ABC:El fiscal invoca a Hacienda para exculpar a la infanta

El Mundo: El Estado se moviliza para salvar a la infanta del juicio

El País: Hacienda y la fiscalía presionan por la exoneración de la infanta

La Razón: Horrach aporta un nuevo informe de Hacienda que exculpa a la infanta

Ara: Els noms del nou Govern

El Punt Avui: El rei menysté la investidura

El Periódico: Fiscalía y Hacienda piden la exculpación de la infanta

La Vanguardia: El fiscal y Hacienda cierran filas en torno a la infanta

La infanta en un banquillo de los acusados es el vivo retrato de la ciénaga nacional. Como en casi todas las familias, la culpa es del cuñado, en este caso Iñaki Urdangarin, esposo de Cristina de Borbón, hija y hermana de reyes, el de copas y el de bastos para ser más concretos. La presión de la fiscalía y de la Agencia Tributaria puede excusar a la infanta. En cambio, su marido habría llegado a un pacto con la fiscalía para cumplir una corta pena de cárcel. Aún hay clases y la justicia no llega a todo el mundo.

Justicia, pero poética, es la que ha aplicado el Rey Felipe VI a las pretensiones de Carme Forcadell de ser recibida en la Zarzuela para dar parte de la elección de Carles Puigdemont. El monarca prefiere llevar a cabo el trámite vía mail, un soberano gesto que en Madrid ha sido aplaudido. No así en Cataluña, donde el director de La Vanguardia, que afea al Rey su conducta. Escribe Màrius Carol: "Hubiera sido oportuno recibir a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que pidió una audiencia para comunicarle de manera presencial la investidura de Carles Puigdemont. No para convencer de nada a quien se estrenó en el cargo con un "Visca la república catalana!", que resultó un grave error institucional, sino por la fuerza del gesto. La Casa del Rey ha zanjado el asunto recordando que la comunicación formal se ha llevado a cabo mediante un correo electrónico. Y ha añadido que el trámite de recibir al titular de la presidencia del Parlament era una tradición "no siempre cumplida", apelando a que en el 2012 Núria de Gispert tampoco fue recibida por Juan Carlos de Borbón, al encontrarse convaleciente de una de sus intervenciones. Seguramente no hay que darle más vueltas al asunto, pero si una institución mide todos y cada uno de sus movimientos, es la Corona, así que este rechazo puede ser objeto de interpretaciones. Y aunque la comunicación oficial de la investidura es un mero trámite establecido en la Constitución y en el Estatut, hubiera resultado una buena ocasión para subrayar públicamente la expresión del marco legal del nombramiento de 130.º presidente de la Generalitat.

¿Marco legal del nombramiento? Y solemne, con dominguicidad y alevosía, con una presidenta de la cámara al mando de la insurrección y el señor Masdelomismo desmelenado y en brazos de la CUP. Y Forcadell en la Zarzuela, que es lo que nos faltaba por ver una vez vista a la infanta en el juzgado de penitente. Chasco. ¿Qué querían? ¿Comentar con el monarca que le están haciendo la cama catalana?

Imprescindible artículo en El País de Félix Ovejero: "Con todo, los potenciales problemas internos resultan bagatelas en comparación con los externos. La apuesta por la independencia unilateral del secesionismo catalán y las exigencias mismas del contrato de vasallaje —en su parte visible— de la CUP respecto a JpS han arrojado a Podemos, lo quiera o no, al lado oscuro del “españolismo”, sin permitirles jugar más a su indecente coqueteo con ambigüedades y equidistancias. Pero, incluso si así no fuera, todos sus potenciales compañeros de viaje no son la mejor compañía para presentarse electoralmente ante unos españoles a los que el nuevo presidente de la Generalitat no dudó en calificar como “invasores”. El rechazo resulta razonable o, al menos, debería serlo, sobre todo entre gentes de izquierda. El único posible denominador común, el referéndum, quiere decir, en román paladino, que, en el plano de la igualdad económica, un conjunto de personas pueden decidir unilateralmente sustraerse a compromisos redistributivos con el conjunto de sus conciudadanos y, en el plano político, resulta inseparable de una supuesta identidad común “especial” —que nos permitiría a los catalanes constituirnos en unidad de decisión y votar la segregación respecto aquellos a los que no juzgamos iguales—, para enmarcar las fronteras de “la nación que se autodetermina”, cuya trama étnica resumía Mas en unas declaraciones que recogía este periódico hace pocos días: “Si analizamos a los pueblos del Sur de Europa, no hay pueblo de mentalidad más centroeuropea que el catalán, […] porque es un pueblo que ha hecho bandera de la cultura del trabajo, del esfuerzo y de la austeridad personal. Esto no lo encontraréis en ningún otro pueblo del Sur. […] Si un alemán mira al Sur de Europa, lo que más se parece a Alemania del Sur de Europa es Cataluña”.

Imprescindible

El pleno del palillo aún da coletazos. Arcadi Espada en El Mundo perfila un resumen de la trama: "Pensé en él (Pujol), pienso en él todo el tiempo que me ocupo de la farsa sucia de la política catalana, la tarde del domingo en el pleno parlamentario que nombró presidente a un hombre que se ha comprometido a destruir en 18 meses máximo el Estado español. Las mentiras y la indigencia intelectual de los protagonistas del Proceso se manifestaron con la exuberancia acostumbrada. Pero la devastación de las formas alcanzó un nivel inédito. Ayudó que el nuevo presidente sea un alcalde: el viciado aire doméstico que alcanzó su respuesta a los portavoces (en especial al inenarrable podémico: un Joan Capri comunista) reveló a un hombre básico y municipal. Ayudó también el interés por la humillación del diputado Gabriel de la Cup (siempre disfrazado para las grandes ocasiones), que llamó Carles al presidente y lo tuteó. Por desgracia, tampoco la oposición fue ajena a la domesticidad. La portavoz Arrimadas, por ejemplo, no lo tuteó pero lo tuiteó, que es lo mismo. Y el socialista Iceta, aunque fuese el más preciso a la hora de fijar y cuadrar al candidato en las responsabilidades en que va incurrir, dio la impresión de estar pasando el domingo en casa del suegro".

Jorge Bustos, en el mismo diario, lo ha vuelto a hacer. Tras describir la asamblea de Sabadell (la del empate a 1.515) como un enfrentamiento entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular recibe al nuevo "president" con la aclaración de que en Cataluña no hay invasores, sino evasores. Ahí va un extracto de la columna: "Del nuevo president sólo tengo la referencia que me dio el líder vecinal de la Font de la Pólvora cuando le pregunté por qué el alcalde no le metía mano a ese Baltimore gerundense de trapicheo y exclusión: "Vino con su escolta un día, por la fiesta, y tardó un minuto en irse. No ha vuelto. Siempre está reunido". Normal. Uno se hace independentista para romper con la realidad: para vivir en la aurora rosada de la nueva patria. Pero no habrá pólvora sino fogueo, ni hay invasores sino evasores, don Carles. Su legislatura, pese a la aparatosa cesárea, nace abortada, y quien crea que arranca confunde el movimiento vivo con la inercia de los pesos muertos. Les bastaría convocar elecciones para comprobarlo y por eso mismo las han evitado. Con la investidura le dieron el viático: Puigdemont engrosará el cotizado martirologio catalán cuando se aplique muy serenamente el 155".

Cerremos con las obsesiones de La Vanguardia, entre las que figura de forma sobresaliente el periodista Toni Bolaño. ¿Manía persecutoria? En "La mirilla" se dedican a seleccionar al personal que puede asistir al Mobile World Congress. Señala el texto: "La sorpresa de la edición de este año es que, cuando el informador llega a la página de internet en la que debe inscribirse, se encuentra a modo de ilustración con una fotografía del periodista Antonio Bolaño, exjefe de prensa de José Montilla en la Presidencia de la Generalitat y en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Conocido también como tertuliano en diversas emisoras de radio y en televisión, Bolaño puede representar a analistas políticos, aunque el sector de la telefonía móvil le resulta bastante ajeno”. Vean aquí el motivo de la queja y la favorecedora imagen de Bolaño en representación del gremio periodístico.

12 de enero, santoral: Benito Biscop, Antonio María Pucci, Arcadio, Bernardo de Corleone, Cesárea y san Martín de la Santa Cruz.