Último episodio del culebrón borbónico, la recurrente historia de los enfrentamientos familiares por la corona, uso y abuso. Tras la exaltación del viejo lobo de mar, el rendimiento de cuentas del ciudadano Juan Carlos ante el Rey, Felipe VI, su hijo. El campechano frente a un hombre discreto, prudente y con un reconocido manejo de las distancias que lleva cuatro días contemplando el "espectáculo" de las regatas en Sanxenxo. Arriadas las velas, toca reunión familiar en la Zarzuela.
La visita desborda el ámbito privado por las implicaciones institucionales. Más aún tras ese "¿explicaciones de qué?" con el que el Emérito despachó la cuestión de sus finanzas, el supuesto cobro de comisiones con apariencia de gráciles y gentiles donaciones de sus amigos con turbante y las denuncias de Corinna Larsen en Londres. Demasiada exposición a los focos tras dos años de silencio e imágenes contadas.
Lo que ha ocurrido en los últimos días no era lo pactado entre Moncloa, Zarzuela, el Emérito y un mediador. Hay malestar en todas las partes, menos por parte de Juan Carlos. "La Casa del Rey considera una 'enorme equivocación' el desarrollo de la visita de Juan Carlos I", titula de apertura El Confidencial. El texto es de José Antonio Zarzalejos y arranca así: "La estancia hoy de Juan Carlos I durante unas horas en la Zarzuela no será cálida ni emotiva. Más bien, tensa. Fuentes próximas a la Casa del Rey califican el desarrollo de la visita de su padre a España como una "enorme equivocación", porque el monarca abdicado no ha cumplido el acuerdo que quedó reflejado en la carta del pasado 5 de marzo, dirigida a su hijo y que se hizo pública dos días después, en la que decía querer preservar su "privacidad" tanto en Abu Dabi como en sus visitas a España. Juan Carlos I, lejos de ajustarse a la mayor discreción, ha hecho exactamente lo contrario: mostrarse de manera reiterada y pública en un evento deportivo en el que ha habido más cámaras "que en mi boda", en expresión de la infanta Elena".
El apunte de Zarzalejos incluye también "críticas a Pedro Campos por la 'utilización' del emérito para promocionar su club náutico y las competiciones con el velero 6mR, en las que él y otros armadores han invertido".
"Frialdad" y "recelo" son algunos de los términos que utilizan en El País Miguel González y Paula Chouza para describir el ambiente de la cita entre el Rey y su padre: "Felipe VI se enfrenta hoy a una de los encuentros más difíciles de su reinado, el que mantendrá con su propio padre, a quien no ve desde hace casi dos años. El ambiente que rodea esta cita es de frialdad y recelo por ambas partes. La estancia de Juan Carlos I en Sanxenxo (Pontevedra) ha causado profunda preocupación en La Zarzuela, que hubiera preferido que la primera visita del rey emérito desde que se expatrió en Abu Dabi, el 3 de agosto de 2020, fuera discreta y austera y no un show televisivo. Decenas de cámaras han seguido a Juan Carlos I cada vez que entraba o salía de la casa de su amigo Pedro Campos o del Club Náutico, y las tres jornadas de regatas han concluido con la entrega de un premio al rey emérito".
Sigue la previa: "La Casa del Rey ha querido dar un perfil bajo a la visita a La Zarzuela, que se producirá al final y no al principio de la estancia de Juan Carlos I en España, como hubiera sido lógico tanto desde el punto de vista personal como institucional. La agenda oficial de la Familia Real está en blanco para la jornada de hoy. La Casa del Rey se ha adelantado a subrayar que se trata de “un encuentro familiar en el ámbito privado”, por lo que no se ha anunciando cobertura informativa".
En Vozpópuli añaden la variante Doña Sofía al espinoso día de hoy en palacio. "El Emérito pasará solo unas horas en Zarzuela para 'arreglar papeles' con la reina Sofía", apunta el titular de la nota que escribe Jesús Ortega: "Juan Carlos I llevaba casi dos años imaginando un regreso a La Zarzuela similar al que ha protagonizado en Sanxenxo: con luz y taquígrafos, recibido con los brazos abiertos y con la opción de quedarse varios días. También deseaba ver a la princesa Leonor, la heredera, para hablarla de rey a futura reina. Nada de eso, sin embargo, ocurrirá este lunes. El Emérito pasará apenas unas horas en la que es su casa, en un momento de máxima tensión con su hijo, y con una actitud desafiante, tal y como demostró ayer tras ser preguntado sobre si iba a dar algún tipo de explicación: "¿Explicaciones, de qué?", respondió entre risas".
Y: "Desde Casa Real no han especificado a qué miembros de la familia real verá el monarca, aunque sí está confirmada una reunión con su hijo y también con la reina Sofía, que regresa de un viaje a Estados Unidos. Según fuentes próximas al entorno más cercano al Emérito, "ha dejado caer que podría tener que firmar unos documentos con su mujer". El reencuentro con la reina emérita, de hecho, tendría ese único objetivo: "Parece ser que tiene que arreglar unos papeles. Es, al menos, lo que ha trasladado, aunque tampoco ha dado muchos detalles". Sus amigos, en todo caso, achacan esas firmas a "temas de patrimonio o de gestión" y no a asuntos más trascendentes".
La semana se abre a lo grande y continuará por esos derroteros con la comparecencia en el pleno del Congreso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el programa Pegasus sobre la mesa, pero no lo en lo relativo al espionaje de dirigentes independentistas sino por la infección del dispositivo móvil del propio presidente. Para abrir boca, La Razón da cuenta de los detalles del encuentro entre Sánchez y Mohamed VI en Rabat tras el anuncio e que España renunciaba a su posición tradicional sobre el Sahara occidental. "Afrenta de Rabat a la bandera española: «No nos dejaron hacer la visita técnica pese a pedirlo»" se titula la crónica de este medio. Escribe Carme Morodo: "La cumbre al máximo nivel en la que Pedro Sánchez y Mohamed VI anunciaron el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre España y Marruecos la presidió una bandera de España puesta del revés. El presidente del Gobierno español viajó a agasajar a un Rey, sobre el que se han abierto serias dudas sobre la posibilidad de que le haya espiado utilizando el programa Pegasus, pero nuestro servicio de protocolo no pudo ni siquiera comprobar si la bandera de España estaba bien colocada. En una respuesta parlamentaria escrita, que el Gobierno registró en el Congreso el pasado 19 de mayo, la explicación oficial del Ejecutivo es, cuanto menos, sorprendente: no les permitieron ni siquiera hacer la visita técnica solicitada para poder comprobar la disposición de la sala en la que se celebró la cena ofrecida por el Rey Mohamed VI al presidente español".
Sigue la información: "«Siendo un espacio privado real, no fue posible realizar la visita técnica previa a pesar de haber sido solicitada por el equipo de Avanzada para poder comprobar la disposición de la sala, quedando por tanto en manos del servicio real marroquí como anfitrión de la cena». La velada transcurrió sin que nadie se diera cuenta del agravio, o, si se dieron cuenta, no se exigió que se colocara correctamente la bandera española, y colgada del revés fue el decorado que acompañó la ceremonia con la que Mohamed VI honró a Sánchez en la «ruptura del ayuno». «Finalizada la cena, y advertido el error, el servicio real marroquí pidió disculpas y manifestó que se trató de un error involuntario», añade como explicación el Gobierno en la respuesta que ha enviado a la Cámara Baja".
Cataluña. El Nacional abre con una encuesta que ratifica el adelantamiento socialista y la pérdida de la mayoría absoluta independentista en caso de que se celebraran elecciones autonómicas. Estos serían los datos: PSC, 33-35 (23,27%); ERC, 31-34 (21,05%); Junts, 25-26 (16,27%); Vox, 11-12 (8,37%); CUP, 8-10 (6,71%); PP, 6-7 (5,42); Cs, 3-4% (3,82%).
El análisis es de David González y arranca de esta modo: "El PSC se impondría de nuevo en las urnas si ahora se celebraran elecciones al Parlament de Catalunya y el independentismo, actualmente en el gobierno, recularía e incluso podría perder la mayoría absoluta que revalidó en los anteriores comicios, celebrados el 14 de febrero de 2021. Esta es la fotografía del escenario político catalán que ofrece una encuesta de Feedback para El Nacional y que se publica coincidiendo con el primer aniversario de la investidura del republicano Pere Aragonès como presidente de la Generalitat. Según los datos del sondeo, los socialistas, con Salvador Illa al frente, mejorarían los resultados de las anteriores elecciones. Por el contrario, Esquerra (ERC) y sus socios de Junts per Catalunya no rentabilizan electoralmente los primeros 12 meses de gobierno conjunto. Los republicanos no despegan y los juntaires sufrirían una bajada importante en pleno debate sobre el liderazgo después de la renuncia de Carles Puigdemont a la presidencia del partido. Tampoco la CUP mejora de manera clara".
Internacional. La invasión de Ucrania se ha estancado. Se cumplen esta semana tres meses de lo que iba a ser una guerra relámpago que acabaría con la resistencia ucraniana por aplastamiento. Un reportaje de Alberto Rojas en El Mundo se ocupa del papel de los hombres de las palas: "Igor, el enterrador del cementerio de Irpín, hace cálculos rápidos, al vuelo, delante de su cuadrilla de trabajadores que han cavado, de golpe, cuatro grandes huecos en la arena mojada por la lluvia. "Nos queda espacio para dos filas más de tumbas, que a esta velocidad las llenamos en pocos días. No hay tierra para tantos muertos", dice en voz alta, con cierto fatalismo matemático. En la zona norte de este camposanto unas máquinas ya trabajan talando árboles para agrandar los terrenos que la muerte le come a la vida. (...) Ucrania se queda sin tierra para enterrar a sus muertos. Nadie sabe cuáles son las bajas militares del país (el Gobierno de Kiev no ofrece datos) y el número de bajas civiles oficiales, que no llegan a 10.000 muertos no se corresponde con la realidad. Sólo en Mariupol el cálculo más optimista ya supera esa cifra con mucho. Ese incremento de la mortalidad, sobre todo en la franja de los 20 a los 40 años, está llenando los cementerios".
23 de mayo, santoral: Desiderio de Langres, Efebo de Nápoles, Eutiquio de Nursia, Guiberto, Honorato de Subiaco, Juan Bautista de Rossi, Miguel de Sinada, Siagro y Spes de Nursia.