Un tiburón ballena fantasma con tentáculos de calamar gigante ha sido avistado en el litoral catalán y agita las plácidas aguas de la prensa soberanista, en alerta amarilla. Tal bestia es la idea de montar una autonomía andorrana con delegaciones en el exterior y toda la pesca sustancialmente formada por las comarcas de la fachada marítima



El expediente Tabarnia (Crónica Global) tiene un punto delirante que consiste en que el nacionalismo ha entrado al trapo y llamado a rebato al objeto de desactivar la singular propuesta, con lo que ha demostrado una vez más que carece del más elemental sentido del humor y de la realidad. Que en pocos días, la independencia de los independentistas haya recogido 25.000 adhesiones digitales les resulta poco menos que inconcebible, además de siniestro, malvado y fascistoide. 



Portada de 'El País' del 27 de diciembre de 2017 / CG

Portada de 'El País' del 27 de diciembre de 2017 / CG

Acusan el golpe de que unos ciudadanos de Tabarnia denuncien el expolio fiscal que sufren por parte de la Generalitat, sus malos servicios o la discriminación electoral. O que reivindiquen los límites geográficos del condado de Barcelona, una historia propia, una cultura diferente y el derecho a decidir. O sea, lo mismo que el soberanismo, pero en relación a la republiqueta.

El susto

En El Nacional aluden al tema por su relevancia en las redes: "El concepte no és nou. De fet, existeix des del 2012, però després que l’autoanomenada ‘majoria silenciosa’ no fos l’esperada el passat 21-D i no aconseguís tombar l’independentisme a les urnes, l'ocurrència ha tornat a fer fortuna entre els unionistes. De fet, aquest dimarts el terme es va convertir durant hores en trending tòpic mundial, amb més de 160.000 tuits, i tant mitjans de comunicació espanyols com partits polítics com ara Ciutadans, s’hi van apuntar per tal d’erosionar el moviment independentista català".



En el texto dedicado a la gran Tabarnia en el Ara se apunta a la mano naranja: "Ciutadans va fer ahir un pas més en l’estratègia per visualitzar que a Catalunya hi ha dues comunitats enfrontades i va donar cobertura, a través dels comptes de Twitter dels principals dirigents de la formació, al concepte de Tabàrnia, que ahir va fer furor a les xarxes. (...) El fet que Ciutadans n’hagi fet ara bandera és un salt qualitatiu en l’estratègia del partit guanyador de les eleccions del 21-D, el més votat en les 10 ciutats més poblades, i que en el seu argumentari afirma que “no existeix un conflicte entre Catalunya i Espanya sinó entre catalans”".

La prensa 'separata'

La versión del Directe de ERC es más sucinta: "Tabàrnia, refugi de l’extrema dreta, s’afageix a entitats fantasmes com Societat Civil Catalana o Dolça Catalunya". De modo que con semejante recibimiento por parte de la siempre ponderada prensa separata, las buenas gentes de Tabarnia están desbordadas y más animadas que nunca. Ha ocurrido lo mismo que con el subversivo del balcón de la resistencia, cuyas soflamas nocturnas a los sones del himno de la Guardia Civil todavía causan sudores fríos entre sus vecinos del lazo amarillo más impresionables.

Tabarnia es el nombre de moda. Ni posverdad ni postureo. El concepto tabárnico ha descolocado a los estrategas del proceso, estupefactos ante el entusiasmo que genera la nueva realidad política surgida como alternativa al surrealismo independentista. Han quedado tan noqueados que el no retorno de Puigdemont ha pasado a segundo plano. No así en El Mundo, que sirve una crónica de Víctor Mondelo sobre las posibilidades de Jordi Sànchez de convertirse en presidente de la Generalitat: "Aunque públicamente la candidatura de Puigdemont continúa sosteniendo que no contempla alternativas a la investidura del president depuesto, de puertas adentro Jordi Sànchez gana enteros como presidenciable en caso de que el cabeza de lista de Junts per Catalunya decida seguir huido en Bruselas, a pesar de que prometió a los electores que se arriesgaría a ser detenido para regresar al Palau de la Generalitat. JxCat cree que Sànchez reúne todos los atributos necesarios para que el independentismo respalde su investidura".

Partidos por la mitad

En el plano del análisis destaca el artículo de Francesc de Carreras en El País: "Cada vez que se repasan los resultados de las elecciones catalanas del día 21 el desconcierto es mayor y la conclusión la misma: un país partido por la mitad. No es una división entre dos partidos, eso sería normal, un sistema bipartidista. Tampoco el bloques ideológicos derechas/izquierdas, más normal todavía. Lo específico y grave es que se trata de una división existencial: seguir formando parte de un Estado como es España o separarse y constituir un Estado distinto".



Sigue: "No es, por tanto, como tantas veces se dice, que Cataluña quiera separarse de España, lo cual sería más solucionable mediante acuerdos bilaterales, sino que, a grosso modo, una mitad de Cataluña quiere separarse de España y la otra mitad quiere seguir perteneciendo a ella. Si el Brexit es grave, y muchos británicos ahora ya se arrepienten, el Catalexit, desde todos los puntos de vista, infinitamente peor".

La presión sentimental

Todo esto con Tabarnia no pasaría.



En La Vanguardia da a imprenta Antoni Puigverd un artículo muy pesimista: "El entorno mediático es unánime en la exigencia de castigo y mano dura. En realidad, Rajoy está a la izquierda de todos los diarios de Madrid, cada vez más acordes con la visión de FAES, una fundación que podría recuperar pronto la iniciativa ideológica. La visión tremendista del problema se calentará todavía más con la disputa entre Rivera y Rajoy por el liderazgo del centro derecha español. En este clima recalentado, el magistrado Pablo Llarena del Supremo continuará instruyendo la causa general contra el proceso independentista. A pesar de la opinión en contra de un centenar de profesores de derecho penal, con buena técnica jurídica será fácil convertir en violento lo que, a pesar de ser ciertamente ilegal, era explícitamente pacífico y por tanto no atribuible a las gravísimas acusaciones de sedición y rebelión. La instrucción será lenta y de amplísimo alcance. En este clima, el independentismo no se podrá moderar, pues estará sometido constantemente a un larga y estresante presión sentimental".



El Gobierno y los agentes sociales anuncian la subida del salario mínimo. También anuncia el Gobierno la retirada de los policías nacionales y guardias civiles desplegados a raíz del 1-O. Se cumple la primera condición exigida por Puigdemont, pero el nacionalismo no ve más allá de la sublevación en las provincias mediterráneas.



27 de diciembre, santoral: Juan evangelista y apóstol y Fabiola.