Vistos los planes militares de Donald Trump, preocuparse por la suerte de Francesc Homs en el Tribunal Supremo puede ser una supina frivolidad a bordo del Titanic. El butano americano quiere ampliar la potencia del ejército más grande del mundo con más bombas y menos inteligencia. De momento no le ha declarado la guerra a nadie.
Vuelve el espectro del hongo nuclear, la destrucción total. Cotizan al alza los "preppers", esa gente de la América profunda que acumula alimentos, agua, armas y munición en el sótano bunkerizado para hacer frente al apocalipsis caníbal, zombie, marciano, islámico o comunista. Lo mismo no están tan chalados como parece.
En El País, Trump manda en portada sobre una crónica de Jan Martínez Ahrens: "Llegan tiempos marciales. El presidente de Estados Unidos ha decidido poner en marcha el mayor rearme en una década y ha ordenado elaborar un presupuesto con un incremento de 54.000 millones de dólares (9,3%) en los gastos de defensa. La histórica subida será compensada con un plan de recortes general, especialmente duro con la partida de ayuda exterior. El tijeretazo, aunque evita tocar los dos capítulos de gasto políticamente más sensibles, pensiones y asistencia sanitaria, muestra que Donald Trump está dispuesto a iniciar una nueva escalada militar para hacer cumplir sus sueños de grandeza. “Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”, clamó. (...) “Antes decíamos que Estados Unidos jamás perdía una guerra, ahora no ganamos ninguna. Es inaceptable”, dijo".
Que los propios republicanos abominen de Trump acrecienta la inquietud ante el sesgo tragicómico de las primeras andanzas del pato de Washington.
A la espera de una catástrofe terminal, un Donald Trump versus Kim Jong-il por ejemplo, los medios merodean por la primera sesión del juicio del facundo diputado Homs, que dio sobradas muestras de su altanería y noble cuna a pesar de que fue tratado con guante de seda y las preguntas eran las mismas que le hicieron hace un par de semanas a su jefe Mas. Homs es abogado como Pujol es médico. Para fiarse y no correr.
En El Confidencial, Roberto R. Ballesteros suscribe el texto de la primera sesión de la vista: "El diputado del Partido Demócrata de Cataluña Francesc Homs, que ejercía como consejero portavoz del Govern cuando se produjo la consulta popular del 9 de noviembre de 2014, ha justificado que la providencia del Tribunal Constitucional que cinco días antes prohibió el referéndum era "inconcreta" y no tenía el rango de "estrictamente resolución judicial"".
Sigue: "Así se ha expresado durante su declaración como acusado por los delitos de desobediencia y prevaricación en la primera sesión del juicio que ha comenzado este lunes ante el Tribunal Supremo. "No había forma humana de entender el razonamiento de la providencia", ha argumentado el exconsejero catalán. "¿Dónde empezaba y dónde acababa el contenido de aquella providencia?", ha añadido. "¿El Govern no podía hacer una comparecencia, una rueda de prensa?", se ha preguntado Homs, quien ha criticado el 'petitum' que en su recurso ante el Constitucional reclamaba el Gobierno de España".
Un hombre que suelta latines no debería tener problemas con la comprensión lectora de las circulares judiciales, pero Homs no se apea de que el papel era difuso, confuso y vago. Va sobrado el diputado, se cree el más listo de la sala y en el barco a Ítaca detectan una ligera brisa a favor.
Y remacha: "En la comitiva estaba representado casi el 30% del voto en las últimas elecciones generales españolas. No es poco. Y pronto habrá que sumar al rebelde Pedro Sánchez. Una tercera parte del cuerpo político español comienza a defender la plurinacionalidad sin miedo a perder votos. Esta es la España que, poco a poco, está cambiando. “Il faut comprendre les lenteurs de l’Histoire”, decía François Mitterrand".
Tremebundo caso, alucinante noticia viral en la prensa estelada. Una joven de 22 años de Almería que estudia en Barcelona se ha hecho indepe. El relato es conmovedor y acongojante. La muchacha sufre acoso en su pueblo cuando dice que lo de Cataluña no es lo que parece. El diario de Godó le concede cierta notoriedad al caso en un escalofriante testimonio deducido por la modelo a seguir ante Jaume Pi: "Un primer punto de inflexión (de Alycia Soler) en su viaje ideológico tuvo lugar el 12 de octubre de ese año, cuando acudió a la manifestación en plaza Catalunya del Día de la Hispanidad convocada por la entidad Sociedad Civil Catalana (SCC). “El espíritu era muy negativo. Yo me esperaba un ambiente de hermandad, como el que había visto en la manifestación de la Diada, pero no lo vi. Me decepcionó, aunque no fue eso lo que me cambió el punto de vista”, indica".
Más "Y gradualmente, explica Soler que fue aceptando al menos la idea tan extendida en Catalunya del derecho a decidir. Esto le valió algunos problemas en su pueblo, Cuevas de Almanzora, y en su entorno familiar pero también entre compañeros de la universidad catalanes. “Aprendí catalán porque tengo facilidad para los idiomas y empecé a escribir en catalán en las redes. Y recuerdo que muchos se me enfadaban. Un amigo, cercano a Societat Civil, se me enfadaba por eso”. Qué drama. Ya la han acogido en la ANC y en plataforma Catalans Lliures. Atentos a esta estrella, la versión refinada de Reyes, el diputado de Súmate. Hay que decir que fue la lectura de los textos del inefable Sala i Martín la que influyó más en el ánimo de la inocente Soler, según confiesa.
28 de febrero, santoral: Rufino y Román.