Al cierre de esta revista aún no ha salido ningún teórico o político independentista que explique de qué modo la victoria de Donald Trump va a favorecer el proceso. Ya están tardando. El primer argumento sería que nada es imposible, como demuestra el hecho de que se pueda llegar a gobernar la mayor potencia mundial con una ensaimada de sobrasada en la cabeza.
La argumentación más reiterada de los expertos en la materia americana es que la gente es gilipollas y los estadounidenses se llevan la palma. Teoría demasiado fácil y manida, además de que no se debería insultar a nadie por lo que vota, toda vez que los partidos, candidatos, listas o mondongos que concurren a las elecciones, aquí y allí, son lo que son.
Pero da igual. John Carlin, por ejemplo, aventuró un rotundo sí al acuerdo de paz en Colombia y salió que no. Antes fue contrario al Brexit y habemus Brexit. Y, cómo no, era partidario de Hillary Clinton y ella ha perdido. La culpa, según su artículo en El País, es de los "analfabetos políticos". Si es que dejan votar a cualquiera. Escribe el profeta: "La prensa norteamericana ha intentado consolar a sus lectores comparando a Trump con Silvio Berlusconi. Nada que ver. Comparado con Trump, Berlusconi posee la solemnidad de Charles de Gaulle, la inteligencia de Winston Churchill, la sagacidad de Nelson Mandela y el tacto de la reina de Inglaterra".
Y remata: "Ahora, si algo se ha demostrado es que Estados Unidos es definitivamente la tierra de la oportunidad. Quizá lo que motive en el fondo a los analfabetos políticos que hoy votan por Trump sea la noción de que, si él puede llegar a la Casa Blanca, cualquiera de ellos podría hacerlo también. Si lo logra, el 'show' está garantizado. Cantinflas haciendo el papel de Calígula en la versión moderna del declive y la caída del imperio".
Hay otras maneras de llamar imbéciles a los paisanos de Trump, como demuestra Enric Hernández en un texto de El Periódico de su dirección: "Al hombre blanco americano no le preocupa lo que acontezca más allá de sus fronteras, tracen estas la linde de su condominio o las del país entero. Sin estudiar mapa alguno, se alistó a las guerras mundiales para defender a su familia y a su patria. Y hoy, por fin, un candidato le habla en el lenguaje binario que mejor entiende: buenos y malos, aquí y allí, nosotros y ellos/as... Machismo, aislacionalismo, nacionalismo, supremacismo, racismo... Demasiados 'ismos' para escandalizarnos ante las enajenaciones lejanas mientras contemporizamos con las propias".
Pablo Pardo, corresponsal en los EE.UU. de El Mundo traza un análisis de urgencia sobre todo lo que ha hecho mal Trump para ganar: "Trump ha violado una por una las reglas de oro de toda campaña electoral. No es sólo que haya insultado a los votantes. Es, también, que no ha llevado a cabo encuestas serias, no ha organizado a los votantes para ir a las urnas, ha cambiado de equipo electoral tres veces, y apenas ha invertido en anuncios de televisión. En otras palabras: no sólo ha desafiado a la gente que manda, sino que también se ha reído de los procedimientos que en teoría sirven para ganar elecciones".
Prepárense para un aluvión de predicciones catastróficas. Las bolsas se desploman, las grandes corporaciones tiemblan, los funcionarios de Washington aprietan el culo, la web para emigrar a Canadá se colapsa y el mundo es hoy más peligroso que ayer. Ha ganado el macho de la ardilla en la closca, John Wayne en El Álamo y Clint Eastwood en Harry el Sucio. Alégrame el día, forastero. El Imperio es heteropatriarcal, machista, sexista, xenófobo, racista y putinista.
No pasará nada. El poder desestresa, suaviza, reconforta y ablanda. Seguro que Trump es como el abuelo de la serie Modern Family, un simpático cascarrabias al que se le va la fuerza por la boca y lo más grueso que perpetra es redecorar el despacho oval, poner las botas tejanas sobre la mesa y mantener el despliegue bélico de su demócrata antecesor.
Por cierto, el papel no alcanza a recoger la victoria del perfecto cateto norteamericano. Mañana será otro día, el amanecer de una masculinidad indescriptible.
Con el bloque de los europeos finos, civilizados, cultos y avanzados mirando al de los americanos palurdos, toscos y estultos, en Cataluña se cuece un potaje del que podría resultar que Artur Mas volviese a la política. Es una hipótesis, a pesar de la sombra judicial que oscurece su figura, que se planteó en la entrevista de anoche en El Punt Avui. Xirgo, el director del medio impreso, entrevistó al antedicho, a Homs y a Rigau.
El astuto está convencido de que el próximo 9N no será como el pasado 9N. Ò. Palau y E. Bella firman la inquietante noticia: "Perquè sigui reconegut com a 'definitiu' per la comunitat internacional, el referèndum s'ha de fer 'amb unes determinades garanties'. I en aquest sentit, a diferència del 9N, aconsellava per exemple als unionistes que votin, perquè 'si no hi van i la participació és suficient, després el resultat és el que és', i els que no hi van donen la victòria a l'altre bàndol. En tot cas, això sí, aquí l'expresident recordava que hi ha 'actors nous' i la responsabilitat de l'organització ara recau en el vicepresident Oriol Junqueras, que havia criticat que, arran de la sentència del TC que l'anul·lava, es canviés la consulta oficial prevista per un procés participatiu. 'Ell ara té aquest encàrrec, i això és diferent del 2014, quan ERC era fora del govern; ara hauran de fer les coses vistes des de dins i hauran d'afrontar tots els obstacles', l'instava".
O sea que el marrón para Junqueras, cuyo partido no tiene ningún investigado de momento. Continúa la pieza: "Sigui com sigui, Mas augura un clima de 'màxima tensió' a partir del juny, quan és previst que el Parlament aprovi les lleis de desconnexió, sobretot la de transitorietat jurídica, i es convoqui el referèndum. I llavors caldrà veure 'quines decisions es prenen', segons els 'objectius, les necessitats i el clima del moment', que pot ser d'enfrontament total amb l'Estat i el seu aparell judicial. Unes decisions entre les quals situava fins i tot la seva concurrència o no com a candidat a unes noves eleccions catalanes, fet a què no va tancar la porta del tot, si bé admetia que és una hipòtesi molt improbable. 'Sempre he dit que no em tocava ja aquest paper, no fóra del tot lògic, però el que viurem el 2017 ara no ho podem copsar', deia Mas".
Horror. Mas is back.
9 de noviembre, segundo aniversario del 9-N y primer día de la era Trump. Santoral: Nuestra Señora de la Almudena y santa Sopatra de Constantinopla.