Una parte de la prensa apunta que el PP vuelve al lugar del crimen, la plaza de Colón de Vox, para protestar contra los indultos. Es más, planea una recogida de firmas como la que emprendió Mariano Rajoy para oponerse al Estatut. Ambos movimientos, manifestación y firmas, podrían responder perfectamente a un premeditado plan de Pedro Sánchez, cuyos movimientos en Cataluña habrían empujado al PP a repetir errores. Según esta versión, el Maquiavelo de Sánchez, Iván Redondo, habría sembrado el campo de batalla de señuelos y estaría agazapado dispuesto a contemplar como la formación de Casado se estampa de nuevo en una instantánea como aquella con Rivera y Abascal que sólo favoreció a Vox.
La lectura primaria es que un elevado porcentaje de la ciudadanía fuera de Cataluña alucina con que el Gobierno esté dispuesto a indultar a unos reos que rechazan el indulto y persisten en las soflamas tipo "ho tornarem a fer", "ni un pas enrere", "tossudament alçats" y tal. En Cataluña, la potencia mediática del independentismo alude a porcentajes inversos a favor no de la medida de gracia sino de la amnistía, la autodeterminación y dos huevos duros. Otra cosa es que en el ¿fin? de la pandemia la gente tenga más ganas de manifestarse que de irse a la playa o a la montaña a tomar el fresco, beber cerveza con gaseosa y comer filetes empanados.
Pablo Casado se mueve en la duda. El partido irá a Colón. Él, no se sabe. En El Independiente cuenta Ana Belén Ramós cómo la "outsider" Cayetana Álvarez de Toledo ha arrastrado a su formación hacia sus tesis. "Álvarez de Toledo marca el paso a Casado en la respuesta a los indultos de Sánchez" es el titular principal de la noticia. Y en el sumario se explica que "El PP estará presente en la concentración contra los indultos de la plataforma 'Unión 78' junto a Vox y Ciudadanos el próximo 13J, pese a asegurar que ejercería presión contra Sánchez por la vía institucional, jurídica y parlamentaria, pero no en la calle". Del cuerpo de la crónica: "Mientras el ‘verso libre’ del PP arengaba a las masas, los populares decidían limitar su actuación a la línea institucional y jurídica, al menos temporalmente. Y la ofensiva propuesta no era baladí: recursos ante el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional -en caso de materializarse los indultos-; contraataque político, con la «traición» de Sánchez convertida en cuestión troncal de la actividad parlamentaria de las próximas semanas; y mociones en los más de 8000 ayuntamientos de toda España para obligar al socialismo de todo el país a posicionarse en la cuestión de los indultos. Pero ninguna acción en la calle. «Se pretendía no hacer lo mismo que Vox, sino llevar una estrategia diferente. Dejarles a ellos el ruido y estar nosotros en la gestión y en las instituciones. Pero no podemos no ir a una protesta convocada por la sociedad civil. Es muy diferente», argumentan fuentes del PP".
Sigue la pieza: "Los acontecimientos se precipitaron en la mañana del viernes. El diario El Mundo amanecía con una opinión firmada por Cayetana Álvarez de Toledo en portada. Concordemos en Colón, titulaba. En ella, lo esperable: volver a empuñar la rojigualda en la plaza madrileña «sin reparos ni remilgos», con órdago incluido para sus compañeros de filas. «Movilizarse significa no sólo plantar cara en el Parlamento y en los tribunales. Es también salir a la calle», manifestaba. Y casi parecía que la plataforma Unión 78 -impulsada por Fernando Savater, Rosa Díez, María San Gil o Jesús Cuadrado, entre otros- respondía a los ruegos de la diputada del PP cuando comunicaba horas después la convocatoria de una gran manifestación con claras reminiscencias a la de 2019: también en la plaza de Colón, también con el desafío independentista catalán como telón de fondo, también con Pedro Sánchez como adversario común… y también con la presencia de PP, de Ciudadanos y de Vox".
En El País meten al PP en el saco de la reacción más reaccionaria. "El PP y la ultraderecha se unen en la calle contra los indultos" es el titular principal de la portada. En la versión del diario de Prisa, son Vox y Cs quienes secundarán las protestas. Escribe Elsa García de Blas: "La extrema derecha (Vox), la derecha (PP) y el centroderecha (Ciudadanos) regresarán el 13 de junio al mismo escenario, la plaza de Colón de Madrid, donde se manifestaron unidos contra el Gobierno socialista en febrero de 2019. Entonces exigieron elecciones anticipadas por los contactos de Pedro Sánchez con el Ejecutivo catalán. La protesta de ahora, que volverá a sumar en la calle a una derecha muy dividida en los últimos meses, ha sido convocada por una plataforma impulsada por la exlíder de UPyD Rosa Díez, y pretende evitar que el Consejo de Ministros indulte parcialmente a los 12 condenados por el procés independentista catalán. La ofensiva del PP no se quedará ahí, sino que también pretende recoger firmas en toda España contra los indultos a los condenados por el Supremo, en una campaña similar a la que los populares realizaron contra el Estatuto de Cataluña a comienzos de 2006. Además, el partido de Pablo Casado promoverá mociones contra la iniciativa en los más de 8.000 ayuntamientos de España".
Continúa el texto: "La estrategia del PP, que contradice los mensajes que dio en días anteriores desmarcándose del anuncio de movilizaciones por parte de Vox, encuentra voces discrepantes en su cúpula. Se desconoce si a la protesta asistirá Casado, que quiere evitar la foto con Santiago Abascal.
Vuelve el bloque de Colón. La derecha regresa al mismo escenario, la céntrica plaza madrileña de Colón, donde la famosa manifestación contra el Gobierno de febrero de 2019 precipitó la convocatoria de elecciones generales en abril de ese año".
La reacción de las tres derechas y la oposición demoscópica a los indultos han cambiado un tanto la percepción en la Cataluña independentista del gesto de Sánchez. De proponer que se metiera la medida de gracia por donde amargan los pepinos se ha pasado a ponderar el valor del presidente del Gobierno. Laura Vilagrà, la consejera de Presidencia, decía ayer en Catalunya Ràdio que detecta un "giro estadista" en la Moncloa, una cierta propensión al diálogo. Eso sí, en ERC las posiciones son inamovibles: amnistía y autodeterminación.
Sea como fuere, Gobierno y Govern preparan el reencuentro. Así lo cuenta Marcos Lamelas en El Confidencial: "El Ejecutivo de Sánchez quiere precipitar los tiempos para no quemarse más de lo debido con la gestión de los indultos, ante la presión de Vox y el PP. El equipo de Pere Aragonès pretende que la reunión se lleve a cabo antes de volar a Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont en Waterloo. Aragonès quiere que su relación con Puigdemont sea buena, pero también que desde el principio quede claro que no existen tutelas de terceros, tal y como se firmó en el acuerdo de govern que el propio Aragonès cerró con Jordi Sànchez".
Sigue el texto: "En ese mismo clima, en Moncloa también se espera que Pedro Sánchez se reúna con Isabel Díaz Ayuso, cuando la presidenta madrileña forme su gobierno, lo que no se espera que ocurra antes de finales de junio. Por tanto, la idea base del encuentro desde Madrid es continuidad institucional. Desde Cataluña más bien la dimensión que espera resaltarse es la de “de presidente a presidente”".
Claro, faltaría más. A los presidentes de la Generalitat habría que rendirles honores con una compañía de zapadores del Rey en uniforme de época más banda musical.
Mientras tanto, Pere Aragonès inaugura su día a día como presidente de la Generalitat y en Nació Digital explica Oriol March las primeras horas al frente de la administración autonómica. Nuestro hombre ya deambula por la plaza de Sant Jaume a las ocho de la mañana. Viene de Pineda de Mar y en el coche pasa de la radio y de la prensa de papel. Prefiere los medios digitales. Del texto de March: "8.05. Esmorzar de treball al Bar Haití. A tocar de Sant Jaume, l'Haití és un vell conegut de veterans de totes les administracions que han passat per la Generalitat. Ja l'espera Sílvia Sàbat, nomenada responsable de secretaria, amb l'ordinador encès i l'agenda del dia a la pantalla. S'hi sumen Helena Ricomà, coordinadora de l'oficina d'Aragonès, i els membres del seu equip de comunicació. El president demana un entrepà de bull blanc i un cafè amb llet, i comenta com va anar l'entrevista amb Vicent Sanchis a TV3. Quan porta un quart d'hora assegut, fa una repassada al mòbil dels decrets que es publiquen al Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC)".
Del Haití no se pierdan las tortillas.
Laura Borràs es la presidenta del Parlament, pero eso no es óbice para ejerza de consejera de los asuntos que le rotan. Por ejemplo, ahora es la titular del departamento de Defensa de la Generalitat y en calidad de tal ha pedido por carta al Ejército que se vaya del Bruc. Lo cuenta Joan Antoni Guerrero Vall en El Món: "La presidenta el Parlament de Catalunya, Laura Borràs, ha declinat la invitació de l’exèrcit espanyol per participar a l’acte commemoratiu del dia de les forces armades espanyoles. En una carta dirigida a l’inspector general de l’exèrcit espanyol, Fernando Aznar Ladrón de Guevara, Borràs justifica la seva absència pel posicionament del rei espanyol Felip VI en els fets de l’1 d’octubre i especialment pel discurs que va fer el 3-O aquell 2017. Però la carta també serveix perquè la presidenta faci una reclamació a l’exèrcit: que se’n vagi de l’aquarterament del Bruc que ocupa i que el deixi lliur per la ciutadania de Barcelona i Catalunya".
De las instalaciones militares en el frente marítimo no dice nada, pero al tiempo.
Hoy se cumplen treinta años de la masacre etarra en la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic. El Mundo le dedica una pieza que firma Rafael J. Álvarez y que consigna las víctimas de aquella atrocidad: "ETA mató aquella tarde a Juan Salas (guardia civil de 48 años), Baudilia Duque (su suegra, de 78), Juan Chincoa (guardia civil de 30 años), Nuria Ribó (trabajadora textil y mujer de Chincoa, de 21), Francisco Cipriano (estudiante de 17 años), Rosa María Rosas (14), Vanesa Ruiz Lara (11), Ana Cristina Porras (10) y Pilar Quesada (8). Y a Ramón Mayo, un guardia civil en la reserva que fue atropellado aquella noche por una ambulancia mientras ayudaba en las tareas de rescate".
La pieza también recoge impresiones del juicio posterior: ""Estaba cagado de miedo", dice hoy José María Fuster Fabra, que ejerció la acusación popular en el juicio. "Recuerdo que los simpatizantes de ETA copaban la sala. Intimidaban con miradas de odio, ponían los dedos en forma de pistola y hacían gestos de tomar nota cuando decías algo. A la entrada y la salida de la sala nos escupían al suelo". Zubieta se negó a contestar cualquier pregunta que no fuera de su abogado. Pero en el alegato final dijo algo que Fuster y Murillo recuerdan bien: "No es nuestro problema que los guardias civiles usen a los niños como escudos humanos"".
29 de mayo, santoral: Maximino de Treveris, Bona de Pisa, Gerardo de Mâcon, Hesiquio Palatino, Senador de Milán y Úrsula Ledóchowska.