Buda se reveló a Buda a la sombra de una higuera y es leyenda que Newton percibió la gravedad en un manzano. Rajoy le tiene apego a los robles y en consecuencia a los robledales, carballeiras dicen en Galicia. El presidente del Gobierno comienza el curso (?) con una alocución en el idílico paraje galaico de la carballeira de San Xusto, en el término de Cotobade, como los galos celebraban sus triunfos cenando jabalí con nabos en los claros de los bosques sagrados.
En El País le conceden honores de portada al espiche Mariano, una refutación del procesismo y la promesa de que en España se cumplirá la ley o se cumplirá la ley. Se desconoce si el Gobierno está en el secreto de la poción mágica para hacer frente a las cohortes de la estrellada o es que aprecia en la manifestación del pasado sábado un grave error táctico de los inflamados Oriol Junqueras, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart por pedirle a su gente que no se cortase con los pendones.
Tras el bochorno de Barcelona, con una humedad relativa del 72%, Rajoy se solaza en la fresca Pontevedra antes de lanzarse a la frenética actividad. Paso ligero. Juan José Mateo firma la nota en El País sobre el fin de la afasia popular: "Mariano Rajoy ha pedido a Carles Puigdemont que 'renuncie a sus planes de ruptura, división y radicalidad'. Tras los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), el presidente de la Generalitat ha especificado en distintas ocasiones que sigue adelante con la hoja de ruta independentista, que ha fijado para el 1 de octubre la celebración de un referéndum de autodeterminación ilegal. 'Eso es lo último que quiere en estos momentos la mayoría de la sociedad catalana', ha dicho el presidente del Gobierno durante el acto con el que ha dado el pistoletazo de salida al curso político. 'En nuestras manos está defender la soberanía nacional, la Constitución y la legalidad de Cataluña', ha seguido. Y ha subrayado con contundencia: 'No os quepa la menor duda de que así lo hará el Gobierno de España'".
Certera conclusión. El Gobierno va atando cabos y párrafos después se advierte: "Al Ejecutivo de Rajoy no le cabe la más mínima duda de que la colocación de los independentistas, para que silbaran al Rey y al presidente del Gobierno, no sólo estuvo preparada, sino muy bien organizada e inspirada –o al menos consentida– por los organizadores: la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. 'Pero sabíamos a lo que íbamos', aseguran las mismas fuentes; 'como lo sabía el Rey y, sin embargo, decidió ir'. Ambos se marcharon tranquilos, añaden, porque 'su presencia fue bien recibida por la mayoría de los ciudadanos'".
Cuando en el PP se ponen a deducir son unos auténticos hachas. Que la pitada estaba preparada... Pues sí. Al parecer y según fuentes de toda solvencia, cinco años y pico llevan en ello. Es más, se conoce que cada año montan una manifestación como para principios mediados de septiembre. Toda una sorpresa.
Comenta Enric Juliana en la cabecera del conde de Godó la cena de la izquierda en Can Roures: "Reunión secreta de dirigentes de Esquerra Republicana y de Podemos en el domicilio del empresario barcelonés que ha ganado un montón de dinero con la gestión de los derechos del fútbol, sin renegar jamás de su adhesión al trotskismo". Claro que sí. Muy bien qué hace Roures, troskista qatarí y a mucha honra.
En el texto de El Confidencial que firman Iván Gil y Pablo Gabilondo destaca la manera de llegar a lo de Roures de los selectos invitados: "Iglesias y Domènech fueron los primeros en llegar, escoltados por varias personas en una furgoneta negra con los cristales tintados. Junqueras lo hizo veinte minutos después, junto a cuatro 'mossos' de paisano". Muy aislado tendría que vivir el empresario como para que semejante despliegue pase desapercibido.
Precisamente Roures es el inspirador editorial, y amo, del digital Público, aventador de la denominada Operación Cataluña y ahora de los negocios del Rey y el Gobierno con las petromonarquías. Aquello de los carteles de "Felipe, qui vol la pau no trafica amb armes". En el papel de Hamelin, el dueño del fútbol por la tele intenta prender en la opinión pública la mecha de otro "No a la guerra" que derribe el sistema. Ferran Barber, desde Irak, firma el tema de la tradicional amistad española con jeques, emires y califas: "Al igual que hicieran Aznar, Zapatero o, mucho antes, Franco, los gobiernos de Rajoy y la Casa Real no han reparado en medios –ni en escrúpulos– con la esperanza de ganar contratos cuestionables para España, siempre en el nombre de esos mismos razonamientos de que lo que es bueno para el empleo no debería ser puesto en entredicho con objeciones de tipo humanitario".
Ni siquiera se libra Qatar: "Tampoco la franquista tradición de cortejar a las monarquías absolutas del golfo Pérsico fue recuperada para España por los gobiernos populares. El presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero terminó su mandato concediendo en 2011 el collar de Isabel la Católica -una de las tres mayores distinciones civiles otorgadas por España- al jeque de Qatar Hamad Bin Khalifa al Thani y a la jequesa Mozhah Bint Nasser".
Sigue: "A nadie se le escapó en su día que esta distinción creada por Fernando VII para 'premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios' les fue otorgada a los jeques de Qatar a cambio de su compromiso de invertir 3.000 millones de euros en el país. Visto de ese modo, ese era, a juzgar por Zapatero, el precio en el mercado de la condecoración, de acuerdo a la cotización a la baja, en plena recesión, de 2011".
Toda praxis comporta sus contradicciones y que Roures sea socio de los Al Thani debe ser una de ellas.
En el e-noticies aportan un contraste a esta campaña con una información sobre la delegación de negocios de la Generalitat en los Emiratos Árabes y su invitación a hacer negocios en el golfo Pérsico. Grandes oportunidades.
Ecos de la manifestación de Ripoll. Antoni Puigverd firma un esclarecedor artículo en La Vanguardia sobre acentos y equilibrios: "No estoy seguro de que los ánimos decaídos de los ripolleses se hayan reanimado mucho después del acto escenificado frente el monasterio fundado por Guifré el Pelós. No parecía que las víctimas fueran los muertos de la Rambla (sólo una vez fueron citados), sino los magrebíes de Ripoll. El acto se hacía para protegerlos de la reacción xenófoba: la intención era muy buena y completamente necesaria. Pero, francamente, el péndulo se llevó al otro extremo, tanto que causaba estupefacción. Todas las palabras pronunciadas fueron vagas, genéricas y azucaradas: amor y paz, respeto al diferente, condenas a la xenofobia. Nadie se preguntó: ¿por qué unos jóvenes educados, laboralmente integrados y socialmente protegidos han sido capaces de tanto odio?".
287 de agosto, santoral: Agustín de Hipona, Alejandro de Constantinopla, Pelagio, Restituto y Viviano.