Tormenta perfecta sobre Moncloa y chuzos de punta en Génova. El doctor del PSOE y el máster del PP están desnudos. En el entorno de Sánchez se ha llegado a la conclusión que de perdidos al río, por lo que este mismo viernes se dará publicidad a la tesis doctoral íntegra en la plataforma Teseo. Que es mejor que la gente vea que es un mojón de tesis antes que seguir protegiendo la cosa como si se tratara de la fórmula de la bomba atómica. Pero llegados a ese punto, ¿cómo fue posible que recibiera la máxima calificación? Si no es un supuesto plagio es un presunto tráfico de influencias mediante las que el actual presidente del Gobierno alcanzó el grado de doctor, con todo lo que ello implica, sin reunir los méritos de rigor.
En el PP dicen que no es lo mismo un doctorado que un máster, dando por sentado que en ambos casos hay marro. Ciertamente, pero la publicación de la tesis de Sánchez obliga a que Casado deje ver esos trabajos suyos del máster que le sirvieron para convalidar la mayoría de las asignaturas. Fuera caretas. El ejercicio de la transparencia exige a los políticos que lo enseñen todo, sobre todo sus brillantes trabajos universitarios.
El ABC sigue en sus trece del plagio y explica que el presidente del tribunal firmó con Sánchez artículos que luego fueron insertados sin recato en la famosa tesis. De "tribunal de amiguetes" califica el diario a los doctores que juzgaron el valor intelectual del doctorando: "El profesor Juan Padilla, actual director general de la Universidad Camilo José Cela, publicó dos artículos científicos con Pedro Sánchez en julio y septiembre de 2012, poco antes de la defensa de la tesis del presidente del Gobierno, que tuvo lugar en noviembre de ese año. Ambos artículos fueron despiezados e insertados en la tesis de Sánchez, copiados y pegados, sin cita alguna. Juan Padilla, que entonces era secretario de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas de la Universidad Camilo José Cela, fue seleccionado por la directora de la tesis de Sánchez, María Isabel Cepeda, para integrar el tribunal. Así, el profesor Padilla otorgó el cum laude -la máxima calificación- a una tesis que en parte era de su propia autoría, es decir, se calificó a sí mismo. Los artículos fueron insertados en la tesis hasta con sus gráficos".
Bajo promesa de anonimato, en El Mundo encuestan a varios catedráticos de economía, que despellejan la tesis: "«Se limita a hacer una recogida de datos sin que haya una hipótesis científica clara detrás. Mi impresión es que no es una gran tesis, como muchas otras que hay en España. Es una de esas tesis chapuzas que aún se hacen en determinados departamentos y que no se deberían permitir». Son las palabras de un catedrático de Economía de acreditada proyección internacional tras leer la tesis doctoral del presidente del Gobierno".
Sigue: "El Mundo distribuyó ayer una copia de la totalidad del trabajo entre catedráticos y expertos en la materia para que realizaran un peritaje de su contenido y lo evaluaran cualitativamente. Ninguno quiso que su nombre constara expresamente, por ser quien era el autor. La conclusión es unánime: «No ha elaborado una tesis propia ni ha llegado a conclusiones originales. No es buena en términos de calidad científica y no aporta novedades académicas»".
El tema de la tesis de Sánchez era recurrente entre los enemigos de partido del presidente desde que hace dos años lo cascara Miguel Sebastián en una reunión de amiguetes, según se dice en Madrid. El exministro lo niega, pero en el Foro dan por descontado que fue él quien soltó la liebre. Y de aquellos polvos, Sánchez tenía la mosca detrás de la oreja, según advierte Voz Populi. De modo que cuando estalló el caso Montón, sometió la tesis a una ajustada revisión y no precisamente ortográfica. Del citado diario: "La tesis doctoral de Pedro Sánchez (2012) fue pasada otra vez por el software antiplagio hace una semana, cuando La Moncloa supo que eldiario.es andaba detrás del máster fraudulento de la ya exministra Carmen Montón y se quedó tranquilo, según ha podido saber Vozpópuli en fuentes próximas al Ejecutivo. Antes de publicar la primera crónica sobre Montón, este lunes 10, el citado medio había estado una semana requiriéndole información y eso ofreció al presidente del Gobierno margen de maniobra para reaccionar sigilosamente".
A ver qué edición publican en Twitter... La derivada es que a Rivera, inductor del gran escándalo, se le han caído un par de menciones honoríficas del currículum y se ha quedado en mero licenciado. Ni tan mal. Peor lo tiene Ada Colau, que como quiere ser el perejil de todas las salsas, dice que a ella le ofrecieron acabar su carrera de Filosofía por la vía rápida. Y que le quedan treinta créditos de libre elección, decía la alcaldesa en lo de Lidia Heredia. Más que una alta directiva de una gran multinacional le ofreció el pase negro, pero que ella rechazó el ¿cohecho? y no le dio más importancia porque su interlocutora iba de "buena fe". Siga, siga, alcaldesa. La Universidad de Barcelona, donde está el expediente de Colau, ya se ha rasgado las vestiduras y exige a la autora de tales declaraciones que identifique a quien le propuso tal cosa.
En fin, que lo que no le haya pasado a la alcaldesa no le ha pasado a nadie. A todas estas, el que no ha abierto la boca aún es el ministro cosmonauta Pedro Duque, titular de la cartera de Ciencia, Innovación y Universidades. Tal vez esté pensando en regresar al espacio porque lo de las universidades en España es una catástrofe integral: públicas malas y caras; privadas, peores cuanto más caras.
A graciosos, en cambio, nos salimos en el concierto internacional de las naciones, según la nota de El País sobre los premios IG Nobel en los que triunfa España: "Como casi cada año, España ha vuelto a destacar en los premios más reconocidos y menos prestigiosos de la ciencia mundial. Algo así como los Nobel de coña, los Ig Nobel se entregan cada año en Harvard entre risas y premian los trabajos científicos más hilarantes. En esta ocasión, los españoles galardonados con el Ig Nobel de la Paz han sido un grupo de investigadores de tráfico de la Universidad de Valencia por "medir la frecuencia, la motivación y los efectos de gritar e insultar al conducir un automóvil". Así, España aumenta la ventaja de sus premios de broma frente a los Nobel reales.
Sigue: "En su estudio, estos investigadores del Instituto de Investigación en Tránsito y Seguridad Vial (INTRAS) descubrieron que en torno a una cuarta parte de los conductores reconoce que en algunas ocasiones grita o insulta mientras conduce, el 7% lo hace mucho o casi siempre y el 66% indica que nunca o casi nunca grita o insulta al volante. Las principales razones para hacerlo: por incumplir las normas, como reacción a maniobras peligrosas o por ponerme en riesgo. No encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres: admiten gritar por igual".
Muy bien, jajaja. Y ahora a pedir dinero para la ciencia, majetes. La última hora es que Josep Baselga ha dimitido. Era el director médico del hospital Memorial Sloan Kettering y ha caído por ocultar sus relaciones con la industria farmacéutica.
14 de septiembre, santoral: Exaltación de la Santa Cruz, Cipriano de Cartago, General mártir, Materno de Colonia y Salustia de Roma.