Los periódicos están en la previa del partido. Puigdemont le ha echado agua al vino con su espantada. Entre peros y aunques se puede tirar más de dos meses en Bruselas dilatando. Previstos o improvisados, los pasos de Puigdemont suscitan un interés general y unas reacciones encontradas. Joan Josep Nuet (de Catalunya Sí que es pot pero de la cuerda de Iniciativa per Catalunya) ha cargado contra el president autoexiliado. "Que no vaya a declarar puede suponer la cárcel para todos nosotros", presagia el que estaba en la Mesa y se inflaba como un palomo engolado perorando sobre la libertad de expresión. Que quién coño era el Constitucional para impedir al Parlament declarar que la tierra es plana, bramaba bizarro Nuet.



Pues pudiera ser lo de la trena. Se sabrá tarde o temprano. El gobierno de la república rema a la vez, pero no en la misma dirección. En The New York Times están por la causa nacionalista y le ceden un espacio al que denominan "electo vicepresidente de Cataluña en 2016" y que no es otro que Oriol Junqueras, el titán republicano que finaliza su arenga de esta guisa: "Ante este ataque (se refiere al 155), debemos recomponer nuestras fuerzas, perseverar y no tener duda de que, con la civilidad y la actitud pacífica que siempre hemos tenido, seguiremos avanzando tan lejos como lo decidamos. El valor que este país ha demostrado es tan iluminador y tan fuerte que tarde o temprano dará como resultado la consolidación de la independiente, verdaderamente justa y democrática República de Cataluña".



¿Qué replicar a eso? Todos somos partidarios de los ángeles, amantes de los perros y defensores de la paz mundial. Una república independiente, verdaderamente justa y democrática, que debe ser lo que no es la España malaya, injusta y totalitaria. Muy bien, Junqueras. Ahora vas y se lo cuentas a la juez.



Aparte del diario de Nueva York, la prensa internacional tiende a ser bastante inclemente con Puigdemont y sus acólitos. En un mes, los medios han pasado de denunciar que en España hay policía y la Guardia Civil son bandas paramilitares a carcajearse de los independentistas. Se quejaban de la caverna y se han encontrado con las cuevas del sado de la prensa europea.



El País le dedica un espacio al asunto y Álvaro Sánchez pega el repaso de los calificativos: "Circus. Cirque. Circo. La prensa internacional ha recurrido al mayor espectáculo del mundo para describir en inglés, francés o flamenco el aterrizaje de Carles Puigdemont y sus exconsejeros en Bruselas, cuya máxima escenificación se vivió el martes en la accidentada comparecencia en el Club Internacional de Prensa. Nadie dijo que fuera fácil vender en el corazón de Europa la idea de su huida de un país democrático, pero el rol de estadista que antes de su escapada le adjudicaba el presidente de Flandes, Geert Bourgeois, ha virado hacia otros más habituales bajo una carpa blanquirroja: “¿Tragafuegos, equilibrista o payaso?”, preguntaba un diario holandés tras la tumultuosa rueda de prensa".



Un párrafo después abunda sobre la rueda de prensa en Bruselas: "Y la actuación de Puigdemont no convenció. “Carles, go home”, tituló el periodista Claus Hecking en Der Spiegel, una de las referencias informativas de Alemania. “Su huida de Cataluña parece un acto de cobardía. Primero moviliza a cientos de miles de personas y luego las abandona”, escribió en su artículo".



Carles, tranquil. Ni puto caso. Seguim! La ANC y Òmnium ya se han activado. Paros a las doce, concentraciones a las siete y media de la tarde. El mundo en vilo y pendiente de la suerte de los comparecientes en la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Puigdemont les ha hecho la jugarreta del siglo. Confirma el riesgo de fuga. Jordi Sànchez y Jordi Cuixart lo tienen peor, pero nadie les ha consultado sobre la maniobra del colega. 



Todo depende de la gente. Es curioso, por cierto, que ningun exconsejero, diputado tipo Rufián o dirigente de relieve del soberanismo (que ahora se entiende que es beber o dar el coñac) tuviera el gesto de ir a visitar a los reclusos o, si no se puede, hacer declaraciones en el páramo aledaño a Soto del Real. Muy mal.



Portada de 'El Mundo' del 2 de noviembre de 2017 / CG

Portada de 'El Mundo' del 2 de noviembre de 2017 / CG

Sostiene Arcadi Espada en su columna de El Mundo que hay mucho apriorismo infundado sobre los independentistas: "Es fantasía sociológica o mera estrategia de la defensa el difundir que el separatismo crecerá si una juez decide que los presuntos rebeldes merecen la cárcel cautelar. No es solamente que el separatismo haya tocado techo; es que se ha dado un enorme cabezazo contra él. Más fundamento tendría sostener, por el contrario, que sería la seca aplicación de la justicia lo que provocaría cierta mella en el voto separatista. La dura lex favorecería que los ciudadanos de Cataluña que han dado su fanático e irresponsable apoyo a esta ficción maligna entendieran que el próximo 21 de diciembre no deben votar por el 155. Porque esto es lo que supondría seguir votando por la revolución estrellada".



Ciertamente. Una forma de contarse es no votar y encima te llevas la pedrea de los abstencionistas crónicos. Esa fue la estrategia de la contraparte en el 1-O y salió redonda. O sea, pasó del referéndum casi el sesenta por ciento de la población con derecho a voto, según los propios "datos" de los patrocinadores de la república de juguete. Pues un éxito. Ganó la no república. ¿O no?



Menudean en la prensa nacionalista los artículos en los que se detecta un cierto mosqueo por el tema de que no hubiera nada preparado. Jordi Graupera firma un texto en El Nacional al respecto: "Tampoc no hi ha cap de les estructures d’estat que se’ns havien promès en diverses conteses electorals. Les estructures d’estat, val a dir, com a concepte, no necessitaven 5 anys per ser dutes a terme. Calia, això sí, tenir preparada la part legislativa, com la llei del referèndum i de transitorietat, i els decrets que se’n deriven. Aquesta potser és la part més desenvolupada, que el Govern i el Parlament han renunciat a activar de moment, i cada cop és més difícil i més simbòlic. Tot ho fem en el moment més feble. I calia també tenir una certa seguretat material i psicològica, que es donarien ordres a funcionaris claus, en particular els Mossos. Ja vaig dir dies abans del 27-S que l’únic argument legítim per no declarar la independència era “no podem”. Però que era un argument que calia fer-lo explícit, pel bé del país, i implicava que els que s’havien presentat com a responsables de fer-ho possible no podien continuar ocupant els llocs de comandament".



Cuesta más volver a la realidad que a la legalidad. Salvador Cot escribe una cosa en El món sobre la independencia perpleja: "Segurament, la variable més desconcertant per a l'independentisme català ha estat que Europa s'avingués a sostenir les elits de Madrid, per més postfranquistes que siguin. De fet, l'única reacció tangible ha estat la limitació de la violència que pot exercir l'Estat espanyol sobre la pròpia ciutadania. Tornar a deixar anar els del Piolín per les escoles seria inacceptable en l'era de les xarxes socials però, més enllà d'això, els interessos compartits entre els estats -i els mercats- són bastant més sòlids del que podia preveure l'heroica diplomàcia catalana".



Glups. Honor a los cosmonautas de la URSS.



2 de noviembre, santoral: Día de todos los fieles difuntos, Justo y Roque.