Tormentosa jornada en el Congreso de los Diputados. Sesión especial sobre el caso Pegasus y dos votaciones de calado, la ley audiovisual y la ley de libertad sexual. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no salió precisamente a hombros de sus socios de legislatura, pero la baraka y las balanzas facilitaron que superase otra bola de partido, la enésima de la legislatura. Sus socios amenazan con retirarle el apoyo, pero Sánchez es inmune a las amenazas y a las gesticulaciones.
El presidente se empleó a fondo. 64 minutos de discurso sobre el espionaje a los independentistas. La mitad del tiempo dedicado a hablar de la corrupción del PP, de la mal llamada policía patriótica, de ese ser de las tinieblas y príncipe de las alcantarillas que responde al apellido de Villarejo, cuya mera mención causa un intenso hedor a azufre. Sánchez no convenció a nadie, a tenor de las crónicas, pero sólo fue un día más en la oficina. Y cuando todo parecía dispuesto para la catástrofe, los votos de los grupos se aliaron cual conjunción estelar para acoplarse a las previsiones iniciales del Gobierno. Dos leyes de calado, dos leyes aprobadas. Tareas completadas y a otra cosa.
Sánchez se mece sobre algo más que una geometría variable de apoyos puntuales aprovechando el síndrome Casero del PP, esa propensión a salvar al Gobierno en votaciones clave, sea por error, interés o pura casualidad. En la oposición no hacen mella, además, las duras descalificaciones procedentes de la bancada azul. Los diputados del PP, descabezados en el Congreso, encajan las diatribas sin inmutarse, como si les hablaran de otro partido, de otro tiempo, de otro país incluso.
Dadas las circunstancias, Sánchez mira a un lado o a otro. En El País, por ejemplo, subrayan en la portada que "El Gobierno quiere consensuar con el PP la nueva ley de Secretos Oficiales y el control del CNI". Parece lo más natural. De ahí el sumario: "Fuentes del Ejecutivo admiten que las normas que afectan a la seguridad nacional deben pactarse con el primer partido de la oposición". Escribe Miguel González: "El Gobierno quiere consensuar con el PP la nueva ley de Información Clasificada (que sustituirá a la ley franquista de Secretos Oficiales) y la reforma de la ley del control judicial previo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), anunciadas este jueves en el Congreso por el presidente Pedro Sánchez durante un pleno monográfico sobre el caso Pegasus de espionaje a políticos independentistas catalanes. (...) En el Congreso, Sánchez no convenció ni a sus socios ni a la oposición y ERC le acusó de 'blanquear' al CNI. El pleno aprobó dos leyes relevantes con votaciones y aliados dispares. PSOE y Podemos votaron divididos la ley audiovisual, al abstenerse el socio menor de la coalición, aunque la norma salió adelante gracias a que también el PP se abstuvo. La ley de libertad sexual, o del 'sí es sí', obtuvo una mayoría más holgada pese al rechazo de PP y Vox".
En La Razón se acusa a Sánchez de haberse descargado de culpas sin contemplaciones ni miramientos institucionales. El texto es de Carmen Morodo y dice así: "La comparecencia del presidente Pedro Sánchez en el Congreso para informar sobre Pegasus manchó ayer el nombre del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y también de la Justicia. Sánchez se sacudió responsabilidades y en un nuevo intento de ganarse el favor del independentismo, que resultó tan baldío como los que ha hecho ya en el curso de esta crisis del espionaje, dio a entender que ni los servicios de inteligencia ni tampoco el juez del Supremo encargado de validar las operaciones del CNI cumplen con sus obligaciones satisfactoriamente. Justo lo mismo que dice ERC. No hay otra manera de explicar que proponga una reforma de la ley que regula el CNI para imponerle un mayor control interno y judicial, porque es lo mismo que señalar de manera implícita a este organismo como responsable de una mala praxis en el espionaje al independentismo. (...) Fuentes de la inteligencia confirmaron ayer tarde a este diario que su trabajo se ha ajustado, «en todo momento», a la directiva que la comisión delegada de asuntos de inteligencia aprobó a principios de la legislatura, y que incluye «expresamente» entre sus objetivos el de «combatir y luchar contra el independentismo» por ser una de las amenazas para la integridad territorial, además del terrorismo, el control de la inmigración y otros capítulos que afectan a la seguridad nacional".
En El Mundo se avizora un intenso desgaste en la figura de Sánchez frente al emergente Feijóo, campeón de las encuestas como su antecesor Pablo Casado. Escribe Raúl Piña: "La legislatura atraviesa un momento complicado para Pedro Sánchez. Se evidenció en el Congreso: primero porque sus explicaciones sobre el caso Pegasus, el espionaje a líderes independentistas, no convencieron a sus socios, y el incendio lejos de apagarse, como creían en La Moncloa que sucedería, se avivó. Y segundo, porque el Gobierno vio cómo el PP se convirtió en su salvavidas para sacar adelante la Ley Audiovisual, que fue rechazada por ERC y Bildu, sus socios de gobernabilidad, y en la que la propia coalición se rompió, votando a favor el PSOE y absteniéndose Unidas Podemos".
Sigue la nota: "En el complejo presidencial saben de lo delicado de la situación. No es sólo una percepción, lo constatan los números que tienen sobre la mesa: el presidente del Gobierno acusa un desgaste, agravado por la gestión del caso Pegasus por parte del Ejecutivo, que le ha hecho perder en sólo un mes más de un punto, y hace que el PP de Alberto Núñez Feijóo ya esté por delante de ellos, constatan fuentes gubernamentales. Son las tripas demoscópicas que Sánchez tiene encima de su mesa y que justifican o guían estrategias, comunicación... Si bien públicamente el PSOE salió rápidamente a defender que el último CIS los situaba como la formación más votada, lo cierto es que en La Moncloa los números delatan que el líder del PP obtendría un mejor resultado que Sánchez en estos momentos. (...) Esta circunstancia explicaría la estrategia del Gobierno y el PSOE de elevar el tono con Feijóo de manera apreciable en las últimas semanas, tratando de vincular su liderazgo a la corrupción, acusándole de «tapar la corrupción» de su partido, y presentándole como un líder subyugado a Isabel Díaz Ayuso".
La versión de la contraparte es la que redacta Pedro Vallín en La Vanguardia, que además, acuña el término de "plurinacionales" para referirse a los partidos nacionalistas e independentistas. "El PSOE acrecienta la impaciencia de sus aliados y se enturbia la legislatura" titula el referido Vallín una crónica desde la perspectiva de esa amalgama de todas las Españas de la periferia. El texto arranca así: "Malas caras y mal ambiente para cerrar el extenuante pleno del Congreso de los Diputados de este jueves, que ha sido un test de estrés para el Gobierno de coalición y para la legislatura. Y el resultado es un aprobado raspado, de aquellos que un profesor bonachón daba a quien lograba un raquítico 4,5 sobre 10. En consecuencia, el rumbo político inmediato está sumido en la tiniebla. Por primera vez, una ley procedente del Consejo de Ministros se aprueba sin el voto de Unidas Podemos. Una abstención de ceño fruncido sumada a una acusación de traición a los socialistas, que negociaron a sus espaldas para que el PP diera de paso la norma con su abstención. Todo feo".
Prosigue Vallín: "Esa abstención atronadora de Unidas Podemos revela que el ambiente entre el PSOE y su socio pasa su peor momento. Y con los aliados externos del Ejecutivo, los grupos progresistas y plurinacionales que vienen manteniendo vivo el mandato y que no tienen incentivos para hacer caer al Gobierno, las cosas están aún peor. Ayer, los grupos vascos y catalanes se debatían entre la incredulidad y el enojo ante la actitud de los socialistas. La ausencia de explicaciones nuevas o siquiera la posibilidad de una investigación fehaciente que aclare el escándalo Pegasus y el regate de última hora en la ley audiovisual, en beneficio de los grandes conglomerados televisivos y detrimento de las pequeñas y medianas productoras, urdido por el PSOE con PP y Ciudadanos a espaldas del resto, han envenenado el humor del bloque mayoritario. Y no es un detalle menor que el pacto en la ley audiovisual había sido la condición de ERC para apoyar los presupuestos del 2022. Ayer, Esquerra votó en contra".
Traición y fealdad, pues. En parecida línea, la nota de Irene Castro en El Diario, que destaca la abstención de la parte podemita del Gobierno en el apartado de la ley audiovisual: "No era una ley más porque debía desarrollar el compromiso que llevó a ERC a aprobar los Presupuestos, salvar el dinero de Europa y encarrilar la legislatura. Pero la Ley Audiovisual ha salido adelante in extremis gracias a la abstención del PP porque ni siquiera los diputados de Unidas Podemos, con Yolanda Díaz a la cabeza, han votado a favor. Por primera vez en la legislatura se han abstenido ante un proyecto legislativo que nace del Gobierno. Los parlamentarios de Esquerra y Bildu pulsaron directamente el no. A día de hoy la mayoría de la investidura continúa rota y sin solución a la vista, por más que el presidente, Pedro Sánchez se prodigue en gestos para intentar restituirla".
Como ha quedado dicho, ayer se aprobó también la ley de libertad sexual, un texto que la prensa conservadora encaja con algo más que reservas. "Montero impone por ley convertir al hombre en presunto culpable", titula El Abc. En el sumario abunda en que "el Congreso refrenda la norma que rompe la presunción de inocencia, define el exhibicionismo y el acoso callejero como «violencias machistas» y unifica abuso y agresión sexual". El texto es de Érika Montañés: "Del texto inicial de la norma de Garantía Integral de la Libertad Sexual a la que ayer aprobaron 201 diputados lo único que se ha mantenido incólume son las cuatro veces que se acusa en la exposición de motivos a la sociedad de ser «patriarcal» y, por tanto, para quien así lo justifica, ‘el mal de todas las mujeres’. Ni siquiera el epicentro de la llamada ‘ley del sí es sí’ o el consentimiento de la mujer a un encuentro íntimo con otra persona está igual: por exigencia del Consejo General del Poder Judicial, el Consejo de Estado y a instancias del Tribunal Supremo se dio la vuelta a la definición y se pasa de un sistema que exige que la víctima se niegue y se resista a otro que requiere el consentimiento afirmativo de que quería".
Noticia de alcance. Ucrania se desangra y van los burócratas de la Unión Europea y condicionan la ayuda a reformas políticas y económicas, según destaca El País. En el texto se explica que Bruselas vinculara su plan para la reconstrucción de Ucrania con el refuerzo del Estado de Derecho y el combate contra la corrupción. De momento, los ucranianos combaten contra los rusos de Putin, que machacan sin piedad las poblaciones del Donbás. El ardor guerrero de los líderes europeos ha dado paso a los hombres de negro de la UE, los de la letra pequeña.
27 de mayo, santoral: Agustín de Canterbury, Atanasio Bazzekuketta, Bruno de Wurzburgo, Eutropio de Orange, Gausberto, Gonzaga Gonza, Julio de Dorostoro, Ranulfo de Arras y Restituto mártir.