ABC: La estrategia secesionista de Mas, por los suelos



El Mundo: La CUP desmonta la hoja de ruta de Mas: ni presidencia ni "procés"



El País: Rajoy y Mas se enrocan en sus posturas tras el duelo electoral



La Razón: La CUP apoyará a Romeva frente a Mas y descarta la independencia



Ara: Perilla la investidura



El Periódico
: Depende de ustedes (con fotos de Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera)



El Punt Avui: El guió previst



La Vanguardia: La investidura de Mas topa con las exigencias de la CUP



Cinco Días: La empresa pide diálogo



El Economista
: Automóvil y materias primas llevan las bolsas casi a mínimos



Expansión
: Los empresarios apuestan por el diálogo en Cataluña







Ni cenamos ni muere padre. Artur Mas es un cadáver político con una salud de hierro, pero podría haber tropezado con la coherencia de las CUP, cuyos dirigentes, en un insólito rasgo de sensatez, afirman que el plebiscito no se ha ganado (o se ha perdido) y que es imposible una declaración unilateral de independencia. La plataforma Junts pel sí deberá prescindir del President y presentar un candidato alternativo si quiere formar gobierno. ¡Y qué gobierno! Lluís Llach, que no se vuelve al Senegal, podría ser el consejero de Turismo, materia de la que no tiene ni la más remota idea. No sería muy distinto de lo que ocurre ahora con personajes como Quico Homs y Boi Ruiz.



Mas está pinzado y las izquierdas conspiran bajo la mesa. Pueden acabar de un plumazo con lo que queda de Convergència, que es casi nada, y con Artur Mas. En ello están, aunque ahora hacen profesión de unidad. El President aventa que hay un acuerdo para que él sea el candidato y Romeva y Junqueras asienten. Sí, fíate y no corras, Arturu



La revista de prensa comienza con la siempre imprescindible colaboración en El País del profesor Francesc de Carreras. Lúcido análisis del que extraemos unos párrafos: "A pesar de todo, el independentismo no ganó. Por escaso margen, por poco más de cuatro puntos de diferencia, pero no ganó. En Quebec no ganó por un punto y todos lo aceptaron. En Montenegro ganó por medio punto y también lo aceptaron. Aquí todo ha sido más confuso porque eran unas elecciones y no un referéndum. Pero fueron Artur Mas y los suyos, especialmente al formar una candidatura unitaria con ERC, quienes quisieron que así se interpretara. Fracasaron: como los separatistas en Quebec, como los unionistas en Montenegro. Fijaron las reglas y a ellas deben atenerse. Pasados los primeros momentos poselectorales espero que lo reconozcan aunque, lógicamente, les cueste, sobre todo por una razón".



Sigue: "Porque estas elecciones certifican el error del catalanismo político dominante en Cataluña durante estos últimos 35 años y que ha desembocado en esta última fase declaradamente soberanista. Todo nacionalismo identitario, a la larga, conduce a reclamar la independencia. El nacionalismo catalán no es una excepción y sus primeros teóricos, por ejemplo, ya la tenían como objetivo final. Pero Prat era prudente, muy prudente, y tenía sentido de la realidad. No lo fueron Macià o Companys durante la República y así terminó la cosa".



Mas: "También tuvieron sentido de la realidad quienes elaboraron el Estatuto de 1979. En cambio, desde el primer mandato de Jordi Pujol en 1980, la estrategia política de construcción nacional que se empezó a llevar a cabo estaba pensada para que en el momento más conveniente se intentara acceder a la independencia".



Un par de párrafos después, apunta el catedrático: "Los sucesivos Gobiernos de la Generalitat tuvieron básicamente dos objetivos: crear un poder autonómico a semejanza de un pequeño Estado, con todos los atributos del mismo, y catalanizar a la sociedad, reforzar sus elementos identitarios con el objetivo de diferenciarlos al máximo del resto de españoles, ejerciendo la presión social necesaria para reducir su pluralidad y configurar una Cataluña homogénea. Para ello se han utilizado todos los métodos: politizar la lengua, adoctrinar en los centros de enseñanza, convertir a los medios de comunicación públicos en escuelas de cómo debe comportarse un buen catalán, utilizar los deportes para avivar el enfrentamiento con el resto de España, imponer un modelo de lenguaje nacionalista, inventar tradiciones para contraponerlas a las costumbres españolas… A eso le llaman construcción nacional, crear una identidad colectiva catalana para así poder sostener que ‘somos diferentes’".



El texto íntegro (http://elpais.com/elpais/2015/09/28/opinion/1443464236_627847.html) es una carta de navegación en toda regla sobre lo que fue, ha pasado y podría ocurrir.



En La Vanguardia, el periódico donde ayer se imponía el sí y se iba a hacer puñetas la objetividad, escribe hoy Isabel Garcia Pagan que igual no fue para tanto: "La investidura de Artur Mas depende de, al menos, el voto favorable de dos de los 10 diputados de la CUP. Raül Romeva fue el responsable de abrir los contactos con Antonio Baños, aunque no se descarta que el president Mas también intervenga y se trabajen enmiendas sobre la hoja de ruta, tal y como se ofreció antes de las elecciones. La carga de la prueba se pone en la formación anticapitalista a quien se invita a "compartir sapos", decisiones políticas y de gestión más allá de la denuncia y la gestualidad. Por lo pronto, Baños rechazó apoyar la investidura de alguien "identificado" con la corrupción y aparcó la declaración unilateral de independencia".



Continúa: "La mayoría en escaños pero no en votos es para la CUP insuficiente para seguir adelante con una medida así. Y en CDC respiran tranquilos... La inquietud en las filas de Junts pel sí por la investidura es relativa. Se impone el convencimiento de que la formación que ahora representa Baños no hará descarrilar el proceso soberanista, como tampoco David Fernández echó por tierra el proceso de participación del 9-N. Para CDC, "el dilema no es si está una persona como Mas, el dilema es si se puede prescindir del primer partido de Catalunya en número de alcaldes y diputados". Y la respuesta que se conceden es que "no hay tema". Otra cosa es que la "vida cotidiana" del futuro Govern de concentración también dependa de la CUP. Así, la declaración de inicio del proceso podría ver condicionado su contenido por la necesidad de sumar a los diputados de la izquierda radical, anticapitalistas y partidarios de salir de la Unión Europea y abandonar el euro. La necesidad de esos escaños "no saldrá gratis", admiten en Junts pel sí, pero descartan aceptar condiciones como prescindir de Mas".



¿Que no hay tema? Vale. En la portada vanguardil se dice, en cambio, lo siguiente: "La investidura de Mas topa con las exigencias de la CUP".



Tampoco hay tema para Pilar Rahola. Triunfo abrumador. La leche en bote. Ahí van sus reflexiones y flexiones: "O sea que el independentismo gana con mayoría absoluta en el Parlament, y lo hace en todas las circunscripciones electorales, aparte de que sólo Junts pel sí suma más que las tres fuerzas siguientes, y no significa nada porque resulta que el independentismo ha perdido. Debe de ser así como entienden a la perfección lo que pasa en nuestro país... negando la evidencia para no tener que confrontar el problema. Sea como sea, con diarios ingleses, catalanes o del planeta Marte, el hecho es inapelable: el independentismo ha ganado y el PP se ha hundido. A partir de aquí, la letra menuda presenta un escenario ciertamente complicado, y no tanto por la letanía de los votos ­ahora resulta que cuentan, cómo no, los votos nulos, los de Unió, los del Rabell e incluso los del Partido Pirata, anda ya!­, sino porque la alianza de Junts pel sí con la CUP no será fácil y, además, obligará a radicalizar tanto el proceso como el gobierno, más allá del problema, no menor, de la presidencia. Al mismo tiempo, tendremos un Parlament con un Ciutadans crecido y radicalizado, que practicará un discurso españolista muy agresivo, émulo moderno del viejo lerrouxismo. Y todo sumará con el ambiente preelectoral de las generales, con un PP en caída libre. En este sentido, las dos afirmaciones parecen ciertas: el independentismo ha recibido el aval democrático que pedía para iniciar el proceso, pero lo ha recibido de una manera que complica enormemente su ejecución. A partir de ahora, pues, la política en mayúsculas tendrá que tejer complicidades y gestionar complejidades. Todo es posible, pero nada será fácil".



Ya lo decía Joe Rigoli, en gloria esté: todo es posible en domingo.



En El País, la visión de la jugada es doble. Dar cera a Rajoy, dar cera a Mas. Escriben Miquel Noguer y Javier Casqueiro: "Mariano Rajoy y Artur Mas, enfrentados en el pulso soberanista catalán, optaron ayer por desoír las voces que les piden diálogo y flexibilidad. A pesar de que no lograron sus objetivos en las elecciones del domingo, se han enrocado en sus posiciones. Sin lograr la mayoría absoluta para su lista, Junts pel sí, el presidente catalán en funciones dijo ayer que se siente legitimado para seguir con su plan soberanista, aunque este haya quedado sometido a la voluntad de la CUP, partido radical de izquierdas que admite que el plebiscito ha fracasado. Sus dirigentes, además, dijeron ayer que no tienen intención de facilitar la investidura de Mas. Tampoco cede Rajoy, a pesar del hundimiento del PP. El presidente se mostró “dispuesto a escuchar y a hablar”, pero no tiene planes de elaborar ninguna oferta que fomente la autonomía catalana para contentar al 47,7% que ha votado a partidos que defienden la ruptura con España. El escenario político catalán tras el 27-S es más confuso e impredecible si cabe de lo que era antes de las elecciones".



Toni Bolaño, en La Razón, aborda el momento Rivera y escribe: "Rodeado de su guardia pretoriana --José Manuel Villegas, Fran Elías, Fernando Páramo, Antonio Espinosa, Juan Carlos Girauta, José María Espejo y Carlos Carrizosa-- da el salto a la política española aprovechando la inanición de Rajoy en el PP y de un PSOE atribulado por crisis concatenadas. Con mano de hierro, construye un partido en un tiempo récord y un discurso claro: «Soy progresista en la unión de España y en las libertades. No quiero que todo lo haga el Estado porque no quiero que se metan en mi casa, y no soy conservador porque no creo en privilegios», y es categórico: «Ni rojos, ni azules; naranjas. Soy un liberal progresista que define un espacio ideológico con matices»".



Sigue Bolaño: "A pesar de los riesgos que entraña el nuevo proyecto, deja la política catalana para dirigirlo y logra buenos resultados en europeas y autonómicas, poniendo la primera «pica en Flandes» en las municipales. Son los primeros éxitos. Una gesta que aspira a reeditar también en las generales. En esta contienda, en la que está llamado a ser bisagra de gobierno, deberá posicionarse claramente, pues el voto útil y contrario a la secesión que ha capitalizado el 27-S no es extrapolable a España. Los naranjas tendrán que elegir si entregan La Moncloa a «azules» o a «rojos» y deberán clarificar su discurso dentro del espectro ideológico de izquierda y derecha, presentándose como alternativa a los partidos que existen actualmente. A pesar de tener, en teoría, peores resultados que Podemos, la otra fuerza emergente, Rivera mueve bien sus piezas para convertirse en el oscuro objeto de deseo de populares y socialistas que le necesitan para gobernar".



Cierra la revista Arcadi Espada, en El Mundo, con un baño de realidad respecto al abstruso concepto de la mayoría silenciosa: "Asegurar la existencia de un voto oculto y de una mayoría silenciosa es un atrevimiento de gran calado en un mundo tocado por el exhibicionismo y el griterío. El silencio, en un sentido amplio, se ha convertido en uno de los grandes refinamientos de nuestro mundo, profundamente incompatible con las mayorías. Al supuesto votante oculto catalán, por otra parte, no sólo se le pedía que hablara, sino que hablara bien. Cataluña tiene tan buena opinión de sí misma y de sus recursos que hasta este ejército de salvación se atribuía. Pero la realidad hosca y desagradable asoma. Cataluña es hoy lo que parece. Un lugar donde la mitad de su población electoral ha facultado a un grupo de políticos para que emprendan un acto ilegal contra la soberanía del resto de los españoles. Es decir, un lugar apreciablemente lleno de fanáticos cuya relación con la realidad es tan dudosa como la existencia del abstencionista que iba a redimir a los catalanes, en especial del mal que comienza por sí mismos"



29-S, San Gabriel, San Miguel y San Rafael arcángeles. Alarico, Eutiquio, Fraterno, Mauricio, Quiríaco y Renato.