Aprovechando que Puigdemont está en Estados Unidos comparando la democracia española con la turca, nuestro Erdogan de Pontevedra se dispone a anunciar esta mañana un chorro de millones de euros para el Corredor Mediterráneo y Rodalies, el siniestro servicio ferroviario en el que meten sus zarpas Adif (Fomento) y la Generalitat. Es la mayor chapuza sostenida en el tiempo del sur de Europa, que ya es decir.
Al parecer, don Mariano viene con la chequera tan llena que no sabe qué hacer con el dinero, a pesar de que la hucha de las pensiones está tiritando y el sesgo demográfico no es precisamente para tirar cohetes. Menos mal que Dios proveerá. El caso es que Rajoy está dispuesto a poner fin al caos de los trenes que le traspasó Zapatero al tripartito y montar un ibertren por la fachada del Mare Nostrum con cuatro vías por lo menos para que pueda haber adelantamientos.
El personal dedicado a remover tierras y los de las finanzas reclaman la infraestructura como si en el empeño les fuera la vida. Algunos se frotan las manos. Terreno abonado para los comisionistas. En principio, hay quien cree en Moncloa que la generosa predisposición de fondos puede sofocar el incendio procesista. Otros pronostican que no servirá de nada y que es confundir churras con merinas. El independentismo está en otra fase, pantalla, según la jerga xirucaire.
La prensa en sus diversos formatos destaca la performance de Arran, las juventudes de la CUP, en la sede barcelonesa del PP. Muy mal. Fatal. El PDECat condena la violencia venga de donde venga. ERC censura que los chicos indepes le han hecho daño a la causa y desde Harvard, Puigdemont relativiza. La Cataluña política, alega, es un remanso de paz en el que el proceso "democrático" imprime en el día a día tantos ejemplos de civismo que el caso es el pasmo del mundo.
-"Cuando oye a Puigdemont hablar de “referéndum o referéndum”, ¿qué cree que puede pasar?
-Siento mucho que se esté insistiendo en plantear a la gente cosas que no son posibles y que, además, se están tratando de imponer a una parte muy grande de la población que no las desea. Que ese referéndum no es posible lo sabe el señor Puigdemont y todos los demás porque el TC se ha encargado de decirlo con claridad como, por otra parte, hacen los tribunales constitucionales en todo el mundo. Ya nadie se puede llamar a engaño, insistir en esa idea no aporta nada a la convivencia, ni al futuro de Catalunya.
-Si el Govern se mantiene en sus intenciones y trata de celebrar el referéndum, ¿cómo piensan evitarlo?
-No adelantemos acontecimientos. Pero tiene que quedar claro que el presidente del Gobierno de España tiene algunas obligaciones y una de ellas es hacer que se cumpla la ley y no dejar que se la salten. Otra es actuar con proporcionalidad, prudencia, mesura y equilibrio. Yo haré las dos cosas".
El presidente es la prudencia personificada, la pareja zen del divorcio frente a la pasional. Un duelo entre el seny y la rauxa con más reposiciones a sus espaldas que la película esa de Julia Roberts. Rajoy está en fase estadista, inevitable en la segunda legislatura de cada presidente. Algunos le ven Tancredo y otros perciben en eso aplomo y contención. En comparación con Mas, Junqueras y Puigdemont, la previsibilidad del gallego es de apreciar.
Todo esto se nota en el espinoso asunto del artículo 155. Continúa la entrevista:
-"Los que piden que se aplique el artículo 155, ¿qué cree que están pidiendo? ¿En qué consistiría aplicar ese artículo? ¿Sería una medida proporcionada?
-En los peores años de esta crisis, sobre todo en 2012, yo escuché en infinidad de ocasiones que era imprescindible intervenir a determinadas comunidades para reducir el déficit. También se me dijo que tenía que pedir el rescate de la economía porque nos íbamos al garete. Pues ni hubo que intervenir a ninguna comunidad, ni pedimos el rescate, y aquí estamos. Por lo tanto, el artículo 155 está en la Constitución y es plenamente vigente, pero el Estado también tiene muchos otros mecanismos para hacer valer su legalidad como se está viendo. Las soluciones siempre tienen que ser proporcionadas y generar el menor problema posible".
Puigdemont y Junqueras se están especializando en el género epistolar. Si la semana pasada publicaban en El País, hoy se marcan un artículo conjunto en El Periódico, con lo que es de esperar que en las próximas semanas asistamos a cartas en el Ara, El Punt Avui y La Vanguardia, así como en Nació Digital, El Món, El Nacional y El Diluvi. La prédica es sobre economía y de cómo Cataluña ha salvado a España durante la crisis y así se lo pagan. Escriben o firman, más concretamente, lo siguiente, un extracto sobre la terrible injusticia que sufre el país: "Ya es curioso que una potencia exportadora como Catalunya, exportaciones que han tirado del carro de la economía durante los peores años de la crisis (para beneficio del conjunto de los españoles), sufra un Estado que tan poco interés manifieste en cuidar esta imprescindible fuente de inyección económica. Es insólito que un Gobierno preocupado por la buena marcha de la economía haga tan poco por el buen curso de la economía. Dicho de otra manera, llama poderosamente la atención –una preocupación que en Catalunya comparten agentes económicos y sociales de manera aplastante– que no se invierta siguiendo una lógica económica y al servicio de la economía productiva sino que se haga en función de criterios políticos arbitrarios y a menudo contra la lógica económica y de mercado. A menudo, muchos catalanes sienten que no es que no tengamos Estado, es que sufrimos uno que actúa deliberadamente contra los intereses del conjunto de nuestros ciudadanos. Y así es obvio que no estamos dispuestos a seguir".
Que lo sepas, Rajoy, y que se enteren los que le hagan el caldo gordo en la conferencia.
Mientras tanto, las noticias procedentes de Estados Unidos reflejan a Puigdemont como un propagandista de la Leyenda Negra actualizada. Es la estrofa de Joaquín Bartrina y de Aixemús: "Si alaba a Inglaterra, será inglés/ Si reniega de Prusia, es un francés/ y si habla mal de España... es español". En El País, Joan Faus traza una contenida crónica: "En una pequeña sala de la Universidad de Harvard, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, defendió este lunes la celebración de un referéndum vinculante para lograr la independencia de Cataluña. Lo hizo describiendo a España como un país atrasado y coercitivo que ahoga las aspiraciones políticas, económicas y sociales de Cataluña. Puigdemont dijo que mantendrá 'hasta el muy último día' su voluntad de pactar con el Gobierno un referéndum pero insistió en que, si no es posible, consultará igualmente a los catalanes sobre la secesión. (...) Ante unos noventa asistentes -la mayoría estudiantes, muchos catalanes-, Puigdemont pronunció un discurso que salpicó de referencias a la historia estadounidense".
En El Nacional, Marta Lasalas desglosa una conferencia que dio hasta para hablar de las corridas de toros: "El president ha evocado las leyes catalanas para prohibir el maltrato animal y que el Estado 'movió cielo y tierra' para permitir en Catalunya las corridas de toros 'un espectáculo que tortura a los toros públicamente hasta su muerte'. Y todo ello tras comparar el proceso con la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Noventa personas asistieron al histórico evento.
28 de marzo, santoral: Gundelina, Juana María y Doroteo.