Don Mariano Rajoy, el feliz registrador de la propiedad, amante de los vegueros y de andar rápido remando con los codos, pone en el mercado un libro de memorias presidenciales. ¿Apasionantes? ¿Trepidantes? ¿Sorprendentes? Pues no, en absoluto, para nada. El expresidente del Gobierno tenía a gala ser un tipo previsible. De hecho, la previsibilidad era la principal de sus cualidades, cosa que remarcaba cada vez que tenía ocasión.
Sin embargo hay en el mamotreto alguna pincelada que pone de relieve que al que nace para martillo del cielo le caen los clavos, razón por la que don Mariano no tiene el menor inconveniente en aventurar, por ejemplo, que habría aplicado igualmente el artículo 155 de la Constitución aunque Carles Puigdemont hubiera convocado elecciones autonómicas. Habría sido cosa de ver. Ese presidente del Gobierno tan amigo de no hacer nada metiéndole doblado un 155 a un Puigdemont en modo freno y marcha atrás. Tremendo choque.
En El Confidencial avanzan algunos de los párrafos de las memorias. El relativo al precepto constitucional es el siguiente: "Cuando el 27 de octubre de aquel año, Puigdemont dudaba entre adelantar elecciones o seguir con el plan de declaración unilateral de independencia, Rajoy revela que era partidario de seguir con el 155 aunque convocase autonómicas. “No veía ninguna razón para dejar en suspenso una decisión que no era fruto de ningún arrebato, sino consecuencias de semanas de estudio y de muy sólidos argumentos jurídicos y políticos. Antes de llegar a aplicar aquel precepto constitucional nos habíamos cargado de razones y estas no desaparecían por el hecho de que Puigdemont convocara elecciones; la independencia seguía declarada”. Cuando Puigdemont le hizo llegar que quería garantías de que suspendería el 155, Rajoy pensó: “Volvemos a las andadas”".
De lo que se infiere que a Rajoy le costaba tomar decisiones pero que una vez tomadas eran irreversibles pasara lo que pasara. Gran flexibilidad la de este hombre. Hay más en El Confidencial, que arranca así la pieza sobre la novedad editorial que firma Rafael Méndez: ""La política española sigue su curso sin mí y yo sigo mi vida razonablemente feliz". Mariano Rajoy ha roto su silencio en Una España mejor (Plaza y Janés), un libro que sale ahora a la venta y en el que, sin desvelar grandes secretos ni jugosas conversaciones privadas, sí da la interesante visión de un político ya del pasado".
Curioso. "La política española sigue su curso sin mí..." Y sin Soraya ni María Dolores. Qué cosas. También explica Rajoy un encuentro con Trump que no tiene desperdicio: "Rajoy cuenta sucintamente todos los intentos de mediación, desde el PNV a la cúpula de la Iglesia católica, y habla de sus gestiones internacionales y en especial cuando en una visita a Estados Unidos resumió la situación a Donald Trump: "Le dije que era más o menos como si en su país el gobernador de cualquier estado hubiera decidido convocar un referéndum para independizarse. Mostró un gesto de incredulidad y me dijo: '¡Pero eso es imposible!'. 'Exactamente —retomé yo— y en España también".
El País también ofrece extractos de las memorias. Destaca un párrafo sobre las últimas horas de Mariano Rajoy como presidente, las que pasó en el restaurante Arahy de Madrid con un menú de salmorejo, solomillo y whisky: "Cuando terminé las dos intervenciones, mi papel en aquel debate había concluido; había defendido a mi Gobierno, a mi partido y a mi persona de la mejor manera que supe y nada más podía hacer allí. Ahora era el candidato quien se convertía en protagonista de la sesión al debatir con el resto de los grupos el apoyo para su candidatura. Como mi presencia era ociosa ya había anunciado que no me quedaría a la sesión de la tarde, lo mismo que había hecho durante la moción de censura presentada por Podemos unos meses atrás. Pude haberme ido a casa, pero algunos compañeros propusieron montar una comida, algo que hacíamos habitualmente después de un debate parlamentario importante. Aquel día yo lo agradecí. Ellos quisieron acompañarme y yo también prefería estar acompañado. Alguien escogió un restaurante cercano y allí nos plantamos María Dolores de Cospedal, Fátima Báñez, Dolors Montserrat, Íñigo de la Serna, Rafael Hernando y yo. Podían haber sido otros, pero la casualidad quiso que fueran ellos, no hay razones políticas. Pasamos una larga sobremesa que solo se interrumpió cuando María Dolores de Cospedal regresó al Congreso para desmentir una vez más los rumores sobre mi posible dimisión que algunos insistían en difundir. En aquella sobremesa me localizó Andoni Ortuzar para anunciarme lo que ya sabía, y no me llegaron más mensajes porque la cobertura de teléfono era pésima".
En El Nacional, José Antich aprovecha las "confesiones" marianas para echar un capote al presidente prófugo: "Puigdemont demanava garanties... que mai no van arribar. Tanmateix, sempre ha sobrevolat, perquè així ho va voler el relat oficial des de Madrid, la idea que les coses haurien estat diferents amb la convocatòria electoral en comptes de la declaració d'independència. Rajoy fulmina aquesta teoria en molt poques línies, en un avançament de les seves memòries a 'Una España mejor", i la descarta absolutament. (...) I així va ser com Espanya va ser incapaç d'asseure's a negociar".
Es lo que tiene Rajoy, que después de él, el diluvio. Todo lo que supo o pudo hacer en relación a Cataluña durante años se sustancia ahora en que hubiera aplicado el 155 aunque Puigdemont se hubiera rilado, que es cosa escrita a toro pasado.
Más política de altura. "La negociación con Podemos y ERC dispara los recelos en Zarzuela", avisa El Mundo en portada. De marejada a fuerte marejada en las relaciones entre Felipe VI y Pedro Sánchez tras el abrazo del presidente en funciones con Iglesias, azote de la monarquía. Escribe Emilia Landaluce: "Hay que hilar muy fino para entender lo que pasa estos días entre La Zarzuela y La Moncloa. El jueves, en la entrega de un premio a Javier Cercas, Felipe VI elogió la "valentía" de quienes, como el escritor, defienden la Constitución en momentos difíciles y huyen "de la equidistancia entre el Estado de Derecho y quienes pretenden destruirlo". Se refería a la tribuna ¿Para qué sirve hoy la república?, contestación a ¿Para qué sirve hoy la monarquía?, que días antes había publicado Pablo Iglesias, con quien Pedro Sánchez, ganador de las elecciones del 10-N y principal candidato a la presidencia del Gobierno, alcanzó un pacto de Gobierno mientras el monarca volaba a Cuba".
Continúa la pieza: "El abrazo entre el socialista y el líder de Unidas Podemos cogió por sorpresa a Felipe VI. Días después, otras informaciones -nunca confirmadas por Zarzuela- disertaban sobre la negativa de el Rey a viajar a Argentina para la toma de posesión del nuevo presidente el próximo 10 de diciembre, lo que imposibilitaría comenzar la ronda de consultas en el plazo previsto que marca el artículo 99 de la Constitución (al que continuamente remiten desde la Casa Real para resaltar la exquisita neutralidad que debe mantener el Rey). El abrazo y el caso Argentina son sólo las dos últimas pruebas de la tensión en la vía Moncloa-Zarzuela, con el horizonte oscurecido. Cuentan personas que conocen bien la Institución que la relación entre Sánchez y Felipe VI ha dejado de ser tan dinámica como en los inicios. Entre otros motivos, por el bloqueo institucional y la convocatoria de nuevas elecciones tras el fracaso de Sánchez en su investidura en julio tal y como reflejó un comunicado de la Casa del Rey en el que "urgía" a los partidos a negociar".
Algo más que recelos son los que tiene César Antonio Molina, el último ministro de Cultura de la era Zapatero, con Pedro Sánchez. Le entrevistan en La Razón y reparte estopa Molina sin miramientos. Ahí van algunas preguntas con sus correspondientes respuestas:
–"El manifiesto «La España que reúne» lo rubrican más de 300 personas con perfiles muy dispares desde políticos a médicos, ¿qué les preocupa?
–Desde el mes de abril tenemos una plataforma y hemos ido sacando manifiestos y mostrando nuestra disconformidad de cómo iban las cosas. Y en aquel momento iban infinitamente mejor de lo que van ahora. Empezamos un grupo de amigos entre los están Francesc de Carreras, José María Múgica, Nicolás Redondo, Fernando Savater, entre otros. Nosotros, que unos y otros habíamos tenidos cargos políticos y que seguimos siendo socialistas, teníamos que dar nuestra opinión de lo está pasando porque comienza a ser gravísimo. Aquí la copa que se juega en este partido es la supervivencia del país. Yo quiero morir en el mismo país en el que nací. Que no es el mismo país sino que es infinitamente mejor que en el que yo nací a finales de los años del franquismo.
–¿Ha hablado personalmente con Sánchez?
–Pedro Sánchez fue cinco meses mi asesor en el Ministerio de Cultura. Lo conozco un poco. Siempre le he tenido cierto afecto y creo que en algunas cosas como en la política exterior, se ha movido bien. Ahora lleva un camino absolutamente suicida. Y el problema es que se suicida él, suicida a su partido y a su país.
–¿Reconoce al PSOE actual en el partido de Estado de siempre?
–No. Para mí el partido socialista era Felipe, Guerra, era Paco Vázquez, era gente razonable, dialogante, culta y preparada que amaban a este país. Da la sensación de que los socialistas de hoy no aman a este país. Esa es la sensación que dan. Porque tú no puedes pactar con los asesinos de tus militantes –Bildu y compañía–. Tú no puedes pactar con quienes van contra la Constitución, contra la democracia, contra las libertades y camino del totalistarismo venezolano o peor. Tú no puedes pactar con aquella gente que no respeta la Ley, ni el Poder Judicial, ni la separación de poderes. No puedes pactar con ellos porque tú nunca llevarías a tu casa un delincuente, y ellos son delincuentes y están en la cárcel".
Tensión en Ciudadanos. No se discute el relevo de Arrimadas, sino el procedimiento para designar a la gestora de la transición. Lo cuenta en Libertad Digital Mariano Alonso: "El vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, el único dirigente que le dobló un pulso a Rivera, en las primarias en su comunidad, no dudó en calificar de "bochornoso" que se hubiera pasado directamente a la votación de la gestora (de tinte continuista) que dirigirá el partido hasta el congreso extraordinario del 15 de marzo, sin un debate previo. Igea se dirigía a los consejeros para decirles que debían de ser capaces de resolver los problemas de manera "democrática" y en "libertad"".
Sigue la nota: "Le daba replica el portavoz en el Parlament, Carlos Carrizosa, alguien muy próximo a Arrimadas, quien tirando de argumento de autoridad afirmaba que "me cuesta creer que no defendemos la libertad. Especialmente los que estamos en Cataluña". También arremetía contra la prensa, dando carta de naturaleza a una de las quejas más instaladas desde hace meses en el entorno de Rivera: "No nos vamos a abrir en canal porque los medios de comunicación estén deseando cogernos por las vísceras para hacernos daño", afirmaba, recibiendo una fuerte ovación. Según alguno de los asistentes, la tensión entre ambos creció por momentos. "Casi llegan a las manos" afirma otro de los consejeros. Todo ello con Arrimadas delante, sin que en ningún momento tomase la palabra".
1 de diciembre, santoral: Cándida, Eligio, Eloy, Florencia, Lucio, Natalia mártir, Próculo y Rogato.