El independentismo intenta rebrotar al socaire de un supuesto espionaje masivo que habría llevado a cabo el Deep State contra más de medio centenar de personas vinculadas a la causa. El victimismo cohesiona a las dispares fuerzas del procés. Oriol Junqueras y Carles Puigdemont comparecen uno al lado del otro en Bruselas para denunciar ante el mundo entero a España, al Gobierno, a Pedro Sánchez, al CNI y la Guardia Civil. También están Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, Xavier Antich, de Òmnium, y diputado cupero Carles Riera. Unidad total, aunque sea imposible disimular la sideral distancia entre Puigdemont y Junqueras, el dúo que despeñó Cataluña.
En Barcelona, la salida en tromba independentista se produjo por la tarde, con Pere Aragonès y Jordi Puigneró a los mandos de una declaración institucional/rueda de prensa en el que se notó de nuevo que el independentismo está en modo todos a una contra "España", pero cada uno a su manera.
El relato del secesionismo parte de presunciones como que el programa informático utilizado sólo puede ser utilizado por Estados porque la empresa que lo detenta sólo se lo vende a Estados. Y con eso y un reportaje del The New Yorker (al que se le da el crédito que se le negó al The New York Times cuando habló de la agenda rusa de Josep Lluís Alay y Boye) se hace el chup chup con el que parece asomar del letargo el movimiento que tomó las calles durante casi una década.
En Crónica Global explica Sara Cid los procedimientos y algunas interioridades imprescindibles del caso. "Así fue como Pegasus suplantó a los medios catalanes para espiar a los independentistas", se titula una pieza que revela, por ejemplo que "Pegasus suplantó la identidad de este y otros medios y agencias de comunicación como La Vanguardia, El Temps, Europa Press y El Confidencial para infectar los teléfonos y ordenadores de periodistas, empresarios y políticos catalanes vinculados con el independentismo, así como de su entorno más cercano. El sistema utilizado por Pegasus, explica el perito informático forense y experto en ciberseguridad Bruno Pérez, es muy similar al de cualquier phishing. “En este caso, varios de ellos fueron víctimas de smishing, tras recibir SMS con enlaces falsos”, aclara el experto. La particularidad que ofrece este avanzado programa de espionaje israelí es que, mientras que la mayoría de phishing necesita que el usuario haga clic en el enlace, Pegasus tiene también la opción de penetrar en los dispositivos sin link, cero clic, sin que el usuario realice ninguna acción para descargarlo".
La información de Cid también señala que eso de que el programa sólo está en manos de Estados habría que ponerlo en cuarentena: "Si cae en manos de una empresa de hacking como la israelí NSO group --la creadora de Pegasus-- puede desarrollar un malware para infiltrarse en los dispositivos de un tercero aprovechando estos fallos de seguridad. Eso sí, previo pago de sus clientes, que suelen ser agencias gubernamentales. Sin embargo, no son los únicos. “De la misma forma que existen las armas convencionales, esto no deja de ser armamento militar dentro de una ciberguerra”, señala el experto para quien, aunque a priori estos programas solo se venden a Gobiernos y agencias de inteligencia, existe un mercado negro paralelo".
El expediente es la apertura de la prensa de Barcelona. "Las relaciones Generalitat-Moncloa penden de un hilo por el espionaje", señala La Vanguardia. El mundo en vilo. El Gobierno no da crédito ni sale de su asombro. Dice que colaborará con la justicia si es que la justicia lo requiere. El independentismo mantiene viva una denuncia en el juzgado número 32 de Barcelona por un supuesto espionaje a Roger Torrent y Ernest Maragall. Ahí va un extracto de la crónica de Àlex Tort y Esther Herrera en La Vanguardia: "Si las relaciones entre la Generalitat y la Moncloa no estaban ya suficientemente tocadas, el caso de espionaje a una sesentena de políticos y activistas independentistas, periodistas y abogados, mayoritariamente entre el 2017 y el 2020, no ha hecho más que dejarlas colgando de un hilo. No hay estocada, porque Pere Aragonès pese a avisar que este asunto y la forma como lo afronte el Gobierno español pueden tener consecuencias políticas”, dejó puertas abiertas a los encuentros técnicos y a los trabajos sectoriales. Además, no dio por enterrada a la mesa de diálogo cuando se le preguntó si consideraba que se habían serrado las cuatro patas. El presidente de la Generalitat quiere un “cara a cara” con Pedro Sánchez para obtener explicaciones del espionaje revelado por el laboratorio canadiense The Citizen Lab. Lo pidió en una comparecencia ante los medios de comunicación en la galería Gòtica del Palau de la Generalitat, junto con el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, y todos los consellers".
Sigue: "Aragonès justificó que la confianza con las instituciones del Estado “es mínima” y que “las cosas no pueden continuar igual”. “No se pueden normalizar las relaciones”, argumentó hasta que no se aclare el espionaje. Por eso, situó “la pelota en el tejado” de Sánchez: quiere explicaciones y que en el Gobierno asuman responsabilidades si se pretende “restaurar” las relaciones. El jefe del Govern exigió que “nadie se esconda” ante “un ataque que no responde a ninguna lógica”, en un claro mensaje dirigido a la Moncloa, porque el software Pegasus, de NSO Group, solo se vende a gobiernos, según asegura la misma compañía israelí".
El "Catalangate", y no es coña, es como se refieren en la jerga indepe a la carpeta con la que esperan recuperar las posiciones y el peso que ocupaban antes del colapso del proceso y la pandemia. En JxCat y la CUP son partidarios de cancelar una mesa de diálogo en la que no participan. ERC pide pausa. Los medios afines reprochan a JxCat el pacto con el PSC en la Diputación. Puigdemont no lo tiene claro. Una cosa es predicar y otra, dar trigo.
En Madrid tiene más atractivo informativo el caso de Piqué, el presidente de la Federación y el tremendo pelotazo por la Supercopa del desierto. "Rubiales desechó un acuerdo con Qatar más ventajoso pero sin los 24 millones para Piqué", dice El Confidencial. Firman la nota José María Olmo y Alejandro Requeijo: "Luis Rubiales firmó el contrato de la Supercopa con Arabia Saudí, que generó 24 millones de euros en comisiones para Gerard Piqué, tras despreciar un acuerdo con Qatar, igual de ventajoso para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y en el que no era necesario pagar ningún tipo de intermediación al defensa del Barça ni a ningún otro agente externo. La RFEF llegó a estampar su sello en un preacuerdo con las autoridades de Doha, pero acabó desechándolo para decantarse por la oferta saudí".
El lado pintoresco es que el rey emérito se puso en contacto con el programa de Susana Griso en Antena 3 para negar que hubiera mediado con Arabia Saudí a petición de Piqué. El joven futbolista es, por cierto, el titular de los derechos de la Copa Davis y ayer mismo se dejó ver con Ximo Puig para firmar el protocolo por el que el trofeo se disputará en Valencia. La comisión se acabará por saber. Al tiempo.
En Madrid, el Piqué de turno es el aristócrata Luis Medina, otro tipo bien plantado y bien planchado, con aspecto de haber dormido bien. El hombre es un personaje de Woodhouse. Ataviado con pijama y batín saca el perro a pasear por las calles de El Viso. Un fenómeno. Se sigue hablando de lo suyo y su socio, pero también de las compras que hizo Colau. Como lo leen. "Tribunal de Cuentas: Colau compró el gel y los guantes más caros que Almeida", titula Vozpópuli. En el sumario se advierte que la alcaldesa pagó menos por las mascarillas que su colega. Del texto de Portillo: "En plena pandemia, el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido por Ada Colau (Barcelona en Común), compró el gel hidroalcohólico y los guantes de nitrilo más caros que el consistorio madrileño, capitaneado por el popular José Luis Martínez-Almeida, según se desprende del informe de fiscalización de los contratos de emergencia que firmaron en 2020 los ayuntamientos para atender las necesidades de las medidas de contención del covid-19 que ha escrito el Tribunal de Cuentas y al que ha tenido acceso Vozpópuli".
Un párrafo después señala: "El gobierno barcelonés soltó 52,48 euros por cada cinco litros de gel, 29,48 más que el ejecutivo madrileño. Y 0,19 euros por guante, por 0,16 de la capital de España. Es más, Colau solo pagó menos que su homólogo madrileño por las mascarillas quirúrgicas y por las FFP2. Así, el precio medio que pagó la capital de Cataluña por los tapabocas quirúrgicos fue de 0,40 euros por los 0,50 de Madrid. Y, por las FFP2, Barcelona desembolsó de media 2,57 euros y Madrid, 4,76".
O sea que el gel de manos estaba a precio de whisky escocés.
Feijóo sigue con su gira de presentación y ahora plantea un "alivio fiscal a rentas inferiores a 40.000 euros", según anuncia El Mundo en lo alto de su portada. El asunto, escribe Juanma Lamet, es el siguiente: "Lo que va a proponer el líder de la oposición es deflactar, con efecto retroactivo al 1 de enero, la tarifa del IRPF para todos los que cobran menos de 40.000 euros y tributan, por tanto, en los tres primeros tramos del impuesto. Esos tres tramos abarcan hasta las bases imponibles de 35.200 euros, que, descontados los pagos a la Seguridad Social, se corresponden con salarios de 40.000 euros, según las fuentes del PP consultadas. De ahí la cifra elegida".
La foto de no pocos medios es la toma de posesión en Castilla y León de Fernández Mañueco. No estuvo Feijóo, pero sí su doble con barba, Mariano.
Se acabó con la mascarilla en interiores, salvo transporte público, discrecional, farmacias, hospitales, centros sanitarios y residencias de mayores. En El País presentan una encuesta al respecto. "La mayoría de los españoles cree que es pronto para retirar las mascarillas en interiores y la seguirá llevando", apunta el titular. El texto es de Pablo Linde y Yolanda Clemente: "El fin de la obligatoriedad de las mascarillas, que ha aprobado el martes el Consejo de Ministros y entra en vigor este miércoles, preocupa a la mitad de España. Un 48,5% se muestra “poco o nada seguro” cuando piensa en su día a día sin cubrebocas, frente a un 48,4% que está “muy o bastante seguro”, según una encuesta flash realizada a 500 personas por 40dB. para El País y la Cadena SER entre el lunes y el martes. En lo que hay una clara mayoría es en el porcentaje de población que opina que se trata de una medida precipitada (un 54%, mientras un 28,2% que dice que es el momento adecuado y un 10,2% que expresa que llega tarde). También son mayoría los que seguirán usándola en los ámbitos donde dejará de ser obligatoria. (...) El 70% cree bastante o muy probable seguir cubriéndose la cara en comercios, un porcentaje muy similar al de los que los seguirán haciendo en cines, teatros o exposiciones. Un 62,5% la seguirá llevando (bastante o muy probablemente) en centros deportivos o gimnasios, una cifra similar a la de bares y restaurantes y los centros de estudio o trabajo".
20 de abril, santoral: Inés de Montepulciano, Anastasio de Antioquía, Crisóforo, Endón abad, Heliena de Laurino, Marcelino de Embrún, Marciano de Auxerre, Secundino de Córdoba, Teodoro Triquino y Vihón de Frisia.