Puigdemont quiere ser investido en formato holograma y esto no es ninguna broma de los Santos Inocentes. Carecen de sentido aquellas inocentadas de la prensa sepia porque lo que no es fake debería serlo. En su día, los diarios jugueteaban con temas como la construcción de un suburbano en Soria o de un puerto en Logroño, que ya hubo uno en tiempos de los romanos. Ahora, sólo en el deporte caben chanzas como que Ronaldo quiere acabar su carrera en el Barça. En política, ni siquiera lo de Tabarnia responde al concepto chacota dada la furia con la que el nacionalismo se empeña en desmontar lo que ni siquiera existe.
Así es que ERC, por la boca del anchoa Rufián, quiere que Puigdemont vuelva, pero Carles el belga desea convertir Bruselas en una bocacalle de la Generalitat para ser nombrado presidente con la ayuda de la telemática. Se ha abierto la temporada en el Parlament. Republicanos y junteros se reparten las cartas. ERC está por cederle un escaño a la CUP para que tenga grupo propio. El PP se quedará sólo en el grupo mixto. Fuertes presiones a Arrimadas para que presente su programa en sesión solemne, pero fatalmente abocada al fracaso. La cita de Junqueras en el Supremo la próxima semana determina la agenda política y convierte contactos y conversaciones en toreo de salón.
La actualidad consigna la excarcelación de Jordi Pujol Ferrusola tras abonar medio millón de euros. ¿Se juntará la familia para celebrarlo? Ocho meses ha estado en prisión el primogénito, meses que se tendrán que descontar de una futura condena si es que llega. Tampoco se tienen noticias ciertas de la sentencia del Palau de la Música, que debería estar al caer.
Sigue la nota: "Sobre el crecimiento del 0,8% en el cuarto trimestre, el informe trimestral del supervisor señala que alcanzar esa "estabilidad" en el avance del PIB de España "es consecuencia de dos fuerzas que operan en sentidos opuestos". Apunta que "el fortalecimiento de los mercados de exportación" habría contrarrestado "los efectos adversos derivados del aumento de la incertidumbre relacionado con la situación política en Cataluña, que, de acuerdo con la información disponible —relativamente escasa— "se habrían concentrado especialmente en esa comunidad autónoma"".
El Estado se repliega en Cataluña, pero el gran recaudador, Cristóbal Montoro, mantendrá el control de las finanzas autonómicas, según el texto de Salvador Sabrià en El Periódico con el que abren edición: "El Gobierno central quiere asegurarse de que la Generalitat de Catalunya no realizará pagos a acreedores por actividades relacionadas con una posible financiación de «actividades no amparadas por la ley», en una referencia implícita a medidas relacionadas con el 'procés' que el Ejecutivo de Mariano Rajoy considere ilegales. La pretensión del Ejecutivo es que este control de la caja se mantenga aunque se forme un nuevo Govern en Catalunya a partir de los resultados de las últimas elecciones al Parlament convocadas por Mariano Rajoy y se deje de aplicar entonces parte del 155. Para ello, ha publicado una orden que amplía el uso del artículo 155 de la Constitución que servirá para controlar todavía más las cuentas de la Generalitat, con medidas que incluyen desde el pago de deudas hasta la gestión de la tesorería a través de entidades de crédito".
Ecos de Tabarnia. Arcadi Espada disecciona el particular Estado de ánimo en su artículo en El Mundo: "Una broma maliciosa de un grupo de catalanes reivindica que una parte de Cataluña se secesione del todo. Los resultados electorales, que trazan una línea vigorosa entre la Cataluña rural y la urbana, ha ayudado a la verosimilitud de la iniciativa. La broma tiene bastantes virtudes pedagógicas, pero hay una que destaca sobre las demás: la dificultad de detener el mecanismo autodeterminista cuando se pone en marcha. Uno de los primeros problemas con los que se encontraría esta Tabarnia nacida de la antigua Cataluña sería la cantidad de renegados que inmediatamente surgirían y la temible posibilidad de que se hicieran fuertes en una parte del territorio".
Y concluye: "Las personas religiosas identifican la muerte con ese momento exaltante, falso y putrefacto en que el alma se autodetermina del cuerpo".
El Grinch que odia la Navidad está como unas castañuelas de contento con la birria de salón de la infancia que ha montado Colau sin uniformados ni atracciones. Esto tampoco es un broma. Toni Sust se ocupa del caso en El Periódico: "El pabellón de 'La ciutat dels somnis' ofrece algo de deporte y mucho de formación. Prima la orientación profesional futura de los menores: hay hospital, laboratorio, centro de investigación y parque tecnológico. Allí los participantes pueden hacer de médicos, enfermeros, ingenieros e inventores. También se enseña a ser periodista de televisión y diario. Y hay una zona de formación de hostelería más acorde con el mercado laboral local: un taller en el que los niños toman parte en un concurso de poner la mesa en una carrera llevando bandejas".
Que se fastidien los niños, que se dejen de sueños y que sepan que peor lo tenían en tiempos de Herodes I el Grande.