Truco o trato. Puigdemont no necesita disfrazarse de payaso diabólico para infundir el pánico hasta en el más pintado Rajoy, que parece dispuesto a nombrar a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría comisionada especial para el expediente catalán. Eso es un pase negro, un marrón y un mondongo de carpeta. La buena noticia es que ya no se ocupará el voluntarioso canciller Margallo. La mala para don Mariano, que el presidente de la Generalidad ya ha pedido tanda para reunirse con el recién ungido presidente del Gobierno. La Reina Letizia pasó del trámite. Es la primera vez que ocurre. Doña Sofía no se perdía un juramento. Lo de su sucesora es otro rollo. Además es conocido que Letizia no es precisamente conservadora. Por otra parte, con que esté el Rey vale.

El reelegido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , jura el cargo ante el rey, Felipe VI / EFE



El reelegido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , jura el cargo ante el rey, Felipe VI / EFE

El diario El País, que ya forma parte de la caverna tras los señalamientos de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, abre su portada con el aviso de que Puigdemont llama a la puerta. Firma Dani Cordero: "El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, llamará en breve a Mariano Rajoy, a finales de esta semana o principios de la próxima, para solicitarle una reunión y plantearle una negociación sobre el referéndum de independencia. La portavoz de la Generalitat, Neus Munté, anunció ayer esta decisión pocas horas después de que el presidente del Gobierno jurara su cargo ante el Rey en La Zarzuela y a tres días de que se conozca la composición del nuevo Gabinete. La intención de Puigdemont es volver a plantear a Rajoy las 46 peticiones que ya le entregó el pasado 20 de abril en su visita a La Moncloa. La Generalitat se muestra escéptica sobre la posibilidad de que un cambio de caras en el Gobierno pueda servir para acercar posturas. Para Munté, la elección de Rajoy como presidente es “una mala noticia”".

Munté está irreconocible con su nuevo look, cabellera esclarecida de rubia de rompe y rasga y ese punto "constructivo" de portavoz/animadora del Govern.

Mientras tanto, Rajoy lleva las cuentas de memoria y tiene en ascuas a los ministros y a los ministrables. En los medios se especula con grandes cambios y con la continuidad absoluta, con sorpresas y sin sorpresas, con la reforma del gabinete, con la fusión de ministerios, con macroáreas y con la supervivencia, o no, de Jorge Fernández Díaz. El independentismo exige su cabeza en bandeja de plata y a coste cero, pero sabido es que a Rajoy no le gustan las presiones ni las recomendaciones.

En el PSOE, las aguas siguen revueltas. La gestora ha abierto expediente a los diputados del no es no. La multa más alta son 600 euros. Y la irrupción televisiva de Sánchez ha desatado una oleada de críticas en el seno de su todavía partido.

En El Español, Ana I. Gracia se ocupa del día después de lo del guapo en Salvados: "El viraje en el discurso de Pedro Sánchez ha sorprendido a todos, hasta a sus más cercanos. El exsecretario general del PSOE aprovechó una entrevista con Jordi Évole el domingo por la noche para reconocer hechos hasta entonces inéditos. El ya militante raso se confesó ante el periodista y aseguró que el único error que cometió cuando dirigía el partido es haber llamado "populista" a Podemos, un partido con el que los socialistas, a su juicio, están condenados a entenderse. Ninguno de sus afines salió después a defenderle. Solo un "gracias" posterior. El de Pablo Iglesias".

Ni sus fieles lo entienden, según el texto: "Los sanchistas que no se vieron identificados con las confesiones del exsecretario general también consideran que no es justo que ahora, una vez que ha caído, apueste porque Cataluña se reconozca como una nación. "¿Por qué no lo dijo antes? ¿Por qué no reveló cuando era secretario general que quería intentar un gobierno alternativo? ¿Por qué echa ahora la culpa a los demás?", se preguntan".

Toni Bolaño escarba en la parte catalana de la grieta socialista y firma una crónica en La Razón sobre la táctica del ajedrecista Iceta: "Miquel Iceta ha confirmado a La Razón que no ha hablado con Javier Fernández desde la votación en el Congreso. "La última vez que hablamos fue el martes pasado", aseguró en conversación con este diario el primer secretario del PSC. Iceta no tiene intención de descolgar el teléfono porque está esperando que "sean ellos los que muevan pieza". Los socialistas catalanes tienen claro que asumirán las sanciones que se les puedan imponer por romper la disciplina de voto y también tienen claro que "se debe abrir un proceso de reflexión sobre las relaciones entre el PSC y el PSOE". Sin embargo, en el PSC son prudentes. Meritxell Batet, portavoz adjunta del Grupo Parlamentario, ha dicho que "son fundamentales los puentes entre el PSC y el PSOE como son fundamentales los puentes entre Cataluña y el resto del Estado". La dirigente socialista catalana acepta que "hemos tenido discrepancias con el PSOE, pero ahora saldrán los puntos que compartimos, valores y proyecto", aunque concluye que "por eso, no creemos ni queremos la ruptura".

El periodista abunda en el peor de los supuestos y aporta claves para que los tertulianos no hagan el ridículo y sepan de qué pasta es el acuerdo matrimonial entre el PSC y el PSOE: "La ruptura más radical implicaría que los socialistas catalanes no podrían participar ni tan siquiera en la elección del secretario general. En la actual coyuntura, que el PSC se quedara fuera implicaría un "golpe de mano" a las aspiraciones de Pedro Sánchez, argumentan sus partidarios. En esta línea, tampoco un catalán podría aspirar a dirigir el PSOE. Los casos de Carme Chacón o de Josep Borrell no podrían volver a suceder. El actual protocolo de relaciones fue aprobado por el PSC en 1978 y por el PSOE a propuesta de Alfonso Guerra. Este protocolo recoge que el PSC es autónomo en Cataluña al tiempo que tiene participación en el PSOE en el Comité Federal y en la Ejecutiva. En el PSOE, la ruptura de la disciplina de voto se interpreta como que los socialistas catalanes "quieren tener los mismos derechos y no las mismas obligaciones"".

Aún colean las declaraciones de Arrimadas sobre llevar escolta en Cataluña. En El Nacional, Enric Vila escribe esto: "Las bofetadas que hubo a las puertas del Congreso de los diputados después de la investidura de Rajoy, ponen de manifiesto que el problema de Arrimadas es que piensa como una española y que, por lo tanto, en su subconsciente, le parece extraño que los catalanes no sean violentos".

Pensar como una española y el natural pacífico de los indígenas layetanos.

Otra suculencia del mismo artículo: "La República, que fue el último intento de revertir el resultado de 1714, es hoy el ejercicio del derecho a la autodeterminación. Sin el protagonismo del referéndum y la firmeza con que lo han defendido los 17 diputados independentistas de Madrid, no se explica la crisis del PSOE, que es el partido que legitimaba a los vencedores de la guerra civil, ni tampoco se entiende la defenestración de Pedro Sánchez".

¿Alguien necesita una tila?

1 de noviembre, santoral: Todos los Santos.