A falta de once días para el 21D, el diario Ara destapa los naipes marcados del clan del 155. Conviene al secesionismo poner en tela de juicio del rigor democrático los comicios convocados por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. A diferencia del 1-O, que según el relato nacionalista fue un ejemplo cristalino de eficiencia administrativa y limpieza en el recuento, el jueves de la semana que viene se les antoja una encerrona en campo contrario y con el payo del marcador comprado. Tal cual.
Las sospechas del diario soberanista se centran, de momento, en la empresa encargada del control de las votaciones, que no es otra que Indra, la de siempre: "Segons ha pogut saber l’Ara, el recompte dels comicis s’ha adjudicat a dit a Indra, sense que la resta de companyies competidores hagin pogut optar al contracte. Indra és una empresa de la qual l’Estat és el principal accionista individual, ja que controla el 18,7% del capital. El mateix Estat ha fet servir el que s’anomena una tramitació d’emergència, una excepció que recull la llei de contractes del sector públic per si l’administració 'ha d’actuar de manera immediata a causa d’esdeveniments catastròfics, de situacions que suposin un greu perill o de necessitats que afectin la defensa nacional'. De fet, el Butlletí Oficial de l’Estat ja va publicar que tots els tràmits relacionats amb el 21D es farien per aquesta via d’emergència".
¡Qué barbaridad! ¡A dedo! Esto es una felonía, un desafuero, otro zarpazo más de las afiladas garras y sucias pezuñas del Gobierno. ¿O no? El caso es que la exclusiva del Ara no se acaba ahí: "Des de l’aplicació del 155, el ministeri de l’Interior és qui ha assumit les competències per convocar eleccions a Catalunya en lloc dels departaments de Governació o Economia. Concretament Juan Antonio Puigserver, l’actual secretari general tècnic del ministeri que dirigeix Juan Ignacio Zoido, va ser nomenat el 3 de novembre per coordinar l’organització del 21D. Fonts del ministeri de l’Interior, però, es van excusar dient que l’adjudicació del recompte l’ha fet la Generalitat i no l’Estat (tot i que és l’Estat qui té el control de la Generalitat per l’article 155). Fonts del govern català expliquen que, per la falta de temps, s’ha triat Indra perquè era l’última empresa que havia fet el recompte d’unes eleccions catalanes (les del 27S), cosa que reduiria el 'risc' i evitaria 'incidències' en el recompte".
Anda, o sea que la adjudicación es de la Generalitat y que "fuentes del gobierno catalán" (no dice si legítimo, encarcelado o en el exilio) sostienen que Indra destaca por las garantías que ofrece y su excelente gestión del 27S. Así es que tenemos un rotundo titular de portada ("L'Estat adjudica a dit a Indra el recompte del 21D") y un texto que vendría a avalar la alarma, pero de cuyas tripas no cabe más que inferir que la compañía seleccionada garantiza la limpieza en el recuento.
Pólvora mojada, si bien ofrece una pista de aterrizaje a los partidos republicanos en caso de que se les vaya la victoria por un par de escaños o quince mil votos. En ese caso, el pucherazo será evidente porque ya lo aventuraron en campaña. Siempre ganan. Está por ver qué hace el ejército de interventores con el que las candidaturas nacionalistas quieren llevar a cabo el recuento bis, pero queda meridiano que como no ganen van a seguir con los pucheros y romperán la baraja.
La Vanguardia se erige en el punto medio y apura la veta del sondeo con el preclaro dato de que todo el mundo es partidario de la paz mundial y el 57% quiere una negociación y confía en que se produzca tras las elecciones. Carles Castro analiza el poso demoscópico: "Catalunya no pierde la esperanza. Por encima de la cruda división entre quienes contemplan la independencia como un sueño y quienes la perciben como una pesadilla, casi un 57% de los catalanes consultados por GAD3 para La Vanguardia sigue confiando en la apertura de un proceso de negociación entre la Generalitat y el Gobierno central para resolver el conflicto territorial. No obstante, algo más de un tercio descarta esa salida y la cifra más alta de escépticos se sitúa entre los votantes del PP, la CUP y JxCat. Al mismo tiempo, las diversas previsiones de los catalanes sobre lo que puede ocurrir tras el 21D se mueven alrededor de un contenido pesimismo".
En el mismo diario, Enric Juliana agarra el toro por los cuernos y firma un artículo en el que llama carlista a Puigdemont: "Está surgiendo un nuevo carlismo en Catalunya. Un carlismo que reivindica su legitimidad histórica frente a las decisiones políticas y jurídicas de un régimen que considera falsamente liberal. Es el carlismo de Carles Puigdemont. Un carlismo que impregna y da alma a Junts per Catalunya, el vector con un mayor ritmo ascendente en las encuestas. (...) No es ningún secreto que durante el mandato de Jordi Pujol los mayores porcentajes de voto nacionalista se registraban en las comarcas de vieja tradición carlista. Aquellas comarcas son hoy fuertemente independentistas. Iban a la contra en el siglo XIX. Y siguen yendo a la contra en el siglo XXI".
A estas horas, grupos de ciudadanos bloquean las calles del entorno del museo de Lleida y gritan a los Mossos "¡no sou funcionaris, sou mercenaris!" y algo de que también son fuezas de ocupación. Técnicos de la Consejería de Cultura del gobierno de Aragón y agentes de la Guardia Civil preparan el traslado de las obras de Sijena a Sijena. Los Comités de Defensa de la República reaparecen y reparten copias del contrato de compraventa (de 1983) de los ataúdes, frisos y tablas del románico. Madera para la hoguera de los agravios y calvario para el alcalde socialista Ros.
11 de diciembre, santoral: Daniel estilita, Dámaso I Papa y Victorico.