegada en gran part per aquest monjo. Bardají ha assenyalat que el director de les pel·lícules d'Indiana Jones en va prendre nota, però que no va dir 'ni que sí ni que no'. Fa uns anys, el periodista i escriptor Martí Gironell va novel·lar els viatges del pare Ubach a L'arqueòleg".
Vaya, o sea que Spielberg no se ha mojado. Dicen por ahí que en realidad el director se ha dejado caer por Barcelona para tomar notas sobre un documental de Colau al estilo del que filmó Stone sobre Fidel Castro, pero del rollo "foodporn". Y es que los amigos americanos se han puesto las botas en su periplo condal. Ayer mismo fue el chef Jordi Cruz quien agasajó a tan ilustres visitantes entre los que no estaba Barack porque se había ido a Zúrich a dar una charla.
Barcelona está de moda como destino turístico internacional y se abre a nuevos mercados. Ni siquiera la turismofobia creciente puede evitar el influjo exótico que la ciudad canalla ejerce en el extranjero. Contaba ayer El País que se nos viene una oleada de turistas coreanos para solaz de hosteleros y hoteleros. Gente educada, estos coreanos, que se gastan una media de trescientos euros al día y que buscan retratarse y comer churros donde lo hacen las estrellas del K-Pop. Así lo contaba Alfonso L. Congostrina: "Kim Ji-soo, conocida artísticamente como Jisoo, es la cantante del grupo surcoreano de K-pop BlackPink. El pasado diciembre, Jisoo visitó Barcelona. Entró en la pequeña churrería Manuel San Román del Gòtic y subió a sus redes sociales (solo en Instagram cuenta con 70 millones de seguidores) un vídeo comiendo churros. Desde entonces, los turistas coreanos han marcado como parada obligatoria este pequeño negocio barcelonés. 'Siempre han venido clientes turistas pero ahora es un no parar de coreanos. Jisoo nos ha dado un gran impulso', admite Francisco Almandros responsable de la churrería. La capital catalana está de moda entre los coreanos y las administraciones se han marcado como objetivo seducir a estos turistas que gastan muchísimo (300 euros al día, frente a los 138 euros de media en 2021, contando alojamiento y gasto, según el Observatorio del Turismo del Ayuntamiento), odian el sol y la playa y viajan en primavera y otoño cuando los hoteles están en temporada baja".
Líneas después apuntaba Congostrina: "Raül Guerra es el director de mercados de Asia de la Agencia Catalana de Turismo. Asegura que seducir el mercado coreano es un objetivo prioritario. En 2012 visitaron Cataluña 50.000 turistas coreanos, antes a penas lo hacían. A partir de entonces, fue subiendo el número de llegadas en 2019 se marcó el récord con 295.400 visitantes surcoreanos. En 2022 con el turismo asiático a medio gas por la pandemia llegaron a Cataluña 106.100 coreanos y, en lo que va de año, se prevé que se recupere el 70% de los visitantes coreanos que vinieron en 2019. 'Tienen mucho interés por visitarnos. Para ellos somos parte de los escenarios que aparecen en series, películas, videoclips. Además, es un turismo que está muy atraído por la religión. Van a Montserrat, al camino de Santiago, les chifla Gaudí y, sobre todo, son unos apasionados de la gastronomía', mantiene Guerra".
Mientras tanto, quienes se desplazan por Barcelona por razones de trabajo o familiares, eso de llevar los niños al cole y tal, afrontan el colapso viario. En La Vanguardia explica Sara Sans los problemas para circular por la Via Augusta: "Si es laborable y primera hora de la mañana, el colapso está asegurado. La Via Augusta, que absorbe los vehículos que vienen del Vallès –previo pago de algo más de cuatro euros por circular por los Túneles de Vallvidrera–, se ha convertido en un embudo al perder uno de los tres carriles de entrada y uno de los tres carriles de salida. De seis a cuatro. Bicicletas y patinetes ganan un carril por sentido al tiempo que coches, motos, autobuses y autocares se quedan con dos. Una obligada procesión diaria de arranca y frena para las cuatro ruedas. El colapso está destinado a enquistarse si el volumen de coches no se reduce".
En las tripas de la crónica se explica que en el pecado está la penitencia: "El carril bici que se está construyendo en la Via Augusta fue el proyecto más votado de los presupuestos participativos en Sarrià Sant Gervasi. Y el Ayuntamiento optó por implantarlo a lo grande, con los dos carriles a lado y lado de la avenida. 'Siempre hemos defendido el carril bici pero cuestionamos la forma... se podría haber hecho por fases, primero con un carril con dos sentidos para las bicicletas y así los coches no habrían perdido tanto espacio...', sugirió Albert Serradell, de la asociación de vecinos de las Tres Torres en el programa Bàsics de betevé".
1 de mayo: San José Obrero, Jeremías profeta, Amador de Auxerre, Andéolo, Arigio de Gap, Asaf, Brieuc, Grata, Marculfo, Orencio, Peregrino Laziosi, Ricardo Pampuri, Segismundo, Teodardo y Torcuato y compañeros.