Puigdemont en Copenhague. Se agudiza el punto hamletiano en la segunda entrega de las aventuras por el ancho mundo del expresidente catalán. En Dinamarca operaba como embajadora de la Generalitat la hermana de Guardiola, Francesca, que fue cesada en virtud del 155. Algunos políticos daneses simpatizan con la causa nacionalista catalana, que comparan con la de los independentistas de Groenlandia y las Islas Feroe. El contexto es tan favorable como en el santuario belga.
Con toda probabilidad, el Tribunal Supremo desatenderá a la Fiscalía y no reactivará ninguna orden de detención, toda vez que eso facilitaría el voto delegado del candidato a la investidura. Francisco Velasco da cuenta del paradójico efecto en La Razón: "El juez Llarena no tendría previsto atender a esta petición del Ministerio Público, ya que la orden de arresto del expresident podría acabar convirtiéndose en una baza para sus planes de una investidura a distancia. Y es que si se reactivara la euroorden y la Justicia danesa acordara por ejemplo que no puede abandonar el país mientras se tramita la solicitud de España, la situación de Puigdemont cambiaría y podría entrar en una de las causas legales que le facultarían para poder delegar su voto en la sesión de investidura acogiéndose a la doctrina del propio Tribunal Supremo".
Mayúsculo choteo del soberanismo. Puigdemont trolea a la justicia y se burla del marianismo impotente. Si el expresidente se desenvuelve con soltura por el centro y el norte de Europa, su investidura es más que factible, sostiene la demiurga Artadi. La peripecia del pastelero de Amer también solivianta a ERC, cuyos dirigentes ya expresan en público ciertas reticencias a la investidura telemática. Frío en Estremera.
Mientras el prófugo menea el bullarengue por la Cataluña del norte a la espera de regresar a la Dinamarca del sur, el panorama judicial del procés se pone cada vez más tenebroso. El Periódico ajusta cuentas con los Mossos d'Esquadra a cuenta de los papeles que pretendía destruir la Consejería del Interior y que fueron interceptados a las puertas de la incineradora del Besós.
Líneas después se añade: "Al publicarse el texto íntegro, Forn y Trapero lo calificaron de «montaje» y acusaron a este diario de desatar una "campaña de desprestigio e intoxicación" contra los Mossos. A regañadientes, reconocieron que la alerta era cierta y que la recibieron en la fecha indicada, pero negaron toda veracidad al documento y también que este proviniese del espionaje de EEUU. Les llegó, dijeron, por «otras fuentes» que se negaron a especificar".
La prensa adicta al movimiento nacionalista defiende con uñas y dientes a la policía autonómica. En el Ara, Pau Esparch y Montse Riart firman una pieza sobre los movimientos de la Policía Nacional el día del referéndum: "La Policia Nacional va dedicar bona part de la jornada de l’1-O a vigilar l’activitat dels Mossos d’Esquadra en lloc de centrar-se a desmuntar col·legis electorals. A la ciutat de Barcelona, els punts on la policia espanyola va deixar constància del comportament dels agents catalans doblen el nombre d’intervencions dels antidisturbis de l’Estat. En concret, a la capital catalana la Policia Nacional va efectuar 78 seguiments als Mossos, mentre que l’acció dels antiavalots es va concentrar en 29 dels punts de votació. Les actes de la Policia Nacional de la jornada, recollides en el sumari del jutjat número 7 de Barcelona -que investiga les denúncies presentades pels votants que van rebre cops dels antidisturbis-, al qual ha tingut accés l’Ara, deixen constància que una de les tasques més destacades dels funcionaris de l’Estat l’1-O era la vigilància dels Mossos. L’objectiu: intentar demostrar que van actuar amb “connivència” amb els organitzadors del referèndum. Aquesta és la conclusió que ja apunta la Prefectura Superior de la Policia a Catalunya en el seu informe del 4 d’octubre, que recull les minutes policials".
El papel de la prensa en el follón catalán centra la atención de Xavier Rius, que firma una severa columna en el E-notícies ilustrada con una fotografía de Jordi Barbeta en la penúltima tertulia de TV3: "Hubo un momento que, entre el proceso y la verdad, muchos periodistas prefirieron elegir el proceso. Si eras un buen patriota había que anteponer el país al periodismo. Pero nunca tendríamos que haber traspasado la maldita línea roja. Hemos de contar lo qué vemos, no lo que nos gustaría ver. (...) La prensa catalana ha asumido su condición de felpudo, de simple correa de transmisión. No sólo los medios públicos, también una buena parte de los privados. Un día habrá que hablar de los vasos comunicantes. Un tertuliano imparte doctrina en TV3 o Catalunya Ràdio y al día siguiente está en 8TV o Rac1. Y eso que el conde de Godó es grande de España. (...) Catalunya está como está por culpa de la prensa, periodistas, intelectuales a sueldos y palmeros en general. Conviene no olvidarlo. La historia será implacable con ellos".
Parece desdeñar Rius la acreditada capacidad de los grandes genios del periodismo local para caer de pie mientras presumen de sus grandes dotes adivinatorias.
El proceso también hace estragos en Madrid. Si algo huele fatal en Dinamarca, a pólvora hieden los culetes de unos cuantos elementos del Gobierno, según la crónica de José Alejandro Vara en Voz Pópuli: "Todas las miradas se dirigen a la vicepresidenta. En el partido ya no se disimula. En el Gobierno, algunos ministros tampoco. El entorno de Soraya Sáenz de Santamaría teme una reacción de Mariano Rajoy contra el equipo de la 'Operación diálogo', la antesala del desastre. "Todo se ha hecho mal, nos ha perdido la soberbia", señala uno de estos cargos regionales del PP. "Lo advertíamos, lo avisamos, nadie hacía caso", añade. Y pone como ejemplo la inadecuada frase de Santamaría en un mitin en Cataluña: “Rajoy ha logrado descabezar a los independentistas”".
Continúa la pieza: "En el equipo de fontaneros de la ‘vice’ se teme incluso de un castigo colectivo del presidente a quienes dirigieron el famoso ‘diálogo’ con los independentistas. Desde Santamaría a Millo, pasando por varios de sus colaboradores más activos. No será ahora, no es el momento. Mariano Rajoy no quiere darle esa baza a los separatistas. Primero habrá que desatascar el embrollo de Bruselas, eterna ‘patata caliente’".
22 de enero, santoral: Barnardo, Gaudencia y Vicente mártir, diácono de Zaragoza finado en Valencia.