Arrancó la campaña catalana, fiesta gorda de la democracia, pasarela de la política. Esta temporada se llevan los mítines telemáticos, los polos de cuello de cisne, los pantalones bien apretados y las chaquetas entalladas. No parecen candidatos sino bajistas del pop. Pedro Sánchez debutó con un jersey negro de cuello alto, pantalones tejanos y americana azul esperanza. Más o menos de la misma guisa iba Roger Torrent. A su cabeza de lista, Aragonès, le han cambiado las antiparras, ahora cuadradas, para afilarle un poco los redondeados mofletes.
Puede parecer que esto es lo de menos, pero a tenor de los mensajes del primer día no hay mucho más. Aragonès, por ejemplo, dijo que su partido, ERC, quiere acabar con cuarenta años de sociovergencia. Así, por las buenas, reinventándose la historia. Laura Borràs se sacó de la chistera que Salvador Illa ha prometido vacunas a cambio de votos. ¿Pero dónde ha dicho eso el exministro? Sánchez, por su parte, aludió a los diez años perdidos por el procés y a los políticos que crean problemas.
El verdadero punto filipino del primer día de campaña fue la suelta de los presos, gentileza del departamento de Justicia de la bien mandada Ester Capella, de ERC. Los independentistas condenados a penas de prisión por la asonada del 17 podrán hacer campaña y exhibirse en carne mortal ante sus partidarios ahora que se impone el estilo telemático que tanto preconizaba Puigdemont poco después de tocar el dos.
Por mucho que recurra la Fiscalía, no hay margen para impedir que durante dos semanas los presos se conviertan en los santos procesionarios que se exhibirán de pueblo en pueblo. Pasen y vean, aquí los mártires de la causa limeña.
"El pulso entre ERC y PSC protagoniza un deslucido arranque de campaña" titula Crónica Global en lo alto de la portada. El sumario dice que "Aragonès entra en el cuerpo a cuerpo con Illa, mientras PP y Cs alertan de un pacto entre republicanos y socialistas al que se quiere sumar Albiach. Borràs y sus 'fake news' quedan fuera de juego". La nota es de María Jesús Cañizares y arranca así: "“Una campaña extraña”. Esta fue la frase más utilizada ayer en los mítines de los candidatos de las elecciones catalanas. Y no solo por los nuevos formatos impuestos por las restricciones contra el Covid, sino por la rara sensación que produce pedir el voto para unos comicios previstos para el 14 de febrero, sin que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) se haya pronunciado definitivamente al respecto".
Sigue la pieza: "Para Junts per Catalunya (JxCat) y ERC, se trata de una fecha impuesta, de nuevo, por un Estado que se empeña en decidir el futuro de Cataluña. Para Ciudadanos, PP y los comunes, es el aumento de los contagios lo que aconsejaba aplazar las elecciones. Para el PSC, es urgente pasar página de diez años de un procés que, de nuevo, marca los mensajes de quienes aspiran a presidir el próximo gobierno de la Generalitat".
Según TV3 puede que entre hoy y el lunes el Tribunal Superior de Justicia tenga a bien pronunciarse de manera definitiva respecto a la fecha electoral. No se puede descartar que sus señorías manden parar y se avengan a un aplazamiento de las elecciones con lo que todo esto de la campaña no sea más que un coitus interruptus de manual.
Si así fuera, los partidos tendrían una oportunidad para rehacer sus campañas, que falta les hace. Los futbolistas juegan con parejo entusiasmo haya o no haya público en los estadios y los políticos deberían tomar nota porque en vez de mítines parece que estén dando la rueda de prensa de los lunes con la legaña puesta.
Sea como fuere y mientras dure la campaña, uno de los alicientes será el análisis diario de Joaquín Romero aquí, en Crónica Global, un apunte sobre cómo perciben la campaña más allá del Ebro.
Salta la sorpresa en las Gaunas. Bueno, en realidad, en la Junta Electoral Provincial de Barcelona, donde alguien o algunos han metido la pata hasta el corvejón. Cuenta Gemma Liñán en El Nacional que la dicha junta ha vetado las tradicionales concentraciones en apoyo a los presos independentistas de los lunes 1 y 8 de febrero por coincidir con la campaña. El asunto mollar es que en el comunicado, la Junta trata a los condenados por sedición de "presos políticos" y a los prófugos, de "exiliados". Ya decimos, alguien se cree muy listo en la Junta. Esto dice literalmente la nota: "Se deniega la solicitud de concentración de los días 01/02/21 y 08/02/21 en homenaje a los presos políticos y exiliados, esta Junta entiende que si bien su contenido no es directamente electoral, sí que lo es indirectamente, en tanto que en estas reuniones se hace apología de los derechos y cualidades de los líderes políticos que están en la prisión o en el exilio". O sea, con reiteración. Magnífica deposición que hará las delicias de los amigos de la Asamblea Nacional Catalana cuando se les pase el disgusto de que les hayan denegado la celebración de un par de actos.
Fuera de Cataluña el asunto principal del día es la súbita conversión de Vox, que ha pasado de partido postpunk contra todo a formación esencial para el buen gobierno del Estado estatal. Estupefactos se han quedado ellos mismos, los diputados de la formación derechista que con su abstención han salvado al Gobierno "socialpodetarra" de una derrota histórica en el asunto de la tramitación de los fondos europeos para la reconstrucción de los destrozos de la pandemia.
El asunto ha causado una sorpresa general. De la crónica de Carlos E. Cué en El País: "Pasan pocos minutos del mediodía de este jueves en el Congreso. Acaba de terminar el plazo de la votación telemática. La mitad de los diputados ya han tomado su decisión. No hay marcha atrás. El Gobierno, que ha pasado la última hora angustiado pensando que el Congreso va a tumbar el decreto más importante, el de la gestión de los fondos europeos, el mismo que ha hecho caer al Ejecutivo en la vecina Italia, cree que tiene una última baza inesperada. Se rumorea que Vox se abstiene".
Continúa Cué: "Los socialistas han logrado saber que algunos diputados de este partido se abstuvieron en la votación telemática que empezó el día anterior. Los socialistas votaron el miércoles. Los de Vox también. Pero hay que confirmarlo. El portavoz Iván Espinosa de los Monteros hace un discurso contradictorio en la tribuna: ataca el decreto pero a la vez dice que Vox quiere que los comerciantes y empresarios que necesitan este dinero lo reciban cuanto antes. Adriana Lastra, la portavoz del PSOE, necesita confirmar que el decreto está salvado gracias a Vox, un giro totalmente inesperado. Lastra, siempre directa, busca un teléfono en su móvil. No se acerca a hablar con Espinosa de los Monteros, algo que habría sido la foto del día, pero le llama de escaño a escaño.
—Después de este discurso, Iván, no me ha quedado claro. ¿Al final qué habéis votado?— le pregunta.
—Nos abstenemos, Adriana".
Y: "El PSOE y el Gobierno respiran tranquilos. Contra todo pronóstico, la votación no se ha salvado con la mayoría habitual. Ni con Ciudadanos. Ni siquiera con el empujón final de los votos de Bildu, siempre polémicos. El Ejecutivo se quedaba en 173 síes y había 178 noes potenciales. Han sido los 52 escaños de Vox los que han salvado al Gobierno. Los socialistas creen que Vox contaba con no ser decisivo, porque el miércoles se daba por hecho que Ciudadanos se abstendría y salvaría la votación. Pero todo falló, y el grupo de Santiago Abascal evitó la derrota. Ya ha votado cuando sabe que su abstención será decisiva. Han sido 19 horas de infierno. Lastra sale a fumar aliviada. La vicepresidenta Carmen Calvo agradece el voto de Vox, aunque no llega a citarlo".
El cachondeo se extiende por la Carrera de San Jerónimo. Los de la derechita cobarde, el PP, se descojonan de la derechona temeraria. Aficionados, les llaman. Es la guerra que se inició con la moción de censura y sigue con la abstención de la vergüenza. Así lo explica Ana Belén Ramos en El Independiente: "Ni la «responsabilidad», ni el «patriotismo», ni el «interés público» al que apeló Vox para justificar y explicar su posicionamiento en la votación evitó las duras críticas del PP, que se valdrá del «error» que consideran que han cometido los de Santiago Abascal como ariete en la campaña de las elecciones catalanas. «¿Quién es ahora la derechita cobarde?», comentan en la formación de Pablo Casado. El portavoz de la formación en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, trató de calmar el revuelo que había generado la noticia, sobre todo entre las filas del PP, argumentando que la abstención de Vox en la convalidación del real decreto sobre el instrumento de desarrollo de los fondos europeos responde, ni más ni menos, al interés porque ese dinero «llegue cuanto antes», y que serán «tremendamente exigentes» en las enmiendas que se planteen al decreto, ya que se ha aprobado tramitarlo como proyecto de ley. «No participaremos en batallas políticas donde los españoles acaban siendo los perjudicados», añadían los de Santiago Abascal, que reafirmaba su compromiso de votar «en conciencia» y por «el interés general de los españoles»".
Coronavirus. Sigue la guerra de las vacunas entre la Unión Europea y Astrazeneca. La campaña de vacunación se complica. El ministro alemán de Sanidad advierte de que durante las próximas diez semanas habrá problemas de abastecimiento y hoy se decide sobre la aprobación de dicha vacuna. Así lo cuenta Antonio Villarreal en El Confidencial: "El Comité para Productos Medicinales Humanos (CPMH) de la Agencia Europea del Medicamento se reúne hoy para dar su veredicto sobre si conceder a la vacuna de AstraZeneca la autorización para su comercialización. Sería la tercera que ve la luz verde en Europa. Por ello, la noticia de que el panel de expertos del Instituto Robert Koch de Alemania no recomienda su administración a mayores de 65 años ha caído como un jarro de agua helada. Por sus características --a diferencia de las vacunas de Pfizer y Moderna, esta puede distribuirse con mayor facilidad y su coste es el más económico, 2,9 euros por dosis--, sobre la vacuna de Oxford recae gran parte de la estrategia europea para superar la pandemia: tener vacunado a un 70% de la población para cuando empiece el próximo otoño".
Sigue la nota: "¿Qué puede pasar en la reunión? Pese al enfrentamiento que han protagonizado la farmacéutica y la Comisión Europea en los últimos días, que la vacuna no salga adelante está casi descartado, primero, por la emergencia sanitaria que vive Europa actualmente, y segundo, porque muchos países llevan ya semanas inoculándola a sus ciudadanos. La gran pregunta es cómo se aprobará y la posibilidad que empieza a tomar cuerpo es que la EMA dé el visto bueno general a la vacuna, pero otorgue a cada país la decisión de ponérsela o no a mayores de 65 años".
29 de enero, santoral: Pedro Nolasco, Afraates, Constancio obispo, Gildas el sabio, Juventino, Papías soldado, Mauro, Sarbelio presbítero, Serrano, Sulpicio Severo y Valerio Obispo de Tréveris.