Carles Puigdemont y su amigo Josep Maria Matamala a ratos son como Thelma y Louise en una carretera secundaria y a veces como Robert Redford y Paul Newman en Dos hombres y un destino. La peripecia del expresidente de la Generalitat da para unas cuantas películas, incluso para series de largo recorrido. Según se mire el guion, es bufo, pero también contiene pizca de épica de transterrado. Por un lado podría decirse que el candidato a la investidura es un meteorito que se disolverá al impactar con la estratosfera hispánica. Por otro, cada día que pasa fuera del radio de acción de la legalidad española es una inversión en propaganda republicana y erosiona al Gobierno del 155.
La secuencia del día la filmó el tolili pasado de vueltas que le pidió que diera un "besito" a la bandera española. Un "besito". Hay que ser cursi. El incidente de la jura no pasó a mayores en gran parte por la cintura del expresidente, que no le dio uno sino dos ósculos a la enseña. El escolta debía estar en el baño porque de otro modo no se entiende el desagradable suceso, muy censurado por el diputado ciudadano Girauta y el presidente del PSOE, Pedro Sánchez, tal como recoge una pieza de Crónica Global.
Sea como fuere, Puigdemont fue el protagonista de 2017 y sigue en el candelero, lo cual suscita opiniones encontradas. Francesc de Carreras firma un imprescindible artículo en El País de antológica arrancada: "¿Quousque tandem, Puigdemont, abutere patientia nostra? Así empieza la famosa primera catilinaria que nos enseñaron cuando se estudiaba latín. Sólo hemos cambiado el nombre de Catilina, a quien iba dirigida la invectiva de Cicerón, por el de Puigdemont, el expresidente de la Generalitat. Le va como anillo al dedo. ¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia? (...) Puigdemont tiene un importante fallo: no entiende qué es el derecho, ni siquiera que es algo implícito al Estado democrático. No lo entiende él ni la mayoría de los independentistas desde la sentencia del Constitucional sobre el Estatut. “Democracia es votar”. Este error ha sido lugar común en Cataluña los últimos años. Democracia es también el derecho, los jueces y la separación de poderes. Algunos irán a la cárcel por haberlo olvidado".
No debería ocurrir, pero a los políticos les pasan estas cosas. Escraches, amenazas, pintadas en los comercios familiares... Sin ir más lejos, a don Mariano le calzó un crochet en la cara un taradito en el mismo centro de Pontevedra.
Joaquim Forn tira la toalla. Tal como prometió en el Tribunal Supremo, no quiere participar en nada que sea vagamente ilegal y la pretendida investidura del expresidente es muy ilegal, según han anticipado los letrados de la cámara y presumen en el Constitucional. El preso ha renunciado al escaño a fin de allanar el camino de una excarcelación que aún así se antoja complicada.
El presidente del Parlament, Roger Torrent, se ha ido a Bélgica para tratar con el candidato los pormenores de una sesión de investidura que según Catalunya Ràdio se celebrará el próximo martes, día 30. T. Bolaño y J. Gallego firman un texto en La Razón con los pormenores que podrían desembocar en una traición a Puigdemont: "Si bien, a simple vista, esta estrategia de Torrent coincide con la estrategia de ERC, también favorece a quienes desde Junts per Catalunya ven a Puigdemont amortizado y tratan de buscar una salida que les otorgue un papel determinante en el nuevo gobierno, «esté, o no esté, la prioridad es recuperar el gobierno». Sin embargo, el ex presidente catalán sigue forzando la máquina a pesar de las voces que le dicen que «esto no va de una investidura, va de recuperar un gobierno, las instituciones y levantar el 155». ERC y el silencioso PDeCAT están en esta tesis por lo que no ven con buenos ojos la estrategia del expresidente, aunque en los corrillos independentistas bien informados corre como la pólvora que «Puigdemont está cada día más solo», porque su «entorno más inmediato ya está hablando en clave de gobierno», asumiendo que el expresidente ni volverá ni será elegido. «Es un juguete roto», sentencia un conocedor de las negociaciones que Junts per Catalunya, ERC y PDeCAT están manteniendo para configurar el nuevo gobierno de la Generalitat".
Tremendo palo de la CNN a Barcelona. La cadena recomienda no visitar (Libertad Digital) la capital de Cataluña en razón de la turismofobia. También recomienda huir de Venecia, lo que no es extraño habida cuenta de la cuenta en un restaurante (El País) que tuvieron que pagar cuatro infortunados estudiantes japoneses. Una fritura de pescado para compartir y cuatro filetes les salieron por 1.143 euros. O sea, a 285,75 por cabeza. El dueño del local dice que qué pasa, que no haber pedido peces.
24 de enero, santoral: Feliciano, Francisco de Sales, Sabiniano y Xenia.