"Dimitir no es un nombre ruso", reza la pintada de una tapia del barrio de Malasaña. Arde el PP como una falla mientras la mujer de rojo (que parece aquel anuncio sobre la menstruación) asoma la gaita en todos los medios como genio y figura de la política, expresión auténtica del calado de los personajes públicos y dique de contención frente a cualquier conato de regeneración.
El acoso es brutal. En su casa de Valencia, luce un cartel con la foto de la exalcaldesa y la leyenda "Mujer mayor desaparecida". Sólo un carácter indómito es capaz de soportar el chaparrón. El PP está cuajado de ese tipo de personalidades. Bárcenas mantiene prietas las mandíbulas, Soria encaja en silencio la paliza en el trasero de Guindos y Rita Barberá se aposenta en su escaño cual Agustina de Aragón al cañón. ¿Dimitir? Antes muerta que sencilla, ay que sencilla.
Los dirigentes de los partidos están al margen de la disciplina interna, de las obligaciones morales de la militancia, de los peajes de la afiliación y del escrutinio de las bases. El partido es una excusa, como tantas veces se ha demostrado a derecha e izquierda. Hay diferencias, claro. De matiz. Pero el bien del partido es secundario cuando aflora la basura y se desbordan las fosas sépticas. Prima el interés personal, la naturaleza humana. El PP ha condenado a Barberá y Barberá le ha pisado el callo a Rajoy, que como es sabido se agita lo justo. "El escaño es mío y sólo mío", espeta la supradicha a quien se acerca a más de medio metro de ella.
En La Información se vuelca sobre el teclado Juan Bosco Martín Algarra en una crónica que refiere las últimas horas de la exalcaldesa de España: "Barberá remarca en su comunicado que ella "no goza de ningún privilegio, tal y como se ha intentado hacer creer a la opinión pública en burda manipulación, interesada políticamente". Con todo, expresa su voluntad de "no dimitir", palabras que ha querido resaltar escribiéndolas en mayúscula, las únicas que ha redactado de este modo de todo el comunicado de 430 palabras".
Sigue el texto: "Entre sus compañeros de formación, las presiones más vehementes se escucharon esta mañana desde el País Vasco, donde el candidato popular a Lehendakari, Alfonso Alonso, advirtió de que si Barberá no tomaba la decisión adecuada, la tendría que tomar el partido. Por su parte, el candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, instó a la exalcaldesa a "pensar" en el PP y poner "sus legítimos intereses personales en segundo lugar"".
El texto incluye las declaraciones de Villalobos, martillo de herejes: "La veterana diputada del PP, Celia Villalobos, recomendaba por la mañana a Rita Barberá que dimitiese como senadora "a toda leche" para dejar de ser aforada y evitar así que la juzgue quien fuera Fiscal General del Estado con el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, Cándido Conde-Pumpido. "Yo confío en los jueces, pero no en Conde-Pumpido", declaró Villalobos".
¿A toda leche? Ni pensarlo, Celita. Barberá se queda con el escaño como el percebe se agarra a la roca. Se ha encomendado a su santa, la de lo que se da no se quita. La Razón cuenta que María Dolores de Cospedal fue la encargada de llamar a la interfecta para comunicarle que el partido la dejaba en la cuneta. Menudo marrón para Cospedal, cuya brega para salvar a Rajoy del incendio es esa clase de esfuerzos orteguianos que acrecientan la melancolía. El comunicado de Barberá en papel timbrado del PP es el último documento del fin de una época que empezó con centollos y langostas y acaba en una digestión con anisakis.
El diario de Planeta se sale del guión general y traslada a sus lectores un editorial en el que se defiende a la senadora. No está escrito en el agua ni al azar. Cabe inferir el visto bueno de las alturas a la pieza, que empieza así: "La decisión de Rita Barberá de darse de baja del Partido Popular, pero sin renunciar a su escaño en el Senado, responde a la lógica de una persona que ha decidido defender el derecho a la presunción de inocencia y a la tutela judicial que asiste a cualquier ciudadano. Barberá mantiene que no ha cometido delito alguno y actúa en consecuencia. En estos casos, como en las renuncias forzadas de los expresidentes andaluces José Antonio Griñán y Manuel Chaves, La Razón siempre ha mantenido la misma postura que, además, coincide con la mayoría de los estatutos de los partidos: no se debe exigir la renuncia de un cargo electo a menos que se haya sustanciado su procesamiento o, en su defecto, ingresado en prisión por decisión fundamentada del juez".
¿Cómo se quedan? Pues aún hay más. Mientras Rita mareaba la perdiz y mantenía en vilo a su expartido, Rajoy y Guindos comparecían juntos para presentar las memorias del segundo, la épica narración de cómo salvó a España de la quiebra y a los españoles de la humillación. Qué buenos son los hermanos escolapios que nos llevan de excursión.
En El Español, Ana Romero firma la crónica de la presentación y subraya las palabras del presidente eterno: "Por eso esta historia merecía ser contada. Atrapará al que no esté interesado en el chismorreo o los asuntos menores, tan en boga como ustedes saben en los tiempos en los que vivimos”, señaló Rajoy, que habló sobre todo de las “frivolidades” de los que no permiten que en España haya un Gobierno después de hacer un heroico relato de lo logrado por él y por su partido en los años de la crisis cuando sólo había en España “una letanía de pésimas noticias económicas".
Sigue Romero: "A partir de ahí, advirtió del “coste claro de la ausencia de Gobierno” y también de la posibilidad de que haya “un mal Gobierno” que liquide las políticas descritas por Guindos en su libro en el que, según Rajoy, “el lector sentirá la angustia, el sufrimiento y el desazón” que ellos sintieron esos años: “Porque aunque algunos no se lo crean, los políticos también somos personas y tenemos sentimientos, como todos”".
¿Personas? ¿Humanas? ¿Sentimientos? Venga ya. Los políticos son políticos y lo más que se puede esperar de ellos es que no apuñalen por la espalda sino de frente, que no rompan lo que funciona y que, a ser posible, dejen a la gente vivir y trabajar en paz.
En Cataluña, la alcaldesa Colau ha pasado de defender a los desahuciados a pie de calle a hacerlo por Twitter. Mucho más cómodo, ¿dónde va a parar?
15 de septiembre, santoral: Nuestra Señora de los Dolores.