El propietario del coche utilizado para el atentado de Cambrils ha sido puesto en libertad. Se dice que su hermano, fallecido por abatimiento, era el conductor habitual del vehículo. La célula ha pasado de doce a once salvo que el seguimiento de los conocidos y la investigación en curso se multiplique por dos o más. El dueño del locutorio sigue detenido a la espera de comprobaciones sobre sus coartadas.
La burocracia asoma la gaita. Ocurre siempre. Pasó en el 11-S y en el 11-M. Se relajaron determinados controles que analizados a posteriori hubieran evitado aquellos ataques. La providencia también ayuda a tenor de la confesión del chico del pijama sobre la Sagrada Família. El imán se lió con las proporciones del cóctel "la madre de Satán" y anticipó su inmolación. No está claro que los soldados de Estado Islámico que se explotan sin causar bajas en el enemigo recalen en el harén de las setenta y tantas vírgenes.
Algo se sabrá a lo largo del día. Mismamente ayer saltaba la liebre de un juez de manga ancha en El Mundo y hoy este diario aclara el quién del entuerto. Quico Alsedo y Pablo Herraiz suscriben el texto: "El juez revocó la orden de expulsión contra el ciudadano marroquí que posteriormente organizó los atentados de Barcelona y Cambrils porque no constituía 'una amenaza real' y demostró sus 'esfuerzos de integración en la sociedad española'. En marzo de 2015, el juez Pablo de la Rubia, titular del juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Castellón, dejó sin efecto la orden de expulsión contra Albdelbaki es Satty por entender que el delito por el que iba a ser expulsado, tráfico de drogas, era 'un sólo hecho delictivo lejano en el tiempo', y porque acreditó un 'evidente arraigo laboral en España'".
Así es que sustanciadas las noticias, en El Nacional reparan en la portada de Charlie Hebdo que reza "El Islam, religión de paz... eterna" sobre dos cadáveres y la comparan con la de El Jueves, el humor blando de un castell con el titular "Barcelona somos todos".
Puede que una cierta perspectiva proyecte más luz sobre el fenómeno observado que la macrofotografía. El artículo de Francesc de Carreras en El País abre el compás sobre lo ridícula y vacía que resulta la pamema de que "todos somos escafandristas". Escribe el profesor: "Pero casi nadie sabe que el número de atentados yihadistas es infinitamente mayor fuera de Europa, desde Filipinas y Pakistán hasta el Magreb y los países centroafricanos, con el eje principal en Oriente Próximo y Oriente Medio, especialmente concentrado en Irak (40% de las víctimas el mes pasado). Según el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo, dirigido por Consuelo Ordóñez y con un directorio asesor compuesto por relevantes personalidades académicas, en el mes de julio pasado se han producido en el mundo 154 ataques terroristas de signo yihadista que han provocado 744 muertos, la mayoría en países musulmanes, sólo uno en Europa".
Sigue: "Todo ello tiende a desmentir que se trata de una guerra entre el islam y la cristiandad, una guerra que enfrenta a religiones y culturas. Más bien se trata de una guerra en cuya raíz encontramos causas económicas, sociales y políticas, con abiertos frentes militares y más solapados actos terroristas contra civiles. Y en esta guerra, la participación occidental es muy importante, probablemente decisiva. Quizás de eso deberíamos hablar más que lloriquear por Barcelona y culpar, explícita o implícitamente, a Mahoma y el Corán".
En el mismo diario aporta Valentí Puig una tribuna sobre los difusos perfiles terroristas: "Jóvenes ciudadanos cuya familia era originaria de países musulmanes han estado dispuestos a ir a Siria o Irak a matar y morir, para regresar con el propósito de seguir ejecutando infieles en nombre de un Estado islamista. Han nacido en un hospital de la Seguridad Social y pasaron por las aulas de la enseñanza pública mientras la red protectora del Estado de bienestar asistía a sus familias. No se entiende, salvo por las soflamas del imán, que nuestro modo de vida haya podido defraudarles tan radicalmente como para enrolarse por un nuevo califato o lanzar la furgoneta del horror contra las buenas gentes de Barcelona. El terrorismo se adapta rápidamente: dejó de usar el vídeo y recurre al mensaje del imán borrado automáticamente por Telegram, al ritmo exponencial de la fibra óptica. Es otra zona cero. A pesar de todo, si el objetivo yihadista es fragilizar las sociedades abiertas —vulnerables—, para Europa eso no puede ser una amenaza determinista ni existencial, pero es un enemigo por identificar, una brecha de muy alto riesgo que acaba de ensangrentar Las Ramblas de Barcelona".
¿Era necesario convocar una manifestación para el próximo sábado? La división se cuela por todas las rendijas. En El Nacional, Bernat Dedéu glosa el crucial papel de los antisistema en la vanguardia conceptual de la nueva ola catalana: "Com sempre des de ja fa bastant de temps, la CUP ha encertat molt i molt disparant el debat sobre la presència del rei Felip VI de Borbó a la mani de repulsa als atemptats de la Rambla del dissabte vinent. Vivim en un temps de sotracs constants, i el mateix atac ho certifica, però la nostra també és una època d’alliberament en què moltes de les coses que abans se’ns servien sense discussió es posen ara entre parèntesi: fa lustres, ningú no hauria discutit la presència del Rei d’Espanya en una processó com la de dissabte, però ara –palesades les connexions de la monarquia amb règims que subvencionen o toleren el terrorisme gihadista– l’assistència del cap d’estat a Barcelona no només es qüestiona sinó que es pot repudiar sense embuts. Com us escrivia fa dies, quan la gent no té por comença també a desfer-se de prejudicis castradors ancestrals".
Providencial la CUP. Vayan alquilando sillas o preparando las maletas, según sean de los que no tienen miedo o de los que disponen de tan saludable mecanismo mental en situaciones de peligro.
23 de agosto, santoral: Ciriaco de Ostia, Lupo de Nove, Minervo mártir, Neón de Egea, Rosa de Lima y Zaqueo de Jerusalén.