Lo mejor de la campaña es que ya se acaba. Laura Borràs y Pere Aragonès, candidatos de JxCat y ERC, permanecen en su bucle infinito, incapaces de abandonar la espiral del todos contra Salvador Illa. El independentismo está roto, sus candidatos se desprecian cuando no se odian, pero el pavor a perder las poltronas propicia su unidad y es la clave de su alta toxicidad. No hay más propuesta que la amnistía y la autodeterminación. Se entiende perfectamente que quieran liberar a sus presos. La autodeterminación, sin embargo, es el helado de postre todos los días, la cantinela de una década estéril, perdida y que ha propiciado retrasos sociales, económicos y culturales enormes.
"Catalans per la independència" es la entidad que ha logrado que todos los partidos independentistas firmen un papel en el que se comprometen a hacerle el vacío a Illa. La cosa tiene su sede en un gimnasio público. Se trata de unos disidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) que han alcanzado su minuto de gloria gracias a la estulticia de Borràs y demás. En ERC mandaron a Sabrià a firmar el papel para no contaminar a Aragonès, pero ahí está la rúbrica del partido republicano. El nivel de la campaña ha sido ese, las pedradas contra Vox y ese Otegi jaleado por Marta Rovira como un hombre que se sabe llegar hasta el final, afirmación de múltiples lecturas.
Anoche hubo debate en La Sexta. Más de lo mismo, marmotada total. "Un independentismo dividido intenta frenar a Illa en el debate más crispado" titula Crónica Global. Al tratarse del último round los candidatos fueron a por todas, lo que demostró la endeblez y grisura de los aspirantes independentistas. Escribe María Jesús Cañizares: "Un debate crispado, por momentos faltón, en el que los candidatos a las elecciones catalanas elevaron el tono de sus discursos, conscientes de estar en la recta final de la campaña. El cruce de acusaciones visualizó, como ocurrió el martes en TV3, cuáles son las fronteras electorales, pero en esta ocasión, sea por el formato más ágil de La Sexta, o bien por la voluntad de marcar perfil en la cuenta atrás hacia el 14F, el resultado fue un pulso a nueve muy bronco. Mucha anécdota elevada a categoría, gritos y poca predisposición al diálogo".
Sigue la nota: "Arrancó con crispación el último debate televisivo de la campaña con un marcaje colectivo contra Salvador Illa (PSC), ganador en las encuestas, fruto de las polémicas generadas en las últimas horas. Su negativa a hacerse un test de coronavirus, tanto en TV3 como en la televisión anfitriona de anoche, dio lugar a duros reproches por parte de Laura Borràs (Junts per Catalunya), Alejandro Fernández (PP) y Carlos Carrizosa (Ciudadanos) contra el socialista. “Todos contra Illa, hasta la calumnia. Vale todo. Por este tipo de cosas hay que pasar página”, replicó el socialista, quien volvió a alegar que su rechazo a la prueba cumple con los protocolos sanitarios. Horas antes hacía público un informe para demostrar que no se ha vacunado, como aseguraban PP y Cs. (...) El candidato del PSC aguantó la presión, fiel a su determinación de no entrar en las provocaciones, y exhibió las firmas de los partidos independentistas que le han vetado".
Alejandro Fernández estuvo como siempre, bien, un peldaño por encima en materia oratoria. No le servirá de nada. Carrizosa, igual, incisivo, preciso y certero, pero con idénticas expectativas electorales. Y Garriga, en su línea, pasado de vueltas. Incapaz de ofrecer una imagen de cierto sosiego y empatía.
De todo esto concluyen en El País que "El independentismo aísla a Illa para asegurarse el Govern" y que "El exministro equipara el acuerdo secesionista contra él con la foto de Colón". La referencia a esa foto es para auténticos iniciados porque de eso ya no se acuerdan ni quienes posaron. El texto es de C. S. Baquero y Cristian Segura: "La decisión de los partidos independentistas de poner por escrito su veto a negociar el futuro Govern de Cataluña con el PSC enfría las posibilidades del exministro Salvador Illa de alcanzar la presidencia de la Generalitat aunque logre la victoria en las elecciones del domingo. El compromiso de Junts, ERC, CUP y PDeCAT, firmado en la recta final de la campaña a iniciativa de una asociación secesionista, aboca a Cataluña a más independentismo, a juzgar por las variables que resultan de todas las encuestas publicadas".
O sea, lo de los últimos años, tensión, inestabilidad, inseguridad jurídica y política, cacareo, postureo indepe y decadencia, mucha decadencia.
La campaña catalana tiene una derivada nacional, la tensión entre los socios del Gobierno. Pablo Iglesias va a su bola y como es fama que no tiene nada que hacer porque lo que debería hacer (ocuparse de las residencias de ancianos, por ejemplo) le importa una higa, pues con el rabo mata moscas. Dice el hombre que dispone de coche oficial, guardaespaldas, secretarios, altos cargos y demás regalías del puesto de vicepresidente, que el país que vicepreside no es plenamente democrático. Con un par, sacando la pancarta por la ventanilla del haiga.
En la parte socialista del Gobierno están hasta los dídimos del muchacho del moño. "Los diplomáticos alertan del daño de Pablo Iglesias a la imagen exterior de España" titula El Mundo sobre una pieza de Marisa Cruz en El Mundo en la que se apunta que embajadores, cónsules y agregados "consideran que arruina el trabajo hecho para contrarrestar la propaganda del 'procés' y que pone en riesgo la labor en plazas difíciles". Pues como si eso le preocupara mucho al marqués de Galapagar... En fin, que escribe Cruz que "hace 15 meses, cinco días antes de los comicios del 10-N, Pedro Sánchez se comprometía públicamente en el gran debate electoral a traer de vuelta al fugado Carles Puigdemont a España para que respondiera ante la justicia. Hablaba con convicción respondiendo a las acusaciones de pasividad frente al Govern de Cataluña que le lanzó Albert Rivera y, de paso, reprochaba a Pablo Casado la huida del ex presidente catalán bajo el mandato de un Gobierno del PP. Sánchez, que ocupaba La Moncloa desde junio de 2018, desplegó en sus primeros meses de mandato una estrategia diplomática para intentar contrarrestar el discurso independentista que hablaba de España como de una nación represora, con presos políticos y una justicia minada por vicios antidemocráticos. Pedro Sánchez nombró a Josep Borrell, bestia negra del secesionismo, ministro de Asuntos Exteriores, y todas las embajadas españolas se activaron en la misma dirección".
Sigue la nota: "Ahora, el trabajo de entonces se arruina desde dentro del propio Gobierno. Las declaraciones del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, poniendo en solfa la calidad de la democracia española y dando aire a quienes afirman que en España se persigue y se encarcela por las ideas políticas y por poner urnas, ha generado un "profundo malestar" entre los representantes diplomáticos. En el Ministerio de Exteriores se opta por la contención, pero, como señala un destacado cargo, "es indudable que González Laya no está contenta", en referencia a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Su trabajo pasa por defender la imagen y los intereses de España ante el mundo y "no es de recibo tener que enfrentarse a fuego amigo". Los diplomáticos consultados por este periódico coinciden en señalar que "lo peor es la utilización que de las afirmaciones de Iglesias hacen y harán Puigdemont, sus abogados y sus seguidores". "Siempre han sido hábiles a la hora de manipular los hechos y encontrar grietas, y en esta ocasión quien les pone en bandeja los argumentos es nada menos que un vicepresidente del Gobierno", explica un embajador con plaza europea, que se prepara ya para hacer "malabarismos discursivos" echando mano del argumento de la "campaña electoral"".
En El Confidencial subrayan que otra vez le ha tocado a Margarita Robles lidiar con el líder de Podemos, inconsciente de sus responsabilidades institucionales. "Robles vuelve a canalizar el choque con Iglesias y refuerza el 'dos gobiernos en uno'" es el titular de una pieza que viene firmada con las iniciales J. B. y que dice así: ""La monarquía que representa nuestro rey actual, Felipe VI, es, como España, una monarquía moderna, avanzada, constitucional y plenamente democrática", enfatizó este jueves Robles ante los medios de comunicación, poco después de que su compañero de gabinete reiterara sus pensamientos sobre la plenitud de la democracia en el Estado. "Es una obviedad que vivimos en una democracia mejorable", hizo hincapié en una entrevista en RAC 1".
Continúa el texto: "La propia vicepresidenta primera, Carmen Calvo, se refirió a los hechos reivindicando la "grandísima democracia" española, a la par que reclamó "ser dignos", porque "hay mucha gente que todavía recuerda vivir en una dictadura". Los grandes partidos de la oposición, PP, Cs y Vox, se lanzarán contra el Ejecutivo en el próximo pleno del Congreso para cuestionar a los miembros del mismo por las palabras de Iglesias. Exdirigentes socialistas, como informó este medio, han pedido a través de un manifiesto el cese del vicepresidente. El nuevo encontronazo, más allá del fondo del debate, agita la visión de que en el Ejecutivo se sientan dos gobiernos dentro de uno".
En Moncloa preparan una importante movida poselectoral, según desvela Luca Constantini en Vozpópuli. Pretenden ejecutar un giro al centro que pivote sobre los ministerios económicos. De la pieza de Constantini: "Habrá “un antes y un después” tras las elecciones catalanas del 14 de febrero. Varios sectores del Gobierno consideran que cada vez está más cerca un "giro moderado" o "hacia el centro". Así lo esperan, por lo menos, los ministerios económicos de Nadia Calviño, José Luis Escrivá, Reyes Maroto y Teresa Ribera, entre otros. En opinión de fuentes gubernamentales, la Moncloa no ha descartado dar un volantazo si Salvador Illa gana las elecciones en Cataluña y Podemos cae con fuerza. A esa esperanza se aferran los ministerios que aspiran a afianzar la recuperación económica".
Sigue la nota: "En el Ejecutivo circula la idea de que la legislatura puede sufrir un revés en las próximas semanas. No se refieren a un adelanto electoral, pero sí a imponer una nueva agenda política y definir con más claridad los equilibrios ministeriales. Detrás de esa maniobra se encuentran los ministerios económicos críticos con Pablo Iglesias y sus “exageraciones”. (...) La clave para los ministerios económicos consiste en que el efecto Illa se convierta en el factor Illa. Si el PSC se refuerza y, sobre todo, Podemos cae en picado, miembros del Gobierno de Sánchez intentarán dar un empujón a Iglesias".
Empujón que más bien sería codazo en las costillas o zancadilla en la espinilla.
Coronavirus. Las comunidades comienzan a relajar las medidas a pesar de que expertos y teóricos aluden ya a la posibilidad de una cuarta ola y a la letalidad de la cepa británica. Los datos críticos empiezan a remitir, pero habrá de pasar tiempo para que la situación en los hospitales entre en una fase de cierta normalidad. 150.000 personas han sido ingresadas por coronavirus desde el verano. En cuanto a la hostelería, Arzak encabeza una rebelión en el País Vasco mientras que Simón dice que las comunidades con los bares cerrados reducen los contagios a un ritmo más rápido que el resto. En Cataluña, los abuelos, estén vacunados o no, podrán salir a dar una vuelta. Nunca se les podrá resarcir por lo que les estamos haciendo sufrir.
12 de febrero, santoral: Eulalia de Barcelona, Antonio Cauleas, Benito de Aniano, Ludano, Melecio de Antioquía, Saturnino de Cartago y compañeros mártires de Abitinia.