Waterloo. Los exteriores del proceso catalán son dignos de una superproducción de Hollywood. Qué nivel, Maribel. Puigdemont se ha alquilado un casoplón en el mismo Waterloo donde cayó Napoleón. Es un cachondo el "president follet", tipo trempado. Chalé con vistas al campo de batalla en el que aún resuenan los cañonazos de Wellington. Chasquido de sablazos. Total que 4.400 napos al mes cuesta la mansión, de quinientos metros cuadrados. Contrata Matamala. Terrible exilio y cuánta penalidad en medio de tanta traición. Un día más, la fuga de Puigdemont es el temazo de los cuarenta principales. De ahí que otro duendecillo como Agustí Alcoberro, el vicepresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), tenga los santos pelendengues de sostener en TV3 que la victoria "está a tocar", que vale que hay una ley española, pero también una legalidad catalana en la que la república es cosa hecha.
El caso es que el alojamiento de Puigdemont es asunto con mucha miga. Sergi Pàmies sale en defensa de Joan Gaspart en La Vanguardia con una columna en la que aboga por dictar medidas cautelares contra quienes dicen que Puigdemont es un gorrón. Escribe Pàmies: "El hotelero Joan Gaspart se ha visto obligado a desmentir que Carles Puigdemont viva gratis en una suite de un hotel de la cadena HUSA de Bruselas. El rumor infundado nació en las cloacas de internet, allí donde se cuecen las peores ficciones fratricidas. El infundio pretendía mutar en boicot catalanofóbico espoleado por tertulianos con potentes altavoces y por una falta de rigor divulgativo amparado por una evidencia cada vez más terrible: vivimos en un país en el que la impunidad de los delitos reales contrasta con el castigo preventivo a que se someten las presunciones de culpabilidad".
¿Infundio? ¿Cloacas de internet? Eso salió en la televisión pública belga.
Persiste el debate en torno al papel y la posición de Comín en el enredo. Escriben Bolaño y Gallego: "«No soy capaz de discernir si Comín hizo un posado o fue víctima de un robado», dice un alto dirigente de Junts per Catalunya preguntado por este diario. «Lo que sí está claro es que tiene un mosqueo con su entorno más inmediato, con ERC, y Puigdemont también lo tiene con los suyos. Que ambos mosqueos coincidieran para hacer públicos los mensajes, no lo sé. Si sé que, casualmente o no, lanzaron un toque de atención a los suyos», zanja".
Decíamos ayer que Pilar Rahola se había borrado de la capitulación telefónica, pero no es así. Necesitaba, explica en el diario de Godó, perspectiva. Hoy enhebra la aguja en torno a los mensajes: "Primero, su publicación no ha erosionado al president sino que lo ha humanizado y lo ha hecho más empático. Segundo, no ha servido para quebrar la delicada unidad independentista, que tiene una mala salud de hierro, sino que probablemente ha sido un cauterizador de heridas. Tercero, no ha frenado la investidura de Puigdemont, sino que ha acelerado la búsqueda de soluciones entre las partes. Cuarto, no ha significado el abandono del president, sino una catarsis personal que, superada, lo ha reforzado".
Todo ventajas, oigan. El 130 presidente es un modelo muy mejorado, con tracción a las cuatro ruedas y parachoques inteligentes, de modo que el reconocimiento de la derrota no sólo le hace más guapo sino más temible.
Mucho se ha criticado al CNI en los últimos tiempos respecto a sus antenas en Cataluña sin tener en cuenta que a lo mejor o peor, el espía es Comín. Por mucho menos, se dijo más de Anna Gabriel cuando aquello de la papelera. El caso es que Jesús García Calero y Juan Fernández-Miranda firman un curioso texto en el ABC sobre las actividades de la sección de criptología histórica de la Casa: "En sus cartas más secretas, el Rey Católico mostró enérgicamente su disconformidad con algunas decisiones del Gran Capitán durante la campaña de Nápoles, en las que percibía un enorme riesgo para el futuro del reino y para su propio liderazgo. Este es uno de los primeros detalles palpables al desvelar un secreto que ha durado más de 500 años. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) acaba de desentrañar el que sin duda ha sido uno de los más importantes misterios de la Historia de España: el código de las comunicaciones secretas entre Fernando el Católico y Gonzalo Fernández de Córdoba, héroe militar cuya figura se agranda a la luz de las misivas".
Sigue la historia: "Nadie había podido descifrarlas porque no se conservaba la tabla de sustitución múltiple que aplicaron a los textos. Los correos iban y venían continuamente entre la corte de los Reyes Católicos y el Reino de Nápoles sin que nadie pudiera leerlos más que el destinatario. Portaban órdenes, veladas amenazas, instrucciones contundentes y llamadas al orden. Hoy, ese misterio ha llegado a su fin. Los hallazgos realizados por los expertos del centro confirman la gran sofisticación del código empleado, muy por delante de su tiempo".
Ahora habrá quien haga cachondeo sobre las ocupaciones de los agentes sin reparar que Fernando el Católico y el Gran Capitán se lo montaban mucho mejor que Puigdemont y Comín.
2 de febrero, santoral: Nuestra Señora de la Candelaria, Burcardo y Flósculo.