Giro a la izquierda. Dos diarios, La Vanguardia y Ara, coinciden en el titular de portada. Aluden a la intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el debate sobre el estado de la nación, que es el plato único de la prensa del día. Siete años después de la celebración del último "estado de la nación", la sesión no defraudó las expectativas de quienes habían previsto una reacción corajuda del líder socialista frente a la ola inflacionista, casi un tsunami.
Sánchez aparenta fortaleza y ha recosido las costuras del Gobierno de coalición adelantado a sus socios de Podemos por la izquierda, resumen que sustentan todas las crónicas parlamentarias. El presidente ha recuperado la iniciativa política con el anuncio de nuevos impuestos a las compañías energéticas y a la banca, cuyas acciones en la Bolsa se desplomaron un diez por ciento tras el anuncio. También prometió Sánchez trenes gratis.
La composición de lugar del presidente es que las grandes compañías deben pagar por eso que llaman "beneficios caídos del cielo". También descuenta Sánchez que los bancos ganarán más dinero con la subida de tipos. En cuanto a los trenes, la tesis es que así se conseguirá reducir la dependencia de la gasolina.
Los gobiernos europeos no saben cómo decir a sus ciudadanos que se preparen para una especie de invierno a dos velas y en el que sólo van a tener calefacción quienes dispongan de una chimenea, que no es precisamente un elemento habitual en los hogares españoles. Ha llegado la hora de apretarse el cinturón en lo que amenaza con ser una prueba más dura aún que la pandemia del coronavirus. Esta vez el mal se apellida Putin, el inquilino del Kremlin que controla la llave de paso del gas.
En El País titulan que "Sánchez impulsa la agenda progresista con impuestos a energéticas y banca". Xosé Hermida se encarga de enumerar la batería de medidas: "En época de tribulaciones, un gesto a la izquierda. Con el Gobierno apretado en varios frentes, Pedro Sánchez se ha presentado en el debate sobre el estado de la nación decidido a convencer de que su objetivo prioritario es evitar que la crisis la paguen los más desfavorecidos. Si la derecha pide bajar impuestos, el presidente se ha decantado, por lo contrario, lo mismo que le reclamaban insistentemente socios y aliados de izquierda. Además del ya anunciado impuesto a las energéticas, el Gobierno impondrá otro “temporal y extraordinario” a los grandes bancos, con el propósito de recaudar entre ambos 7.000 millones de euros en dos años. El paquete social de Sánchez, acogido con alborozo por los suyos, incluye abonos gratuitos en Renfe y un refuerzo a las becas de un millón de estudiantes".
En cuanto a la oposición, Hermida apunta que "si el presidente ha centrado casi todo su afán en la economía, el PP le ha salido por donde nadie se esperaba. Desde la llegada de Alberto Núñez Feijóo, los populares habían aparcado ciertas batallas para concentrarse en los temas económicos. Pero la coincidencia con el 25º aniversario del asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco ha servido al PP para recuperar un viejo y agrio discurso. Con Feijóo asistiendo como testigo en la bancada popular, su portavoz, Cuca Gamarra, ha arrancado mentando a ETA y a ello ha dedicado toda la parte inicial de su discurso, en el que ha sembrado una inquietante equiparación: “Ese mismo espíritu de rebelión cívica que alimentó a los españoles hace 25 años es el que hoy nos sitúa enfrente de su Gobierno”. Habían pasado siete años desde el anterior debate sobre el estado de la nación y por momentos la discusión se estaba yendo más atrás aún, a la década transcurrida desde que la organización terrorista dejó de matar".
En el Abc es Ana I. Sánchez quien se ocupa de la crónica parlamentaria y titula que "Sánchez recurre al ideario de Podemos para intentar una remontada". Del texto: "Pedro Sánchez vuelve a echarse en brazos de Unidas Podemos. Lo hizo en noviembre de 2019 para dejar atrás el castigo que le asestaron sus votantes tras la repetición electoral, y lo volvió a hacer este martes para intentar una desesperada remontada política que parece contar con más ateos que creyentes dentro de las filas socialistas. Acuciado por el mal resultado en Andalucía, el adelantamiento del PP en las encuestas, la inflación y las constantes crisis con sus socios, el líder socialista giró a la izquierda y tiró de las recetas moradas para lanzar un paquete de medidas ideológicas con el que reconectar con sus votantes y sus aliados. (...) «Este Gobierno no va tolerar que haya empresas o individuos que se aprovechen de la crisis para amasar mayor riqueza», proclamó, en una frase que bien podría haber dicho Pablo Iglesias cuando estaba en el Gobierno".
"El líder de la calle que se enfrenta al Ibex", asegura Raúl Piña en El Mundo. Y escribe: "En La Moncloa no sentó muy bien que Yolanda Díaz dijera en voz alta que al Ejecutivo le faltaba alma. Pero pese al malestar en el complejo presidencial eran conscientes de que el Debate sobre el estado de la Nación era la oportunidad de tratar de reconectar con la sociedad. Empatizar. El objetivo de Pedro Sánchez ayer fue «dejar claro a quién nos dirigíamos», explican fuentes gubernamentales: a la ciudadanía y, en concreto, a «la clase media trabajadora». El jefe del Ejecutivo, que hace pocos días se enfundó el traje de líder euroatlántico y que ha vestido ya muchos otros, se enfunda ahora el del líder social, de la calle, arrebatando banderas a Podemos (impuesto a las eléctricas, uno nuevo a la banca, viviendas sociales...), desafiando a los poderes económicos para consumar un giro en su mensaje y posición política. Y, de paso, achicar el espacio de sus socios de izquierdas. «Ha sido un debate muy ideológico con medidas muy ideológicas», reconocen en el Ejecutivo".
De los trajes, cambios y giros de Sánchez habla también Enric Juliana en La Vanguardia: "Después del volantazo sobre el Sáhara Occidental (marzo), después de la pérdida de contacto con Argelia (abril), después del caso Pegasus-CNI (mayo), después del drama a los pies de la valla de Melilla (junio), y después de la gala de la OTAN en el museo del Prado (junio), Pedro Sánchez vuelve a virar a la izquierda en el Congreso de los Diputados (julio)".
Y: "Después de un viaje al centro que no ha tenido mucho efecto en los sondeos, el jefe del Ejecutivo y secretario general del Partido Socialista Obrero Español se arrima de nuevo al lado izquierdo ante la inquietante perspectiva económica que trae consigo la guerra de Ucrania. Las encuestas en estos momentos son muy malas para el PSOE y Unidas Podemos. Hay desgaste. En algunos momentos de su discurso, Sánchez parecía inscrito en la plataforma Sumar, auspiciada por Yolanda Díaz, todavía en fase embrionaria. Sánchez se mostró exquisito con sus aliados. Llegó a nombrar por su nombre de pila a todos los ministros de UP. Lo nunca visto. Giro a la izquierda y abordaje a la izquierda. Sánchez en modo resistir".
El mayor punto de fricción se produjo en la intervención del republicano Gabriel Rufián, disfrazado como para ir a una boda. La exhibición de tres casquillos de bala supuestamente recogidos en los aledaños de la valla de Melilla provocó un monumental enfado de Sánchez. Del texto de Ana Carvajal en Vozpópuli: "Ni Santiago Abascal ni Cuca Gamarra han sido capaces de sacar al presidente del Gobierno de sus casillas como lo ha hecho el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien no dudó -en otro gesto teatral que tanto gusta a un diputado que ha exhibido desde su escaño desde esposas a fotocopiadoras- en mostrar tres balas rojas que, según ha asegurado, fueron utilizadas por la Gendarmería marroquí para "matar" a 37 migrantes en el último asalto a la valla de Melilla". (...) "En este hemiciclo la mera exhibición de balas es un error imperdonable. El Congreso es el templo de la palabra. Aquí entraron balas, están en los techos y fueron traídas por golpistas. Se ha equivocado, señoría”, reprochaba Sánchez con gesto visiblemente crispado".
Señala Pilar Gómez en El Confidencial que la bronca no es un buen precedente de cara a la reunión prevista para este viernes en Moncloa entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès.
Hay más noticias. Por ejemplo, que "La fiscalía pedirá prisión para Laura Borràs por falsedad, pero la eximirá de malversación y fraude", según avanza El Periódico. Escribe J. G. Albalat: "La fiscalía solicitará una pena de cárcel para la presidenta del Parlament, Laura Borràs. En concreto, la acusará de un delito de prevaricación (que comporta de 9 a 15 años de inhabilitación) y otro de falsedad documental (que oscila entre 3 y 6 años de cárcel e inhabilitación), ambos continuados, por haber amañado supuestamente contratos de servicios cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) para favorecer a un amigo, Isaías Herrero, según ha podido saber El Periódico. Sin embargo, el ministerio público rechaza que existan indicios suficientes para imputarle los delitos de fraude administrativo y malversación de fondos públicos, como apuntaba el juez instructor, lo que habría comportado un aumento considerable de la petición de cárcel para la también presidenta de Junts".
Cuidado con los perros. Llegan a los veterinarios canes con las patas quemadas porque el asfaltó puede superar los cincuenta grados. Dado el precio de la electricidad, vuelve el abanico. Loco Mía está de moda.
De Ucrania cuentan los periódicos que Zelenski está formando un ejército de un millón de soldados para liberar las zonas ocupadas por el invasor ruso.
13 de julio, santoral: Enrique emperador, Teresa de los Andes, Clelia Barbieri, Esdras, Eugenio de Cartago, José Wang Guiji, Miropa de Chíos, Sara abadesa, Silas y Turiavo.