Bucle, laberinto, marmotada. La política española sigue encallada, varada en el asunto de la renovación del Poder Judicial, expediente que acumula ya cuatro años de retraso. Cinco días después de la ruptura de las negociaciones, protagonistas y medios siguen dando vueltas a las causas y consecuencias, antecedentes y futuribles. El único consuelo es que en otros países como el Reino Unido o Italia también cuecen habas y no están como para dar lecciones de excelencia democrática.
El Gobierno sigue adelante con sus planes, pero no puede avanzar demasiado sin el concurso del PP, que adopta como excusa el secreto a voces de que PSOE y ERC negocian una reforma del delito de sedición que tendría consecuencias favorables para los condenados por ese delito en el Tribunal Supremo y para quienes aún están pendientes de juicio por la organización del 1-O, Josep Maria Jové y Lluís Salvadó entre otros. Que eso también sea bueno para Puigdemont es un daño colateral, según la perspectiva de los republicanos. De los Presupuestos ya no se habla como moneda de cambio. Son carpetas diferentes.
Así que los principales medios sigue con el menú judicial. De primero, Tribunal Constitucional. De segundo, Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El postre es la reforma de la sedición. "El Poder Judicial inicia el intento de desbloqueo del Constitucional", titula El País en lo alto de su portada, sobre una crónica de R. Rincón y C. E. Cué que arranca así: "Vocales conservadores y progresistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) iniciarán mañana los trabajos para nombrar a dos magistrados del Tribunal Constitucional, lo que permitiría acometer la renovación de este órgano, pendiente desde julio pasado. Los ocho vocales conservadores, que durante más de un mes bloquearon cualquier intento de nombramiento, han comunicado ahora al sector progresista su disposición al acuerdo, por lo que mañana se reunirán para definir estrategias y contactarán con el otro grupo. El Gobierno podría desbloquear así el Constitucional, pero seguiría el problema del Poder Judicial, cuya renovación están pendiente desde hace cuatro años por el veto del PP".
Y: "El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, rechaza ahora cualquier acuerdo si antes el Gobierno no renuncia por escrito a reformar el delito de sedición para reducir las penas a la mitad. El Ejecutivo de Pedro Sánchez respondió ayer que hará cumplir la Constitución, aunque no detalló las medidas para renovar el Poder Judicial sin los votos, todavía imprescindibles del PP".
Ese mismo tema en La Razón se considera el Plan B del Gobierno, según la información que redacta Carmen Morodo: "Moncloa activa su plan B para forzar la renovación del Tribunal Constitucional (TC), que es lo que de verdad le importa desde hace meses. El bloqueo en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha convertido en un instrumento accesorio, la vía para conseguir cambiar las mayorías del Constitucional, y si fallase de nuevo este camino, el Gobierno se plantea muy en serio formalizar el nombramiento de los dos vocales del TC que le corresponden".
Líneas después apunta Morodo que "Moncloa se pone a ejecutar ese Plan B, que en las filas populares sospechan que puede que haya sido en todo momento el Plan A, pese a la apariencia de negociación que se ha mantenido durante semanas. En paralelo al ataque al liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, la jugada se completa con la puesta en marcha de nuevas presiones para conseguir que el CGPJ nombre a sus dos candidatos al TC. Hasta ahora, en el Consejo quedaba la esperanza de ver si iba a ser posible la renovación, esto ya ha quedado claro que no tiene salida, y Moncloa va contando que le llega que hay vocales que van diciendo que ahora «sí van a nombrar». ¿A qué aspira Moncloa? A que Gobierno y Consejo cubran los cuatro puestos que le corresponden en el TC sin que el PP tenga nada que decir. La vacante por cubrir en el Senado, que es cuota PP, necesita de los votos del PSOE".
Mercadeo y cambalache. Es el lenguaje de los políticos, tal como se puede comprobar en la entrevista que Noe de la Torre firma para El Mundo con Esteban González Pons, al que se presenta como "el hombre al que Alberto Núñez Feijóo confió el encargo de sacar adelante el que podría haber sido el primer pacto de Estado con el presidente del Gobierno. Tras saltar por los aires el jueves las conversaciones para desbloquear la renovación del Poder Judicial, el negociador del PP lamenta que tenían razón aquellos que alertaban de que Pedro Sánchez «miente siempre»".
De modo que la culpa es de Sánchez y "Feijóo ha demostrado que tiene valor para activar el freno de emergencia". Es una forma de verlo. Ahí va una selección de las preguntas y respuestas de más enjundia:
Pregunta: ¿Cuál es su relato de los hechos que desembocan en la ruptura de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional?
Respuesta: El Gobierno sabía que lo único que no podía hacer en esta negociación era hablar a la vez y sobre lo mismo con los independentistas y los constitucionalistas. Y lo hicieron. Pillamos al Gobierno negociando con los independentistas lo mismo que estaban negociando con los constitucionalistas.
P: ¿Se ha sentido engañado por el ministro Bolaños con la rebaja del delito de sedición?
R: Hablar de engaño es hacer un juicio demasiado personal. Y esto es política. El Gobierno estaba dividido. Ha estado dividido porque Podemos y Yolanda Díaz han defendido candidatos distintos y al final se impusieron los de Yolanda. Ha estado dividido porque los ministros jueces trabajaron contra el acuerdo al perjudicarles personalmente, y consideramos un síntoma gravísimo de división que Bolaños nos confirmase que la sedición no iba a reformarse el mismo día que el presidente nos decía lo contrario.
P: ¿Diría entonces que una parte del Gobierno ha querido torpedear al propio Bolaños?
R: Sí creo que la parte de Podemos y los jueces ministros del Gobierno estaban muy interesados en que el pacto no saliera. Y la contradicción que se produjo el último día entre Bolaños y el presidente Sánchez hace pensar que en el entorno del presidente hubo quien quiso torpedear y romper la negociación. La mañana del jueves, la ministra Montero dijo que el Gobierno iba a reformar el delito de sedición. Me puse en contacto con Bolaños y la hizo rectificar un momento después. ¿Por qué el presidente, esa misma tarde, desdice al ministro de la Presidencia y a la ministra Montero? Y son dos versiones muy contundentes y muy contrarias del mismo tema. Bolaños y Montero por la mañana dando a entender que no hay acuerdo con ERC, y el presidente por la noche confirmando a Feijóo que hay acuerdo con ERC.
P: Pero, ¿qué ha cambiado exactamente con el delito de sedición? Sánchez nunca ha ocultado sus pretensiones y Cuca Gamarra llegó a desvincular ambos temas.
R: Cuando ella desvincula ambos temas, dice algo que en ese momento también habría dicho yo. Porque lo que en ese momento nos estaban diciendo desde el Gobierno es que la reforma del delito de sedición era periodismo de autor, una no noticia. Para esquivar este compromiso con ERC, el Gobierno utilizaba la excusa de decir que no tenía votos suficientes. Y nosotros le admitíamos el eufemismo. ¿Qué cambia? Que ese «no tenemos votos suficientes», que no era cierto pero era una excusa, se convirtió el jueves en una confirmación del presidente del Gobierno. Nosotros no hemos cambiado nuestra posición. Es el Gobierno el que dejó de disimular y el jueves aceptó definitivamente que en cuanto pueda va a modificar el delito de sedición.
P: ¿El PP no rompe las negociaciones por miedo a una crisis interna?
R: No, el PP no ha roto las negociaciones, las ha congelado. Siguen abiertas y si el Gobierno hoy es capaz de garantizar por escrito que no reformará el delito de sedición, el PP volverá a la mesa de negociación. Si se tratase de miedo a las presiones internas, las negociaciones no estarían congeladas, sino muertas.
P: ¿Feijóo sale debilitado?
R: Sigue tan fuerte como estaba. Los líderes son aquellos que toman decisiones difíciles en momentos imposibles, y Feijóo ha demostrado que tiene el valor y el temple para activar el freno de emergencia cuando es necesario. Se dio cuenta antes que nadie de que el PSOE estaba jugando en dos mesas con dos barajas distintas y con una misma apuesta y activó el freno de emergencia antes siquiera de que otros compañeros de partido muy significados y muy conocidos fueran conscientes de lo que estaba pasando. La primera llamada suspendiendo las negociaciones la realicé yo a las 08:30 del jueves. Y lo hice porque Feijóo, el miércoles, ya me había dicho: «No podemos continuar. No me fío de que no estén negociando con ERC la modificación del delito de sedición». Desde ese mismo miércoles, desde la víspera de que todo sucediera, Feijóo ya estaba anticipando lo que ocurrió después.
Para redondear la cuestión, El Español sirve a sus lectores una encuesta de Sociométrica en la que se afirma que "el 55% apoya que Feijóo supedite el pacto del Poder Judicial a que el Gobierno no rebaje el delito de sedición" y que "un 59,4% "culpa" a Pedro Sánchez de la ruptura de la negociación y el 33% responsabiliza a Feijóo del fracaso".
Mucho más complicadas están las cosas en Brasil tras el ajustado triunfo de Lula sobre Bolsonaro, que no dejará el cargo hasta el 1 de noviembre. Se auguran grandes agitaciones. Bolsonaro no ha reconocido la victoria de su contrincante, pero habría revelado a sus más estrechos colaboradores que no piensa impugnar los resultados. Dicen que el sistema de voto electrónico brasileño es eficiente y seguro.
En La Vanguardia, Anxo Lugilde explica las claves de las elecciones bajo este titular: "Lula se impuso a Bolsonaro por su aplastante triunfo en el Nordeste". El análisis principia así: "En Caetés, su pueblo natal, Luiz Inácio Lula da Silva estuvo cerca del pleno, pues sus casi 13.000 votos suponen el 91% de los sufragios. Este dato no representa ninguna anécdota, como sucedía en los años 80 cuando el socialista Felipe González masacraba al popular Manuel Fraga, quien, sin embargo, se imponía con rotundidad en su cuna lucense de Vilalba. En cambio, el resultado de Caetés, Pernambuco, refleja la versión extrema del fenómeno geográfico y sociológico que dio la victoria el domingo a Lula sobre Jair Messias Bolsonaro. De las cinco regiones de Brasil, solo le ganó en una, la del Nordeste, la de Pernambuco. Pero le propinó tal paliza, de 12,5 millones de votos, que le permitió compensar las derrotas en las otras zonas y ganar por 2,1 millones".
Sigue la nota: "El siempre tan locuaz y poco oportuno Bolsonaro arremetió contra el bastión lulista tras la primera vuelta, sin pensar, por lo que parece, en que faltaba la segunda. “Lula ganó en nueve de los diez estados con mayor tasa de analfabetismo. ¿Sabes cuáles son? Es nuestro Nordeste. No es solo una tasa de analfabetismo alta o más severa en estos estados. Otros datos económicos ahora también son más bajos en la región”, declaró enrabietado. (...) Con 8,5 millones de kilómetros cuadrados de superficie, 17 veces la de España, Brasil está dividido en 27 estados, que se agrupan a su vez en cinco regiones: Sur, Sudeste, Centro-Oeste, Norte y Nordeste. En esta última, en el mayor estado, Bahía, con sus 11,2 millones de electores y la más alta proporción de personas de raza negra, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Lula, obtuvo un 72 % de los sufragios y aventajó a su rival ultraderechista en 3,7 millones de votos. En el Pernambuco de Caetés, el expresidente y a la vez futuro presidente tuvo un 67%, con un 1,8 millones de sufragios de margen".
En Ucrania, Putin acumula crímenes de guerra. La invasión podría estar cambiando de curso tras unas semanas de avances ucranianos. "Misiles rusos dejan a oscuras gran parte de Kiev y erosionan la moral de resistencia de Ucrania", titula Público. El texto es de Juan Antonio Sanz: "El ejército ruso ha lanzado un nuevo ataque con misiles de alta precisión y largo alcance sobre Kiev y otras grandes ciudades de Ucrania y ha dañado importantes infraestructuras de energía, calefacción y suministro de agua. Más de cincuenta misiles rusos fueron lanzados este lunes contra blancos precisos en la capital ucraniana y otras importantes localidades del país, como Járkov, Zaporiyia y Cherkasy. Los ataques quirúrgicos tenían como objetivo dejar sin agua, luz y calefacción a la mayor parte de la capital ucraniana y de otras ciudades."
¿Alta precisión? Pues algunos de estos misiles se les han caído en Moldavia. Pero ojo, que en el texto se dice que Rusia ataca para dialogar: "Con este doble esfuerzo, guerra de posiciones y bombardeo de infraestructuras, el Kremlin podría estar manejando sus cartas de cara a unas duras negociaciones no tan lejanas. El largo invierno que se avecina no será fácil para los ucranianos, pero tampoco para los rusos desplegados en Ucrania desde el pasado 24 de febrero".
Y además y según esta pieza, Putin en realidad no ataca, sino que responde: "La nueva oleada de bombardeos se produce después de que la flota rusa del Mar Negro fuera atacada el sábado por 16 drones ucranianos y de que el Kremlin suspendiera su participación en el acuerdo para exportar grano ucraniano por el Mar Negro, decisión que pone en peligro la distribución mundial de cereales. El Gobierno del presidente Volodímir Zelenski ha acusado a Rusia de tratar de crear una crisis alimentaria mundial con sus "juegos del hambre"".
Y ahora, unas lecciones de guerra moderna en el mismo texto del diario de Roures: "En una guerra cualquier infraestructura civil es potencialmente una infraestructura militar y Surovikin tiene bien aprendida esta lección de las guerras de Chechenia y Siria. Aunque los ataques se centran en las centrales de abastecimiento de agua y electricidad y no directamente en los barrios y núcleos de población por el momento, el efecto psicológico es demoledor". Ya, es lo que tiene atacar a los civiles.
Sociedad. Después de declarar que una ignota coctelería del Born es el mejor bar del mundo, el pastelero de Vic Lluc Crusellas ha ganado el título de mejor pastelero del mundo en París.
1 de noviembre, santoral: Todos los Santos más Audomaro de Théouranne, Austremonio de Avernia, Benigno de Dijón, Cesáreo de Tarracina, Cirenia mártir, Licinio de Anjou, Magno de Milán, Marcelo de París, Maturino de Larchant, Pedro del Barco, Rómulo de Bourges, Severino de Tívoli y Vigor de Bayeux.