Superdomingo electoral, superlunes especulativo. Gana el PSOE, resiste el PP, Puigdemont se impone a Junqueras y ERC vence en Barcelona. Podemos casca y Ciudadanos no sorpassa. Los resultados de ayer necesitan reposo. Mente fría. El recuento, puro suspense, cambió de signo en Madrid y Barcelona pasada la medianoche. Carmena y Colau encabezaban el conteo y las tres izquierdas (PSOE y los dos Podemos) sumaban en la comunidad. La catástrofe más absoluta se cernía sobre Pablo Casado, al que hemos enterrado varias veces este último mes.
El PP podrá gobernar en el ayuntamiento y la comunidad de Madrid a pesar de perder votos a chorro, como en Andalucía. Las tres derechas de Casado, Rivera y Abascal tienen en sus manos el centro de España. No es que se odien, pero se profesan una manía indisimulada. Aún así, se da por descontado que llegarán a los acuerdos que hagan falta para resistir la travesía del desierto. Díaz Ayuso, que fue el hazmerreir de campaña, será la presidenta. Martínez Almeida, el alcalde. Casado ha sobrevivido. Ahora es cuando comienza su liderazgo en el PP.
La entradilla general de los resultados consta en el ABC. Escribe Ana I. Sánchez: "La larga noche electoral de ayer concluyó con la victoria de los socialistas en los comicios locales (29,2% de los votos) y europeos (33%), mejorando el resultado obtenido por Pedro Sánchez en las elecciones del 28 de abril. Pero los socialistas se fueron a dormir con el sabor agridulce de no alcanzar el poder en las dos plazas en las que había más en juego en esta cita con las urnas, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, que quedan por sorpresa en manos de la derecha".
La crónica va al detalle en la capital: "La dura batalla por la capital se saldó con un vuelco a última hora que entregó la victoria a los tres socios en Andalucía: PP, Ciudadanos y Vox. El candidato elegido por Pablo Casado para la alcaldía, José Luis Martínez-Almeida (15 escaños), será posiblemente el nuevo regidor al sumar con la formación naranja (11 escaños) y Vox (4 escaños) la mayoría suficiente para desalojar a la alcaldesa, Manuela Carmena (19 escaños). "Sabemos que no vamos a poder gobernar. Yo no voy a poder seguir siendo alcaldesa", reconoció la regidora en funciones pasada la media noche. Ni doce horas antes, al ir a votar, había admitido su convencimiento de que los madrileños le podrían "una buena nota" en el examen".
Sigue la nota: "Hay otra coalición posible, la de las tres izquierdas (Colau, Maragall, Collboni). Sería viable pues sus programas municipales parecen compatibles, aunque arduo, por la fractura independentismo-constitucionalismo. Esquerra desautorizó pactos con el PSC y a la inversa. Una versión reducida a dos (Maragall y Colau) de ese tripartito de izquierdas sería también viable. Al empezar la campaña ambos lo vieron factible. Luego empezaron a descartarlo, a lanzarse puyas y a priorizar un Gobierno en minoría".
Para Arcadi Espada la cosa está más que clara y apunta en El Mundo que "Ada Colau será por otros cuatros años la alcaldesa de Barcelona, porque así lo querrá el PSC. Valls ha mejorado en dos puntos los resultados de Ciudadanos y el PP ha entrado en el Consistorio, aunque perdiendo más de tres puntos. Colau gobernará en minoría, pero mucho más condicionada por los socialistas de lo que ya estaba. Por los socialistas y por el propio Valls, cuyo apoyo es imprescindible para que Colau pueda aprobar los presupuestos".
Sigue Espada: "Todo esto es relevante, pero no deja de ser política menuda, dado hasta qué punto Cataluña va a lo grande en los últimos siglos. Lo importante, como en cualquier otra convocatoria electoral que aquí se haga, es que el indepentismo exhibido vuelve a fracasar en su ambición de controlar descaradamente la ciudad. Por el momento, Barcelona se resiste a ser una Cámara de Comercio, que como se sabe acaba de caer en manos de un salvaje. No solamente el independentismo fracasa en su ambición, sino que retrocede gravemente en su representación consistorial. La suma de la Convergència ya desleal del 2015 más Esquerra y la CUP --el tripartito que gobernaba Cataluña en aquel momento y que impulsó el proceso degenerativo del Proceso-- daba más del 41%. Hoy suma 10 puntos menos".
Grandes derrotados. Para empezar, Podemos, de quien se ocupa Enric Juliana en La Vanguardia: "Los resultados de abril y mayo ponen en evidencia de que en estos momentos Podemos es Iglesias. Sin Iglesias en primer plano, Podemos se deshincha. Consiguió el 14% en las generales (42 diputados decisivos para la futura gobernación de España) gracias a su habilidad y temperamento en los debates electorales, pero ayer el partido se le vino abajo en las europeas (10%), pinchó en las autonómicas y municipales y viró hacia el desastre en Madrid. En la Comunidad de Madrid, la candidatura de Íñigo Errejón dobla en escaños el resultado de la candidata de Unidas Podemos, Isabel Serra. Después de conseguir una sólida posición negociadora el 28 de abril, Iglesias sale debilitado del 26 de mayo. Su reclamación de formar un gobierno de coalición con el PSOE va a topar ahora con más resistencias, dentro y fuera de la política. (...) En esta ocasión, Podemos ha sido víctima de una sobredosis de Juego de Tronos".
En el caso del independentismo, Puigdemont se erige en el macho alfa indiscutible. En Barcelona se votó a Maragall y al prófugo. En El Nacional, Agustí Colomines se muestra inclemente: "La derrota de JxCAT a Barcelona --i la davallada general a tot Catalunya, amb casos ben escandalosos, com a Tarragona, Terrassa, Reus o l’Hospitalet-- és inapel·lable. Una de les raons que l’explica és, precisament, que el grup de Puigdemont ha abandonat l’esperit del 21-D. La fogacitació per part del PDeCAT de la candidatura unitària que va ser capaç de guanyar contra pronòstic les eleccions del 155, n'ha alterat l'essència. La gent no és idiota. La campanya barcelonina ha estat tan mal plantejada --començant per l’eslògan i els actes programats-- com si fos una mena d’homenatge a Xavier Trias, que és una dèria del PDeCAT de Barcelona --que suposo que assumirà la responsabilitat d’aquest gran fracàs--, amb la irrupció d’Artur Mas, l’etern perdedor, com a gran estrella. El puigdemontisme és només tangencialment masista. El grup parlamentari, si més no l’original, era molt més sòlid, exitós i coherent que moltes de les candidatures de JxCAT. Només es tracta que el president Puigdemont es decideixi a liderar una formació política realment unitària, apartant-se de l’aparell convergent que ho destrossa tot. Els premis de consolació no serveixen per a res. Tan sols són l’excusa dels conservadors".
27 de mayo, santoral: Agustín de Cantorbery, Gonzaga Gonza y Restituto.