Domingo de transición en la prensa, que se decanta por las manifestaciones en Venezuela como imagen de primera. Los chavistas van de rojo, los guaidistas, de blanco. Las fuerzas parecen equilibradas. Mañana vence el ultimátum de la Unión Europea a Nicolás Maduro, que se aviene a unas elecciones legislativas, pero no presidenciales. ¿Qué hará Sánchez? ¿Reconocerá a Guaidó? ¿Echará al embajador?
Los halcones de Trump están al acecho. Dicen que Maduro es carne de Guantánamo, el Gibraltar gringo en Cuba. Al tiempo, aumenta la tensión entre los EEUU y Rusia, que abandonan el tratado de no proliferación armamentística que puso fin a la Guerra Fría tras el derrumbe del comunismo.
La política internacional es un terremoto con epicentro en Caracas. El mundo pende de un empresario televisivo y un exespía en Berlín oriental, más el hermético Xi Jinping. De Maduro reporta nuevas Jordi Évole, que es periodista bien valorado por el chavismo, no como los agencieros de Efe detenidos esta semana. Le pregunta por eso y por casi todo Évole a un Maduro maqueado para la ocasión sin chándal ni guayabera. El reportero de la Sexta y articulista de La Vanguardia anticipa parte de la entrevista en el diario de Godó. Maduro está dispuesto a todo, su pueblo está armado, asegura, si hay una guerra civil, que la haya, y no se rendirán jamás. La última respuesta contiene un mensaje bolivariano para Pedro Sánchez:
-"Señor Maduro, ¿se ha planteado que una retirada a tiempo es una victoria?
-Los bolivarianos no nos rendimos. Nosotros somos, como dice Rodríguez Zapatero, como los vietnamitas: luchamos hasta con las uñas. (...) Por las malas nunca aceptaremos nada, que lo sepan. Que lo sepa Pedro Sánchez. ¡Pedro Sánchez, que lo sepas! Por las malas, te hundirás tú. Venezuela por las malas no da un paso en ninguna dirección, que lo sepan en el mundo".
Que lo sepas dice el tiranosaurio... Si el chavismo no llevara miles de muertos, también de hambre, a sus espaldas sería como de Gila. Un cachondo, Maduro. Lo echaremos de menos. O no. Un general del ejército del aire, Francisco Esteban Yánez Rodríguez, ya ha reconocido a Maduro, pero el hombre no tiene bajo su mando ni un mísero helicóptero.
Es fama que la caótica deriva del planeta viene agudizada por las cosas de Donald Trump, que entre tuit y cocacola hace todo lo contrario de lo que se espera de los Estados Unidos. Gran parte el mérito es de un sujeto llamado Steve Bannon, un tipo mal afeitado, con pinta de haber pasado muy mala noche y que entre el baño y otro trago ha optado por lo segundo. Como las apariencias engañan, el hombre que parece un derrotado de larga duración es, según el ABC, que lo entrevista, "el ideólogo que encumbró a Trump".
Ahí van algunas preguntas y respuestas sobre los maquiavélicos planes del amigo americano de Vox:
-"Una reforma (de la UE), ¿de qué calado?
-Es un rechazo completo al modelo de Macron y el eje franco-alemán, que quiere unos Estados Unidos de Europa donde España sería como Carolina del Sur e Italia como Carolina del Norte. Los países se convertirían en unidades administrativas. Lo que este movimiento nacionalista quiere es una unión de estados nación individuales con su propia cultura y sociedad. Sí que queremos una unión, pero como confederación.
-Es un gran cambio para la UE.
-Estas no son pequeñas diferencias al margen. Son desacuerdos fundamentales sobre cómo debería ser la vida en Europa. En mayo muchos votantes, creo, van a respaldar al nacionalismo.
-¿Cree que ese cambio afectará también a España?
-Ese cambio está en marcha. Estoy particularmente ilusionado con los avances que ha hecho Vox. Fíjense en los pocos recursos con los que han contado. Esto demuestra cuán poderoso es su mensaje. Creo que a partir de ahora empezaremos a ver cómo otros comenzarán a competir con Vox con mensajes similares al suyo. Creo que Vox es uno de los partidos políticos más importantes e interesantes de toda Europa.
-¿Con quiénes ha contactado usted en Vox?-No quiero entrar en detalles sobre con quién, pero me he encontrado en Washington con gente asociada con Vox. Debía haber ido a España en otoño, pero por las elecciones aquí en Estados Unidos no pude. Iré en un futuro cercano".
Mientras esperan su llegada, en Vox callan sobre sus candidaturas. Consideran que la marca suma y los nombres, restan. Parece que están bien asesorados también en lo de no estar todo el día haciendo declaraciones.
Quien no para ni en fin de semana es Quim Torra, que ayer aprovechó la feria agrícola de la Candelera, en Molins de Rei, para avisar no sólo de que asistirá a la primera sesión de la vista en el Supremo, sino de que va a incrementar su agenda viajera para avisar al mundo de que España rige una tiranía coronada que ríanse de Venezuela.
Esto tiene un coste que subraya El País en portada con el siguiente titular: "Torra sume en la parálisis total a la Generalitat". La nota es de Miquel Noguer, quien en el último párrafo da cuenta del cambio de criterio de Josep Ramon Bosch respecto al 155: "Pese a esta situación, los apoyos en Cataluña a una nueva intervención de la Generalitat van a la baja. La principal entidad constitucionalista, Sociedad Civil Catalana, se desmarcó ayer de la propuesta de PP y Ciudadanos. “Otro 155 sería un error, sería echar más gasolina al fuego”, dijo el presidente de la entidad, Josep Ramón Bosch, que aboga por un “cambio de relato” del Estado en Cataluña. Sin fuerzas los independentistas para culminar su proyecto ni mayoría para otra intervención de la autonomía, Gobierno y Generalitat parecen estar condenados a un diálogo tan precario como ineludible".
Viene al pelo una entrevista de Salvador Sostres en ABC a Roberto Bermúdez de Castro, el exsecretario de Estado que con dos palos y una caña intervino la Generalitat en aplicación del polémico artículo. Como es de esperar, hace una gran valoración de lo que supuso el 155: "Cataluña era una olla a presión y nosotros quitamos el tapón, y eso fue bueno, aunque cuando nos fuimos, volvió el tapón, y ahora hay que volverlo a quitar. De todos modos, fue interesante que los independentistas vieron que cuando el Estado se mueve es tremendo. Y también que quedara claro que el artículo 155 se podía aplicar sin que pasara nada. Lo negativo fue que, por desconocimiento, los sectores más duros de Madrid nos pedían cosas que no podíamos hacer. Había que normalizar la vida política catalana, desinflamarla, y durante un tiempo lo conseguimos".
También se deshace en elogios por la colaboración de Elsa Artadi y Pere Aragonès en un par de preguntas y respuestas:
-"155 de día, independentistas de noche.
-Ahora lo intentan tapar y hacen como que no nos conocen, pero nos reuníamos cada semana, la colaboración era absoluta. Nos pedían favores y se los hacíamos. Muchos estaban hartos de la deriva enloquecida y agradecieron la tregua que en cierto modo supuso el 155. Y todos, sin excepción, querían seguir cobrando. Además hubo un cierto desencanto con la gente: los funcionarios más hiperventilados nos contaban que esperaban una reacción multitudinaria en las calles que impidiera «de hecho» la aplicación del 155. Y que el lunes, al ver que todo el mundo fue a trabajar, pues ellos también.
-Guarda buenos recuerdos de las personas con las que trabajó.
-Elsa Artadi y Pere Aragonès fueron dos colaboradores admirables. Cumplieron con prontitud y diligencia con todos sus cometidos. Fue un placer trabajar con ellos, por su disponibilidad y su eficacia. Josep Lluís Cleries, senador de Convergència, estuvo siempre a mi lado y fue conmigo un caballero. Además, la administración funcionó bien mientras nosotros estuvimos. Neus Lloveras, la presidenta de la Asociación de Municipios dijo que nunca antes los ayuntamientos habían cobrado tan puntualmente las subvenciones de la Generalitat".
Con quien no mantiene relación Bermúdez de Castro es con la que era su jefa, Soraya Sáenz de Santamaría: "Me cuentan que está en estado de «shock» porque no entiende cómo su partido ha podido echar a una persona tan válida como ella".
Anoche se celebró la gala de los Goya, los premios del cine español que fueron a parar a las películas Campeones y El reino. La imagen más destacada es la de Andreu Buenafuente y Silvia Abril en ropa interior. Una gracia...