Las actuaciones de oficio se convierten en más carbón para la locomotora política. Primero, las detenciones de los incendiarios. Ahora, la admisión a trámite del recurso del Gobierno contra la hoja de ruta secesionista. Implica la suspensión cautelar de los trabajos que esté haciendo, o no, el Govern para cumplir su promesa de celebrar un referéndum en septiembre. Por la boca muere el pez, uno es preso de sus palabras y dueño de sus silencios y Puigdemont tal vez se pasó de bocachancla cuando dijo que sin presupuestos no habría más legislatura y que con presupuestos, se montaría una consulta que sería la madre de todos los referéndum.



Puigdemont y lo que queda de su partido, el PDECat, son rehenes políticos de la CUP, de Gabriela Serra y de Anna Gabriel, de Reguant y de Vehí, de Salellas y de papá pitufo, a los que el sistema establecido les molesta tanto como el Rey, España y la Guardia Civil. Menuda bronca montaron en Manresa, con la protección o bajo vigilancia de los Mossos. No se practicaron detenciones, lo que envía un nítido mensaje de hasta dónde está dispuesta a ceder la Generalidad frente a la CUP. En cambio, a Soraya Sáenz de Santamaría, ni agua. Avui no toca, que diría el clásico.



La resolución del Constitucional, al que no le quedaba otra, ha sido recibida por el secesionismo de corbata como un balón de oxígeno y munición para el acompañamiento a Carmen Forcadell en su deposición, prevista para mañana, ante los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Están convocados los alcaldes, los diputados, los consejeros y los conserjes, por si quieren y a título de voluntarios. Colau, paladín de la libertad de expresión, pugnará por encabezar la marcha.



Para entender lo que ha hecho del TC, nada mejor que la crónica en El Español de la experta María Peral: "El Constitucional, de acuerdo con lo solicitado por el abogado del Estado, ha acordado notificar personalmente la admisión del incidente a la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell, a los demás miembros de la Mesa del Parlamento de Cataluña, al secretario general de la Cámara autonómica, así como al presidente del Govern, Carles Puigdemont, y a sus consejeros. El TC les advierte de su deber de “impedir o paralizar” cualquier iniciativa que suponga ignorar o eludir la suspensión acordada y les apercibe de las “eventuales responsabilidades, incluida la penal, en las que pudieran incurrir”". 



La respuesta a bote pronto fue una declaración del jocundo Francesc Homs en el Congreso: "¿Van a mandar los tanques? ¿Nos van a inhabilitar a todos?". Preguntas retóricas que el diputado se hizo con los brazos en jarras, como los joteros.



elpais.200

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Algo más elaborada fue la conclusión del Govern, que Josep Gisbert e Iñaki Ellakuría recogen en una información en La Vanguardia: "El Govern no tiene la más mínima intención de renunciar a la firme determinación de seguir adelante con la celebración del referéndum. Esta es la voluntad del gabinete de Carles Puigdemont después de conocer la suspensión acordada por el Tribunal Constitucional (TC), que, a su juicio, no altera en absoluto los planes en este sentido, empezando por la convocatoria de la cumbre de partidos y entidades para comenzar a prepararlo prevista para el próximo día 23 y que el presidente de la Generalitat mantiene intacta".



Sigue el texto: "El Govern no emitió ayer ninguna reacción oficial, más allá de comentarios como el del conseller de Justícia, Carles Mundó, que calificó de “gravísimo” que el TC “interfiera en posicionamientos políticos”, y la previsión es que Carles Puigdemont, después de estudiar bien la resolución, se pronuncie hoy en una rueda de prensa que tiene con la presidenta de Baleares, Francina Armengol, en Barcelona. A pesar de ello, la intención de mantener inalterables todos los compromisos está, según fuentes del gabinete catalán, fuera de toda duda, en línea con la posición verbalizada por el presidente de Junts pel Sí, el grupo del Govern en el Parlament, Jordi Turull, que manifestó la “predisposición determinante” de mantener el “compromiso muy claro” de celebrar un referéndum el año 2017 y “no vio motivos” para no llevar a cabo la reunión del día 23. “No nos distraerán”, advirtió".



Sin embargo, el secesionismo está en vilo. Pavor y vértigo en el Govern. Temen que la CUP actúe como la CUP y precipite el final de la legislatura, que pase de quemar cromos del Rey a ejemplares de los presupuestos, decisión pendiente de debate asambleario en la que tienen todas las de ganar los amigos de la piromanía. El asunto está sobre la mesa, entre el cargador del zippo y la capucha.



Salvador Cot lo expresa así en El Món: "No és el moment de fer caure el Govern ni de convocar eleccions anticipades i menys encara d'enviar dos presidents a la paperera de la Història en menys d'un any. Unes quantes estampes de Felip VI no poden aconseguir tot això".



En El Mundo, Sergio Fidalgo firma un análisis sobre el microclima catalán y las operaciones gubernamentales en campo abierto en el que afirma: "Todos están locos por pactar, y se verá mucha escenificación entre el Gobierno de Rajoy y el de Puigdemont/Junqueras. Y mucha gesticulación para calmar a las respectivas parroquias mientras bajo mano se busca una solución. Hay catalanes defensores del proyecto común español que están muy preocupados, temen que se reedite el caso de Aleix Vidal-Quadras de 1996. Que los constitucionalistas catalanes vuelvan a ser la moneda de cambio para apaciguar a los secesionistas. Que se siga avanzando en el atropello a los derechos de los castellanohablantes en las escuelas públicas catalanas y en todos los niveles de la administración. Que se siga regando a tertulianos, periodistas y columnistas adictos con el dinero que se niega a la sanidad. Que los académicos y profesores de Universidad que creen en la convivencia entre todos los españoles sean arrinconados mientras los que difunden la ruptura de lazos son premiados".

Lo de siempre.



En La Razón se dice que hay consejeros que suplican a Puigdemont que pase de la CUP y convoque otras plebiscitarias. Es una opción. No se dan nombres, pero entre los sospechosos habituales están Santi Vila y Jordi Jané. 



15 de diciembre, santoral: Cristiana, María Crucificada de Rosa, Maximino, Valeriano y Urbicio.