Ya declina el juicio del proceso y las partes han elevado a definitivas sus conclusiones. La Fiscalía pide rebelión y malversación, la abogacía del Estado, sedición y Vox, todo eso más organización criminal. Entre 25 y 7 años de cárcel para los acusados, que tendrán ocasión en breve de tomar la palabra. La sentencia tardará unos meses, de modo que la expectativa está en si el Supremo pone en libertad a los procesados una vez terminado el juicio, los deja presos en Madrid o los envía al Gran Hotel Lledoners a la espera del fallo.
Según dice el letrado Melero, al término de la vista oral decae uno de los motivos por los que los procesados continúan en prisión, que era el de preservar el desarrollo del juicio sin el riesgo de que una fuga lo desbaratara. Sin embargo, la previsión de una sentencia condenatoria conspira contra esa probabilidad. También puede depender de las últimas palabras de los acusados, que pueden proclamar su inocencia o proclamar la república. Delicada tesitura.
Siempre les quedará el comodín del indulto. De momento, la Fiscalía va fuerte, con todo y más para evitar que la Generalitat les otorgue el tercer grado desde el minuto uno. De la crónica de Ricardo Coarasa en La Razón: "La Fiscalía quiere que los acusados del procés que sean condenados a más de cinco años de prisión no se beneficien del tercer grado penitenciario hasta que cumplan la mitad de sus penas. Así lo ha pedido el Ministerio Público al tribunal al elevar a definitivas sus conclusiones provisionales, lo que supone –como se esperaba– que mantiene su acusación por el delito de rebelión contra nueve de los doce procesados, para quienes pide penas de siete a 25 años de cárcel".
Sigue Coarasa: "El fiscal Jaime Moreno ha solicitado a la Sala que aplique expresamente en la sentencia el artículo 36,2 del Código Penal, que establece que «cuando la duración de la pena de prisión impuesta sea superior a cinco años, el juez o tribunal podrá ordenar que la clasificación del condenado en el tercer grado de tratamiento penitenciario no se efectúe hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta". Fuentes de la Fiscalía aseguran que no se trata de una medida "excepcional" y que se trata de "una práctica habitual" cuando el Ministerio Público acusa de "delitos muy graves"".
Por su parte, un grupo de relatores de una organizaciones que hace informes para una subcomisión de las Naciones Unidas ha dictaminado que la prisión provisional de Junqueras y los Jordis vulnera sus más elementales derechos y que el Gobierno debería ponerlos en la calle con una indemnización. Lo curioso es que del resto de presos no dice nada, como si a los expertos estos les pareciera bien que Rull, Forcadell o Romeva, por ejemplo, estén en la trena.
Malas noticias para Puigdemont, al que ayer no dejaron ni siquiera entrar en la eurocámara. De la nota en El País que firman Lluís Pellicer y Álvaro Sánchez: "Tres días después de las elecciones, el expresidente de la Generalitat fugado a Bélgica, Carles Puigdemont, y el exconsejero Toni Comín acudieron este miércoles al Parlamento Europeo para pedir un pase provisional. No entraron: la Eurocámara les impidió el acceso argumentando que la entrega de la acreditación provisional debe posponerse hasta que los diputados hayan recogido el acta que les da derecho a ocupar su escaño. PP, PSOE y Cs enviaron una solicitud a la Eurocámara para suspender ese trámite a todos los eurodiputados españoles hasta que haya lista oficial".
El prófugo se siente discriminado y con razón porque a Diana Riba, la esposa de Romeva, no le pusieron ninguna pega y pudo acreditarse. La disputa jurídica se prevé intensísima y se espera de Puigdemont alguna pirueta para burlar de nuevo al Estado. Lo que parece absolutamente descartado es que vaya a poner los pies en suelo español. Puigdemont no es Santiago Carrillo, que entró en España de manera clandestina disfrazado con una peluca.
La política no tiene ya nada que ver con aquellos tiempos de cesiones, concesiones, pactos y consensos. Carrillo mismo transigió con la monarquía y a nadie se le ocurrió ir por ahí diciendo que había traicionado sus principios o chorradas por el estilo.
Sobre pactos y componendas escribe Enric Juliana en La Vanguardia al hilo de las maniobras de Pedro Sánchez con Macron: "Manuel Valls sabe leer la política europea y no hace falta que le llamen de París para interpretar las nuevas coordenadas. Valls ha quedado muy lejos de sus objetivos iniciales. Cuando empezó a idear su plataforma barcelonesa, hace más de un año, Ciudadanos rozaba el 30% en las encuestas, Albert Rivera se perfilaba como el sucesor de Mariano Rajoy, el PSOE sanchista volvía a empatar con Podemos, por debajo del 20%, y el PSC dormitaba. La moción de censura de mayo del 2018 lo cambió todo, y un día Valls se encontró en la plaza de Colón de Madrid con Vox . En París quedaron perplejos. Él, también".
Portada de 'La Vanguardia' del 30 de mayo de 2019
Prosigue, insiste y concluye Juliana: "Valls, que sabe leer la política europea, ha decidido emanciparse de Rivera, que acabará atado a Vox en Madrid. Su movimiento encaja con el esquema de Timmermans: “Una mayoría europea que vaya de Macron a Tsipras”. De Macron a Ada Colau. Balón largo y todos a correr".
Los medios amplían el espacio del suicidio de una mujer tras difundirse entre sus compañeros de trabajo un vídeo con contenido sexual. La Policía ha abierto una investigación. En El Español informa al respecto Diego Rodríguez Veiga: "“Yo creo que lo ha visto cerca de la mitad de la plantilla”, dice un trabajador de la fábrica de Iveco en Madrid, a la puerta, antes de fichar para entrar al tajo. Habla rodeado de periodistas, el suicidio de Verónica después de que se filtrase un vídeo sexual suyo ha situado esta fábrica de las afueras de Madrid en el foco mediático. Eso sí: “A mí me lo enseñaron, yo no le tenía en el móvil”, matiza el compañero".
Continúa la nota: "Esa es la tónica que siguen ahora muchos de los trabajadores de Iveco. Da igual a quién se le pregunte, todos los que quieren responder dicen que sí, que lo han visto pero nadie lo tiene ni lo ha tenido y, por supuesto, nadie lo ha reenviado. La semana pasada muchos iban a su puesto de trabajo y la señalaban, le decían a sus compañeros “mira, esa es la del vídeo”, por si alguien no la conocía. Ahora, la psicosis se está adueñando de parte de la plantilla que tenía el vídeo en su posesión y lo están borrando de sus teléfonos móviles. Temen a las represalias".
30 de mayo, santoral: Fernando III y Juana de Arco.