Soraya Sáenz de Santamaría no pasó desapercibida este lunes en Barcelona. Tenía una cita con lo más granado de la sociedad catalana, la flor y nata de la espuma de la burguesía, el círculo de los círculos que los que están al caso llaman el G-16. Algo así como el club Bildelberg de los pata negra del Palau de la Música. Los de siempre y herederos. De ellos recibió la vicepresidenta del Gobierno y ministra para el diálogo un ajustado apunte de lo que ocurre en Cataluña a cargo de los reputados expertos el Orfeó Català, el Tenis Barcelona y el Club Natació Barcelona. Otros clubes del más que un club son el Círculo Artístico, el Círculo del Liceo (que anoche premió a doña Sofía por su mecenazgo lírico), el Círculo Ecuestre y el Círculo de Economía. Círculos "a banda", no podían faltar tampoco el Centre Excursionista de Catalunya, el RAC, el Institut Agrícola de Sant Isidre, la Cámara de Comercio, Foment, el Club de Polo, el Ateneu, el Barça y el Espanyol.



Los representantes de tan distinguidas sociedades filantrópicas recibieron testimonio de primera mano de los planes de Moncloa para apagar el incendio, sofocar a los pirómanos y salir del bucle. Casi todos estos clubes también forman parte del Pacte Nacional pel Referèndum, por lo que el mensaje gubernativo debería llegar donde corresponde. El Gobierno tiende la mano, aunque Mas (Puigdemont es el presidente florero) se empeñe en lanzar dentelladas. Los caballeros de la tabla redonda son testigos de la buena disposición de "Madrit".



Así pues y ante la obcecación u obcecación del bloque soberanista, Moncloa opta por calentar la oreja de los mandarines de la Diagonal, las fuerzas vivas de la sociedad cuya función representativa de toda Cataluña se da por sentada y porque sí. Es lo que tiene ser circular.



elmundo.200

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Además, Sáenz de Santamaría tiene un infiltrado en la Generalitat, un topo con el que está en permanente contacto. Se llama Junqueras, el líder de ERC, la nueva derecha en Cataluña y la vieja izquierda en la carrera de San Jerónimo. El vicepresident estuvo anoche con la vicepresidenta en un sarao de El Periódico y el feeling is good. Hay tanta complicidad que en El Mundo titulan a toda pastilla: "El Gobierno opta por Junqueras como interlocutor de Cataluña". Marisa Cruz firma la crónica de arrancada: "El Gobierno está decidido a impedir la celebración de un nuevo simulacro de consulta secesionista en Cataluña. Lo advierte en público y en privado. Los escenarios están todos previstos, desde el más rotundo al más suave. Y se han analizado también todas las posibilidades para evitar la confrontación que sería, aseguran desde La Moncloa, inevitablemente gravosa para ambas partes. En este empeño, desde el Ejecutivo advierten una posibilidad: profundizar el diálogo con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Su disposición, dicen, a enfrentarse con los "problemas reales" de los catalanes es mucho mayor que la que demuestran Carles Puigdemont o Artur Mas, obcecados en la meta "irrealizable" de la independencia. Un objetivo que, precisan desde Moncloa, no cuenta con ningún apoyo en el ámbito internacional y no sacaría a Cataluña del pozo financiero en el que se encuentra".



Dado el clima preclimax entre vicepresidentes, el PDEcat no se quiere quedar atrás. Es la tesis de la portada de El País, que luce el siguiente titular: "La Generalidad pide fecha para la reunión con Rajoy". Parece que se acontecimientan los precipitos. En un texto coral digital del periódico se afirma: "La Generalitat catalana insiste en la necesidad de que Carles Puigdemont se reúna ya con Mariano Rajoy y que en ese encuentro se hable del referéndum independentista que el president quiere convocar. El Gobierno autónomo reclama que se ponga fecha al encuentro, algo que ayer consideró imprescindible también la coordinadora del PEDCat (antigua Convergència), Marta Pascal, “si hay un compromiso honesto por el diálogo”. El PSOE y Ciudadanos respaldan la negociación. Rajoy afirmó: “Quiero hablar de lo que importa de verdad a la gente. De lo que no puedo hablar es de cómo se liquida la soberanía nacional”". 



Es de prever que el diálogo a mil bandas del Gobierno avive los celos entre las partes de la Generalitat y erosione las relaciones de "Junts pel Sí" entre ellos y con la CUP.



A todas estas, Pedro Sánchez está de vuelta y en campaña. Ya tiene programa. Quiere forjar una frente popular y proclamar la España ibérica federal, confederal, corta de café, sin azúcar y la leche desnatada. Es otro factor a tener en cuenta. Ketty Garat suscribe la noticia en Libertad Digital: "En lo relativo al modelo territorial, Pedro Sánchez propone la reforma de un artículo intocable hasta ahora para los socialistas, el artículo 2 de la Constitución, que alude a la "indisoluble unidad de la Nación española", para "reconocer "el carácter plurinacional del Estado". En este sentido, el ex líder del PSOE da un paso más en lo ya manifestado públicamente en su entrevista a Jordi Évole en La Sexta: que Cataluña es una nación".



Sigue: "Y lo adorna con la convicción de que "sólo la estructura federal puede dar cabida a la pluralidad española, conferir acomodo a los diversos sentimientos de identidad de los españoles en todos los territorios, estabilizar la descentralización política, económica y presupuestaria de la que nos hemos dotado". Todo ello, tras una reforma constitucional que haga posible el perfeccionamiento federal del modelo de organización territorial de nuestro país".



Las redes sociales están que arden. Son un tema por sí mismas. Évole ha desconectado quince días de Twitter, una empresa de papillas la lía contra Samanta Villar y una patrulla de la Guardia Civil cocina una fabada, recogen en La Información, que lo peta en "Facebook". Un poco de hachís a modo de cubo de caldo, éxtasis y speed, pastillalubias, perejil de marihuana y un toque de cocaína, la sal de la vida. Ya les han abierto un expediente. Huyan de las redes, no sean peces.



21 de febrero, Damián, Fortunato, Severiano y Sérvulo.