El exmilitar Jair Bolsonaro ha ganado las elecciones en Brasil con holgura (55% contra 44%) frente el candidato Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores del preso Lula. Bolsonaro tiene 63 años, cinco hijos y un discurso que deja a Donald Trump como un acomplejado estandarte del republicanismo blandengue y políticamente correcto. Con la libertad que da escribir sobre las Quimbambas y sus gentes, la conclusión generalizada en la prensa española es que Bolsonaro es un ultra y un bocazas, trastornado patán, pretencioso lechuguino, peligroso mamoncete, Torrente carioca, etcétera, etcétera.
Especialista en declaraciones contra las mujeres, los negros y los homosexuales, a Bolsonaro le han votado millones de mujeres negras, algunas, muchas o pocas, homosexuales, que habrán llegado a la conclusión de que de algún modo las cosas pueden ir mejor con un tipo que no pagaría igual a las mujeres por el mismo trabajo o que prefería que se le matase un hijo en un accidente antes que fuera gay.
Para los que no son mujeres, ni negros, ni gays (que seguramente son el principal de los votos del nuevo presidente del Brasil) Bolsonaro también es un peligro, toda vez que considera que la dictadura militar en su país torturó mucho y mató poco cuando tenía que haber hecho exactamente al revés, menos electrodos en los testículos y más vuelos del cóndor para arrojar a los disidentes al mar.
Primeras palabras de Bolsonaro vía Facebook, según el diario argentino Clarín: "“Ustedes serán mis testigos de que este gobierno será un defensor de la Constitución, de la democracia y la libertad. Es una promesa no de un partido, no es la palabra de un hombre, es un juramento ante Dios”, afirmó anoche Bolsonaro ante el júbilo de sus partidarios y en su primer mensaje como nuevo jefe de Estado. “Vamos juntos a cambiar el destino de Brasil”, agregó".
El problema con este señor evangelista iluminado, partidario de liberalizar el comercio de armas para la autodefensa es que su país es el quinto más grande del mundo en superficie y en número de habitantes (207 millones) y la octava economía mundial con un desempleo del 12,5%, sensiblemente inferior al español. Lo que sería un país con ciertas expectativas salvo por el detalle de los más de cincuenta millones de pobres que se hacinan en favelas y vertederos.
Con el 99% de los votos escrutados, a Bolsonaro le han votado más de 57 millones de personas, diez millones más que a su rival Haddad. Para los analistas, el ultra carioca es perfectamente comparable a otros "tipos duros" como el filipino Duterte, el húngaro Orbán, Putin, Trump y Salvini.
Total que Bolsonaro es portada aquí también. El ABC dice que "Brasil elige a su Trump" y El País recela de un "presidente ultra" que sume en la incertidumbre al mayor país de Suramérica. Y así en general. En España, obviamente, también hay ultras. El más famoso de todos, Franco, marca agenda política e institucional desde la tumba, de donde no hay manera de sacarlo sin provocar el estropicio mayúsculo de volverlo a enterrar, pero en el centro de Madrid y en la catedral de la Almudena, donde se suelen oficiar los funerales de Estado.
Portada del diario ABC del 29 de octubre / ABC
Se cuenta en el diario de Prisa que para desfacer el entuerto viaja este mismo lunes al Vaticano la vicepresidenta Carmen Calvo, que se verá con el secretario de Estado de la Santa Sede Pietro Parolin. De la crónica de El País: "El Gobierno afronta esta cita con mucha cautela y algo de miedo. Ha decretado una total opacidad. Nadie de la vicepresidencia dice una palabra, ni siquiera de la agenda de temas que se tratarán durante el encuentro. Tampoco se espera que al final de la cita haya una comparecencia ante la prensa, solo una nota. El Ejecutivo, y en especial la vicepresidenta, máxima encargada de este asunto, ha hecho grandes esfuerzos por no molestar a la Iglesia. Su silencio ha sido prácticamente total incluso ante la polémica desatada por la publicación en El País de la opacidad con la que la Iglesia española ha gestionado durante las últimas décadas las denuncias de pederastia en su seno. Con tal de no incomodar a la Iglesia —solo ella puede impedir el entierro de los restos de Franco en La Almudena—, incluso ha retrasado la publicación de la lista de los bienes inmatriculados por los obispos de forma irregular".
Interesante disputa. Parece la última batalla de la Guerra Civil, el Gobierno de Pedro Sánchez contra la momia de Franco y el clero. La Iglesia en España está contra la espada y la pared. Dudan en afrentar al espíritu de quien les salvó de la extinción durante la última guerra ibérica. Es un dilema. Preservar el eterno descanso de Franco o exorcizar el vínculo entre el franquismo y la Iglesia mandándolo a reposar a alguna remota finca de sus herederos.
Coletazos de Cataluña. Hoy hace un año que Puigdemont tomó las de Villadiego, dirección Waterloo merced a la astucia de engañar a todo el mundo, y a sus consejeros los primeros, respecto a sus intenciones y paradero. Escribe del caso Javier Oms en El Mundo: "El mismo día (lunes), a la misma hora, 8.30. Los ya exconsellers Jordi Turull y Raül Romeva esperan en Allium, un restaurante a pocos metros del Palau. Ahí se habían citado el día anterior con Puigdemont para acudir a trabajar, el primer día de la República. Algo que sabían inviable, más allá de la escenificación. Tras la declaración de independencia, el Senado aprobó aplicar el artículo 155, cuya primera consecuencia fue la destitución de un Govern".
Sigue la crónica: "Una llamada a Turull del jefe de la oficina del president, Josep Rius, acabó con el espejismo de esa mañana. Puigdemont no acudiría a la cita. Las reacciones en el bar tras recibir la noticia divergeron. La de Romeva fue de «indignación», incluidas imprecaciones en voz alta. La de Turull, del mismo partido que Puigdemont, alcanzó otro nivel. Fuentes soberanistas la definen, bajo condición de anonimato, de rayana en la «histeria» y aproximada a la «crisis nerviosa». Un cuadro al que se sumó después Josep Rull, el único miembro del ejecutivo que acudió a su despacho en la consejería de Territorio. Se fotografió ante el ordenador, publicó la imagen en sus redes sociales y se fue".
Y ahí comenzó la leyenda del fugitivo, el simpar aventurero, hombre de acción y tremendo escapista, detenido, preso y liberado en Schleswig-Holstein, residente en Waterloo, jefe de filas del grupo parlamentario de Junts per Catalunya (JxCat) en Barcelona y fundador de la Crida, don Carles, el pollastre de collons, Puigdemont.
No es de extrañar que con personajes de la talla del referido prófugo, se pueda atribuir al genio catalán la propia existencia del mundo tal y como lo conocemos. De ahí que el periodista Quico Sallés pudiera ilustrar a la audiencia en lo de Laura Rosel sobre el genuino carácter catalán de Halloween. Del E-notícies: "El col·laborador de TV3, Quico Sallés, ha defensat durant el Preguntes Freqüents, en referència a la festa de Halloween, que “això de la carbassa és un model copiat de com es celebrava Tots Sants a Osona i el Ripollès”. “Alguns em diran supremacista, però és que és així”, ha remarcat. Sallés ha assenyalat que “algú de Gurb deuria traslladar aquest costum a Irlanda o Escòcia i d’aquí va passar als Estats Units”. “El costum de buidar una carbassa i posar una espelma dins això es feia ja a la plana de Vic al segle XVII i al segle XVII”, ha reivindicat, a més de deixar clar que “això està històriografiat”".
Y tanto que sí. Como de lo Santa Teresa de Pedralbes, Miquel Servent y Leonardo de Vic, entre tantos otros. Tras los pasos de ese catalán internacional (Puigdemont, no el que llevó las calabazas de Gurb a Irlanda), va Quim Torra, pero literalmente, según esta crónica en El Món: "El president de la Generalitat, Quim Torra, ha visitat aquest diumenge les Fires de Sant Narcís de Girona. A Torra l'ha rebut l'alcaldessa de la ciutat, Marta Madrenas, i després de signar el llibre d'honor a l'Ajuntament, ha reproduït la passejada que va fer Carles Puigdemont ara fa un any, just abans de marxar a Brussel·les. Madrenas i Torra han caminat des de la Plaça del Vi fins a la Plaça Independència on s'han aturat a fer un cafè".
Eso ya se conoce como el Passeig del President Puigdemont, que emocionados lugareños y visitantes recorren de arriba a abajo con el mismo fervor que las personas religiosas transitan los santuarios de Lourdes o Fátima.
29 de octubre, santoral: Narciso de Gerona y Zenobio de Sidón.