Uno de los trucos más zafios de la política es adosar el adjetivo democrático a cualquier barbaridad para dotarla de un impecable halo de respetabilidad, sensatez y corrección. Por ejemplo, el mojón llamado procés parece menos truño cuando a lo de cívico y pacífico se añade el término en cuestión. El lenguaje está tan prostituido que vale cualquier cosa. Así es que don Francesc Homs, feliz como una perdiz porque el pueblo le ha pagado la multa del Tribunal Supremo, puede con toda la naturalidad del mundo perorar de una "guerra democrática" sin que se sepa qué concepto resulta más perjudicado, si el arte de la guerra o el de democracia.
Estaba el ciudadano Homs ayer en un coloquio organizado por El Punt Avui y le salió la vena sobrada de sus mejores tiempos de portavoz, cuando trataba a los periodistas de piltrafillas. Como es sabido, Homs era el menos talentoso del pinyol talibán de los amigos de Oriol Pujol y David Madí, pero el más listo de su peña ciclista. El típico personaje que sabe dónde conseguir los mejores chollos, el que conoce los mejores restaurantes, fondas y cansaladerías, ese que siempre ha estado antes, el que ya lo sabía. Un fenómeno. El caso es que este hombre le ha declarado la guerra a España, pero como se trata de una guerra democrática pues qui dia passa, any empeny democráticamente hablando.
En el antecitado diario firma la crónica del bélico evento Xavier Miró: "L'exdiputat del PDeCAT al Congrés i exconseller inhabilitat per organitzar la consulta del 9N, Francesc Homs, va advertir a l'independentisme que no hi haurà un dia D 'en què passarà tot' perquè el xoc polític i institucional amb l'Estat espanyol ja ha començat: 'Hem declarat la guerra democràtica a Espanya. Ja hi som. No té marxa enrere.' (...) 'El cost-benefici és extraordinàriament beneficiós per a nosaltres. Això no vol dir que sigui fàcil. Però aquest conflicte obert no permet fer una cosa i la contrària alhora. No hi ha tercera via ni agenda oculta possibles.'".
Dado lo cual, Homs ha pedido a la ciudadanía que lo lleve con "naturalidad", que las posibilidades son muchas y el contexto, favorable. Notoria euforia del ínclito pedecato que va por la vida cantando si esto es la guerra, que no venga la paz.
Más guerra, la de ERC y el PDeCAT, una guerra sucia a cuenta del caso Palau de la que escribe María Jesús Cañizares en Crónica Global: "Las resoluciones salieron adelante por amplia mayoría, pero el presidente, Carles Puigdemont, decidió hacer caso omiso y dio órdenes a su abogado en el Consorcio del Palau de no presentar acusación en la vista oral. 'La votación en el Parlament no ha servido de nada', se jactaba el entorno de Puigdemont en los pasillos de la Cámara catalana, tras asegurar que esta postura fue consensuada ayer con Oriol Junqueras, vicepresidente del Govern y líder de ERC".
Por tanto, brindis al sol de los republicanos en el Parlament, cuyos mandatos tremendamente democráticos se los pasan Puigdemont y Junqueras por debajo del arco del triunfo si la ocasión lo amerita. Como en Convergència se creen que la Generalitat es suya, pues no se van a acusar a sí mismos porque sería admitir que se lo llevaban crudo, de la adjudicación a la comisión con la tapadera del fomento de las actividades corales. Muy democrático todo.
Más corrupción. El juez Eloy Velasco ha conseguido un ascenso y deja los casos Púnica y Lezo para el que venga detrás, que tendrá que arrear con el marrón. Beatriz Parera firma la nota en El Confidencial: "El juez de Púnica y Lezo, Eloy Velasco, abandonará en unos días el Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional para incorporarse a su nuevo destino en la Sala de Apelaciones. El responsable de instruir dos causas con un denominador común, el de la corrupción en el PP de Madrid, se aparta en un momento político cuanto menos complicado y deja a su futuro sustituto varias bombas de relojería, entre ellas la implicación de Cristina Cifuentes que defiende la Guardia Civil en dos informes —y que, por el momento, rechazan la Fiscalía y el juez saliente— y el impulso de la causa que investiga las irregularidades de su antecesor, Ignacio González. (...) La plaza se oferta en aplicación de estrictos criterios de antigüedad y la ganará, por tanto, el candidato que acredite mayor número de años en la carrera judicial".
Cristina Cifuentes sigue en el punto de mira, según el texto de Margarita Batallas en El Independiente: "La Guardia Civil no se ha dado por aludida con la posición mantenida por el juez Eloy Velasco y la fiscalía Anticorrupción y busca nuevas pruebas contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que está bajo sospecha por haber sido miembro del comité de expertos de la Asamblea de Madrid que otorgaba contratos públicos, presidenta de la Mesa de Contratación entre 2007 y 2011 y patrona de Fundescam, la fundación que según sus investigaciones ha usado el PP de Madrid para financiarse ilegalmente".
Más luego el tema de la fundación para promover el patriotismo que podría haber servido para promover las campañas del PP a través de generosas donaciones de la Caja Madrid de Blesa, una investigación con la que abre El Español con las firmas de Requeijo, Montero y Guindal: "La Fundación de Caja Madrid, siendo Miguel Blesa su máximo responsable, hizo pagos de casi seis millones y medio de euros a una fundación creada en 2007 por la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, llamada Dos de Mayo Nación y Libertad. La Guardia Civil remitió el pasado 1 de marzo al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco un informe en el que daba cuenta de estos movimientos en el marco de las pesquisas sobre la financiación irregular del PP en el caso Púnica".
Esto es muy feo, rollo madre superiora.
Jesús Cacho describe la situación con tintes truculentos y pavorosos en su análisis de Vozpópuli: "Todo fuera de control. ¿Quién controla a la UCO? ¿Quién, a la UDEF? ¿Quién, a jueces y fiscales? ¿Quién filtra los sumarios y las grabaciones secretas? ¿Quién permite asaltar despachos para instalar micrófonos a las cinco de la madrugada? Un Estado de Derecho que parece irse a pique. Ese es el problema: que nadie controla nada. El Gobierno Rajoy es papel mojado, hoja volandera asustada cuyo único deseo consiste en esconderse, cerrar la boca a cal y canto y esperar que escampe. Un Gobierno presidido por un pusilánime que no tiene el valor de salir a escena y asumir su parte alícuota de culpa, diciendo lo que habría que decir con un par: que esto ha sido un lodazal, que lo sentimos, que pedimos perdón a los españoles, y que no se volverá a repetir. Nadie en ese partido sabe lo que hay que decir, ninguna estrategia de comunicación, ninguna narrativa mínimamente coherente, ningún argumento creíble. Sin directrices, sin mensajes. Solo silencio. Solo miedo. Todo miradas de soslayo. Y mucho pánico".
18 de mayo, santoral: Claudia, Dióscoro, Erico y Potamón.